Por Juan Villa
El billetero (1951) de Rafael J. Sevilla, es un drama que aborda varios temas, entre ellos, los retos de la migración de personas a la ciudad de México, las injusticias sociales y la eterna ilusión de recuperar a un amor perdido. Se trata de una familia que apenas comenzaba a formarse pero que fue separada por la maldad de un individuo. El reencuentro pudiera ocurrir años después gracias al destino de un billete de lotería. Vemos el personaje de Lupita (protagonizada por la actriz Esther Fernández) una humilde mujer que guarda la esperanza de reencontrarse con Pedro (representado por el actor David Silva), su esposo desaparecido. Lupita trabaja en el icónico mercado de la Lagunilla, vive sola con su hijo el “chiquilín”, quien se dedica a vender billetes de la lotería por las calles de la ciudad de México. Su comadre le aconseja que busque una pareja, pero ella está determinada a esperar a su amado esposo. Han pasado doce años sin saber de Pedro. Lupita le cuenta a su comadre cómo ella salió de su pueblo para venir a buscarlo a México. Lupita se casó con Pedro en un pueblo sin saber que éste tenía un pequeño recién nacido. La madre del bebé murió en el parto. Pedro es un carpintero humilde y trabajador. Su padrino de bodas es Marcos Aguirre, quien será el personaje antagónico en la película. Marcos figura ser una persona buena para estar cerca de la pareja, pero es un criminal estafador que busca aprovecharse de Lupita. Intenta abusar de ella y por despecho, una noche les quema su humilde vivienda. La familia sale ilesa del incendio, pero han perdido todas sus pertenencias. Es así como Pedro finalmente se da cuenta de la maldad de Marcos. Viaja a México para buscar venganza. Al encontrarlo en una cantina se pelean violentamente y a causa de ello, Pedro pierde la memoria. Lupita y el pequeño dejan su pueblo para venir a buscar a Pedro a la ciudad. No será una tarea fácil, Lupita vive con carencias económicas que le impiden sacar adelante a su hijo. La película comienza con escenas donde vemos a Chiquilín vendiendo billetes de lotería por las calles de la Ciudad de México. Chiquilín sobrevive en las calles de la ciudad y a pesar de la falta de un padre, es un niño trabajador que muestra valores como la humildad y la honestidad. Desde los créditos iniciales vemos tomas de la zona urbana de la ciudad. Incluso, el edificio de la Lotería Nacional, augurando el tema los billetes de lotería. Una de sus principales adversidades que tendrá que sortear Chiquilín será el acecho de una padilla de jóvenes de su edad que lo persiguen y lo acosan constantemente. De esta manera la película muestra los peligros que enfrentan los niños que trabajan en las calles. Esta temática ha sido terreno fértil para la industria del cine de esa época. En su tesis: Jóvenes marginados en el filme perfume de violetas. Nadie te oye (2000) de Maryse Sistach, Lizbeth Iris Moreno, afirma que a finales de los años 40 y los 50: “se realizaron películas en las que se representaban elementos de delincuencia juvenil como Ángeles de arrabal de Raúl de Anda y Cuatro contra el mundo de Alejandro Galindo. Asimismo, los jóvenes estuvieron presentes en algunos filmes sobre pobreza, explotación infantil y niños de la calle, los cuales se caracterizaron por sus historias melodramáticas cargadas de moralina, como Nosotros los pobres (1947) y Ustedes los ricos (1948) de Ismael Rodriguez” (7). Además de la temática de los niños de la pobreza, en El billetero podemos apreciar la continuidad de otros estereotipos en el cine mexicano. En el caso del personaje de Pedro, vemos a un carpintero trabajador víctima de la desgracia. Pedro al igual que “Pepe el Toro”, interpretado por Pedro Infante en Nosotros los Pobres nos permite construir a un personaje con un oficio del pueblo que se identifica con miles de los espectadores mexicanos. El personaje del carpintero incluso, lo podemos ver en la comedia de Mario Moreno “Cantinflas” en la película El Analfabeto (1961) de Miguel M. Delgado. En el caso del papel antagónico, lo mismo ocurre con el papel de Marcos, a quien la policía también lo conoce como alias zopilote. Desde las escenas primarias, el zopilote seduce a la esposa de Pedro, les quema su humilde casa y huye con el dinero de otros. Mas adelante nos damos cuenta de que un fugitivo de la ley. La policía ya lo investigaban por fraude, extorsión y otros crímenes. Los estereotipos para robustecer el personaje del zopilote aumentan a lo largo de la trama pues siempre viste de negro, fuma constantemente y golpea a las mujeres y a los niños. El zopilote le quiso robar la mujer a Pedro, fue el causante de la pérdida de su memoria y al final de la trama su consigna es robarle su billete de lotería cuando se entera que ese es el boleto ganador de millones de pesos. Marcos hacer honor al sobrenombre de zopilote. Se comporta como un ave de rapiña, como un depredador. En El billetero, un boleto ganador de un millonario premio pudiera ser la tabla de salvación para Pedro y sus seres queridos. Es el codiciado objeto que produce ambición, envidia y violencia, pero irónicamente es también la vía para recuperar la felicidad de una desunida familia. Al igual que La perla (1947) de Emilio “Indio” Fernández, el boleto se convierte en factor de felicidad y desventura. Chiquilín vende un billete de lotería a un hombre desconocido sin saber que eso le traerá la fortuna.
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Por Juan Villa
El compadre Mendoza (1933) de Fernando de Fuentes es considerada una de las mejores películas mexicanas cuyo legado es motivo de estudio y análisis en la actualidad. Pionera de la Época de Oro del cine mexicano, deja una sólida base para las futuras películas representativas del levantamiento armado de 1910. El escritor Carlos Monsiváis decía que “la Revolución Mexicana fue un éxito cultural”. En la fértil industria cultural del cine de los años 30, De Fuentes lo demuestra con historias derivadas del conflicto armado pues además de El compadre Mendoza, realiza Prisionero trece (1933) y íVámonos con Pancho Villa! (1935) Cuando un grupo de soldados del General Zapata llegaron a la hacienda Santa Rosa de Don Rosalío Mendoza ya los estaban esperando con comida, bebidas y un lugar para descansar. Sólo querían tomar aguardiente, pulque y mezcal “la bebida de hombres”. Después de un festín, Don Rosalio, el general Eufemio Zapata, hermano del General Emiliano Zapata y Felipe Nieto brindaron por el triunfo de la Revolución y por las hazañas del Caudillo del Sur. Ya entrados en tragos, negociaron una venta de armas para el ejército zapatista. Don Rosalío hacía gala de su apoyo a los revolucionarios. Orgullosamente mostraba la foto de Zapata en la sala de la hacienda y le confesó a su invitado “he consagrado mi vida y mi dinero a la causa de la revolución”. Los revolucionarios se fueron de la hacienda, pero días después, la foto de Zapata es reemplazada por la del general Victoriano Huerta. Don Rosalío y sus trabajadores ahora le daban la bienvenida al coronel Martínez y a sus federales. “viva el supremo gobierno” vitoreaban a su llegada. En esta visita no se ofrecía mezcal, Don Rosalío y sus invitados brindaban con coñac burlándose de la venta de armas viejas a los zapatistas. Era evidente que se trataba de un plan para afectar a los zapatistas. Su discurso ya era otro, ahora enaltecía a los federales: “ya sabe que yo estoy aquí para servirle a usted y al supremo gobierno. Todo se me hace poco para ayudar a acabar con esos bandidos”. Hacer amistad con las dos fuerzas del conflicto armado será una de las venas narrativas de Fernando De Fuentes en El Compadre Mendoza. Las escenas antes mencionadas nos muestran la astucia de Don Rosalío Mendoza. Era capaz de navegar con calma en las aguas de la Revolución y de servir a dos bandos a la vez para su beneficio. Se trata de un rico hacendado oportunista que busca salir ileso de un peligroso conflicto armado. En El cine mexicano como representación de la realidad del país de Amaury Fernández Reyes, se recuerda al célebre director de cine Felipe Cazals, quien describe el comportamiento de los personajes en esta época de la siguiente manera: “Aparece entonces, por primera vez, un México hipócrita y una clase social poderosa que simula estar de acuerdo con los principios de la Revolución Mexicana” (13). Esto lo reafirma Don Rosalío Mendoza a lo largo de la película. Tendrá que mentir y traicionar a los líderes de las facciones revolucionarias. Esa será la vena mayor en el guion de El Compadre Mendoza. Don Rosalio hace un viaje relámpago a la ciudad de México para visitar a sus hermanos y supervisar otros negocios. Durante la visita conoce a Dolores, cuyo padre tiene negocios con sus hermanos. Rápidamente la convence para casarse con ella y llevarla a Santa Rosa. No pierde tiempo y reflexiona: “No hay como México para pasear, pero para los negocios el campo y la revolución”. La boda se celebra en todo su esplendor. Las familias más adineradas del pueblo acuden a ella. El general Martínez y sus federales también se unen al acontecimiento y hasta el general Huerta está presente; por lo menos en fotografía. Sorpresivamente los zapatistas llegan y toman a todos como rehenes. Don Rosalío se salva de ser fusilado pues interviene el general zapatista Felipe Nieto. Éste queda flechado por Dolores. De esa manera inicia otro hilo narrativo que embellece el filme: el amor en silencio entre Dolores y el General Nieto. El general Nieto visita con frecuencia a la nueva pareja en la hacienda. Don Rosalío lo recibe agradecido por ser quien le salvó la vida aquel día de su boda. Se genera una amistad entre los tres. Dolores cada vez los admira más y le pregunta: - ¿por qué no deja la revolución general? -Ahora hay que cumplir y que caray, algún día cuando triunfe el Plan de Ayala y todo esté en paz y los campesinos seamos dueños de nuestras tierras, puede que hasta nos guste acordarnos de todo esto. Para asimilar la fecha exacta de estos acontecimientos De Fuentes y su cámara nos ofrecen pistas. Vemos un plano en detalle: la pared mostrando un calendario con la fecha exacta del 24 de julio de 1913. Don Rosalio está contento y comparte con el general Nieto la noticia de que Dolores está embarazada. Le dice que la criatura nacerá en el mes de octubre y le pide que se a su compadre. La amistad se fortalece y conforme el tiempo pasa se suman nuevos conflictos afiliados a la revolución. Ahora será la lucha entre el bando carrancista y el zapatista. Don Rosalío y su hacienda de nuevo se encuentran en medio del conflicto armado. Sus intereses económicos están siendo afectados al grado de llegar a la ruina. Don Rosalío teme por la vida de su esposa y de su hijo. Su única salida es enviarlos a México para ponerlos a salvo. Los carrancistas le brindan una solución para hacerlo, pero habrá que pagar un alto precio: la carga de una traición. El compadre Mendoza ofrece grandes matices narrativos y personajes que acentúan escenas memorables. Como Atenógenes quien, siendo asistente de Don Rosalío, representa situaciones de cinismo y sarcasmo relativos a las clases sociales. Atenógenes coloca los retratos de los líderes revolucionarios en la sala cuando las tropas llegan o se van de la hacienda. La pared blanca de la sala siempre está lista para poner el cuadro de un gobernante o del caudillo del momento. Otro personaje es María, la sirvienta muda que es testigo de los acontecimientos de la hacienda. Con su mirada y sus acciones reprueba la conducta de Don Rosalío. Es espía de las escenas más cruciales, pero no podrá revelar nada. Quizá el hilo narrativo más sublime sea la historia de amor imposible que se genera entre Dolores y el general Felipe Nieto. Siendo el padrino del hijo de Dolores y de Don Rosalío, el general Nieto logra además una conexión paternal con el niño, quien incluso lleva su nombre. Dolores padece de la ausencia del general Nieto y aunque no lo manifiesta verbalmente, pone en evidencia su atracción hacia él. Se trata de un amor que florece a través del tiempo con intercambio de miradas, silencio y resignación. En El Compadre Mendoza no hay escenas de batallas sangrientas, solo ecos de los combates de la revolución y el tenaz silencio de un amor imposible. Obras citadas El Compadre Mendoza, Dir. Fernando de Fuentes. Perf. Alfredo del Diestro, Cármen Guerrero. Águila Films. 1933. Fernández, Amaury. Cine mexicano y realidad social Distintas miradas. México: Universidad de Colima. 2024. Por Juan Villa
Raíces de sangre (1976) de Jesús Salvador Treviño es una de las primeras películas del cine chicano que se destacan por representar las injusticias que sufren los trabajadores de las maquiladoras de la frontera entre Estados Unidos y México. Sus personajes de ambos lados de la frontera buscan unidad y apoyo para hacer frente a los abusos de los dirigentes de las fábricas de costura y producción de ropa. La película nos deja claro que, lograr una comunión entre las comunidades mexicanas y chicanas, no será una tarea fácil. Más bien, habrá que librar batallas y hasta derramar sangre. Además, se suma la tragedia de los inmigrantes que buscan cruzar la frontera de manera indocumentada en busca de una vida mejor. La historia de Raíces de sangre no comienza con una estructura narrativa lineal. En las primeras imágenes intercaladas con los créditos iniciales vemos la llegada de un viejo camión a las orillas de una carretera cercana al poblado de fronterizo de Socorro, Texas. De esta manera, Treviño nos invita a lo que será una retrospectiva del filme. Vemos como un hombre sin rostro aparece en la escena limpiando huellas dactilares de las puertas del camión. Abre el candado de las puertas posteriores del vehículo y huye del lugar. Tiempo después llegan dos patrulleros norteamericanos y al abrir las puertas descubren un crimen atroz: un grupo inmigrantes muertos por asfixia abandonados por los coyotes. Minutos más tarde la radio da a conocer la noticia de que once personas fueron encontradas hacinadas dentro del camión. Entre los fallecidos había mujeres, hombres y niños. Los detalles, imágenes y desarrollo de esta escena quedarán congelados hasta a casi el final del filme. Las siguientes secuencias de la película nos traslada a una fábrica de costuras de la compañía Morris donde decenas de personas trabajan haciendo ropa. Algunos trabajadores comienzan a unirse para hacer un frente a las injusticias y coordinar un mitin en un parque de la ciudad. Los voluntarios comienzan a repartir volantes y a organizarse para defender estas causas como ocurrieron durante el Movimiento Chicano de la década de 1960. Para ello tendrán el apoyo de un centro comunitario llamado Barrio Unido. En su artículo “La reconquista cinematográfica: Orígenes y desarrollo del cine chicano” el escritor David R. Maciel afirma que en la representación de este tipo de movimientos sociales recae la función del cine chicano: El arte fílmico chicano debe ser claro en sus denuncias contra brutalidades actuales y pasadas e ir más allá: atender las necesidades del a comunidad. (61) Otra característica del cine chicano representada en Raíces de sangre son los diálogos bilingües de los personajes. El uso del inglés y español está presente en todo momento. Este aspecto no se limita a los diálogos pues incluso, en la puesta en escena o mise en scéne del interior del local de Barrio Unido apreciamos simbología chicana a través de carteles propagandistas en ambos idiomas. Como símbolos de inspiración y lucha observamos carteles en las paredes en español e inglés con gran referencia al Movimiento Chicano y la Revolución Mexicana. Además, se suman expresiones comunes utilizadas en barrios mexicanoamericanos en los Estados Unidos. Sobre ello Maciel dice que: La cinematografía chicana no puede ser evaluada solamente en términos estéticos sino también como resultado de un florecimiento intelectual orientado a recuperar las raíces culturales de la población chicana. (61) El clímax de Raíces de sangre tendrá lugar en el parque del poblado de Socorro, donde enviados de la compañía Morris apoyados por las mismas autoridades locales, reprimen con violencia el evento comunitario de los trabajadores y sus familias. Las agresiones se ven respaldadas por las autoridades locales del poblado. Este tipo de imágenes sobre la represión de causas sociales las podemos apreciar en cintas más recientes como César Chávez (2014) de Diego Luna. Sin embargo, también podemos rescatar varios matices de la icónica película Salt of the Earth (1954) de Herbert Biberman donde mineros de Nuevo México sufren injusticias y agresiones mientras organizan una huelga. Sobre la evolución y el futuro del cine chicano el propio Jesús Salvador Treviño dice que: Estamos viendo cine hecho por una nueva generación de jóvenes, hombres y mujeres, que están haciendo su propio cine independiente. Lo que queda por ver es si este cine tendrá una voz crítica y social dedicada a nuestros pueblos o perderse en el universo de Hollywood. (Treviño, 2025) Raíces de sangre es una obra fundamental en la historia del cine chicano. Al igual que previos documentales y obras de teatro, la resistencia ante injusticias sociales en las comunidades mexicoamericanas es el eje central de la película. Esta será una de las grandes bases primordiales del cine chicano para después ofrecer un mayor potencial temático en el futuro de este género. Sin embargo, no deja al lado la tragedia y el drama de los inmigrantes que se atreven a poner sus vidas en las manos de los coyotes. Debemos de recalcar que el tema del fenómeno migratorio es una de las principales vertientes de Raíces de sangre. Tanto es así que, la cinta comienza y termina proyectando las trágicas consecuencias de la inmigración indocumentada. Obras citadas César Chávez. Dir. Diego Luna. Perf. Michael Peña, América Ferrara. Lionsgate Films. 2014. Maciel, David. R. Orígenes y desarrollo del cine chicano. La reconquista cinematográfica; ISSN:1405-3918; Año: 1998; Volumen: 3; Número: 11. Raíces de sangre. Dir. Jesus Salvador Trevino. Perf. Richard Yniguez, Pepe Serna. Conacine. 1976. Salt of the Earth. Dir. Herbert Biberman. Perf. Rosaura Revueltas, Will Geer. Independent Productions. 1954. Treviño, Jesús Salvador. 2025. Entrevista virtual 4 de abril. Phoenix, Arizona. Por Juan Villa
La obra Real women have curves de Josefina López se presentó por primera vez en un teatro en la ciudad de San Francisco, California en 1990 y desde entonces ha sido un modelo de inspiración para los inmigrantes y los latinos en los Estados Unidos. En el año 2002, la obra pasó del teatro al cine, y aunque el guion sufrió cambios, el trabajo de López adquirió nuevas dimensiones perpetuando así la esencia de la obra: la lucha de una joven latina frente a los retos y estereotipos que dicta la época. Ana es el personaje central del filme y fue protagonizado por la actriz América Ferrara siendo este su debut cinematográfico. Por presentar varios matices de la cultura, identidad y estereotipos, la película recibió grandes premios en los festivales de cine de Sundance y San Sebastián. Fue dirigida por la directora colombiana Patricia Cardoso, quien colocó a Real women have curves (Las mujeres de verdad tienen curvas) como un tesoro cinematográfico. Con este filme producido por la compañía HBO se convirtió en la primera mujer latina que figura en el Registro Nacional de Cine de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Ana es el personaje central. Es una joven que recientemente terminó la secundaria y que tiene el deseo de estudiar en una universidad en Nueva York. Su rendimiento académico la hace merecer una beca. Mientras tanto trabaja en una fábrica ubicada en el Este de los Ángeles con su mamá y su hermana. Sus deseos se ven oprimidos por ciertos valores familiares de gran arraigo en la cultura hispana. Los argumentos de mujeres y hombres latinos que buscan salir adelante a través de la educación los vemos en otras cintas tales como From Prada to nada (2011) de Ángel Gracia, El precio del sueño americano (2001) de Jackie Torres y en Stand and deliver (1988) de Ramón Menéndez. Ana tiene que trabajar en la fábrica de su hermana planchando vestidos y haciendo otros quehaceres. Durante su estancia en ese lugar de trabajo tendrá que soportar las condiciones laborales de la fábrica, tales como, la falta de aire acondicionado, las largas horas de trabajo y sus desencuentros ideológicos con su familia. Pero es aquí donde Ana también escucha las historias de mujeres mayores que ella, incluyendo a su mamá y a su hermana. Los pensamientos conservadores, hasta cierto punto, de sus compañeras de trabajo contrastan con los de Ana, quien aspira a sobresalir y romper el ciclo de pertenecer a una clase de trabajadores que lo soportan todo para poder subsistir. En las conversaciones se incluye el tema de la sexualidad, el feminismo, la autoestima y la imagen y el cuerpo de la mujer ante la sociedad actual. Todo esto en la brecha generacional que existe entre Ana y su madre. Doña Carmen es la madre de Ana y es protagonizada por la actriz texana Lupe Ontiveros. Ella quiere que su hija aprenda a cocinar y a realizar todas las tareas del hogar para cuando ésta se case. En repetidas ocasiones, doña Carmen le hace saber a su hija Ana lo mucho que ella y su familia han trabajado para sacarla adelante. De alguna manera quiere que su hija no vaya a la universidad y que viva del mismo modo que a ella le tocó vivir. Doña Carmen constantemente le reprocha a su hija la falta de interés de continuar con las “tradiciones” de la familia. A casi cuatro décadas de su realización, la obra Real women have curves ha dejado un legado con carácter multidisciplinario en la literatura, el teatro y el cine. Al final de la película, Ana aparece caminando liberada del yugo familiar por las calles de Nueva York. Irónicamente en este 2025 aparece la nueva obra musical: Real women have curves en un teatro de Broadway de la Gran Manzana, perpetuando así la obra de Josefina López. Por Juan Villa La película Vidas errantes de Juan Antonio de la Riva cumple cuatro décadas de su realización y es pertinente destacar el legado de este filme en la memoria colectiva del espectador mexicano: la representación de la vida de una región. Una película que al igual que los cuentos de Juan Rulfo nos hace sentir, oler la tierra, la madera y el humo de nuestras comunidades rurales. La voluntad de Juan Antonio de la Riva es realizar un cine de carácter local, pero con relevancia internacional. Es decir, mientras Hollywood a través de los años ha utilizado las regiones del estado de Durango como escenarios del género Western, De la Riva proyecta a su gente y a sus costumbres a una plataforma mundial. Los matices del cine con exhibiciones en comunidades rurales los habíamos presenciado en otros filmes. El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice sería una de ellas, sin embargo, Vidas errantes es precursor de otros proyectos venideros. No solo es la cotidianidad de las familias en las zonas rurales, Vidas errantes irradia nostalgias y complicidades de buenas causas que después observaríamos en la película italiana Cinema Paradiso (1988) de Giuseppe Tornatore o incluso en proyectos recientes como La contadora de películas (2023) de Lone Scherfig. Vidas errantes narra la vida de Francisco, interpretado por el experimentado actor José Carlos Ruíz. Francisco y su ayudante Guillermo recorren en una vieja camioneta pick-up Chevrolet varios poblados de la sierra exhibiendo películas en cines improvisados, algunas de ellas pertenecientes a la Época de Oro del cine mexicano. La ilusión de estos personajes es juntar dinero para establecer un cine en las afueras de un pueblo. Para lograrlo tendrán que trabajar duro y soportar el frío de la sierra de Durango y en ocasiones esperar más de lo debido para tramitar el permiso correspondiente para exhibir sus películas. La esperanza es construir un cine en un sitio permanente “un lugar para instalar sus sueños”. Ese es el sueño de Francisco y tiene nombre: Cine Analco. Francisco encuentra su libertad al exhibir las películas: “andando en estos lugares no tiene uno que darle cuentas a nadie”. Estuvo en el ejército mexicano, pero se sentía en un mundo limitado. Disfruta su felicidad, su tristeza y su soledad instalando su proyector de cine. Monta y desmonta los carretes con las cintas de cine, las bocinas y las mantas en las paredes para su proyección. No se trata de un trabajo pasajero sino más bien de un digno oficio. Las pequeñas comunidades de la sierra acuden al llamado para ver las películas. Desahogan sus largas jornadas laborales viendo cine al final del día. El cine es un entretenimiento familiar al alcance de todos. En la trama se desarrolla una silenciosa historia de amor, el proyector de cine y los carteles de viejas películas serán testigos de ello. Hay limitaciones económicas en el entorno de los personajes de Vidas errantes, pero también hay ilusiones y esperanzas. Habrá que vencer retos y calamidades para lograr sus objetivos. Cine Analco se convertirá en cenizas antes de volver a levantarse. Juan Villa es periodista e investigador de cine y literatura de la frontera. Su trayectoria incluye radio, prensa escrita y televisión. Cuenta con estudios de doctorado y Maestría en español de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). También es egresado de la Escuela de Periodismo Walter Cronkite (ASU). Es autor del libro Coyotes en el cine fronterizo (2011). Enlace de una entrevista del autor con el cineasta Juan Antonio de la Riva (2015) Por Juan Villa ¿Cómo se puede analizar una película que retrata el cruce de inmigrantes de México a Estados Unidos en el 2025? Al inicio del año, el gobierno de Estados Unidos lanzó una ráfaga de medidas antiinmigrantes que van desde operativos para detener y deportar a inmigrantes hasta una medida para impedir que los hijos de inmigrantes indocumentados que nazcan en Estados Unidos sean legítimamente reconocidos como ciudadanos norteamericanos. Además, el gobierno aprobó el envío de miles de soldados y equipo militar a la frontera para detener el flujo migratorio. Debido a estas nuevas dinámicas migratorias, el cruce de inmigrantes se redujo considerablemente en la primera parte del año 2025 pero han comenzado a aumentar las deportaciones. Una atmósfera de persecución e incertidumbre es notable en las comunidades latinas en todos los rincones del país. Esta nueva etapa en la historia de la migración en Los Estados Unidos nos hace contemplar la solidaridad que podríamos tener hacia los que cruzan de manera irregular, pues lo que ya viven aquí; están en el desamparo. Perpetuando los estereotipos del cine de la frontera, La ausencia del Edén (The Absence of Eden, 2023) del director Marco Perego comienza sus primeras escenas en un club nocturno de bailarinas exóticas. Las imágenes no ofrecen un referente conciso de la ciudad de los acontecimientos, podríamos deducir que se trata de un poblado cercano a la frontera. Ahí conocemos a Esmee, una bailarina exótica protagonizada por la actriz Zoe Saldaña. Esmee vive en una modesta vivienda con su abuela. Su entorno transmite miseria, desesperación y falta de oportunidades. Una noche en el club nocturno mientras baila cadenciosamente mata a uno de sus clientes. Se trata de un miembro de una banda de narcotraficantes que intentaba abusar sexualmente de ella. Su única salida es cruzar a Estados Unidos lo antes posible. Pero antes, enfrentará nuevos retos en su odisea hacia el norte. En búsqueda del equilibrio del drama, del lado fronterizo estadounidense nos presentan a Shipp, un principiante agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, interpretado por el actor Garrett Hedlund. Shipp hace su trabajo y muestra cierta empatía por los inmigrantes incluso, llega a enamorarse de Yadira una joven latina y madre soltera. El personaje es interpretado por la actriz Adria Arjona. Las complejidades del drama comienzan a surgir cuando Shipp se da cuenta del verdadero trabajo que desempeña su enamorada. Esmee mientras tanto lucha por su vida y por su integridad física mientras trata de cruzar la frontera con un grupo de inmigrantes. Desconoce los niveles de maldad de los coyotes. De nueva cuenta, se defiende para no ser abusada sexualmente, es amenazada constantemente, cuida a una niña menor que estuvo a punto de ser violada y se convierte en su protectora. Esmee no sabe que tendrá que trabajar para los coyotes vendiendo drogas en un hotel por un tiempo indeterminado, de ello depende la vida de la menor. En esta película no se destaca específicamente la labor de la Patrulla Fronteriza (Border Patrol) como ocurre en otros proyectos similares. Más bien, se enfoca en las tareas de la agencia ICE creada después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Esta agencia policial goza de gran protagonismo en la película pues se muestran constantemente sus entrenamientos, sus operativos y modos de trabajo. Los coyotes muestran su maldad en todo momento. Cruzar a los inmigrantes por el desierto es solo la primera parte de su plan. La extorsión vendrá una vez que los trasladen al lado americano. En una de las escenas advierten directamente a sus víctimas sobre sus poderes casi celestiales: “cuando el diablo desciende a la tierra se transforma en un coyote”. De esa manera, los coyotes desarrollan nuevos niveles de violencia para poder controlar el tráfico de drogas, extorsiones y la trata de personas. The Absence of Eden muestra algunos rasgos de otros proyectos fílmicos que retratan el drama de los inmigrantes al cruzar la frontera. Algunas semejanzas las podemos notar en proyectos como El norte (1984) de Gregory Nava o incluso, Malditos Polleros (1985) de Raúl Ramírez. En ellos vemos que la violencia y la falta de oportunidades tanto en México como en Guatemala, obliga a los migrantes a cruzar a Estados Unidos y sufrir el calvario con los traficantes de inmigrantes. Es un renovado proyecto fílmico donde los inmigrantes se ven atrapados en un callejón sin salida. El pago a los coyotes por cruzar no es suficiente. Habrá que someterse a otros sacrificios para poder seguir viviendo. The Absense of Eden llega en un momento en que el fenómeno migratorio adquiere otras dimensiones. Juan Villa es periodista e investigador de cine y literatura de la frontera. Su trayectoria incluye radio, prensa escrita y televisión. Cuenta con estudios de doctorado y Maestría en español de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). También es egresado de la Escuela de Periodismo Walter Cronkite (ASU). Es autor del libro Coyotes en el cine fronterizo (2011). Avances de The Absence of Eden (2023) Por Juan Villa
Ahora que la tecnología nos permite el acceso instantáneo de las producciones cinematográficas del pasado, es preciso analizarlas para reconocer su valor histórico y el impacto en los espectadores. Anteriormente este tipo de análisis era más difícil pues el acceso al material fílmico estaba limitado. Sólo estaba disponible en cintas de 35 milímetros para proyecciones en cines, o en formatos convencionales como VHS y DVD para reproducciones en casa. En esta nueva era digital es común revivir películas en canales digitales como Youtube, Vimeo o incluso, en bibliotecas virtuales públicas y académicas donde el acceso a los archivos cinematográficos es ilimitado. Según la escritora Pilar Amador Carretero en su artículo “El cine como documento social”, existe una nueva concepción de análisis que “es posible gracias a un patrimonio cinematográfico cada vez más amplio debido a la recuperación sistemática de películas dispersas y a la restauración y reedición de obras olvidadas” (113). Amador Carretero dice que cuando se analiza la relación cine e historia, el espectador debe tener múltiples miradas pues el cine cumple la función de agente histórico. Bajo una categoría cuestionable nos encontramos con el filme Somos del otro Laredo (1977) de Ismael Rodríguez. La película se sitúa en Arizona en el año 1884 y trata de cuatro despistados bandidos que después de un robo deciden volver a México, específicamente a Nogales, Sonora. Para lograrlo, tendrán que huir de las autoridades, y enfrentarse a un grupo de mineros que los quiere atrapar para cobrar una recompensa. También tendrán que salvar a una bebé que quedó huérfana al nacer y se convertirán en sus padres adoptivos durante el trayecto a México. Los diálogos de esta película están marcados por el desacuerdo de estos personajes a la cesión mexicana ocurrida en 1848. El argumento del filme está tonificado por las puntadas de comicidad, acciones chuscas, disparates y diálogos en doble sentido de los actores y comediantes mexicanos Enrique Cuenca y Eduardo Manzano (Los Polivoces) personajes centrales del filme. La ficha técnica esta película la describe como Western. Sin embargo, sus escenas tipo sketchs o escenas cómicas cortas son comparadas con las irreverencias típicas de otros actores de la comedia mexicana como los son Cantinflas, Héctor Suárez y Maria Elena Velasco, “la India María". Bien podríamos decir que se trata de una parodia de las películas del Oeste. Pero al analizar la temática de esta película y dejando fuera las dosis de comicidad, bien pudiéramos contemplar a esta cinta con características del género del cine inmigrante e incluso subdividirla bajo la subcategoría del cine del inmigrante que retorna a su patria. Es aquí donde recae la importancia de este ensayo. Cuando se habla del cine del género inmigrante entre México y Estados Unidos, la mayoría de las películas retratan la situación de los inmigrantes que se desplazan de sur a norte en busca de un futuro mejor. Para lograrlo tienen que librar el muro fronterizo, desafiar el desierto o cruzar el Río Bravo. Sin embargo, existen algunas producciones cinematográficas donde los protagonistas tienen que hacer el viaje en sentido opuesto, es decir, de norte a sur. Los factores de estos retornos son múltiples: circunstancias sentimentales, legales, persecuciones, xenofobia o su sentido de desterritorialización. Algunos ejemplos de estos filmes son Alambrista! (1977) de Robert M. Young, Deportados (1977) de Arturo Martínez, Bajo California (1998) de Carlos Bolado, De ida y vuelta (2000) de Salvador Aguirre. Sin embargo, Somos del otro Laredo es diferente por sus escenas cómicas y por el contexto histórico de su argumento. Su objetivo es hacer reír y concientizar al espectador sobre los efectos causados por la pérdida del territorio mexicano en 1848. Sus diálogos cómicos se asemejan a los de películas tales como El mil usos 2 (1984), de Roberto G. Rivera y Ni de aquí ni de allá (1988) de María Elena Velasco (la India María). Estas producciones muestran persecuciones incoherentes, escenas cómicas, pero también con mezclas de nostalgia, la tristeza. Sobre todo, resalta el orgullo abatido causado por el retorno del inmigrante a su patria. Ya desde su título, Somos del otro Laredo nos hace pensar en el uso de frases de doble sentido del colectivo mexicano. Se puede interpretar como: “Somos del otro lado” (que la persona es originaria del lado mexicano). También, “Somos del otro Laredo” (que la persona es de Nuevo Laredo, Tamaulipas y no de Laredo, Texas) o incluso, podría tener una connotación relacionada a la comunidad LGBT al decir: “Somos del otro Laredo” (somos gays) como se utiliza en ocasiones en el lenguaje coloquial para referirse despectivamente a una persona que es gay. En la parte del argumento, Somos del otro Laredo es una película que tiene dedicatoria a un presidente mexicano. Al inicio de la cinta aparece un texto para alertar al espectador que la cinta está dedicada “irrespetuosamente” al General mexicano Antonio López de Sant Anna y lo acusan de traidor por ceder a Estados Unidos más de la mitad del territorio de la República mexicana. De manera indirecta, el texto invoca al Tratado Guadalupe-Hidalgo de 1848, documento que formaliza la entrega de estos territorios y el fin de la Guerra México- Estados Unidos (1846-1848). De esta manera desde el comienzo, la película tiene señales subversivas sin que ni siquiera el espectador haya visto la primera secuencia. Enseguida, se muestra un mapa de ambos países ilustrado un antes y un después de los territorios perdidos. Al final de este preámbulo, aparece una imagen del general Antonio López de Santa Anna. De esta manera, el espectador ha sido orientado al contexto histórico de la película. De esta manera, podemos aseverar que la película tendrá una intersección con la historia fronteriza entre México y los Estados Unidos. Podemos entonces confirmar el concepto del cine como agente histórico. La primera escena del filme muestra un estereotipado pueblo vaquero de Arizona del año 1884. Aparecen pobladores caminando por la calle principal donde se muestran los preparativos para la ejecución de un mudo acusado de robarse a un caballo. En la calle se puede apreciar gente montada a caballo, otros caminando por el pueblo, una iglesia, un banco, un hotel y la cárcel donde se encuentra el reo custodiado por el Sheriff. A través de la ventana de la cárcel, el afligido prisionero puede ver como preparan la horca para su ejecución mientras el sheriff se burla de él haciendo alarde de que es un ladrón mexicano. Todas estas escenas acompañadas por la música de un vaquero tocando una armónica. La escena cierra con la aparición de dos fugitivos de la ley: “Dinamita Manzano” y “Speedy Cuenca” (personajes interpretados por los Polivoces), por quienes se ofrece una recompensa de 500 dólares por su captura bajo los delitos de robo de ganado. También se les acusa de ser dinamiteros y de ser mexicanos. Los detalles de su búsqueda son explicados en voz en off mientras se muestran sus fotografías en un volante. Al saber que se ofrece tal cantidad por su captura, uno de los fugitivos dice: “500 dólares por mi cabeza, qué poquiteros”. De esta manera los personajes comienzan a burlarse de sí mismos y de las situaciones pertinentes a su retorno a México. El tono despectivo de los americanos hacia los mexicanos está presente en todo momento al igual que las puntadas cómicas de los actores. El sheriff se refiere al reo como un mexicano tramposo y ladrón. Al pensar que el reo lo quiere sobornar, el Sheriff le dice: “Te van a ahorcar y además si sigues con esas malas ideas te van a dar cadena perpetua o algo peor”. El reo es mudo y sólo se comunica con señas y ademanes. Irónicamente este papel es interpretado por Victor Yturbe “ El Pirulí”, un famoso cantante mexicano de la época de la década de 1980. Más tarde es rescatado de la cárcel por los fugitivos y se une al grupo para huir a México. En otra escena, la dueña de un establecimiento comercial le explica a un trabajador que el lugar donde viven ahora pertenece a Estados Unidos y que los mexicanos ya no son bienvenidos en esa región: Este pueblo ya no es de México El presidente Santa Anna lo cedió a los Estados Unidos. Ahora es ya nuestro. Me da lo mismo usar los servicios de mexicanos, indios o chinos Pero ya la gente no quiere mexicanos, sorry! Con esto queda establecido desde las primeras escenas, que el territorio entre México y Estados Unidos ha cambiado y que los mexicanos son repudiados y deben volver a su patria. En sus preparativos para el retorno a México, los fugitivos visitan a un herrero mexicano y le proponen que se una al grupo: Te traemos unos caballos pa’ que los disfraces. Son calientes, tenemos que llegar a México con ellos y tu sabes, pues esta tierra ya no es nuestra. Si señor, esto ya es un mugrero ahora por cualquier cosa mala que pasa aquí, agarran a los mexicanos y nos cuelgan Vente con nosotros, te invitamos a un bisnes” ¿Qué clase de bisnes? Pues es algo que llamamos nosotros operación desquite Así como los gringuitos se quedaron con este pedazote de tierra, ahora de regreso a nuestra patria, le vamos a dar una visitadita al banco de Tucson. Primero se quedaron con Texas, California y Nuevo México y ahora con este cachote de Sonora. Sería así como una vengancita. Vemos en estos diálogos cómo los protagonistas justifican su plan para robar el banco. También prevalece el rencor por la pérdida de los territorios tras la Guerra México- Estados Unidos (1848) y hacen referencia al terreno adicional que México perdió tras la venta de la Mesilla en 1853. El delito que planear cometer lo asimilan como una venganza hacia Estados Unidos por los territorios perdidos. Los dos fugitivos, el reo y el herrero unirán sus fuerzas para emprender la huida a México, mientras un despistado sheriff y su grupo les siguen la pista para capturarlos. Los ahora cuatro fugitivos son ayudados por un enano de raíces nativo-americanas quien se hace llamar “Pluma Verde”. En el trayecto se enfrentarán a otro grupo de delincuentes que también quieren capturarlos para cobrar la recompensa. Visitarán una casa donde encuentran a una mujer quien acaba de dar a luz a una niña. La mujer muere y los fugitivos prometen llevar a la recién nacida a México. No todos los datos históricos y geográficos de la película Somos del otro Laredo son fidedignos. De acuerdo con los diálogos, todas las situaciones de esta historia ocurren en Arizona. Desde un principio, los fugitivos tienen como objetivo huir a Nogales, Sonora. En reiteradas ocasiones ellos afirman que tienen que cruzar el Río Bravo para llegar a este destino. Observamos entonces que existe una discrepancia en el guión al establecer que la ubicación geográfica del Río Bravo se encuentra en Arizona en vez de Texas. Podemos inferir que utilizaron el nombre del Río Bravo para sobredimensionar la hazaña de cruzar esta frontera natural. Incluso, los fugitivos muestran sus desacuerdos con el nombre de éste, como lo vemos en el siguiente diálogo: Bueno, vamos a seguirle para cruzar el Río Grande Quieres decir el Río Bravo Es lo mismo Para los mexicanos no” Obras citadas Alambrista! Dir. Robert M. Young. Perf. Domingo Ambriz. Filhaus.1977. Bajo California. Dir. Carlos Bolado. Perf. Damián Alcázar. IMCINE.1998. De ida y vuelta. Dir. Salvador Aguirre. Perf. Gerardo Taracena. CCC. 2000. Deportados. Dir. Arturo Martínez. Perf. Julio Alemán. Producciones Potosí S. A. 1977. Pilar Amador Carretero. “El cine como documento social: una propuesta de análisis.” Ayer (Madrid, Spain), no. 24, 1996, pp. 113–45. El mil usos 2. Dir. Roberto G. Rivera. Perf. Héctor Suárez. Televicine. 1984. Ni de aquí ni de allá. Dir. Maria Elena Velasco. Perf. La India María. Blady Filmes 1988. Somos del otro Laredo. Dir. Ismael Rodriguez. Perf. Enrique Cuenca, Eduardo Manzano. Matela Films. 1977. Avances: https://dai.ly/x32b4bu Por Alfredo Hernández
Es posible que hayas escuchado sobre el pueblo de Allende en Coahuila a través de las noticias, pero es muy probable que no sepas a qué me refiero. Hasta hace unos días yo no tenía idea alguna de la masacre que había ocurrido en este lugar a manos del cártel Los Zetas. Esto se debe a que el gobierno mexicano ha tratado de ocultar lo sucedido en Allende. Me sorprende el hecho que las autoridades estadounidenses hayan culpado tanto al Z-40 (Miguel Treviño Morales) como al Z-42 (Omar Treviño Morales) por la masacre ocurrida en este pueblo. Sin embargo, las autoridades mexicanas no los han culpado sobre ese crimen cometido. Este último dato me causa impacto, mas no me sorprende ya que a través de la historia la misma policía mexicana se ha visto involucrada con el narcotráfico. Pero no quiero hablar sobre la corrupción policiaca en México, sino que es recomendable un serie el cual postula de manera interesante de la representación de la matanza en Allende, a la serie que me refiero es Somos. Me topé con esta serie hace un par de semanas cuando leía un artículo publicado por Cine Coolto titulado “Somos: los verdaderos protagonistas de la historia”. Me llamó la atención que hubiera una serie ficticia con elementos históricos no tan populares sobre el narcotráfico, ya que últimamente he estado viendo documentales sobre el tema. Somos, es una serie original de Netflix, creada por James Schamus, dirigida por Álvaro Curiel y Mariana Chenillo y con guion de Monika Revilla. Se compone de seis episodios que narran los acontecimientos sucedidos en el pueblo de Allende. Cada episodio se adentra en las vidas cotidianas de los personajes. Al final, como espectadores nos enteramos que serán las víctimas de una masacre. Al adentrarse a la vida cotidiana de los personajes, se les da un nombre, una identidad a las víctimas. Cuando se habla del narcotráfico siempre se habla de estadísticas, los muertos son solo números, dejan de ser familiares, amigos, parejas o conocidos. El propósito de esta serie es dar visibilidad a aquellas personas que desaparecieron durante la masacre de Allende. El nombre que le dan a esta serie es muy pertinente porque engloba dos cosas; como pueblo mexicano somos cómplices ya sea implícita o explícitamente del narcotráfico, esto ya sea porque conocemos a alguien que vende o consume drogas. Por otro lado, como comunidad somos víctimas de la violencia ocasionada por la Guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón o las guerras entre cárteles por el control de plazas. Pareciera que no tenemos escapatoria como pueblo mexicano de este problema. La serie parte de las investigaciones hechas por la reportera Ginger Thompson* ganadora del Pulitzer y por Segio Arguayo Quezada**. Hay diferentes elementos fidedignos que parten de testimonios de familiares que fueron afectados por el narcotráfico. En las investigaciones los eventos no son cronológicos, se componen de anécdotas de los familiares de las víctimas. Sin embargo, a través de la serie estos eventos se plantean de manera cronológica creando una narrativa fácil de seguir para el espectador. Elementos como: el involucramiento de la policía con el narcotráfico, la culpabilidad de la DEA en la masacre, los motivos que llevaron a que la masacre ocurriera. Popr el contrario, se presentan las víctimas: los bomberos, veterinarios, rancheros, familias enteras, destrucción de casas y secuestros de personas. Somos es una serie que nos representa. Que resalta a un pueblo vulnerable, en la cual los sistemas de protección son cómplices de la violencia que se desata en México. Somos les da voz a las víctimas de tan horrenda masacre. De igual manera, Somos hace una denuncia y devela una masacre que parece ser olvidada. *“How the U.S. Triggered a Massacre in México” https://www.propublica.org/article/allende-zetas-cartel-massacre-and-the-us-dea **“Desamparo: Los Zetas, el Estado, la sociedad y las víctimas de San Fernando, Tamaulipas (2010), y Allende Coahuila (2011)” (2016). Por Alfredo Hernández
La temática sobre la inmigración ilegal está muy presente en la vida de los estadounidenses. Esto se debe a que las noticias sobre el tema bombardean a los televidentes y usuarios de redes sociales. Debido a que la inmigración es un tema muy controversial, la conversación sobre tal, ha contribuido a un clima de hostilidad hacia inmigrantes (aquellos que pertenecen a grupos minoritarios) dentro de los Estados Unidos. Es la retórica de inmigración ilegal la premisa del filme Culture Shock (2019) dirigido por la joven cineasta chicana Gigi Saúl Guerrero. Esta cinta es parte de una antología de cine de horror para presentar temas sociopolíticos llamada Into the Dark, producida por la plataforma de transmisión en línea Hulu. Culture Shock fue publicada el cuatro de julio, con el propósito de contradecir la celebración, criticando que, pese a que se celebra la libertad dentro de Estados Unidos en ese día, hay mucha gente que no es libre dentro de este país — específicamente los inmigrantes ilegales. El filme hace una crítica hacia las diferentes soluciones que los gobernantes han propuesto para evitar el flujo migratorio, como lo es el muro fronterizo o los centros de detención de menores de edad. De igual modo, la cinta retoma de manera experimental y exacerba el discurso de la asimilación. Esta exageración, aunque se apega a la realidad discursiva, se desprende del elemento del horror y le da esencia al filme. La trama se desarrolla en la historia de Marisol (Martha Higareda) una joven mexicana embarazada, quien en su segundo intento de cruzar a los Estados Unidos ilegalmente, es capturada y llevada a un centro de rehabilitación para inmigrantes donde se experimenta un piloto de asimilación para “ayudarles” a adaptarse a la cultura estadounidense. En este experimento, los inmigrantes ilegales son adentrados a un simulacro de vida a través de la realidad virtual. He aquí donde el encargado, George Atwood (Creed Bratton), pretende crear una solución al “problema” migratorio. Su solución es capturar inmigrantes y someterlos a vivir dentro de un continuo simulacro del sueño americano, el cual es una fantasía donde todo es perfecto, apegándose a su ilustración discursiva. Asimismo, su ayudante Thomas (Shawn Ashmore) ve este proyecto como un escalón de asimilación para los inmigrantes antes de adentrarse a vivir en los Estados Unidos. Por un lado, el doctor Atwood representa el discurso antiinmigrante dominante, donde los inmigrantes no son vistos como humanos, y por el otro, Thomas representa el discurso que acepta de manera pasiva a los inmigrantes, es decir, el inmigrante es aceptado solamente si se asimila a la nueva cultura. Como buen filme migratorio Culture Shock se apega al prototipo de esta narrativa. La cinta se divide en dos partes; la primera presenta el proceso migratorio y los diferentes tipos de inmigrantes que se embarcan en esta travesía, y también se enfoca en develar los procesos migratorios. Esta primera parte se resalta una realidad verosímil sobre la ilegalidad migratoria, así resaltando el horror como parte de la vida cotidiana del migrante. La segunda parte toma lugar en una comunidad llamada Cape Joy donde todo es paz y armonía. La comunidad está compuesta por miembros de diferentes razas: caucásicos, afroamericanos y latinos, los cuales interactúan bajo un imaginario idóneo que conforma el sueño americano. Pero es ese imaginario el que produce horror, es decir, el referente de orden se deriva desde una estética antinatural de felicidad y pulcritud donde los personajes actúan como robots, en una sociedad “perfecta”. Mediante el uso de diferentes ángulos cinematográficos, como el close-up a bocas y ojos, se resalta lo grotesco de los personajes y genera horror hacia el espectador, para poder resaltar lo ilógico del imaginario del sueño americano que el experimento propone. Culture Shock es parte de la nueva corriente de filmes — los cuales usan el horror para presentar temas sociopolíticos — como lo es el de la inmigración. De acuerdo a la directora, durante estos años el horror, es una buena herramienta para presentar estos temas ya que el mundo real está lleno de horror. El filme contribuye a la conversación del tema de inmigración ilegal exponiéndolo a un público diverso debido a su accesibilidad, y el horror es un plus, algo diferente, que suele ser inusual para este tipo de temática. Por Alfredo Hernández
Para esta ocasión me gustaría reseñar el largometraje Icebox (2018) dirigida por Daniel Sawka. Ya hace un año que me interesé por el cine sobre migración, especialmente el cine contemporáneo el cual retoma la trama de viaje (por lo general el personaje principal se ve forzado a dejar su país de origen y se embarca en una odisea hacia los Estados Unidos) donde diferentes eventos desenmascaran la falsa retórica del sueño americano. Este nuevo cine migratorio pone en tela de juicio el final feliz, y a través de la trama se plantea una desestabilidad del inmigrante dentro de Los Estados Unidos donde su futuro en este país queda ambiguo. Aunque la temática de migración se presenta ficcionalizada, logra un valor empático ante el espectador. El cine migratorio contemporáneo lleva a que el espectador se incomode viendo escenas de violencia, pobreza extrema, abusos de autoridad y hasta racismo, de esta manera las imágenes visuales sirven como instrumento por el cual las experiencias vividas por grupos marginales son representadas provocando que el espectador cree un enlace empático no solo con los personajes, pero con las personas que están siendo representadas. Algunos largometrajes proponen una nueva postura sobre la migración, negando ese final feliz como, por ejemplo, Bajo la misma luna (2006), La jaula de oro (2013), Desierto (2015) Lupe bajo el sol (2016), Soy Nero (2016), Icebox (2016), Los lobos (2018), Culture Shock (2019), Ya no estoy aquí (2019) y Sin señas particulares (2020). Todos estos largometrajes adentran a los espectadores a un trasfondo complejo sobre los movimientos migratorios. La violencia y la miseria como consecuencias del neoliberalismo han facilitado que los directores de estas cintas puedan enmarcar una realidad migratoria contemporánea más fidedigna. Icebox abre con una escena de violencia para establecer los factores de empuje. Óscar (Anthony González) un niño de 12 años es forzado a recibir un tatuaje por miembros de la Mara Salvatrucha. Ese tatuaje marca el destino de Óscar debido al valor simbólico de lo marcado, si estás marcado, automáticamente eres asociado al grupo criminal y a la criminalidad en sí sin importar las circunstancias del tatuaje, en el caso Óscar, el tatuaje fue forzado y no por decisión propia. Debido a este tatuaje, sus padres lo mandan a Los Estados Unidos con uno de sus tíos para que sea protegido de repercusiones de los miembros de la Mara. A través del viaje se enfrenta a varios problemas: abandono en el desierto fronterizo por los coyotes, ser capturado por los agentes migratorios, encarcelamiento en los centros de detención fronterizos (este encarcelamiento hace referencia al nombre de la cinta; las noches son heladas como si estuvieran en una nevera) y negación al asilo político. A través del viaje, Daniel Sawka focaliza ciertos objetos y lugares para enfatizar que el niño migrante no puede disfrutar de su niñez. Esta se ve terminada prematuramente debido a la criminalidad que enfrentan en sus países de origen. Aunque esta cinta puede ser vista como un collage visual de titulares noticieros, como es el caso del encarcelamiento de niños en centros de detención, la creación de una imagen falsa sobre el trato de los niños dentro de estos centros, o la litigación de su propio caso llevado a cabo por niños, es de gran importancia resaltar que Icebox desmiente a través de la trama la construcción de hechos selectivos o como los llama Kellyanne Conway la ex-consejera del presidente de los Estados Unidos, “hechos alternativos”. Son estos hechos alternativos los cuales aquellos que se oponen a la inmigración usan para justificar su negación a la realidad migratoria. Por lo general esta postura parte de un razonamiento de perspectiva apoyado por el libre albedrío de Immanuel Kant, la cual sigue el siguiente razonamiento: si yo o las personas que conozco lo pueden hacer, por qué otras personas no pueden, si estas personas no pueden, es por decisión propia. Es por eso que aquellas personas que apoyan la inmigración siempre y cuando sea legal, hacen referencia a sus antepasados como ejemplo de que es posible migrar legalmente, pero en estos ejemplos olvidan que a través de la historia se han creado leyes que han facilitado la inmigración de personas blancas hacia los Estados Unidos y estas mismas leyes han complicado el proceso migratorio para personas que no son blancas, como resalta Aviva Chomsky. De esta manera los ejemplos usados por las personas que apoyan la migración legal establecen sus propias realidades, lo cual omite la realidad de otras personas. Para ejemplificar lo anterior, es preciso usar algunas escenas de Icebox las cuales son la tesis principal de la película. Aunque es posible hacer diferentes interpretaciones sobre este largometraje tales como: los centros de detención en las ciudades fronterizas para niños son muy buenos; les dan comida a los niños, los niños pueden hablar por teléfono todos los días con sus familiares o hay un sistema legal muy bueno que le da la posibilidad a cualquier inmigrante en recibir un proceso legal, estas interpretaciones pueden ser posibles si omitimos la trama de la película o si se omite que hay niños abogando por sí solos sus propios casos frente a un juez estadounidense. Como se mencionó anteriormente la primera escena es de gran importancia para entender la complejidad de los movimientos migratorios. El tatuaje que lleva Óscar va a ser de gran importancia ya que la marca se vuelve sinónimo de su ser, un criminal. Si no se omite que el tatuaje se le fue impuesto, Óscar siempre va a ser un criminal haya o no haya cometido actos delictivos, aunque exista la probabilidad de que haya sido obligado a delinquir. En las últimas escenas, Óscar se encuentra en una corte estadounidense pidiendo asilo político. Para pedir asilo político él menciona que tuvo que huir porque su vida corría peligro en Honduras debido a la violencia de MS-13. Sin embargo, al ser cuestionado por sus actos criminales, los diferentes eventos traumáticos no solo de sus vivencias en Honduras, pero el viaje en sí, lo llevan al rompimiento emocional manifestando su frustración actuando agresivamente frente al juez. Los audífonos que usa para que le traduzcan la información que el juez dice, los tira varias veces y empieza a llorar. La negación del asilo político se basa en hechos selectivos, es decir, el hecho de que Óscar no conteste a las preguntas y actúe agresivamente, lleva al juez a asumir que estuvo involucrado en actos criminales. El juez asume que hay una verdad omitida, y la realidad que el juez acepta es construida con la poca información que sabe, el trasfondo de Óscar no tiene importancia, lo que importa es lo que se puede ver a simple vista. Si no se entienden las razones por las cuales las personas deciden dejar su país de origen, es muy fácil decir que se apoya la migración legal, de igual modo el omitir la complejidad migratoria facilita decir que los inmigrantes que entran a Los Estados Unidos son criminales. Aunque la trama de esta película es ficcionalizada, hay un trasfondo muy importante que tiene que ser entendido, existe una complejidad en los movimientos migratorios dentro de los cuales, aquéllos que abogan por la creación de un muro fronterizo suelen omitir. Si basamos nuestra vida en hechos selectivos sustentados en la perspectiva que nos rodea, nuestros argumentos siempre serán “correctos”. Mientras ven Icebox les propongo reflexionar sobre su propia postura sobre a inmigración, y si tienen una visión construida por hechos selectivos, espero que les haga cambiar de opinión. |
AutorJuan Villa es periodista e investigador de cine y literatura de la frontera. Su trayectoria incluye radio, prensa escrita y televisión. Cuenta con estudios de doctorado y Maestría en español de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). También es egresado de la Escuela de Periodismo Walter Cronkite (ASU). Es autor del libro Coyotes en el cine fronterizo (2011). Archives
April 2025
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