Imágenes del autor, escalera en Porto Alegre, Brasil (2013); oásis urbano, Génova, Italia (2024). Por Daniel Vargas Minerbi
Si vemos un mapa topográfico podemos ver las simas y las cimas. Esta situación también se replica en el acceso y la producción de la cultura tanto en las zonas urbanas y rurales. Hay picos y valles donde existe una disparidad. Lo positivo es que sin importar los altos y bajos, la cultura se da. Lo negativo es el acceso tan distinto, hay que buscarlo más en las periferias urbanas y rurales. El intercambio entre las áreas urbanas y rurales es muy importante y valioso. Si hablamos de música, el rocanrol, el jazz, el tango han sido producciones que han nacido en las áreas rurales, “las sombras” y ahora han sido reconocidas por su valor en las urbanas. En pintura, la obra Jheronimus van Aken, también llamado del Bosco, de Henri Julien Félix Rousseau, el Impresionismo de Paul Gaugin, o el paisajismo de José María Velasco, han surgido en las áreas rurales y han sido transportadas a las urbanas y ahora pueblan los museos y las academias. En cada disciplina artística ha existido esa transición. Los pueblos rurales han iniciado la mayoría de cada género cultural. La periferia tanto urbana como rural también han sido la cuna de la cultura popular. Las comunidades rural y urbana son el laboratorio en el cual se han creado y desarrollado la mayoría de los movimientos artísticos. Gracias al alejamiento, a la soledad, al caos social y político el arte y la cultura han florecido. Aunado a estas ideas, también la observación de la naturaleza forma parte de cómo se han desarrollado nuestras vidas socioculturales. La cultura vive dentro de nosotros, es nuestra responsabilidad tomar acción. Si nos encontramos en las sombras y las luces podemos encontrarla, disfrutarla y compartirla. La emoción que nos causa y se manifiesta en nuestras entrañas, dictadas por nuestros estados de ánimo es lo que produce ese momento o chispa para captarla, sin importar si la entendemos o no. Debemos observar y ejecutar la cultura para absorberla y producirla. La podemos encontrar belleza o fealdad en la naturaleza, en la incertidumbre o el sufrimiento, la alegoría o la metáfora que hay en la periferia o la cercanía para nutrir nuestra alma y corazón. Ya sea que tengamos una cartografía topográfica o un gps de la cultura, debemos buscar todos los días estos momentos, observarlos y producirlos para darle un mejor sentido a nuestra vida. Estos momentos llegan sentados tomando un café, en plena caminata, en el fondo del mar, subidos en el escenario, en el caballete, sentados al piano, observando un amanecer o una puesta de sol. Les recomiendo en estos tiempos ver los videos de HAY Festival de Cartagena, Colombia de cada año, el de 2025 en Cartagena, Colombia, que no es la excepción: https://www.youtube.com/@HayFestivalESP
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February 2025
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