Por Daniel Vargas Minerbi Jueves 11 a miércoles 17 de julio El jueves, me preparo para publicar dos artículos Peregrinos y sus Letras, de nuestras colegas catalanas Teresa José Creus y Violant Nuñez i Genovés, aparte de mi parte II de esta bitácora. Al mediodía publico los tres posts, enviando un correo a los seguidores de Peregrinos. Qué gran legado nos ha dejado David Muñoz. Ahora me toca con gran honor seguir sus palabras, “A escribir se ha dicho”. Por la mañana me voy de paseo matinal para descubrir el parque de la Villetta Di Negro, me tomo un café y agua minteral en el café que visité anteriormente de la Antica Vaccheria de 1905 y de salida me compro un gelato artiganale di nocciole. Por la tarde me acerco al Meditarráneo por el lado del Balneario de San Nazaro por Vía Niza. Las vistas van subiendo de altura y después de varios edificios llego al mirador que está en la Chiesa dei Santi Pietro e Bernardo alla Foce, bajo por la Scalinata Giacomo Massa para regresar a casa por Corso Italia y Vie le Brigate Partigiane. En la madrugada del viernes, pero el jueves a las 5 p.m. hora de Arizona, entro a mi programa de Misceláneo Espiritual con mis colegas de FEXAM Media, Yoly, Felipe y Memo. Todos estamos ansiosos de contar y escuchar cómo nos ha ido y qué hemos hecho en estos días. Mi tema es ¿Qué es la nostalgia? relacionado a la exposición que vi el martes pasado en el Palazzo Ducale. Dialogo con Yoly y Memo sobre el tema, encontrarse con algo o alguien familiar y qué sentimientos provoca en la mente, los recuerdos de un sabor, olor, visión, lectura, sonido o voz que representa un puente hacia el pasado para unirlo con el presente. Todos estamos de acuerdo e intercambiamos algunos recuerdos nostálgicos. Después de una siesta, estoy listo para emprender mi jornada matinal del viernes hacia el Palazzo di Andrea Doria frente al puerto de Génova. En el camino, me tomo un café y un cuernito de chocolate en la confitería Tagliafico en Vía Galata. Después de casi 6 kilómetros de caminata llego al palacio. Andrea Doria es un famoso personaje militar en la sociedad genovesa del siglo XVI que derrotó a armadas españolas, francesas, otomanas y hasta uno que otro pirata. Descubro que nació el mismo día que yo, pero 508 años antes. Por subo en teleférico hasta Righi por la tarde y observo un grandioso panorama genovés, por un lado el puerto y el Mediterráneo y por otro los antiguos fuertes y las colinas. De regreso al centro de Génova, camino hasta encontrar el Antico Forno della Casana de Ivan Sacchi, en el centro de Génova, en donde me como una rebanada de focaccia con cipolla y otra de formaggio e pomodori, una buena elección. El sábado por la mañana, camino por el centro de Génova y descubro que hay un bazar artesanal dentro del Palazzo Ducale, con muchas antigüedades al estilo Lagunilla de la CDMX o San Telmo en Buenos Aires. Me vienen a la mente algunos objetos que han pasado por mis manos como un reloj de bolsillo de mi abuelo Vittorio, una reproducción de un grabado antiguo de la Nueva España que tenía mi madre en casa y una tetera de mi bisabuela de peltre. más nostalgias para agregar a mis recuerdos entre el pasado y el presente. Por la tarde, sigo de paseo por el centro y paso por dos retratos de un restaurante mexicano llamado Veracruz, que desafortunadamente está cerrado. Me hubiera gustado charlar con los dueños y preguntarles por las dos imágenes de las cortinas metálicas de Frida y El Santo. Otra vez será. El domingo por la mañana, asciendo de nuevo al barrio de Castelletto, realmente aquí me gustaría vivir. Requiere del sacrificio de las subidas y bajadas, pero ofrece unas espectaculares vistas entre las colinas y el Mediterráneo, además de las tranquilas áreas arboladas y sinuosas veredas. Los colores verde, amarillo y rosa mamey prevalecen en armonía bajo un contraste con una gran cantidad de claroscuros. Vuelvo a visitar la Antica Vaccheria de 1905 y como otro gelato artigianale di nocciole. Me gusta tener marchantes como en mis juventudes defeñas. Regreso en funicular a casa. Por la tarde, paso a comprar más gelato y una pizza di prosciutto, esta vez uno tricolor de mango, fragola y pistacchio, para una cena en casa después de cerrar mi jornada de caminatas y me preparo para ver la final de la Euro 2024 entre España e Inglaterra. Un partidazo con otro dramático final, esta vez un gol al minuto 86 de Oyarzabal rompe el empate entre las dos naciones. Me acuesto después de ver la ceremonia del trofeo. Una jornada muy emotiva ha terminado. El lunes nuevamente camino hasta las alturas de Castelleto para disfrutar de una tranquilidad y colorido singular. Pienso que Génova es más parecida a la CDMX que a Phoenix, con senderos, parques, bosques y gente caminando por todos lados. Que gratos recuerdos de mis andares por los barrios de Coyoacán, San Ángel y la Colonia del Valle de mi ciudad natal. Por la tarde compro un encargo para mi hija, unas trufas negras, en un frasco. Ya mejor no menciono el precio. Pero creo que vale la pena la ilusión que ha causado al enviarle el mensaje de texto con la imagen del tarrito. El martes, madrugó para ir a la playa de Viareggio, como siempre y sin despertador pero con la luz de la ventana despierto a las 5:15, me alisto, empaco mi mochila con una muda por si acaso y una toalla de playa que ocupa mucho espacio en el espacio de mi pequeño equipaje, que lleva también cables y enchufes para mi tableta y teléfono. Me tomo un par de cafés antes de salir de casa. Camino a la estación de tren Génova-Brignole, a solo dos cuadras, faltan 45 minutos para que salga mi tren a Viareggio, que belleza es viajar así, sin largas colas, esperas ni revisión de equipaje. El tren sale del andén puntualmente, como siempre observo y escucho a mi alrededor, hay una pareja de hija y madre hablando un español sudamericano que no identifico muy bien, quizá sean ecuatorianas. Abordo el tren y me siento en mi lugar de ventanilla, saco mi tableta y empiezo a escribir en mi bitácora, la temperatura en el tren con aire acondicionado es ideal, no hace ni frío ni calor. Veo por la ventana la ruta del tren que llega a Viareggio en menos de 2 horas. La mayoría de los pasajeros a mi alrededor viajan solos y son de mi edad, excepto una joven que se sube en la parada de La Spezia. Pasando por túneles, montañas y el Mediterráneo del otro lado de mi asiento, disfruto del paseo matinal. En mi podcast del jueves hablaré sobre los viajes que uno hace sin compañía de un familiar o amigo, solo otros pasajeros. La libertad de observar y escuchar es algo que me gusta mucho, aunque también extraño a mis seres queridos. Solo me comunico con ellos por WhatsApp y mensajes de texto. Por las vidas que llevan, es difícil que puedan tomarse más de 20 días de vacaciones. En el transcurso del trayecto, me pongo a leer con gran agrado la historia de Ganda, el famoso rinoceronte del libro El rey rinoceronte de Jesús Marchamalo García con ilustraciones de Alberto Durero y Antonio Santos. Como viajero solitario me asombro el recorrido de este rinoceronte en su gran trayecto desde la India en barco hasta Lisboa. Me hace reflexionar cómo se viajaba hace 500 años y la curiosidad que despertaba en cada puerto que paraba. Qué impresiones habrán quedado en su mente de ver tantos contrastes culturales desde las selvas indias hasta la gran capital del imperio portugués en el siglo XVI. Lo voy a incorporar a mi podcast como una experiencia de viajar solo. Escucho la presentación que le hicieron a esta obra. La mezcla de personajes es fascinante, Ganda como el rinoceronte, y los famosos: Alberto Durero, el artista, El rey de Portugal Manuel I, El Papa León X y otros animales que formaban parte de uno de tantos gabinetes de curiosidades itinerantes en la época de expansión colonial europea con un gran intercambio de personas, animales, vegetales, frutas, minerales, especias y su impacto comercial y cultural como el chocolate, el café, y en este caso un rinoceronte. Al pasar por Massa, desde el tren observo una gran cantidad de depósitos de mármol, con varios tamaños, desde un polvo muy fino, como arena, hasta piedras y grandes rocas sacadas de las canteras locales. Pienso en la exhibición de La pietra di Luna. il marmo di Luni e l’Impero di Roma, y cómo esta industria sigue en pie en esta región y se ha globalizado el famoso mármol de Carrara. Al llegar a Viareggio, camino desde la estación central hasta encontrarme de nuevo con el Mediterráneo. En las cuadras que toma esta ruta aprecio árboles cargados de dis tintas flores entre tonos de colores morados, rosas, amarillos a las orillas de sus aceras. Una experiencia con olores y tonalidades muy ricas. Al llegar a la passeggiata marina, me encuentro con balnearios, cafés y tiendas hasta llegar al paraíso, el nombre del balneario que elegí por su vista y recuerdo al cine de la cinta italiana Cinema Paradiso. Después de alquilar una cabina en la cual dejo mis pertenencias y un lettino para disfrutar del sol, el mar y la arena. Charlo en italiano y portugués con el salvavidas que custodia la playa, un brasileño que ahora vive acá. Sumerjo mis pies al mar y siento la temperatura del agua, ideal, no fría ni caliente, me relajo y gozo por algunos minutos esa sensación única. Luego me regreso a cambiarme para caminar por la passeggiata y desayunarme. Veo muchos turistas, la mayoría italianos, caminando y comiendo.Pido en la barra mi desayuno, un pan con huevo, jamón y queso acompañados de un café y una agua mineral gaseosa. Tengo un visitante que quiere compartir mi desayuno. Después camino unas cuerdas hacia el norte sobre el paseo costero, hasta bajar un poco el desayuno. Regreso al balneario, me meto al mar y luego me tumbo en mi lettino con los pies empanizados de arena por una media hora, sigo este ritual de asolearme y mojarme por un par de horas hasta que de nuevo me da hambre. Al mediodía dejo el balneario y me interno en el centro histórico de la ciudad hasta encontrar el restaurante que había guguleado, la Antica Locanda de Luca.Una magnífica selección, con un atento camarero, Eduardo, que habla muy bien español. Pido dos platillos, una botana repartida en 5 pequeños platos ovalados, con un budin de pescado, unas gambas con tomate, gambas, pulpos y calamares en aceite de oliva y hierbas, sardinas con hierbas y aceite de oliva y un calamar relleno de queso de cabra. El otro una parrillada con atún, gambas, berenjena y un centro de lechuga con aceite. Como, observo y escucho a mi alrededor. Hay una pareja de jubilados florentinos que inician una conversación conmigo, charlamos de viajes a España, México e Italia. Veo que el señor se está comiendo un postre muy atractivo, una zuppa inglese. Pido a Eduardo una para mí y mis vecinos de mesa me invitan un limoncello bien frío. Me preguntan cuantos idiomas hablo, cuando les digo que 5 ponen una cara de admiración. Creo que nunca habían encontrado a un mexicano políglota. Regreso al balneario Paradiso y continúo mi ritual de asolearme y mojarme el cuerpo por un par de horas más hasta quedar del color de un camarón sin darme cuenta. En ese tiempo observo sobre todo a las bañistas, casi todas sin importar su edad llevan bikinis. La dieta mediterránea realmente forma cuerpos delgados y atractivos sin importar la edad. Doy otro paseo por la ciudad rumbo a la estación del tren alrededor de las 5:00 de la tarde. Me doy cuenta que la globalización migrante ha llegado también a Italia y pienso que es muy difícil que otros países en el mundo puedan detener las olas migratorias y multiculturales con solo sus políticas nacionalistas. Este mundo pertenece a todas las culturas, como siempre lo ha sido, sin importar quién llegó primero o al final. Después de hacer paradas en dos cafés, llego a la estación de tren, para continuar observando el oleaje humano que regresa a casa después de pasar un día en la playa. La mayoría llevan pequeñas mochilas como yo. El tren llega con un poco de retraso, pero viajo muy cómodamente en él, pasando por túneles, montañas y mar. Los pasajeros venimos asoleados, cansados pero con muchos recuerdos del mar. El miércoles por la mañana trabajo en la bitácora por un rato y doy un paseo de casi mediodía por Castelletto. realmente disfruto de este barrio y se ha convertido en mi favorito. Definitivamente voy a vivir aquí. Paseo nuevamente por el parque Villetta di Negro, esta vez llego hasta la cima para descubrir otra gran vista a varios puntos de la ciudad, mar y colinas. Despiertan nuevamente mis emociones de caminar por senderos arbolados y tranquilos. De regreso a casa, ya por la tarde me detengo en el mercado MOG para saborear otra pizza y una cerveza de barril Dolomiti Ottogradi. Por la madrugada del jueves, a las 3:00 a.m. me reúno vía zoom con mis compañeros y amigos fexameros Yoly, Memo y Patty por dos horas, se van volando. Realmente los extraño y a la vez me alegro de seguir como voluntario y poder trabajar con ellos para ofrecer a muchos artistas y a la comunidad espacios y eventos culturales que enriquezcan sus experiencias y vidas. Habrá muchas sorpresas y disfruto planeando los eventos próximos de este 2024. Me despido de ellos a las 5:00 a.m. Me han dejado una grata sensación de agradecimiento.
La próxima jornada semanal incluirá un viaje a Torino en tren el fin de semana para ver a mi familia materna, tíos y primos que no veo desde 2016. Esta y otras sorpresas nos esperan para la siguiente semana. Saldré el sábado de madrugada y regresaré el domingo por la noche en tren. No dejen de ver este y otros podcast a través de FEXAM Media.
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August 2024
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