Por Alfredo Hernández
Milagro navideño Sentado en su clase de estudios latinoamericanos, Manuel se puso a recordar la primera vez que vio la nieve. En la clase de ese día estaban contando sus historias de sobrevivencias varios inmigrantes los cuales habían cruzado la frontera ilegalmente. Contaban lo difícil que fue cruzar, explicaron que ellos intentaron cruzar legalmente, pero los permisos se les fueron negados. Sus razones: “no tienes suficiente dinero, eres muy mexicano para poder recibir la documentación, entre otras cosas que solo apoyaban el estereotipo del mexicano”. Uno de los sobrevivientes era de Michoacán, quiso cruzar la frontera pidiendo asilo político ya que vivía aterrado al narcotráfico, y Estados Unidos era su única salvación. Narró que el asilo político se le había sido rechazado debido a que no tenía suficientes pruebas para recibir ese privilegio. Portadas de periódicos sobre el crimen organizado, decapitados en la televisión, falta de dedos en las manos de este individuo debido a los secuestros masivos, no eran prueba suficiente para los agentes migratorios de los Estados Unidos. Mientras este hombre continuaba con su historia, la mente de Manuel se perdía en su recuerdo, la cara del presentador se fue desvaneciendo en la luz, hasta que Manuel solo oía palabras sin sentido. En su transe del recuerdo, no se enteró de que la prima del hombre de Michoacán había caído en una barranca mientras cruzaban la frontera y se había quebrado una pierna al caer, ella suplicó a los demás que siguieran su marcha al sueño americano, hasta ese día el hombre de Michoacán y su familia no sabían el paradero de su prima. En su recuerdo se vio cargando una mochila, era a finales del año 2004, tenía 13 años, abordaba un camión en la central camionera de Tijuana con destino a Ciudad Juárez. Manuel y su familia tenían que viajar hasta Ciudad Juárez porque ahí era el único lugar donde podían recibir su residencia estadounidense. El viaje fue largo y agotador, duró aproximadamente veinticuatro horas. Al llegar a la central de camiones en Juárez, tomaron un taxi que los llevó derecho al hotel. El hotel estaba a unas cuadras del Consulado General de los Estados Unidos. Al día siguiente se levantaron a las cuatro de la mañana para hacer fila afuera del consulado. Cuando llegaron, se percataron que ya había gente formada, parecía que unos habían acampado la noche anterior. Había niños, jóvenes, adultos y en particular muchas mujeres. Los de ahí estaban bien abrigados ya que era un 23 de diciembre. Ellos esperaban ese milagro navideño, la permanencia residencial o un visado, todo para poder cruzar a los Estados Unidos. De ahí, más de la mitad salió con las manos vacías, se les podía ver en sus caras de tristeza, en su caminar de desganados. Los que llevaban dinero y pruebas de que contribuirían a la economía americana, salían felices, con folders manila, donde protegían su permanencia residencial o su visado. Al salir de la aduana con folder manila en manos, Manuel se percató de camiones llenos de gente que se bajaba apresuradamente para formarse en esa fila. Como todavía estaba el sol, la familia de Manuel decidió caminar a su hotel, al ser nuevos en la ciudad los intrigó el vacío de las calles, parecía un pueblo fantasma, no almas, no carros, tiendas cerradas, otras clausuradas, parecía que todos estaban haciendo fila afuera del consulado. En el camino se toparon con parque, Manuel y su hermana se subieron a los columpios, a las resbaladillas y posaron para fotos. De regreso en el hotel, empacaron todo, ya que, al día siguiente al llegar el aura del amanecer, cruzarían la frontera. Llegando al puente fronterizo empezaron a caer copos de nieve, al cruzar la frontera con su nuevo permiso de residencia, empezó a nevar fuerte, Manuel sacaba la lengua y podía sentir los copos tocarla. Parecía que el tío Sam había decidido que nevara para sorprenderle. Fue mágico para Manuel ver nevar por primera vez, todo lo que veía enfrente de él era blanco, no había neblina, solo se podía ver la belleza de la naturaleza. Al voltear, la neblina en Ciudad Juárez tragaba a la ciudad, la desaparecía, al igual que muchas mujeres durante esa época, las cuales habían sido víctimas de los feminicidios. Su recuerdo terminó cuando escuchó a la siguiente sobreviviente, una mujer, la cual había escapado de Ciudad Juárez durante el 2006, Manuel tomó su lápiz para tomar apuntes y puso atención.
0 Comments
Por Graciela Silva-Rodríguez
Respiro. Con antelación me he puesto guantes y cubrebocas. Necesito vaciarte. Cada semana realizo el mismo ritual. Recoger y depurar mi correspondencia. Me pregunto, ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI continúen haciendo uso y abuso del papel para la propaganda de toda índole? Me toma tiempo ir en pos de la carta perdida como suele sucederme a menudo. Colocar cada uno de los panfletos, anuncios y propaganda de toda clase en mi bolso es abrumador. Éste se llena rápidamente con enormes folletos de las grandes transnacionales que ocupan más espacio: Wal-Mart, Costco, Safeway y Food City; luego las farmacias CVS y Walgreens, después las Beauty Supplies, Ulta y Sephora y finalmente restaurantes y negocios locales que se desbordan en propaganda. Este año se agregaron las campañas presidenciales y los candidatos estatales al senado. Debo resaltar que recibí más de 20 recordatorios para el voto, tres veces la guía de cómo y dónde votar, el draft de la carta de votación, el libro de los currículos vitae de los candidatos a todos los distritos del condado de Maricopa. Propaganda de candidatos republicanos y demócratas y un interminable etc. de fotos y slogans. Joe Biden ofertaba por la unidad y el seguro médico mientras Trump por la seguridad y estabilidad económica. Esta propaganda fue realmente insana para cualquier votante aunque al parecer funcionó pues el condado de Maricopa había sido Republicano desde 1948 y el estado desde 1996. Después de 25 años Arizona cambió el rojo por el azul y Joe Biden se llevó el estado con un porcentaje muy apretado: 49.4 vs. 49.1 de Trump en consecuencia los 11 votos electorales del estado fueron para Biden. Dado el presente tsunami de difusión general y electoral encontrar mis cartas y recibos de doctores o alguna otra misiva de género personal es toda una proeza en esta jungla despótica de la mercadotecnia publicitaria. Este fenómeno es –sin lugar a dudas–un abuso total contra el papel. Papel que en su mayoría es de extraordinaria calidad. Pensar que cada año son talados 153 mil millones de árboles me enferma y agradezco las clases y libros en línea aunque en esto me vaya la vista de por medio. Aunque de acuerdo a las estadísticas, la publicidad impresa se ha desplomado del 69% a un 40% dada la pandemia que estamos viviendo ya que las compañías están huyendo de los anuncios en papel. Aún así siempre me encuentro con un posting en mi buzón, “please, clean it more often”. El proceso de depuración es verdaderamente devastator. Esto me ha llevado a realizar la mayoría de mis pagos en línea. Así que el teléfono, la luz, el seguro de casa y auto, el lavado automático del mismo, abogado y mis subscripciones a Melaleuca son hechas sin mi intervención. A pesar de esto he sufrido, infinidad de contratiempos a causa del traspapeleo de mis cartas “recibidas” y productos vía Amazon. Sépase que en el primer mundo la sobresaturación publicitaria “a la Gutenberg” es agotadora, desgastante, una pérdida de tiempo y un dolor de cabeza para la que hoy escribe. Pues para evitar cualquier extravío de alguna carta importante debo y tengo que hojear las revistas–como si estuviera leyendo–Las uvas de la ira de John Steinbeck–todo esto para evitar que alguna de mis misivas se haya colado entre las hojas de alguno de estos monstruos transnacionales. Más aún, los documentos importantes los envío certificados para lo cual debo de pagar 10 veces más el costo y así garantizar su llegada al destinatario correspondiente y en el tiempo estipulado. Sin embargo, muchas de las ocasiones no basta con que los timbres estén bien pegados, el nombre bien clarito, la dirección bien puesta y que la misiva en cuestión sea enviada certificada en la post office local. Porque semana tras semana recibo más de una carta que no es mía; así como experimentado el extravío de alguna carta dirigida hacia mi persona. La pérdida de las placas de mi auto–por ejemplo– fueron una pesadilla el año pasado porque te mandan el recibo de pago vía correo para poder hacerlo en línea. Esto es comprensible pues cada año, el Servicio Postal de EE. UU. recoge y distribuye más de 200 billones de cartas y paquetes enviados por correo dentro y fuera de Estados Unidos. Mi tensión es mayúscula porque desafortunadamente mis placas se vencen el 31 de diciembre y tanto el recibo de pago como el sticker de circulación arriban en la peor época del año y el año pasado no llegó. ¡Dios cuántas llamadas tuve que hacer! Dejar de circular a “lanchón” y esconderlo en la cochera pues el estar estacionado en la acera garantizaba su desaparición en menos de una hora por la vigilancia constante de la policía local de los condominios. Para empeorar la situación, mi dolor de cabeza semanal se incrementará porque el servicio de UPS distribuirá más de 20 millones de paquetes diarios a partir del 15 de noviembre. Así que sólo puedo cantar––voló, voló mi carta con unas ansias locas para que al fin mi vida supiera dónde estoy, la puse por correo por entrega inmediata y aún no he recibo ¡ay la contestación!!! Y prosigo con mi rezo, Señor mío que el sticker de mis placas, el envío del seguro y los presentes familiares lleguen a tiempo y a feliz puerto. Amén, Graciela Silva Rodríguez Tempe, AZ Sábado 14 de noviembre, 2020 Doctora en Contemporary Latin American Literature, specifically Genre Studies in Mexicana and Chicana Border Writing. Bajacaliforniana de origen, no se ha sustraído de lo propio como punto de referencia; al contrario, ha tenido enfocados los ojos en el legendario Norte de México–las fronteras y los míticos desiertos. Se ha centrado en la narrativa (Eu) Latina Contemporánea de Género tanto mexicana como chicana. Ha trabajado en las universidades del suroeste de los Estados Unidos (CA, AZ, NM y GA). Por su investigación fronteriza recibe ASU Red-Black Excellence Award in Mexican-American & Northern Mexican Border Studies en 2007. En el 2010 publica La frontera norteña femenina: transgresión y resistencia identitaria en Esalí, Conde y Rivera Garza, una interpretación feminista de la narrativa contemporánea del norte de México. Su antología Chican@s y mexican@s norteñ@s se suma a previos esfuerzos de diálogo bifronterizos. Además participa en congresos de literatura Mexicana/Chicana y Fronteriza (MLA, NACCS, frontera, mexicanistas-UTEP). Actualmente se encuentra en sabático para editar varios artículos. Recientemente hereda la revista Peregrinos y sus Letras y funge como editora general junto con el Dr. Daniel Vargas. Por Roberta Schine Nueva York, 19 de octubre de 2019 Después de dos horas de interrogatorio, el juez se volteó hacia mi Amigo y dijo las palabras "muy creíble" al menos dos veces. "Usted es un acusado muy creíble, Sr. ———-. Encuentro su historia muy creíble." Luego le preguntó a la abogada de Homeland Security si estaba de acuerdo. Su respuesta fue simple, pero sorprendente. "Sí, sí, es,” dijo. “Amigo” es el término que usamos en la Coalición Nuevo Santuario para referirnos a los inmigrantes quienes vienen a nuestra clínica gratuita. Los ayudamos a prepararse y los acompañamos a sus audiencias legales de deportación, detención y asilo. La tasa de éxito para los casos de asilo es del 2%. El juez siguió con mucha naturalidad. "Te voy a dar asilo ..." Lo dijo como si dijera: "Voy a tomar una taza de café." Hubo una exclamación de sorpresa colectiva en la sala. Al principio, no lo podía creer. Me volteé hacia la mujer sentada a mi lado, una de la docena de voluntarios de la Coalición Nuevo Santuario que vinieron a dar testimonio. Le pregunté, "¿Él dijo que le iba a dar asilo...?" Su rostro estaba bañado de lágrimas. Miré a mi Amigo. Se estaba secando los ojos con un pañuelo. Sabía la respuesta. ¡Le acababan de conceder el asilo! Entonces todo parecía fluir en cámara lenta, incluidas las palabras del juez: "Número de seguro social... Permiso de trabajo... Tarjeta verde... Ciudadanía..." Todos se abrazaban. Lo último que le escuché decir al juez fue: "Bienvenido a los Estados Unidos". ***** Una hora más tarde, nos deslizábamos, mi Amigo y yo, por Broadway hacia el metro. Él estaba radiante. Me di cuenta de que en los ocho meses que mi compañero de equipo, Omar Serrano Guerra y yo lo habíamos estado ayudando a prepararse para este día, nunca lo había visto feliz. Me dijo que quería aprender inglés y que empezaría a buscar una clase al día siguiente. Llegamos a mi estación de metro. No estábamos listos para ir por caminos separados, así que decidimos que las 3:30pm era el momento perfecto para cenar! Se ofreció a invitarme y acepté. Charlando y riendo, estábamos celebrando cuando entramos en un restaurante cerca del tren C. Una mujer rubia, de unos treinta años y con un menú, me saludó. "¿Mesa para uno?" preguntó, ignorando por completo a mi Amigo. Indiqué que estábamos juntos. Me dió un menú. “¡Dos menús!” le dije. “¡DOS MENÚS!” Nada es sencillo. El éxtasis y la indignación pueden habitar en el mismo momento a la vez. Bienvenido a los Estados Unidos. ¡Ándale! Roberta Schine vive en New York City donde es activista de inmigración, instructora de yoga y escritora. Estudia perpetuamente español y sus cuentos, que escribe en un “okay español”, son transformadas en un gran español por sus amigas, la escritora, Marithelma Costa y Grizelda Robles, quien es también su maestra de español cuando Roberta está en México. Sus historias han aparecido en Hawansuyo.com, Bordernews, Portside.com, It's All Right to be Woman Theatre and The AIDS Theatre Project. Roberta es miembro de la Coalición Nuevo Santuario. |
AuthorWrite something about yourself. No need to be fancy, just an overview. ArchivesCategories |