150 libros
Cuarta porción: Los mochos y otros[1] 32. San Agustín. Confesiones (c 400). El pecador que se convierte en santo siguiendo el consejo: NBLH: Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias; Reina Valera: Andemos como de día, honestamente: no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia; La Vulgata: sicut in die honeste ambulemus non in comesationibus et ebrietatibus non in cubilibus et inpudicitiis non in contentione et aemulatione 33. +Jornandes/Jordanes (Iordannis, activo s. V) De origine actibusque getarum (Conocida como Getica, 551/552 EC; en español, El origen y las hazañas de los Godos). De este misterioso personaje poco se conoce, con certeza, de sus andanzas. Al parecer la Getica es un resumen de la Historia Gothorum (de los godos) de Casiodoro (Cassiodorus), libro hoy considerado extraviado. 34. Kālidāsa. Sakuntala (s. VI). Ya había traducciones desde finales del s. XVIII. El drama, escrito en sánscrito, admirado por el mismo Goethe: “Quisieras entender la tierra y el cielo con un solo nombre: Sakuntala”. 35. San Isidro. Etymologiae (primer cuarto del s. VII). Basada en Plinio el Viejo, fue la enciclopedia más famosa hasta el medievo[2]. Sin embargo, la etimología (la verdadera) en esos siglos estaba si no en cueros, en pañales, el santo dice que el gato se llama musio, asegún acosa al ratón (mus). Agrega que el vulgo le llama cattus que viene de captura < catar ó ver, por su vista aguda. Cuando puede venir de nubio, kadis o del bereber, kadisha. Hay que recordar que los gatos fueron domesticados en Egipto. 36. Liber Monstrorum (c 650-750) atribuido a los cuates de Adhelm. Trae joyitas: “La salamandra es tan feroz que ni el fuego la puede dañar, se dice que viven en el fuego como los peces en el agua”. 37. Beda. Historia ecclesiastica gentis Anglorum (Historia de los anglos, 731). Dice Borges: “Su fama trascendió por Europa; en el cuarto cielo, Dante vio en el sol, y más luminosos que el sol, a doce espíritus ardientes que formaban una corona en el aire; uno de ellos era Beda el historiador (Paradiso, X)”. 38. Einhard (Eghinardo). Vita Karoli Magni (Vida de Carlomagno, c entre 817 y 833). Un ministro del magno relata en unas cuantas líneas las andanzas del rey, relación que suena a verdad. 39. Avicena. El canon de medicina (1020; traducción al latín, en Toledo, bajo la tutela de Gerardo de Cremona en 1187). El tratado de medicina del musulmán persa, quizá sea el más influyente en la Edad Media. Al Primero de los sabios Dante lo ubica en el Limbo: “al sabio Euclídes, cabe a Tolomeo; Hipócrates, Galeno y Avizena, y Averroes, de la ciencia corifeo”. Dice la tradición que “Cuando Avicena llegó a la casa del paciente, le examinó brevemente y pidió que le dejaran solo con él. Tomándole el pulso, dijo : ‘Hijo mío, hábleme de usted mismo, de su vida, sus relaciones con su familia, sus planes para el futuro’. ‘Estoy muy enfermo y me quiero morir’, se limitó a contestar el joven. ‘No se desespere así, vivirá usted sin la menor duda’, contestó Avicena. ‘Dígame, ¿qué piensa de las mujeres ?’ Y, al sentir que el pulso del mancebo se aceleraba, continuó : ‘¿No se ha sentido nunca su corazón cautivado por la belleza de una mujer ?’. ‘No, no’, exclamó el joven vehementemente. ‘¿Por qué me dice que no a mí’, dijo Avicena, ‘cuando todo su cuerpo grita que la respuesta es sí?’”. 40. Beowulf (c 975-1025). cito a Borges: “Compuesta en el siglo VIII de nuestra era, la Gesta de Beowulf es el monumento épico más antiguo de las literaturas germánicas. Fue descubierto en 1705 y registrado en un catálogo de manuscritos anglosajones…Atraído por la mención del catálogo, un erudito danés, Thorkelín, fue a Inglaterra en 1786 para copiar el manuscrito. Veintiún años consagró a estudiarlo, a transcribirlo y a prepararlo, con una traducción latina, para la imprenta. En 1807, la escuadra inglesa atacó Copenhague, incendió la casa de Thorkelín y destruyó el piadoso fruto de tantos años y de tantos afanes. Encarnada en hombres violentos, en hombres más afines a Beowulf que al editor de Beowulf, la pasión patriótica que había llevado a aquél a Inglaterra se volvía contra él y aniquilaba su trabajo. Thorkelín se sobrepuso a esa desventura y publicó en 1815 la edición príncipe de Beowulf. Esta edición, ahora, casi no tiene otro valor que el de una curiosidad literaria. Otro danés, el pastor Grundtvig, publicó en 1820 una nueva versión del poema”. Me quito el sombrero ante tan brillante exposición, agrego que en 1999 apareció una versión traducida por el nobel Seamus Heaney. 41. El cantar de Roldán (La chanson, 1040-1115). El libro épico francés es como muchos del tema, anónimo. Eleva a mitológica una posible emboscada que fuerzas vascas le tendieron a la retaguardia de Carlomagno, donde perece Roldan el capitán cuando por orgullo se niega a pedir ayuda. 42. Orderic Vitalis. Historia ecclesiatica (c 1141). Fuente para entender el devenir de los siglos XI y XII. 43. Cantar de Mio Cid (c 1200). La épica española así concluye: Estas son las nuevas de Mío Çid el Campeador; en este logar se acaba esta rrazón. Quien escrivió este libro ¡del’ Dios paraiso, amén! Per Abbat le escribió en el mes de mayo en Era de mill & CC XL V annos. 44. Gonzalo de Berceo. Milagros de Nuestra Señora (1260). La Rioja, aparte de buen vino nos dio a Berceo. Así describe el paraíso: Habién y grand abondo (abundancia) de buenas arboledas/ milgranos e figueras, peros e manzanedas,/ e muchas otras fructas de diversas monedas,/ mas non habié ningunas podridas ni acedas. 45. Saga de Njall (s. XIII). Mientras sopesaba si incluir esta famosa épica vikinga, bien cabe dentro de lo estipulado, pues hay traducciones al latín ya a finales de siglo XVIII. Releí las páginas que Borges le dedicó en su libro Historia de la Eternidad, en el ensayo, “Las Kenningar”. Lectura recomendada para ver el radical uso de la metáfora: “Hubo tempestad de espadas [guerra] y alimento de cuervos [muertos]”. Ante tanta belleza me rindo y le abro la puerta. 46. Los nibelungos (s. XIII). El libro nacional de Alemania. Quizá anticipando su derrota los nazis que lo elevaron a sagrado. Detalla lo peor del ser humano: la traición, la venganza, la violencia y la muerte. © Saúl Cuevas [1] Mocho: adj., y m. y f. Falso devoto, excesivamente religioso (Dicc. de mexicanismos). [2] En tiempos de san Isidoro la ciencia estaba en pañales. El santo dice que se le llama musio (gato) pues acosa el mus (ratón) y que también le dicen cattus por su vista aguda, catar. Hoy la etimología moderna atribuye al norte de África la raíz de la palabra gato.
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Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
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