Por Manuel Murrieta Saldívar
Este no es un texto poético, cronístico o fantástico, tampoco sarcástico o divertido, si no uno meramente informativo, tipo boletín de prensa, así que vamos al punto, eso sí, con emoción, con mucho gusto y entusiasmo. Anunciamos la puesta en circulación de nuestro sitio web personal: http://manuelmurrietasaldivar.com/ el cual da y dará cuenta de nuestra trayectoria en el campo de las letras, del periodismo, la edición y la academia. Intentamos crear aquí una especie de archivo electrónico, lo más completo posible, que sintetice y sea una muestra representativa de nuestra labor con el lenguaje en general. Como ya se puede apreciar, el sitio se divide en varias secciones: Libros, Textos, Editor, Academia, Eventos y Sobre el autor, además contiene enlaces a nuestras redes sociales y la publicación de una columna semanal titulada “Poecrónicas”. Destacamos la sección Libros, con amplias portadas y abundante información, porque consideramos que la obra literaria es el producto final de quienes nos dedicamos a la escritura. Publicar es resultado de una labor de años, sintetiza el máximo esfuerzo del oficio de escribir, concretiza un proyecto imaginativo o de investigación. Al hacer clic en cada portada, aparece una página que contiene los datos bibliográficos, así como comentarios y valoraciones de críticos y lectores. Incluye además enlaces a contenidos relacionados directa o indirectamente con el libro en cuestión lo cual promueve el interés por la lectura y facilita la búsqueda de información adicional. De esta manera, se ofrecen opciones en caso de que se desee profundizar sobre el ejemplar, para tareas estudiantiles y trabajos de análisis y de investigación. La sección contiene solo los libros publicados en ediciones recientes y que se encuentran en existencia para su consulta o para adquirirse tanto a través de Amazon o Pay Pal cuyos botones de compra también se incluyen. Por supuesto, cada vez que suceda el sorprendente milagro de publicar una nueva obra nuestra, aquí se colocará como primicia antes de cualquier otra fuente…así que hay que estar pendientes! En la sección “Textos” organizamos una muestra, más representativa que completa, sobre nuestra producción periodística en general, del periodismo cultural, además de poesía, crónicas y fragmentos de narrativa. Aparece primero el título o encabezado y abajo el enlace donde ha sido publicado. Tratamos de consignar lo que consideramos más trascendente, dada la imposibilidad de recopilar la totalidad de textos producidos en nuestra trayectoria. Esta sección irá creciendo conforme localicemos nuevos contenidos de nuestra autoría en la red o, por supuesto, lo que vayamos publicando en otros medios siempre intentando dar la primicia en este portal… En el apartado de “Editor” damos cuenta de nuestra actividad de publicar en español decenas de libros de autores con o sin trayectoria, así como cientos de textos creativos y de periodismo cultural de colaboradores y estudiantes provenientes del suroeste norteamericano y de la zona fronteriza con México. Es decir, se trata de resumir nuestra misión de publicar, en los distintos géneros literarios y periodísticos, obras con tema migrante, fronterizo, chicano y de los llamados “latinos” de Estados Unidos. Esta producción se ha canalizado básicamente a través de los dos grandes proyectos que hemos fundado, dirigido y fungido como editor general: Culturadoor y Editorial Orbis Press. Ambos vieron la luz a mediados y finales de la década de 1990 en Arizona, desde nuestra segunda Alma Mater, Arizona State Univeristy (ASU), al avanzar y culminar nuestros estudios doctorales; y ahora prosiguen, desde 2007, en el área de Modesto, California con el apoyo de California State Univeristy-Stanislaus (CSU-Stan) y autores, colaboradores y estudiantes desde nivel regional a internacional. De esta manera, la sección rescata enlaces de Editorial Orbis Press y de Culturadoor en su etapa de impreso en papel, luego de periódico independiente y finalmente en su versión digital actual. Se agrega además nuestra más reciente aventura, la nueva etapa impresa de Culturadoor dedicada exclusivamente a los estudiantes de español de CSU-Stan, erigiéndose como el primer periódico en español de este campus. Agregamos además ligas hacia textos que dan cuenta de presentaciones de libros, ferias y eventos literarios donde hemos participado, así como entrevistas y promoción a nuestros autores. Para ambos proyectos, se invita con sus botones respectivos a suscribirse a sus redes sociales , las llamadas “fan pages”. En “Academia”, resumimos nuestro paso por las instituciones que nos han formado, Universidad de Sonora (Unison) en México, ASU-Tempe en Arizona y CSU-Stan en California, mencionando grados obtenidos, cargos desempeñados como profesor, investigador y servicio a nuestros estudiantes y a la comunidad en general. Se maneja información y enlaces a las tesis elaboradas, a ensayos de investigación publicados así como a encuentros, simposios y congresos a donde hemos asistido. Otros “links” informan de cursos, talleres y tutorías ofrecidos tanto en otros centros de estudio como al público en general. Esta sección crecerá a medida que recibamos o encontremos nuevos datos y continúe nuestra participación y actividades relacionadas estrictamente con el universo académico en sus distintas modalidades. La sección de “Eventos” anuncia nuestra intervención en lecturas de textos creativos, charlas, talleres, presentación de trabajos en congresos o simposios o cualquier otra actividad relacionada con nuestras labor académica, creativa y editorial. Anunciaremos nombre del evento, fecha, lugar y horarios para invitarlos a asistir. También, intentaremos crear un archivo, una relación, de nuestra asistencia a actividades anteriores a manera de un recuento histórico, así que estaremos a la caza de datos al respecto. En “Sobre el autor”, se maneja nuestro curriculum vitae, o résumé, lo más actualizado posible, un recuento de nuestra formación periodística, académica y literaria así como un reporte de publicaciones y medios donde hemos trabajado y colaborado. Se hace un listado cronológico de nuestras obras publicadas y se informa sobre galardones, premios y reconocimientos recibidos. Además se recopilan ligas a entrevistas que nos han realizado así como a artículos donde se comenta nuestra obra y trayectoria. Además de estas secciones, vamos a establecer el compromiso de publicar en nuestro portal una columna semanal que hemos nombrado “Poecrónicas” ya que este concepto híbrido creemos sintetiza mucho de lo que hacemos: escribir sobre la realidad que observa el cronista y la metaforización, abstracción y manejo de símbolos de la poesía, ambos géneros que no descartan las emociones, los sentimientos ni los puntos de vista sobre el mundo en general. Y en medio de ellos, es decir, de la crónica y la poesía, el resto de los géneros que manejamos como la narrativa y el periodismo como, precisamente, lo hace este primer texto, el inaugural. Nos proponemos así publicar cada sábado, regresando y emulando aquellos tiempos de rigurosos días de cierre cuando nos dedicábamos al periodismo diario y semanal en nuestro terruño de Sonora, México. Invitamos a que visiten con frecuencia esta columna ya que aquí publicaremos como primicia nuestros nuevos textos para después propagarlos en redes sociales y, en lo posible, en otros medios que nos reproduzcan. Desde aquí, pues, y después para el mundo!… Crear y echar a andar este portal ha sido una labor titánica de meses, pero creemos vale la pena porque, como se pudiera creer, no necesariamente es un monumento al ego o a nuestros distintos yo’s, sino más bien funciona como un punto de encuentro directo entre nuestra obra-trayectoria y ustedes, los lectores, nuestros estudiantes, investigadores y curiosos que lleguen por accidente, por recomendación o por el correr de la voz. Aquí vamos a confluir, en este archivo electrónico que funciona desde la inmediatez del contacto cibernético pero también hacia el futuro, hacia la posteridad que intenta la obra artística y creativa y que nunca se sabe si se logrará; sin embargo, aquí está ya el espacio, “just in case”… En esta magna tarea, hemos sido auxiliados directa e indirectamente, en distintas épocas y etapas, por colaboradores, estudiantes, organismos e instituciones educativas. Agradecemos de esta manera a Diana González y Marilú Velasco, de la licenciatura de español de CSU-Stan; a Hansen Wanmart, maestro del diseño gráfico en USA, México y Guatemala; a la Unison y su planta de profesores de la escuela de letras así como sus servicios de Internet con Raquel Ruiz, Ismael Álvarez y Juan Miguel Moreno Montijo a la cabeza. A la “School of International Letters and Cultures” de ASU por cobijarnos como estudiantes de maestría y doctorado, mantener nuestra obra en sus colecciones o ser objeto de lectura; en ello tiene mucho que ver el siempre noble y solidario Dr. Manuel de Jesús Hernández, chicanista de corazón, y los varios profesores que nos impactaron como la Dra. Teresa Valdivieso, Dr. David Foster y el Dr. Justo S. Alarcón sólo por destacar a los más entrañables. Por supuesto, agradecemos a CSU-Stan, por cobijarnos estos últimos once años como profesor titular de literatura chicana, mexicana y latinoamericana y por el apoyo a la creación literaria y periodística tanto nuestra como de los estudiantes; especial mención a su Department of Modern Languages y sus directivos, los doctores Jason Winfree y Jim Tuedio, por orientarnos y facilitarnos infraestructura, equipo, tiempo y fondos. En estas “muchas gracias” no olvidamos a las autoras y autores a quienes hemos publicado en Editorial Orbis Press a lo largo de más dos décadas, como el ya fallecido Leo Cervantes, Saúl Cuevas, Óscar Cordero, Antonio Cárdenas, Adela Castillo, Alejandro Morales, Mario Escobar, María Sergia Guiral, don Jorge y Teresa Valdivieso, y muchas y muchos más; agradecidos además a colaboradores, estudiantes creativos, editores asistentes, diseñadores, técnicos y patrocinadores de Culturadoor. De todas y todos ellos hemos aprendido, de sus escritos, sus habilidades, inteligencias así como de la experiencia humana y nos han permitido abrirnos puertas no solo en la academia, sino en la vida social así como en ferias de libros, congresos, simposios, por distintos países y continentes. Destacamos el agradecimiento al portal “Peregrinos y sus letras”, desde Phoenix, por ofrecernos durante años un espacio para nuestros escritos gracias a la certera dirección de su fundador, finado recientemente, el Dr. David Alberto Muñoz, autor, colega, compadre y además amigo entrañable de aventuras literarias y vivenciales. El agradecimiento es extensivo a quienes ahora coordinan y continúan con Peregrinos como la compañera de vida de David, su esposa Mireya Carpinteyro y los nuevos editores Daniel Vargas Minerbi y Graciela Silva Rodríguez quienes nos siguen publicando y promoviendo. Sean pues bienvenidas y bienvenidos a este nuestro sitio, lleno de nostalgia por los textos antiguos y producción añeja, pero también pleno de energía y dinamismo frente al futuro, por la obra que viene, por fungir, ya, como punto de encuentro. Esperamos nos visiten con frecuencia y reaccionen a los contenidos, nos comenten, critiquen, sugieran o envíen nuevo material, para ello se puede utilizar la opción “contactos” o comunicarse a nuestras redes sociales. Éste es desde hoy nuestro punto de reunión digital, pero esperamos se extienda al mundo real, al táctil y humano, en torno a lo que nos interesa y apasiona: el amor a las letras, al conocimiento y al humanismo que nos permita transformar desde nuestro interior hasta lo mundos externos, inmediatos y lejanos, que nos afectan. Seguiremos pues “poecronicando” por aquí, por allá y acullá coincidiendo siempre en éste nuestro nuevo portal: los esperamos con gusto!: http://manuelmurrietasaldivar.com/index.php
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Por Manuel Murrieta Saldívar La madrugada del 25 de junio mi teléfono empezó a recibir llamadas incesantes desde distintos puntos del país de colegas con quienes estudié en Arizona State University (ASU). Ya de mañana, correos electrónicos y redes sociales ardían y confirmaban la fatídica noticia: el fallecimiento en Phoenix del querido y admirado profesor David William Foster. Nos tomó por sorpresa, aunque sabíamos de su añeja enfermedad asmática, de su edad surcando los tardíos 70, pero también de seguido confirmábamos su fortaleza en la enseñanza y su participación continúa, tanto en USA, España o Argentina, en congresos y conferencias, siempre lúcido e incansable. Un ser así, imaginábamos, no puede morir tan de repente, y menos en un jueves cualquiera, tan simple y cotidiano a pesar de la pandemia, un ser así, es más, no debe morir. Pero fue inevitable: la memoria se activó, los recuerdos afloraron hasta la década de los noventas del siglo pasado cuando, felices, decenas de estudiantes nos graduábamos bajo la tutela del maestro a quien ahora recordábamos como un homenaje espontáneo. Carlos Rivera, desde Nueva York, me despertó exaltado entre lágrimas rememorando el ambiente de debate y discusión que se generaba en las clases, sobre todo las de tema “queer” que Foster introdujo. El chicanista Manuel de Jesús Hernández, desde la misma Tempe, luego de confirmarme el deceso, destacó la pérdida para la chicanidad ya que el fallecido no sólo aprobaba la continuidad de los estudios chicanos, sino que además los defendía autorizando nuevas plazas y traduciendo obras al inglés como la afamada novela Peregrinos de Aztlán de Miguel Méndez. El doctor Jorge Valdivieso, desde Scottsdale, compañero de vida de la recordada y finada doctora Teresa Valdivieso, rememoró la amistad, solidaridad y fraternidad de académicos, sostenida durante décadas, los tres verdaderos pioneros de la enseñanza del español a nivel posgrado en Arizona. Luis Soto, desde El Paso, Texas, me contó sobre su admiración a la autoridad de Foster en la teoría literaria, su prestigio en la intelectualidad norteamericana y latinoamericana. Este tsunami de memorias, al mismo tiempo, se replicó en miles de amistades, profesores, especialistas que alguna vez escucharon las cátedras fosterianas tanto en USA, como en México, Brasil y Argentina cuyas culturas y literaturas fueron su especialidad, junto con el feminismo y la literatura gay, produciendo docenas de obras de análisis y de investigación. En mi caso, ya contagiado por esa avalancha, me transporté hacia mis momentos claves con David Foster en Arizona: mi llegada a Tempe--la entonces para mí retadora ciudad universitaria--como estudiante de intercambio entre mi Universidad de Sonora y ASU en lo que él tuvo mucho que ver; sus primeras clases y revisiones a mis ensayos escolares; las posteriores propuestas para publicarlos o su invitación para participar en proyectos de gran envergadura, donde aún estamos incluidos, como la enorme antología Latin American Writers on Gay and Lesbian Themes: A Bio-Critical Sourcebook, donde me asignó reseñar la obra de Carlos Monsiváis. Comprensible con mi trayectoria periodística traída desde México, facilitó mi vocación de no restringirme a la formalidad académica sino también a desarrollar la creatividad y el periodismo callejero que bullía en español en el Valle del Sol arizonense. Ante la tumultuosa reacción en las redes sociales, y haciendo un resumen de anécdotas, esculqué y encontré en mis archivos caseros distintas fotos que reactivarían a detalle mis remembranzas. Y, claro, me atrevería a compartirlas haciendo el recuento más cálido y explícito puesto que marcaban mi vida académica y personal. Así, encontré una donde estamos mirándonos frente a frente durante el primer simposio de marxismo y literatura en ASU, del cual mi maestro fue pionero a principios de los 1990. En otra, estamos parados y radiantes de gusto minutos después de que yo hiciera mi defensa de tesis de doctor en 1998, en la que Foster fue mi asesor y director. Ya más reciente, 2012, hay una que muestra nuestro encuentro en Madrid, España, recibiendo mi libro de crónicas sobre Estados Unidos, La gravedad de a distancia, que en parte él inspiró. Al postearlas en mis redes se comprobó su influencia y prestigio: han sido de las más comentadas y obtenido cientos de reacciones de cariño y dolor desde distintos confines del continente. Hubo otras fotografías que no compartí para no saturar ni excederme, como aquella de la última vez que nos encontramos precisamente en su querida ASU. Se trataba del homenaje a la autora chicana Margarita Cota Cárdenas, organizado por el otro David que también ya se nos adelantó, el prolífico David Muñoz de quien recibí en aquel entonces, noviembre de 2016, una especial invitación para estar presente en el evento haciendo viaje especial desde California. Foster, atento a las lecturas, escuchó la mía y en silencio afirmaba sí, sí, como simpatizando con la trama de mi historia sobre los avatares de un estudiante extranjero que supera el choque de migrar a USA. Sonrió, nos acercamos y nos dimos el abrazo, yo casi sospechando que sería el último y por eso se tornó en uno más fuerte, cálido y nostálgico sobre todo por estar rodeados de los auditorios y salones de clase donde transcurrí años de estudio y él décadas de enseñanza. Como para despedirnos, le pregunté precisamente sobre sus cátedras, qué novedades, qué giros teóricos, cuándo las concluiría y me respondió con su frase lapidaria que de seguro repetía y tenía preparada: “ya sabes que yo no me jubilo, a mi me sacan muerto de un salón de clases y con los pies por delante”. ¡Y me temo que lo cumplió! … Por supuesto, no existen gráficas de otros momentos trascendentes porque no se pensó en ello, no hubo cámara o sucedieron como parte de la rutina sin darles la importancia que representaban. Por ejemplo, las varias veces que me becó y con lo cual pude obtener mis grados de maestría, de doctor y primeros puestos de “TA”, el cotizado y peleado puesto de “Teacher Assistant”. Es por eso que yo lo acusaba, entre broma y en serio, de ser el culpable de que dejara México y se me abrieran las puertas en USA, como sé lo hizo con muchos. “Hey, miren, existen norteamericanos sensibles, solidarios y respetuosos de lo diferente, de lo moreno y mexicano”, repetía en mis regresos a casa. En asuntos de vida personal, cierta ocasión fue contundente cuando le planteé una crisis de nostalgia y romance que ponía en riesgo mi continuidad como estudiante de posgrado. A todas luces ya experimentado en estas lides, me energizó ahí en su propia oficina, mirándome recio y con el mejor consejo: “mira Manuel, te puedes encontrar otros amores, aquí o allá, yo solo te recuerdo que aquí hay otra beca para ti”. Decidí ahí mismo continuar con los estudios, perder muchos amores en el sur y ganar otros nuevos en el norte, además de nuevos empleos, nuevos libros y nuevos viajes por el mundo hasta el presente de hoy. Y como ya lo describió Valdivieso en su telefonema, recibí también generosidad y solidaridad cuando patrocinó nuestros proyectos alternativos y estudiantiles como lo hizo con otros, grupos de teatro, simposios, visitas de escritores de fama, clases extras de verano. Llegó al extremo de permitirme ausencias de semanas, bajo la promesa de recuperar lo perdido a mi regreso, para asuntos urgentes de paisanos en problemas legales o tramitar documentos relacionados con mi licenciatura en Sonora. Destaco especialmente sus donativos para nuestra humilde y sencilla publicación estudiantil, Culturadoor, que fundé junto con estudiantes mexicanos, chicanos y latinos de nuestro departamento de lenguas. Su mecenazgo no solo fue económico—¡hasta adquirió suscripciones que las regalaba a otros lectores!--sino motivacional pues colaboró con sendos artículos exclusivos para nosotros dando prestigio a nuestra incipiente publicación. Ya graduados y con mayor madurez, Culturadoor creció y se consolidó como uno de los primeros portales electrónicos de literatura y periodismo cultural en español y de temas migrantes, chicanos, latinos en el suroeste norteamericano. En esta modalidad, Foster volvió a colaborar con un magnífico ensayo titulado “A Vanishing Phoenix Chicano Barrio”, que aún se conserva en este enlace: http://www.culturadoor.com/?p=4516. Es un extenso documento, que incluye fotografías tomadas por él mismo, sobre la desaparición de los barrios chicanos, mexicanos, muestra de que nuestro maestro miraba hacia México y Sudamérica, pero nunca olvidó la chicanidad de su ciudad, de su querida Phoenix, de la “finiquera” en donde habitó, en el mero downtown, la mayor parte de su vida. No sorprende entonces que, por esta convivencia, aflorara entre nosotros una relación más allá del trato alumno-maestro. Hubo visitas a su maravillosa residencia, propuestas de trabajo en Phoenix College, nombrarme su asistente personal por una temporada, cartas de recomendación para puestos definitivos—como el que ejerzo hoy en California State Univ-- y hasta invitaciones a su cueva de trabajo, un sofisticado departamento instalado en la parte alta de un edificio del downtown Phoenix. Era uno de sus lugares favoritos de lectura y escritura, como lo confirmé la única vez que lo visité, un piso tapizado de libros, escritorio para computadora, ventanales al cielo y sendas botellas de vino. Así, consolidada cierta amistad, y conociendo él las costumbres de la etiqueta mexicana, me propuso que no le hablara de “Usted” en repetidos diálogos. Insitía: “somos amigos Manuel, me puedes tutear, llámame David”. Sin embargo, a pesar de intentarlo varias veces, a fin de que se arraigara de manera natural mi forma de abordarlo, nunca lo logré y por ende me atreví a explicarle: ”Lo siento profesor, no me sale, ¡siempre será usted para mí el doctor Foster!”. En efecto, no lo pude tutear en definitiva porque me ganó el respeto a su sabiduría, a su influencia y poder intelectual y a hasta su disciplina de la cual también aprendí. Sí, siempre será Usted el Dr. Foster, el maestro, el ser que moldeó parte de mi vida intelectual, que cambió mi destino, un ser que nunca se olvida al quedar incrustado en nuestra mente y corazón, que acaba en eso que llamamos posteridad…o quizá eternidad… Keyes, California, julio 2020
Para Mireya y Mirita, con mucho amor y nostalgia Por Manuel Murrieta Saldívar Acá, David, reina la sensación de que sigues aquí, como si nada, conmigo, entre nosotros… los pájaros continúan llegando a las buganvilias que tanto te gustaron del patio de mi casa los almendros que recorriste durante tu visita memorable están sanos de verde y de felicidad y el aire fresco desde la bahía me llega suave relajando mi piel como una tarde lo hizo con la tuya… ¡No podría ser de otra manera! Supongo que allá, en tus cercanías, tu ausencia física quizá se note más y tus palabras, con las que narrabas experiencia humana, les hace mucha falta, han quedado mudas las páginas de libros revistas y portales… en cambio, aquí, a la distancia de los años y de las carreteras, sigues vital, tan orondo que hasta veo cómo tu voz busca a mis alrededores nuevas historias que contar entonces me pregunto, David, qué estuvieras charlando y escribiendo ahora junto a mí, ya sea dentro de la cabina de mi auto --cervecita en mano, of course-- en la cafetería céntrica, la habitación de un hotel añejo, o en el bar, sí, la cantina mexicana e incluso, en el centro nocturno de rubias platinadas o el congal de diosas morenas donde también escribimos… ¿Qué cuentos entonces imaginas junto a mí mirando con tus ojos de enorme telescopio, tus dedos regordetes tecleando sin parar? ¿Qué es lo que sigues haciendo a mi lado? Sólo yo sé David lo que estás visualizando y palpando ahora, lo que asimilas reflexionas y vas cazando, David… sólo yo lo sé porque aquí, a la distancia, sigues nítido conmigo, palpable y presente como siempre lo estarás hasta el fin de mi mirada mi mirada que se une a la tuya para seguir convirtiendo en palabras infinitas ese mundo que vemos y que tercamente queremos convertirlo en inmortalidad, David… Keyes, California, junio 2020
EL SUBMARINO AMARILLO, NARRAR EN CONTEXTOS. LA MAESTRÍA DEL DR. SANTILLANA
Por Manuel Murrieta Saldívar California State University-Stanislaus EL NARRADOR CONTEXTUALIZA El principio creador y pretendidamente ficcional de la novela El submarino amarillo es la llegada de un sumergible japonés al Mar de Cortés y el posterior desembarco de Ichiro Watanabe en costas sinaloenses para preparar la invasión hacia los Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. Sin embargo, se enamora de Berenice Loustanau, una joven sonorense-sinaloense con quien, fallida la invasión, hace pareja estable y crían tres hijas en un periodo de unos doce años. Esta efecto ficcional, Manuel Santillana trata de demostrar que en realidad existió, de hecho, es uno de los propósitos de la novela, convencernos sobre la llegada de los submarinos y el enamoramiento de la pareja. Para ello utiliza esta hábil estrategia: crea un narrador omnisciente, de espíritu investigativo, un tanto académico, paciente buscador de información y de archivos. Un narrador así—la máxima evidencia es cuando ofrece una disertación precisamente en Pomona College--explica y justifica la abultada y variada construcción de contextos los cuales son muy útiles y necesarios para descubrir y entender las fuerzas externas que mueven a los personajes. Sin estos contextos, la novela no sería posible, son su armazón, y demuestran, evidencian y ultimadamente pueden convencer al lector de que en la realidad histórica y objetiva desembarcaron en el golfo las naves japoneses. La intención de convencer a veces parece obsesiva, no solo para el narrador, sino además, me temo, para el propio Santillana como lo intentan confirmar muchas citas. Ésta, por ejemplo, es reveladora: “mientras tanto el submarino amarillo yace en una parte alta del Golfo de California ahí entre corales, ballenas y camarones. Esperando, esperando que alguien sepa de él. Que alguno cuente su verdadera historia” (Santillana 178). Este alguien sería el propio Santillana quien en esta novela, finalmente, está revelando la historia al mundo. Queda a juicio del lector si descartar la invasión, creer en ella, tomarla o no en serio, o si es solo una estrategia narrativa para crear el principio ficcional con el que arranca la trama. Yo me inclino a quedar convencido: después de esta presentación estoy a punto de partir con un equipo de buceo hacia Puerto Peñasco en cuya cercanía y fondo marítimo yace hundido ese sumergible nipón que finalmente fue bombardeado por la US Navy en completa secrecía según se nos cuenta. La curiosidad del narrador por demostrar la realidad de la leyenda, se le despierta en un primer contacto, en la época contemporánea de la trama, con Gardenia, una de las hijas de la pareja, viviendo tranquila en Phoenix, Arizona. Ella le revela su origen, la historia familiar, para despertar la curiosidad y asignarle la misión de indagar el antepasado del misterioso padre y su misión invasora. El narrador, sin mucha insistencia, asume la tarea y entonces la novela avanza a medida que sucesivamente reporta a la hija, a nosotros, los resultados de las pesquisas. Se construyen así los contextos directa o indirectamente relacionados con la llegada de los submarinos. A veces los utiliza para dar el efecto, no solo de verosimilitud, sino de verdad histórica, objetiva e irrefutable. Un ejemplo de ello, mezclando la realidad con la fantasía, es cuando incluye a Jacques Cousteau con su barco navegando por el Golfo de California, de repente, el narrador intercala la anécdota de que se encuentran sobre los restos del submarino hundido rodeado ya de arrecifes de coral a la altura de Puerto Peñasco. Como estrategia de convencimiento, agrega un diálogo sostenido con el guía sonorense que acompaña al explorador francés: “Arriba en la superficie una estampida de delfines rodeaba el Calypso, le preguntaron al guía que quién lo había hundido. –Unos gringos con cañones hace tiempo. En la guerra—les contestó sonriendo—pero nadie de la marina gringa ni mexicana quiere hablar de eso—agregó” (Santillana 161). Evidentemente, es histórico que Cousteau navegó por nuestro golfo, pero no existe evidencia documentada del diálogo, siendo aquí donde interviene el poder de la literatura con su efecto ficcional tratando de convencernos de una verdad histórica, o al menos ser verosímil dentro del mundo interno de la trama. Y como estas estrategias hay muchas. NOVÍSIMA NARRATIVA Esta estrategia narrativa que acude a los contextos, crea una novela fragmentada, alejada del tradicional discurso lineal, cercana a la narrativa del postboom y de lo que se ha dado en categorizar como novísima narrativa y posmoderna (Garganigo 670-671). Así, inicia con un capítulo O (cero), luego se intercalan extensos nueve capítulos titulados, con sus correspondientes subcapítulos, y magistralmente concluye con un capítulo 00 (doble cero). El inicio y el cierre señalados así, indica un tipo de novela circular, entrelazando el amor Ichiro-Berenice del principio, el cual continúa dentro de los capítulos, para revivirlo al final de la novela tras la muerte de ambos. Se crea así una secuencia amorosa más allá de la muerte y de la realidad temporo-espacial. En esta fragmentación, es de resaltar cómo Santillana enumera los subcapítulos dentro de los nueve capítulos. No solo lo hace de manera convencional marcando números arábigos a cada subcapítulo, sino que a veces lo hace con números fraccionados, ya sea señalándolos con letras, decimales o quebrados. A veces enumera “10 y un poco” en otras “6 y medio”, “7 & cuarto” o las geniales “6.999999”, emulando un poco el estilo cortazariano en su novela Rayuela de enumeración que ofrece varias lecturas. ¿Cuál es el propósito?, indica que la trama, es decir, la vida, no puede medirse de manera lineal y con unidades completas, que un 1 no siempre sigue el 2, sino que existe entre medio un fragmento de vivencia, de historia entrelazada que contar sin partirla en unidades. Otro propósito sería indicar que el narrador no es un investigador metódico y perfecto, sino uno lúdico, no es un científico social ortodoxo, sino un investigador divertido. Uno capaz de jugar y no restringirse a los rígidos cánones de la investigación, dispuesto no solo a dividir en fragmentos, sino además de sondear en todo tipo de fuentes de información, aun las más inverosímiles, para lograr su propósito: comprobar la leyenda de los submarinos. Por eso, llega a incluir pasajes, escenas improbables, no aceptadas por científico sociales rígidos apegados al manual, como se ve en las inverosímiles menciones a los OVNIS y asociaciones asombrosas: ¿qué tiene que ver la historia de san Felipe de Jesús, la guerra de las Malvinas, el islam, un monje budista o los gigantescos pinos de sequoias con esta leyenda del Mar de Cortés? Aunque no se crea, el narrador las incluye, hábi, irreverente y alternativo, en la búsqueda de explicaciones que de alguna manera contextualizan la leyenda o la historia de los sumergibles japoneses que trajeron más amor que guerra. Esta contextualizada forma de contar, resalta el carácter de novísima narrativa y posmoderna en la que una de sus características es la de incorporar temas y elementos de la cultura popular y de los medios masivos de comunicación. Y el narrador hace un desplazamiento de su conocimiento de la música popular, la radio, el cine, la literatura, el periodismo en su construcción de contextos pero a la vez, y aquí interviene más Santillana, para seducir y atraer al lector. En este sentido, desde el mismo título, caemos encantados y desde las primeras páginas andamos como locos buscando la referencia a la popular canción de Los Beatles aunque explícitamente no hay tal. Suponemos que lo amarillo le viene al submarino por el color de la piel de los asiáticos según el estereotipo, y no por la canción del cuarteto de Liverpool, pero es una estrategia inteligente para captar la atención. El narrador no se queda ahí y maneja, para seguir pegados a la trama, otras figuras como Al Capone, Frida Kahlo, Steven Spielberg, Louis Armstrong, Rod Stewart, Rolling Stones y hasta El Mago de Oz. Estas inclusiones nos producen fascinación, son hipnotizantes manejadas diestramente por Santillana sabedor de que la cultura popular y mediática seduce. La novela es también de la novísima narrativa y de la posmodernidad porque recupera de manera insistente el realismo en oposición a las dimensiones imaginarias, mágicas y fantásticas que explotó el boom latinoamericano, fórmula ya gastada. Santillana apuesta y regresa a la realidad, no a la aparición de fantasías en exceso, no a muertos interactuando en el plano de los vivos, no a diálogos con rencores o recuerdos, no al surrealismos onírico. El suyo es un discurso de lo real, tras haber creado la estrategia ficcional ya señalada, porque el narrador acude a infinidad de fuentes referenciales, es decir con relación explícita a tiempo y espacio concretos, en aras de demostrar la existencia de los submarinos. Es tan realista, que el narrador construye los contextos en base a documentos, archivos, la tradición oral, entrevistas, cartas, leyendas urbanas en su intento, a la manera de los detectives, el científico social o el periodista, de acumular evidencias convincentes que prueben la invasión nipona. Quizá el único pasaje de realismo mágico, podría ser en los capítulos 0 y 00, donde hace referencia a los recuerdos, sueños, deseos y añoranzas del amor inicial y del final entre la pareja protagonista. Afortunadamente, y es digno de mencionar como una virtud, este realismo no acude al recurrente y super explotado tema, al que han endilgado a las letras del norte y el noroeste mexicano, de la violencia, el crimen organizado y de la cultura del narco. Mejor apuesta por un realismo original, novedoso, poco manejado: el amor interracial, la exploración marítima, las migraciones, las mezclas y costumbres culturales y hasta el thriller investigativo o académico . Este realismo va de la mano con el tema histórico lo cual es otra característica de la novísima narrativa y de la posmodernidad en el sentido de releer, reconstruir la historia por medio de una reflexión, de una parodia o una distorsión. Se pretende así deconstruir la historia oficial y Santillana lo logra en su aferramiento por demostrar la invasión japonesa, en contraposición, como se repite muchas veces, al discurso institucional que lo esconde, lo tergiversa, lo ignora o guarda silencio. El narrador, conocedor de teorías, acude por eso al mismísimo Michel Foucault al no encontrar dato alguno en los archivos de la nación. Interpreta así que la ausencia de información y los silencios sobre los sumergibles japoneses revelan mucho sobre los intereses y la capacidad de ocultamiento de los aparatos del estado. Concluye que la falta de evidencias se debe a que las autoridades mexicanas y norteamericanas quedarían en vergüenza si se revela que unos eficientes submarinos nipones penetraron el golfo y entonces la novela nos hace reflexionar. ¿Por qué revelar el hecho?, es mejor ocultarlo, silenciarlo, ya que lo contrario sería, como lo dice un personaje, “Porque eso quiere decir que se metieron a territorio mexicano sin permiso. A la brava. Pero dos veces, pues. Una, el submarino japonés que llegó hasta acá desde Los Cabos. O sea unos mil kilómetros de mar desde el sur hasta el norte bordeando las costas. Y dos, la patrulla de americanos que lo cañoneó. ¿Se imagina?” (Santillana 161). No existe registro oficial de esta invasión que pudo ser peor que el ataque a Pearl Harbor, es mejor negarla, esconderla, hasta que llega Santillana y nos pone a pensar sobre esa posibilidad al margen de los documentos gubernamentales. Nuestro autor, pues, se opone y se enfrenta a las versiones institucionalizadas. Sin embargo, si aceptamos como verdad histórica, si quedamos convencidos de que la leyenda existió como lo intenta la novela, o al menos damos el beneficio de la duda, habría aquí menos literatura y más testimonio. Estaríamos ante un discurso con referentes reales y concretos de lo que sucedió en el golfo, el noroeste mexicano y suroeste norteamericano durante la II guerra mundial y la posguerra. El narrador y los protagonistas fungirían ahora como testigos, observadores y recopiladores de una historia real confirmando la presencia de los submarinos japoneses y el amor de Ichiro y Berenice. Serían, pues, ya no personajes ficticios sino especies de cronistas que van reconstruyendo la historia no oficial y revelando una escondida realidad. Por ende, el héroe ya no serían ellos, los personajes, sino el narrador, y me atrevería a afirmar que el mismo Santillana, puesto que sus indagaciones estarían revelando y documentando una leyenda la cual, sin esta novela, seguiría siendo mito, rumor o chisme colectivo. Ambos, incluso, superarían a los investigadores oficiales, académicos dominantes, productores de esos mismos documentos que el narrador consulta y que más hacen en ocultar que en revelar--la novela documenta más de 30 fuentes de información en la página de Notas. Esta interpretación testimonial, convertiría, pues, a los involucrados en productores de un discurso alternativo y estarían continuando el género del testimonio y de la crónica en la región. Se emparentaría y serían los continuadores de los ojos de Alvar Núñez Cabeza de Caca con su Naufragios—de nuevo el mar—o la de los misionero del desierto con los Favores celestiales del padre Eusebio Kino a la cabeza, las crónicas de Agustín Zamora, de Francisco Luna y las mías propias. Dependerá del lector abordar la novela como un trabajo de ficción enmarcado de realidad y de historia, o como un relato cronístico rodeado de lo inverosímil, rayando en los linderos de la fantasía mítica y de la leyenda popular, que pudo suceder. ¿No se ha dicho acaso que la realidad a veces resulta más fantástica que la propia imaginación literaria? Estamos, pues, entre la ficción y la crónica, ante un hibrido discursivo, donde los contextos son necesarios y llevan al lector a inclinarse a abordar esta obra como ficción literaria, o como testimonio histórico…o ambos. Por otra parte, es imposible no destacar que el prolífico manejo de contextos, permite el registro de diferentes tipos de lenguajes produciendo una novela de perspectivas múltiples y multitud de voces. La titánica labor investigativa de Santillana canalizada en el narrador se traduce en una demostración de sus capacidades para maniobrar diferentes niveles discursivos. Desde el literario, sobre todo en las italizadas comunicaciones entre Ishiro y Berenice, en los capítulos 0 y 00, verdadera poesía y prosa poética con sus metáforas de amor, lirismo y capacidad simbólica. Y entre el resto de los nueve capítulos encontramos discursos de las ciencias sociales, explicaciones técnicas, el epistolar, discurso científico, burocrático, intercalamiento de haikus, tankas, fragmentos de canciones, etc. Es, pues, un arco iris de intertextualidad, ricura del lenguaje, mezcla de pasión y de temple, de intuición y raciocinio, de elucubración y método investigativo. Por ello la novela resulta polifónica y polisémica, reforzando su carácter de posmoderna y de novísima narrativa porque no se construye con una voz monótona, un yo cronista dictatorial, un yo ordenador de una sola visión, una voz poética de un solo sentir o un narrador dominante—de hecho es casi invisible, no es protagonista, es culto, erudito, curioso y discreto pues no acapara protagonismo, solo reporta, da la voz a otros y otras y resalta los contextos evidenciadores. MIGRANTE SOFISTICADOS Es de resaltar el tratamiento que se hace al tema migrante. La trama incluye a una Berenice que luego del regreso de Ichiro a Japón, se matrimonia por segunda vez con Oscar, un profesionista chicano económicamente exitoso. Ella emigra, se establecen en Arizona y vive feliz hasta fallecer a edad avanzada en Boston, disfrutando de museos, de vinos y de langostas. No son, así, migrantes tradicionales. En primer lugar, Santillana no se enfoca en las grandes metrópolis; en su carácter de escritor no capitalino prefiere los temas periféricos, no aborda epopeyas migratorias ni es ambicioso en imponer una visión universal del fenómeno. Más bien hace lo contrario: se enfoca en lo local, en los márgenes, en la cultura regional abordando la migración que sucede en el noroeste de México y de clases sociales más pudientes. Trata el exilio, sí, pero no de esas grandes temáticas apoteósicas, desgarramientos de abandonar los espacios familiares con dolor y sufrimiento, de continente a continente, de país lejano a país de desconocidos. Aquí no hay drama de muertos en el desierto, de persecuciones de la migra, de separaciones hirientes. Es la migración tranquila de las familias acomodadas del noroeste que cruzan como si nada, a veces cada fin de semana, para el shopping en las ciudades de California o de Arizona, ya familiarizados con la cultura anglosajona. Así, mientras gran parte de la literatura chicana clásica es recurrente respecto al tratamiento del migrante como campesino, sin documentos, baja cultura y educación, acabando de trabajador agrícola y obrero, la novela maneja, con Berenice y Oscar, migrantes sofisticados, educados, exitosos en lo económico y que han sabido incrustarse dentro de la clase dominante angloamericana. Santillana, así, se une a esta nueva tendencia más contemporánea, impulsada por autores fronterizos y migrantes educados o académicos, que reflejan otras caras de la migración. Aquí se dignifica y, sin tanto revuelo ni mensajes de autoayuda, se coloca a los migrantes, a Berenice y familia, en sectores exclusivos, como Scottsdale, el lado rico de Phoenix, habitando en mansiones con albercas, jardines y conocedores de la alta cultura. Son personajes que ingresan a restaurantes de lujo, pero no de meseros, sino como pudientes comensales; se introducen a museos metropolitanos, pero no como mozos a realizar la limpieza, sino como espectadores sensibles y educados capaces de experimentar la catarsis con el arte universal. Con este tratamiento, la novela dignifica al migrante mexicano, frente al estereotipo del típico indocumentado que acaba en fábricas y campos agrícolas. Se pone a Berenice y a Oscar como ejemplo a seguir, muestra del éxito y logro personal en un país extraño al cual se supo dominar. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, concluyo que El submarino amarillo es un portento de novela, no solo por utilizar magistralmente características de la novísima narrativa y posmoderna latinoamericana, sino por su estilo de narrar contextualizado. Si la manera tradicional de contar historias es centrarse, microscópicamente, en los personajes, revelando el interior de lo humano, Santillana evoluciona al crear un narrador diestro en el manejo de información externa, macroscópica. No le basta con desarrollar solo la trama y las acciones de los protagonistas, sino que percibe la necesidad de incluir las fuerzas exteriores que los hacen mover. Por eso el narrador es culto, curioso, tipo investigador académico, el más propicio y adecuado para embarcar la tarea contextualizadora. Es, así, una novela vanguardista para nuestra región bifronteriza pero que apela a lectores contemporáneos globales interesados en buscar, digerir y asimilar esa información necesaria no solo para entender las tramas, sino la propia vida en general. No nos basta con conocer el protagonismo de los personajes, el inicio, desarrollo, clímax y el final de una narración, necesitamos lo externo que lo explique. Es, pues, un tipo de novela contextualizada que ofrece una prolífica información para una comprensión más integral y completa de la existencia humana y desde distintas perspectivas. El submarino amarillo, revela el poder de la historia real y objetiva, su impacto sobre nosotros, reconoce la correlación de las fuerzas políticas que nos mueven, la presión de los sistemas económicos que caen sobre nosotros, como el capitalismo paridor de guerras, las fuerzas sociales y culturales que nos hacen enamorar, emigrar, movernos por el mundo. Nos ayuda a comprender el microcosmos de una pareja japonesa y sonorense que se enamora en la periferia del planeta, movidos por costumbres regionales o la ambición de los imperios en pugna. Deberíamos felicitar a Santillana, por darle vitalidad al género novelístico, renovarlo, por experimentar y atreverse. Debería además preguntarle qué esfuerzos de tiempo, energía y lectura invirtió para escribirla, y luego, apelando a lo externo, para publicarla, tenerla en nuestras manos y organizar presentaciones. No le pregunto porque es obvio: hay un trabajo titánico de investigación, de organización, estructuración, y, sobro todo de redacción, empujado por la curiosidad y por el amor al lenguaje y al conocimiento. Es una exhaustiva labor intelectual para madurar esta forma novedosa de narrar contextualizada. Si la crónica no existe sin la realidad, si la literatura no es posible sin la imaginación, El submarino amarillo no sería posible sin la contextualización. A Santillana no le basta la realidad ni la imaginación, sino además requiere de la información que explique la existencia humana. Vamos pues a Puerto Peñasco a sacar el submarino amarillo, no importa si exista o no en la realidad objetiva, porque con todo lo expuesto en la novela, de seguro está ahí abajo, o al menos en el fondo de nuestra imaginación… Leído durante la presentación de la novela en Ensenada, Baja California, México, junio 2019 OBRAS CITADAS Garganigo, John F. et al. Huellas de las literaturas hispanoamericanas. 2nd. Edition. Prentice Hall. Upper Saddle River, New Jersey. 2002. Santillana, Manuel Alberto. El submarino amarillo. Primera edición. Editorial Garabatos y Universidad de Sonora. Hermosillo, Sonora, Mexico. 2019. LLENO DE VACÍO (*)
Manuel Murrieta Saldívar He sabido de ciudades y desiertos, de multitud de bocas y de libros y nada me conmueve tanto como el olor a nada del olvido. He llorado, y casi de rodillas, impostores me han acribillado con su vista y si acaso aún sostengo gravedad es porque conservo tu rostro a cada instante. (La noche en que escuché por vez primera el canto de los grillos fue cuando mi madre amó a su manera). (El día que quise ser distinto fue cuando escribí un verso en tu libro de química). (La tarde inolvidable no fue la de la lluvia, sino la del beso que te di con una mariposa y a cambio recibí el aire que me llevó a tu casa). (Todavía recuerdo la mañana en que mi cara buscaba el horizonte, sonreí a tu lado y juntos inventamos un lenguaje que conquistó un cometa). He sabido entonces de lejanías sin paraguas, solo de todo, incluso de primaveras y poemas, pero he sabido mucho mucho más de grandes hecatombes y miserias como llegar muy tarde a tu recinto y encontrarme tan sólo con tu ausencia tan rápido olvidado tan lleno de vacío como si nunca hubiera habido espacio para mí… © Manuel Murrieta Saldívar (*) Del poemario Alejados del instinto. 3ra edición. Más información en: https://www.amazon.com/gp/product/1931139792/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi_i2 LA ESTATUA DE MANHATTAN WELCOMES YOU!
Por Manuel Murrieta Saldívar Yo te recibo sin preguntarte nada, tan solo porque vienes y has llegado aquí, así como abracé a italianos hambrientos, polacos invadidos, a los manipulados alemanes y judíos hostigados, todos desembarcando por millones aquí, bajo mis pies, en Ellis Island… Te recibo con un pan recién horneado, listo ya el primer almuerzo sencillo y nutritivo igual que el pavo aquel que serví al peregrino inglés al bajar extenuado del Mayflower… Tendrás de inmediato un trabajo simple solo para iniciar, de ti dependerá lo hagas progresar como ese mexicano que comenzó pizcando la lechuga… Tengo ya abiertas las escuelas donde tu hija e hijo podrá educarse desde las ocho en punto hasta los próximo diez o quince años cuando salgan triunfantes de la universidad igual que aquel niño hindú, sirio o japonés que se volvió astronauta, artista o ingeniero creando cohetes celestiales, redes de internet, música y películas globales… Llega hacia mí, sé que vienes demoliendo cercas, puteando policías y soldados, sangrando de tus pies y de tus labios igual que aquellos presos españoles, negros y árabes que llegaron en distintas carabelas después de Colón o Hernán Cortés huyendo de reyes asesinos, señores feudales y esclavistas, de inquisiciones necias y torturas… Aquí te espero serena, descansa en mi regazo y luego te subes a mi antorcha, a mi corona de rayos donde podrás visualizar tu horizonte de posibilidades, el brote de un futuro, la construcción de sueños y de mitos dorados, el edén! tu paraíso casero que miras a lo lejos como lo hace el cubano al pisar mi territorio dejando un mar de lágrimas atrás… Alcánzame pues, yo no me hago cargo del camino sino de tu llegada, cruza fronteras, derrumba el muro sube a mi hombro, tú mi catracho, nica, taíno y chapín unidos a mixtecos, huicholes, totonacos y generaciones de mestizos, esos descendientes de los reinos prehispánicos del sur que también son de mi raza… Y no temas, que no te intimide, please! el poder que vigila con armas la frontera, que te envía gendarmes ordena echarte gases, no escuches a esas caras pálidas que te gritan moreno, wetback, beener, greaser, go back to your country speak English this is America! sin saber que el español se habló primero en la mismísima Florida de Ponce de León, la Texas del Álamo o en la California de Chávez y de Joaquín Murrieta… Y si acaso te lo dicen con odio enrojecido me avisas en cuanto te repongas, me indicas quiénes son que yo habré de refrescarles la memoria, exigir te reconozcan y den la bienvenida, que recuerden en ti de dónde provinieron ellos mismos, sus padres o abuelos que antier, o hace un siglo, arribaron jadeantes desde la Europa devastada, de algún continente hambriento, vinieron hacia mí también hechos cadáveres, enflaquecidos, sin un dólar en la bolsa, se arrodillaron ante mí rogando por la oportunidad, por la última opción de vida así igual que ahora lo haces tú… © Manuel Murrieta Saldívar Modesto, California, Noviembre 2018 Leído por vez primera en la ciudad de Modesto, CA, durante la “Noches de Poesía” del 15 de noviembre de 2018 dedicada al tema de la migración y organizado por el grupo Movimiento Poético sin Fronteras. Además se instaló un tendedero poético con ese tema recibiendo textos de poetas de distintos países. Versos sencillos en rima/para eternizar La Habana/desde su gente y el clima
¡siempre tuve buena gana!. En Cuba por vez primera…gracias al Festival Internacional de Poesía de La Habana Por Manuel Murrieta Saldívar LA HABANA, CUBA.—Más de 300 poetas internacionales junto con cubanos participaron en el 22 Festival Internacional de Poesía de La Habana (FIPH) del 28 de mayo al 3 de junio de este 2018. Convocado por el Centro Cultural Cuba Poesía, con el auspicio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el Instituto Cultural del Libro, la Universidad de la Habana, el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, entre otros organismos, el festival fue dedicado a la poesía oral y popular e incluyó un homenaje al revolucionario Ernesto Che Guevara por el 90 aniversario de su natalicio, acto celebrado en el icónico hotel Habana Libre. Poetas procedentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Canadá, Cabo Verde, China, Colombia, Costa Rica, Croacia, El Salvador, Eslovenia, España, Estados Unidos, Rusia, Francia, Holanda, Honduras, Italia, Jordania, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Irán, Túnez, Turquía, Uruguay, y del país anfitrión Cuba, participaron en hasta cinco intervenciones individuales. Lo hicieron con lecturas de poemas de una variedad de formatos y temáticas, en verso libres o rimados, clásicos y vanguardistas, de contenido social, derechos humanos, ecología, existencialistas, pacifistas, de reflexión, feministas, etc., y también en acciones poéticas, performance, musicalizados y hasta en rap y hip hop. Las presentaciones poéticas se llevaron a cabo en diferentes recintos dentro de la ciudad de La Habana y en localidades aledañas dando al festival una dimensión comunitaria y teniendo como público no solo al conocedor sino principalmente al cubano de la vida diaria. Así las y los docenas de poetas participaron en escuelas primarias y secundarias, como la primaria “Don Mariano Martí”, padre del poeta José Martí; en espacios públicos, como en el parque central de La Habana, contra esquina del gran Capitolio; en comunidades como en San Antonio de los Baños y en Güines; en centros culturales, como la Librería Cuba Libro, Centro Cultural Cuba poesía; en los barrios habaneros como el popular callejón de Hanmel, en recintos clásicos como la Basílica de San Francisco en pleno centro histórico además de la propia residencia de la unión de escritores, UNEAC, en el sector de El Vedado. Dado que el festival estuvo dedicado a la poesía popular, de gran arraigo en el pueblo cubano sobre todo en las zonas rurales, una de las actividades centrales fue trasladarse hacia la Casa de la Décima en Güines (provincia de Mayabeque), a unos 50 kilómetros hacia el sureste de La Habana. En un auditorio construido especialmente para la Décima y con capacidad para cientos de personas, se llevó a cabo la Fiesta de la Oralidad donde el verso sencillo, la estrofa de la décima, todo improvisado, tuvo su apoteosis. Así, poetas populares, desde niños jóvenes y adultos de ambos sexos, acompañados por músicos en vivo, expresaron sus creaciones originales, en una tradición popular ya legendaria, muestra de la vitalidad y vigencia del “repentismo” cubano que le ha dado fama mundial. Fue reveladora la asistencia de más de una veintena de poetas procedentes de Estados Unidos muchos provenientes de instituciones y universidades norteamericanas, exponiendo sus versos en inglés, en español y en spanglish. Es de resaltar que California fue representada por la poeta dominicana Vielka Solano, así como por Manuel Murrieta Saldívar, auspiciado por la California State University, campus Stanislaus. Ambos han venido impulsando las Noches de Poesía en la ciudad de Modesto y durante el festival pusieron muy en alto la poesía escrita en español en el norte de California. El FIPH surgió en 1996 con el auspicio del Instituto Cubano del Libro, la Oficina del Historiador de la Ciudad, la UEAC y el Proyecto Cultural Sur, y ha tenido una gran proyección latinoamericana celebrándose cada dos años. Se dotó de una red de sesenta ciudades de América Latina, Estados Unidos y Europa y cuenta en la actualidad con un grupo de apoyo internacional. Este monumental y participativo festival, uno de los más concurridos de Latinoamérica, es realizado por un grupo ejecutivo integrado, entre otros, por el dinámico poeta Pierre Bernet, Coordinador de Programas del FIPH; por el también bardo, Karel Leyva, Coordinador general y por el poeta y editor, Alex Pausides, Presidente de la Asociación de Escritores de Cuba. En el espíritu del festival, contagiado por la poesía popular y la décima cubana, así como por “los versos sencillos” del poeta José Martí, gloria de las letras y de los movimientos independentistas cubanos, logramos escribir este poema titulado “Cuba por vez primera”. En octosílabos y en rima ABAB sintetizamos la experiencia no solo del magno evento sino también, a manera de crónica, de los recorridos realizados por La Habana y zonas circunvecinas. Se registra así mucho de las vivencias de haber visitado Cuba por vez primera, esa isla cuya literatura y revolución socialista ha tenido gran impacto en Latinoamérica y en el mundo. ¡Aquí lo tienen! CUBA POR PRIMERA VEZ! Para Pierre Bernet, las puertas de Cuba. Con aprecio para Vielka, que estuvo ahí. Por Manuel Murrieta Saldívar En Cuba por vez primera lo mejor que yo aprendí fue escribir a la manera del gran poeta Martí. Versos sencillos en rima para eternizar La Habana desde su gente y el clima ¡siempre tuve buena gana! Era salir de El Vedado cerca del Habana Libre caminatas sin enfado hasta que atacara el hambre. Por las calles populosas entre cerdo, arroz y olor nuestras bocas muy golosas se colmaron de sabor. Una noche de amistad por allá en el malecón se apareció una beldad cantando con mucho son. ¿No te conté del mojito, el daquirí, puro y ron? ¡nunca los goces solito es mejor en un fiestón! Vi la guerrilla del Che y de los hermanos Castro porque yo también soñé, era mi memoria un astro. Museos, parques y fuentes resuenan con heroísmo obras que construyen puentes de su propio socialismo. Me ofrecieron su cultura mulatos, blancos y negros, espíritu en las alturas tambores, danzas y libros. Siempre hubo poesía, mucha, enorme y sin final todo mundo sonreía era aquello un bacanal. Oh Cuba libre y hermosa vine a tu mar como un pez solo te pido una cosa ¡qué me invites otra vez!... La Habana, Cuba, Junio 2018 Palabras pronunciadas por el Dr. Manuel Murrieta Saldívar al recibir el reconocimiento por parte de la Universidad de Sonora por su “sólida carrera dentro de las letras regionales, su destacada labor como académico, escritor, periodista, editor y promotor cultural, y su notable labor en defensa del idioma español en el sur de Estados Unidos”. 23 de noviembre de 2017, Salón de Usos múltiples, Departamento de Letras y Lingüística, Universidad de Sonora, Hermosillo, Sonora, México
"TODO COMENZÓ, NO, PERDÓN, YO DIRÍA…! Por Manuel Murrieta Saldívar Todo comenzó la mañana cuando vi un anuncio en “El Imparcial” ofreciendo un puesto de asistente de redacción. Había una cola enorme y al llegar mi turno la hija de Rodolfo Barraza me empezó a entrevistar, quizá ya cansada. Entonces, en un osado atrevimiento, le dije, “ya, contrátame, no es necesario que entrevistes a los demás”…”bueno, pues, nos quedamos contigo!”, decidió resignada y me dieron el puesto!… No…perdón, yo diría que todo comenzó en el “Información” cuando por un arranque de ingenuidad acudí con la intención de que publicaran mis garabatos poéticos en el “Bogavante” de Alonso Vidal. Cuando el jefe de información Marco Antonio Soto me atendió, me dijo drástico pero amable, “aquí no necesitamos poetas, necesitamos reporteros”…Le fijé la mirada y una respuesta eficaz lo convenció: “Si puedo escribir poemas, fácil puedo escribir noticias y reportajes”, lo reté… al siguiente día ya estaba trabajando en el diario de Abelardo Casanova y de los hermanos Larios… Pero, no!, un momento, creo que todo comenzó en un pueblito del sur de México mientras hacía un servicio social con los campesinos. Una noche me invadió la soledad de mi choza y apareció una tristeza y una nostalgia profunda, decidiendo escribirle una carta a mi madre. A los minutos, me quedé aterrado, los renglones ya no le iban informando de mi quehacer sino, como lo supe después, iban saliendo versos líricos desconocidos que se posesionaban de mí. Al regresar a Hermosillo, acudí entonces al único taller de poesía que existía, el de José Juan Cantúa en la Casa de la Cultura…en una sesión clave me invitó: “suéltate Manuel!, saca las palabras, que fluyan libremente, sin control, sin pensamiento”, era la escritura automática surrealista…y, sí, vi ahí un acto mágico y solté mis palabras en una exaltación arrebatada… ¡No! ¡Disculpen otra vez!, yo diría mejor que todo comenzó durante una clase de física cuando, decepcionado por mis malas notas, observé que la maestra estaba embarazada. En un impulso de ternura, le escribí unos como versos y tuve la valentía de entregárselos a la salida. Luego de leerlos me ordenó casi a gritos…“¡qué estás haciendo aquí en ingeniería agrícola muchacho, vete a la escuela de letras!”…Yo todavía inocente, le pregunté que si cuántas materias me iban a revalidar!...En la cola de inscripción me topé con Pina Saucedo que, sin saber que reforzaría mi vocación, me confesó que tenía más finta de estudiante de letras que de ingeniero agrícola. Y sí, me inscribí en la carrera de literatura y entonces sí, el mundo se abrió, se me ensanchó, se hizo gigante y quise recorrerlo sin parar… Ahora, después de una maestría y un doctorado en Arizona, después de publicar unos ocho libros, fundar una editorial hispana y una publicación de letras y periodismo cultural, después de un matrimonio y dos hijos, después de diez años de docencia en California a puro enseñar nuestras literaturas, después de cronicar los Estados Unidos, Canadá, Europa, una punta de África, Centro y Sudamérica., regreso a la Unison, con ustedes, el alma del alma mater. Regreso satisfecho y orgulloso de haber pasado por estas aulas y pasillos, de haber tenido a Volker, González o a Darío como maestros, haber aprendido de las huelgas, de los jardineros, de haber noviado en sus plazas, en los coros y en los hot dogs… todo eso que me formó en los años más lúcidos y felices de nuestra juventud. Regreso, pues, plenamente agradecido para recibir este reconocimiento que valoro mucho porque detrás de él no estoy yo, no soy yo, sino los millones de hablantes, lectores y estudiantes fronterizos, migrantes, paisanos y latinos que aquí y en Estados Unidos me dan vida, motivación e inspiración teniendo siempre como base, como recuerdo original, como un génesis, que en la Universidad de Sonora y en Hermosillo, fue donde todo comenzó…. Gracias autoridades universitarias Gracias al Colegio Sonorense de Académicos de la Lengua y la Literatura Gracias profesora Rosa María, Gracias Raúl Acevedo, Gracias familia y amigos, a todas y todos los presentes por arroparme y hacerme de nuevo sentir en el vientre materno, en el ombligo del mundo, en mi ciudad irremplazable…" © Manuel Murrieta Saldívar MORIBUNDA NIEVE (*)
Por Manuel Murrieta Saldívar Bosque Yosemite, California I Escápate, huye de prisa, ahora que sólo quedan los resquicios del hielo… Te atraparán pinares resecos por el humo, te jalará el bosque horadado por túneles y rayas amarillas y no regresarás a tu estado material. Ven, por favor, desmantela el pavimento, corónate en la roca esculpida por la nieve y la luz, ahí, donde hace círculos y se impulsa de nuevo por el mundo, el viento... II ¿Has sido rodeado por estruendos naturales que duran gotas de siglos y superan a cualquier ruido humano? ¿Has escuchado la cascada puliendo en ese instante la piedra, el canto de los cuervos en el ojo del deshielo? Es el diluvio atrapado en un río autóctono sin fin, a cada ciclo de nieve apenas atestiguado por mis manos. Me recuesto ahora en goterones de espejos, sonrío al jardín arcaico y pregunto por los seres prehistóricos que se amaron en este mismo mineral. IV Ahora es la nube revolviendo coleópteros y hormigas, máquinas que arrastran risas hacia las cascadas de la altura, sí, es la atmósfera con su velo de espuma nadando en precipicios, sábana de amor cubriendo mi esqueleto… V Y todo es sostenido por años luna fértiles, pinos y alamedas meciéndose en el lago cansado de ser plácido. También hay un sonar del tiempo cobijado en sombras cristalinas, mecánicos paseos y faunas en astillas. Es el turno del sol, toda la tarde, uniendo pájaros con ramas, lagunas e islas miniatura. VI Y ahora estoy solo, rescatado por nevados moribundos y los últimos afluentes que le quedan a la Tierra, desesperada ya por sacudirse esta carga de partículas humanas que no la dejan girar, lechosa y fresca, como en aquel primer instante que decidió desprenderse del tumultuoso vientre planetario… VII Y si a horizontes voy, estoy atestiguando el porqué decidí espantar a las prisiones, enterrar el asfalto para posarme en esta luminosidad que cae líquida como vuelo de estrella. Hasta que al fin mi cuerpo te convoca, inmaculado oxígeno, que calmas y me unes sin razón al agua vertical, a la raíz, a esta brisa virgen que me hace parir el orgullo de sentirme humano vibrando entre los restos del último planeta que me queda… (*)Del poemario “Alejados del instinto” . 2da. edición general. 1ra. edición artesanal a cargo de Anna Georgina St. Clair. Santiago de Querétaro, México 2016. 114 páginas. ISBN: 978-9929-707-02-3. Más información y para adquirir ejemplares en orbispress.com: http://www.orbispress.com/imagenes/sentimiento/alejados_del_instinto2.htm En julio de 2015 visitamos por vez primera Guatemala. La experiencia fue tan impactante que nuestros sentidos e inspiración nos hicieron escribir una “poecrónica” inspirada sobre todo en la ciudad de Antigua Guatemala. En diciembre de 2016 regresamos a leerla ya incluida dentro de nuestra obra “Poecrónica en las urbes” publicada en versión artesanal precisamente en esa ciudad, la ciudad colonial donde se introdujera la imprenta en Centroamérica y viviera y falleciera el gran cronista Bernal Díaz del Castillo, autor de la crónica la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”. Incluimos aquí el texto completo en exclusiva para “Peregrinos y sus letras”… LA MORADA DE BERNAL (*) Por Manuel Murrieta Saldívar [Antigua Guatemala] Para Esperanza, Hansen y Eynard I Entre la plaza que el volcán me anuncia van mis pasos como un vector de luz en busca de la historia que me niegan pero que ahora brota en cada huella que impregno en la calzada y en los empedrados… Voy en un silencio anónimo cuidando almacenar visiones aunque nadie pose sus ojos sobre mí porque me creen nativo o porque marcho veloz devorando cada signo, cada placa, cada arco del palacio o columnas derruidas por un temblor que nunca perdonó a las catedrales. No importa el riesgo de las curvas que devora un colorido autobús para arrojarme ingenuo a este vendaval de ruinas y reliquias, tampoco el pesar de los insomnios, la comodidad de las habitaciones o la pereza del mundo, no, he de ir a la fuente, a extasiarme en jade, a platicar con los nahuales y artesanos y experimentar cosmos precolombinos que hacen revolotear el corazón, no solo mío, sino también el de un triste novelista o el de turistas de otros continentes que se impactan aquí al verse cuestionada la simple razón de su existir. II Ahora estoy coronado por cúpulas sin techo, recibiendo astillas de rayos solares más puros y más altos que algún dios, halos que atraviesan portales, ventanas de hoteluchos, rendijas de algún bar y restos de murallas que cobijaron al primer cronista, o al terrible capitán, el que asoló pirámides, aniquiló a un fragmento de mi pueblo y que vigila aún amenazante desde su óleo colonial, al tiempo que yo deseo empuñar su espada paralizada, al fin, en esta vitrina de museo… Sí, te estoy hablando a ti, don Pedro de Alvarado, extensión de Cortés, continuador de matanzas, las primeras de un largo genocidio que llega hasta los patios de este Ayuntamiento, a ti, Alvarado, a quien descubro ahora acompañado de mi etnia que, después de todo, supo superarse y trascender porque ahora se conserva pura y más edificante que los chorros de sangre que iniciaste… Pero además te hablo a ti, Bernal, maestro de cronistas, admirable por haber descrito el origen de mi perfil racial, y por eso me brota iniciativa para esculcar la piedra de tu muerte, tu mesa de escriba, tu caserón de gran soldado imperialista donde escribiste relatorías pasmosas, como la de la insuperable Tenochtitlán que te cedió la gloria, Díaz del Castillo, para luego saquearla e imponer tu idioma… Vine, pues, a dar también las gracias y abrazar tu busto como colega del oficio en esta sala solitaria, recóndita, hecha como para mí, donde te conservan y eternizan tu proeza de letras castellanas y las de tus soldados hechos crónica… III Porque no fue en París, tampoco en Nueva York, sino aquí, Antigua Guatemala, donde la sangre y el cerebro se cimbraron saciando identidad, la nuestra, la pesada, la no light, la que recorro y recojo a raudales en menos de dos cuadras sin fortificaciones, donde bebo jugos de naranja más natural que un Tropicana, descubro la imprenta primigenia y el libro artesanal que no aparece en las listas del Amazon.com y me visto de colores, ropajes que escapan de manos imaginativas y que atraviesan el aire del poblado sin el sofoco de alguna pasarela de Milán… O me agito en tus galerías del barroco con la Guadalupana que me cuida a pesar de mis olvidos o la total indiferencia, al frente de volcanes de silencio apocalíptico cobijados por nublados inocentes mientras abajo, en callejones diurnos y nocturnos, un niño se aferra a la vida mercadeando golosinas y cigarrillos sueltos o despierta la alegría de la madre al lograrse una venta aunque sea en mínimos quetzales... IV Sí, es verdad, estoy como estaría un bendecido, no solo por el cielo que cae en mi cabeza y atraviesa iglesias huecas, haciendas sin paredes, sino también por ese olor natural de cacao y café que elegante baja sobre lavas frescas o desde tierras fértiles de indígenas, arropa mi rostro, me envuelve y acurruca como si recibiera un primer soplo de vida o de conciencia matutina… Estoy como sin sueño pero a la vez envuelto de una realidad embriagadora, la que hace vibrar mi cuerpo de mestizo porque mi piel, y las de ellos, son de un color de hermanos olvidados, porque con naturalidad disfruto del maíz, de un plato de pepián casero que excita las pupilas de manera más brutal —supongo—que una dosis de metanfetamina. Estoy así como la hembra que sufre un parto que se le vino encima en solo unos minutos y se queda pasmada, igual que yo, con todo el peso y fruto de este viaje, de este renacer, que se ha gestado, no en meses ni en las centurias de la América híbrida, sino en miles de siglos, esos que los mayas supieron calcular sin requerir jamás de nuestra incómoda presencia aquí, en esta exuberante Quauhtlemallan… ---------------- (*) De “Poecrónica en las urbes” pp 61-67. Antigua Guatemala, Guatemala: Proyecto Editorial Los Zopilotes, 2015. ISBN: 978-9929-707-02-3. Edición artesanal. Más información y para adquirir ejemplares en Amazon: https://www.amazon.com/Poecr%C3%B3nica-urbes-Manuel-Murrieta-Saldivar/dp/9929707026/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1483819589&sr=8-1&keywords=Poecronica+en+las+urbes |
Manuel Murrieta Saldivar
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September 2020
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