Por Juan Villa
No se puede hablar de la historia del cine mexicano sin mencionar a Emilio “Indio” Fernández. Su extensa labor en la industria fílmica abarca seis décadas en las que participó como actor, argumentista, productor y director. Su paso por Hollywood incluso, en películas silentes, reforzó su pasión por esta industria creando obras inolvidables. En momentos en que abundaban historias de combates de la revolución y comedias rancheras, Emilio “Indio” Fernández llega con la propuesta de María Candelaria (1943). Este filme destaca nuestras raíces culturales y le daría la vuelta al mundo trayendo a México grandes honores por los premios internacionales que obtuvo. En plena Época de Oro del cine mexicano, Fernández fortalece las figuras de Dolores del Rio y Pedro Almendáriz, actores que permanecen en la memoria colectiva de los mexicanos. En el libro A través del espejo: el cine mexicano y su público, (1994) de Carlos Bonfil y Carlos Monsivais, señalan: “en el cine de la Época de Oro se consolidan los géneros y las presencias cinematográficas que mejor lo encarnan. Surge la opción de un star system nacional que favorece la familiaridad del público con sus estrellas” (22). No hay secretos, el espectador sabe desde el comienzo de la película que el personaje principal, María Candelaria (protagonizada por Dolores del Río), está condenada a la desgracia. Durante los créditos iniciales aparece un texto advirtiendo al espectador lo siguiente: “una tragedia de amor arrancada de un rincón indígena de México… Xochimilco, en el año de 1909”. Después de unas disolvencias de figuras precolombinas, las primeras escenas nos trasladan al taller de un famoso pintor, causante indirecto del fatídico destino de María Candelaria. Por medio de flashbacks, no contará esa tragedia de amor que ocurrió entre chinampas y trajineras del mítico campo de las flores. María Candelaria vive marginada en una humilde vivienda rodeada de chinampas en Xochimilco. Se sostiene económicamente vendiendo flores a Don Damián, el cacique del pueblo. María Candelaria tiene prohibido vender flores en otros lugares. Sufre del rechazo de su comunidad porque su madre fue una prostituta. Ella solo posee el amor de Lorenzo Rafael (protagonizado por Pedro Armendáriz), las flores y una pequeña marranita. Se quieren casar, pero no cuentan con los recursos. En una de las escenas, la fotografía de Gabriel Figueroa nos brinda un plano general y enseguida otro de contrapicada para conocer los planes de los enamorados. Lorenzo le propone casarse con ella e irse a vivir a otro lugar. María Candelaria se niega a mudarse, como se muestra en el siguiente diálogo: ¿y nuestras chinampas, y nuestras flores? Aquí hemos nacido los dos y aquí hemos vivido siempre. Esta es nuestra tierra. Mira, que negra y que suave. Cómo quieres que nos vayamos. Los del pueblo no te quieren, ni a mí Don Damián El personaje antagónico es Don Damián, quien controla el comercio de las frutas, verduras y flores que siembran los indígenas en sus chinampas. Es el dueño de la tienda y el encargado de distribuir gratuitamente la medicina para combatir el paludismo en el poblado. Goza maltratando a las mujeres y desprecia a los indígenas. Odia a Lorenzo Rafael pues está obsesionado por la belleza de María Candelaria. Tiene a ambos contra la pared. A ella por medio de una deuda a la tienda y a él, al negarle la compra de sus verduras. Cuando Lorenzo Rafael quiere venderle su cosecha para saldar la cuenta de María Candelaria, Don Damián ni siquiera le dirige la palabra, incluso, le niega la medicina para el paludismo. Mirándolo con odio y soberbia le dice: “este indio muerto de hambre no tiene vergüenza, tras de volarme a la india que más gusta todavía viene a limosnearme”. En María Candelaria los estereotipos y el desprecio a los indígenas están presentes en todo momento. Cuando el personal médico llega con Don Damián a entregarle la medicina semanal para que la distribuya a los pobladores, éste les dice: Estos fregados indios son como la piel de judas ¿Se han dado nuevos casos de paludismo? Pues algunos, doctor, ya van varios que se petatean Nos vemos Don Damián, y convénzase personalmente que toda la indiada se tome su quinina Pierdan cuidado que yo mismo se las daré Pese a la adversidad, María Candelaria y Lorenzo Rafael son felices en su mundo de amor y buscan salir adelante. Por las noches comen juntos, él toca la flauta, y juntos ven la luna llena. Navegan por las canales de Xochimilco y se preguntan: ¿cómo vivirían sin los prejuicios de la gente del pueblo? Más que salir de la pobreza ellos buscan dignidad y respeto. Los infortunios de la pareja comienzan a surgir cada vez más con mayores repercusiones. Don Damián se encarga de deshacerse de la única pieza de valor que tiene la pareja para casarse. María Candelaria cae enferma de paludismo y él se niega a darle la medicina. La ayuda del pintor es crucial para sanarla. Los personajes llegan a su límite y la desesperación los obligará a tomar decisiones fatales. Sobre la realización de esta película se ha escrito mucho. Se habla de que la actriz Dolores del Río se rehusaba a interpretar el papel de una indígena en la cinta. La escritora Adela Fernández, en su libro El Indio Fernández: vida y mito (1986), afirma que no fue fácil convencerla para participar en este proyecto. La actriz Dolores del Río tenía ya una sólida carrera en Hollywood y contaba con gran prestigio. “Dolores le advirtió que no quería temas revolucionarios. Entonces pensó en una historia de amor y dolor, de indígenas, de flores y de muerte. Se fue a tomar un café a la Farmacia Regis; ahí, en 13 servilletas de papel escribió la sinopsis de María Candelaria” (192). La ignorancia y la desesperación de María Candelaria la obligará a ser modelo para un cuadro del pintor. El lienzo se convertirá en una obra de arte que proyecta belleza, pasión, vergüenza y traición. Se produce un choque de ideologías; el honor y la tradición de una comunidad indígena con la de una sociedad moderna y liberal. Con su amado tras las rejas a causa de la maldad de Don Damián, María Candelaria está prácticamente sola y sin apoyo. Son tantas las desgracias en su vida que cuando acude a la iglesia, llora en el altar de una virgen y cuestiona su fe. Su destino está marcado. Desde la ventana de la cárcel, Lorenzo Rafael será testigo de la furia del pueblo contra María Candelaria. Obras citadas Bonfil, Carlos. Carlos Monsiváis. A través del espejo: el cine mexicano y su público. México: Ediciones El Milagro. 1994. Fernández, Adela. El indio Fernández: vida y mito. México: Panorama Editorial. 1986. María Candelaria. Dir. Emilio Fernández. Perf. Dolores del Río, Pedro Almendáriz. Films Mundiales. 1943.
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AutorJuan Villa es periodista e investigador de cine y literatura de la frontera. Su trayectoria incluye radio, prensa escrita y televisión. Cuenta con estudios de doctorado y Maestría en español de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). También es egresado de la Escuela de Periodismo Walter Cronkite (ASU). Es autor del libro Coyotes en el cine fronterizo (2011). Archives
May 2025
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