LEO CERVANTES
Lo recuerda Saúl Holguín Cuevas Llegamos solos, estamos solos, solos nos vamos… Cuando Leo Cervantes me invitó a trabajar en la Maya High School mi vanidad se negó, pensé que me rebajaba pues, entonces estaba en Phoenix College. La segunda vez me dijo que me necesitaba para que le ayudara a enseñar historia y nociones de álgebra, Historia pasa, pero los números no son mi onda, le dije. La algebra son letras, a (yo) + b (tú) = c (alumno). Piénsalo, respondió”. Pero Leo, como buen maestro maistro, insistió. La tercera vez me invito a conocer a los estudiantes. Entre ellos conocí a un tal Tino y a mi tocayo. Estaba un poco desilusionado en el colegio, me asignaban enseñar español a lo madrileño decimonónico y condenar a los estudiantes al fracaso. Acepté. Nos sentamos a hablar. Pecaría de echador si dijera que estábamos cien por ciento de acuerdo en todo. Acordamos lo siguiente: La bronca es que nuestros estudiantes son pobres y no cargan pápiros. Y aunque murieron de sed cruzando el maldito desierto, sus compañeros, los del salón de enfrente, les gritan que son mojados. La migra si los quiere… los quiere deportar; el entacuchao les prohíbe hablar español; el rico los explota y no les quiere pagar; la chota y la ganga del barrio los quiere cuetiar. ¿Compañero, qué le vamos a enseñar a estos morros? ¿Que el terrateniente esclavista, racista, George Washington es el padre de la patria y demás güirigüiriadera[1] macdonalera? ¡Chale! Acordamos que motivar era más importante que disertar, amistar más que imponer, compartir más que pontificar: ¿Traes una bronca burrocráticona? Voy contigo a la dirección a arreglar. ¿Tienes hambre? Ahí te va un dólar para un tlacuache (taco). ¿Tienes que reportarte? Usa mi celular. ¿No tienes para pagar la burra (el autobús)? Espérate y te doy un aventón. Me voy con un eco de Juanramón y, por allá nos guachamos compañero escritor, amigo, cuate, valedor, caminante por los culebreros vericuetos de la vida: en el recinto de los maestros maistros. Y yo me iré, y se quedarán los pájaros cantando. FOTO: Entre los costeños cunde una leyenda que a la costa de San Buenaventura llegó un refugiado del American Dream. El Indigente mitigaba su miseria apilando rocas en la playa. © Saúl Holguín Cuevas [1] De güiri güiri dice el Diccionario de mexicanismo, Chismorreo, habladuría excesiva, no da fuente; el DRAE dice que guiri equivale a extranjero.
0 Comments
Leave a Reply. |
Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
|