Cueritos güerejos
(crusta pinguenis torrida) RECUERDO afortunadas jornadas frente al rugidor caso de los chicarrones. Así define tal delicia el entretenido Covarrubias, Frito y exprimido, para que salga la manteca, queda seco y tostado, y se come mayormente siendo de lechón[1]. Tan deleitoso libro me recuerda un platillo que disfruté en casa de mi madrecita (Nana) con gusto comparto. En el súper, de preferencia en un farmers market consiga una mano copeteada de tres diferentes chiles recién cosechados.
Glorioso guiso si se acompaña con unas tortillitas de maiz nixtamalizado y hechas a mano en comal, atizado con leña de encino. Si acaso no es santurrón, ni escamado, ni abs-tēmētius > abstēmius (el que se aleja o huye del vino)[3] un pomo de pinot blanc de Oregón, un sauvignon blanc neozelandés, bien acompañarían, relajarían la digestión y alegrarían a los que tengan la fortuna de compartir su afortunada mesa. Y ya que de digestión hablamos: ¡Buen provecho! © Saúl Cuevas [1] En su Tesoro de la lengua castellana, o española (M.DC.XI) [2] El poeta español (de Orihuela) Miguel Hernández, en su poema: “Nanas de la cebolla”. Se recomienda la versión que se avientan Serrat y Alberto Cortez. [3] De acuerdo al Diccionario general etimológico de la lengua española de Roque Barcia. Ahí mismo se advierte no confundir con abstĭnēre, negación de tĕnēre, al respecto define Corominas como: ‘tener asido o ocupado’, ‘mantener’, ‘retener’. Con el tiempo tener (en su sentido moderno de poseer) se confundió con haber < habēre en el sentido de posesión, pura y simple.
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Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
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