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Mi Gusto ES… (O LA OTRA MIRADA) 

Cómo me hiere esa fecha

12/2/2020

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"Lo triste o lo alegre de una historia no depende de los hechos ocurridos, sino de la actitud que tenga el que los está registrando". (Jorge Ibargüengoitia)

Por Miguel Ángel Avilés

Primer acto.

Cuando supe por primera vez de Jorge Ibargüengoitia, él ya estaba muerto.

Pero como me hiere esa fecha.

Escuché su nombre esa tarde en el consultorio del doctor Camacho a dónde había acompañado a mamá.

La recepcionista, una señora muy atenta, ya mayorcita, era la propia mamá del doctor y, mientras le tocaba el turno a la mía, se pusieron a platicar de cosas que solo hablan las mamás.

No sé cómo vino al cuento, pero, de pronto, ya estaban hablando de un tal Ibargüengoitia y del avionazo en donde veinticuatro horas antes , en  Mejorada del Campo, Madrid,  se había dado en toditita la maceta, junto con otros escritores y, para envidia de cualquiera, al lado ,también, de la bellísima actriz mexicana, Fanny Cano.

Mi mamá se llamaba Rufina, la mamá del Doctor no sé, pero se apellidaba Cumming y era pariente de Alejandro Ibargüengoitia Cumming, papá del autor de La Ley de Herodes y de cáusticos libros más.


Segundo acto.

“Jorge Ibargüengoitia salió de su casa en París, abrió la puerta del taxi y miró hacia el balcón para despedirse de su esposa. El escritor mexicano iba a tomar un vuelo a Bogotá, con escalas en Madrid y Caracas. Era 26 de noviembre de 1983. A esa misma hora también partían hacia el aeropuerto Charles de Gaulle otros literatos latinoamericanos: el peruano Manuel Scorza, la argentina Marta Traba y su marido, el uruguayo Ángel Rama. A ellos se les sumaba la pianista catalana Rosa Sabater. Un mismo motivo los subía a ese avión rumbo a Colombia: el I Encuentro de la Cultura ­Hispanoamericana. Nunca llegarían. Tras hora y media de vuelo, en el descenso hacia Barajas, el vuelo 011 de Avianca, un Jumbo bautizado como Olafo, se precipitó sobre las lomas de Mejorada del Campo. Murieron 181 personas. Solo 11 sobrevivieron.

A la 1.06 del día 27 se escuchó un estruendo monstruoso en Mejorada. “Vinimos todos hacia aquí. Aquello fue una romería”, cuenta hoy el vecino Pedro Ochoa de Alda sobre la misma vaguada donde se produjo el siniestro. En Madrid, David Aguilar, fotógrafo de prensa, se enteraba por la radio en un taxi y salía disparado con su cámara hacia Mejorada. Allí se encontraría un infierno: “Una mezcla horrible de olor a gasolina y carne quemada, sin más luz que los faros de los Land Rover de la Guardia Civil, que solo tenía para identificar los cuerpos unos banderines de Coca-Cola con el eslogan La chispa de la vida”, señalan aun los registros hemerográficos que en El País se leen.

Tercer acto.

Ahora caigo que esa consulta-noticia-duelo-conmoción tanatologica, fue el 28 de noviembre de 1983 (al día siguiente de lo sucedido que fue en domingo) y la platicada se puso morbosa o conmovedoramente interesante, tanto, que mi madre, entre empática con la tristeza de la señora y entre que quería saber más del mitote, le hizo una seña al paciente que le seguía en el turno para que pasara él y con los ojos bien pelones, siguió escuchando, muy atenta o muy argüendera, los detalles del avionazo.

Yo, que también había parado oreja para enterarme del asunto, no sabía bien a bien de quien estaban hablando, pero entendí que estaba emparentado con esa familia y en particular con la familia Cumming, segundo apellido del doctor Camacho quien, como tantas veces atendería a mi madre un buen rato después cuando el tema sobre un tal Ibargüengoitia ya se había agotado (según pensé)

Salimos de ahí casi al oscurecer y toda la noche estuve pensando en lo que le había pasado a ese pobre hombre del que se habían expresado tan bonito.

Pese a ello, me dormí tranquilo porque el Doctor Camacho Cumming había dicho que, de su salud, mi madre andaba al centavo.

Dios guarde la hora hubieran sido malas noticias: un soplo en el corazón, una maldita depresión o cáncer de páncreas. Uf: hubiera tenido que aprender a vivir con ese dolor, para siempre y aparte, yo ni hubiera dormido.

Porque una noticia así, es peor que morir, de un de repente, ya sea porque se desploman unas ruinas sobre tu cabeza, te come un león, te cae un rayo seguido de un relámpago en agosto o, simplemente, te lleva pifas, por culpa de un avionazo.



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Di no a los coyotes

11/25/2020

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Por Miguel Ángel Avilés

Así reza un letrero, a la entrada de una oficina, donde se tramita la visa para ir al país vecino.
De eso me di cuenta esta semana cuando pasaba por ahí, no sin antes suponer, primero, que era una campaña negra contra esos pobres animales.

Pero no, más bien se trataba de una advertencia que lleva a cabo la instancia respectiva, con respecto al “coyotaje”, solo que uno no deja de sorprenderse cómo es que del lenguaje con propiedad o lenguaje formal, el Estado ha decido pasar al lenguaje coloquial tratando de que, el destinatario de su aviso, se ponga las pilas y no se deje madrugar por esta gente, nomás que, al mismo tiempo, incorpora como normal o irremediable una práctica que debería de desterrar más que el tratar de ahuyentarlos con estos llamados.

De esa forma legitima su existencia y, sin combatir los males, reconoce que existe pero hasta ahí.
La primera idea que me viene a la mente es que ciertas formas de la lengua oral están ocupando lugares en la lengua escrita que, además de ser conservadora, es portadora de la lengua culta y, por tanto, de la corrección lingüística.

Quizá también responda a una estrategia comunicativa directa con la ciudadanía, usar su propio vocabulario porque otras no han funcionado, esto es, el cambio de registro formal a informal como estrategia de comunicación eficaz, desde su punto de vista. Puede ser, pero se corre el riesgo de que se perciba como una aceptación de la inmundicia.

El usuario entonces se enfrenta a una contraexpetativa al leer estos avisos rotulados y serios ya que, si nos fijamos bien, aquellos ámbitos en los cuales se usa -o se usaba- un registro formal, se ha ido cambiando poco a poco al uso de registros informales, con variedades coloquiales y regionales, dándose, a sí mismos, licencias lingüísticas que antes la propia Secretaría de Gobernación censuraba o sancionaba por ofensivas, por ser apologistas, o por incentivar o promover  conductas que son castigadas por la ley al detectar transgresiones en materia de corrupción del lenguaje .

Es cierto que la oralidad suele irrumpir en ámbitos propios de la escritura, y mi asesor de cabecera en temas lingüísticos, es decir, el profe Luis Soto de la UNI, nos recuerda, a modo de ejemplo, aquel anuncio escrito en un folder pegado con cinta scotch sobre la taquilla de boletos de la estación de tren local: 

"El tren de primera sale como a las 11, el de segunda como a las 3".
Algo parecido leían los habitantes de esta ciudad en los años sesenta y setenta al ver pasar ese carromato enrejado y un tanto viejo pero muy veloz que conducía ese singular comerciante, diariamente, en busca de algún parroquiano interesado en su negocio: 

"Vendo o compro gallinas, según convenga".
Pudieron ser estos modelos transgresores de la escritura los cuales inspiraron a los asesores de nuestras instituciones para llevar esos tan contundentes anuncios que han terminado por privilegiar el fondo más que la forma, si con ello se alcanzan los propósitos que tiene ese aviso leído recientemente.

Insisto: puede que el objetivo que tienen esos llamados, se esté logrando. La dependencia que recurra a este lenguaje más llano y sin rodeos, no habrá de perder el tiempo diciendo que "La persona que sea sorprendida realizando alguna conducta sancionada por la ley, será remitida ante la autoridad competente" o citando una frase aleccionadora de un héroe patrio. No. Estás, ahora, no andan con rodeos ni con formalidades tampoco.

 Al que ganó la licitación o le encargaron rotular esa nueva oficina de Relaciones Exteriores, vamos a decir, a ese le pide que, ya entrados, que le incluya una consigna que haga entrar pánico a esos grupos delincuenciales que rondan estas dependencias o a esos enganchadores de los que quieren ir para el otro lado y que de paso sea mucho más efectiva que cualquier campaña preventiva.

Supongo entonces que, con mucha originalidad, y luego de quebrarse la cabeza toda la noche, el también publicista, escribió: "DI NO A LOS COYOTES”.  A la mañana siguiente, las letras aún frescas se veían espectaculares y así la dejaron, sin importar su ambigüedad semántica, ni reparando en la posibilidad de que, de esta forma, el Estado muestra su rendición con respecto a lo que le corresponde perseguir a él y solo a él y deja en manos del ciudadano el combate de estas malas prácticas.

Vivimos, sin embargo, en la nube de la simulación, en la que todo parece estar bien, aunque poco funcione en la realidad. Con esa ordenanza no inhibirán a nadie con ese modus vivendi y seguirán ahí haciendo de las suyas porque al final del día son meros placebos que aparentan atacar el problema, pero este luego regresa por más que parezca que la cosa ahora si viene en serio, como para muchos parecía. Por mencionar un último ejemplo de estas tácitas confesiones de las apariencias institucionales que se guardan, aquella instancia puesta en marcha por la Secretaría del Trabajo en el sexenio pasado y que, en la entrada del inmueble donde operaba, podía leerse algo así: 
                                
“OFICINA PARA ABATIR EL REZAGO”

Este nunca se abatió y dicho rezago, como de seguro pasará con los coyotes, gozan de cabal salud, hasta a la fecha.

De cualquier manera, creo que como país ya dimos un paso. Aunque no sé si para atrás o para adelante.


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La era virtual

11/18/2020

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Por Miguel Ángel Avilés

El primer amigo que yo tuve fue en el kínder pero jamás pensé que, eso de la amistad, pudiera durar para siempre.

Simplemente nos encontramos en el camino de una vida temprana y así seguimos hasta la fecha luego de más de cincuenta años de conocernos.

Aquel primer encuentro fue de la vida real, debo de aclarar, según yo inmisariamente pero ahora hay que aclararlo porque con esto de la tecnología creemos o nos han hecho creer que vivimos dos realidades diferentes.

Eso a mí me desconcierta. Tanto así que he tenido que dejar a un lado está seriedad que me caracterizaba para soltarme riendo cuando leo que, digamos, en Facebook mengano o zutano está solicitando mi amistad como si fuera un extraño pese a que tengo años de conocerlo.

Pero así es esto. Me refiero a esto de las redes sociales en donde pocos se han salvado de caer o se han perdido de las bondades que ofrece, según se quiera ver.

Hago esta distinción porque hay quienes, sin matices, arremeten contra estos espacios, con el principal argumento de que aquí se viene a perder el tiempo y que impera la frivolidad.

Ay sí.

Es cierto que no es la versión atenéica en la era cibernética pero tampoco es la irremediable trinchera de la perdición. No. Y ya dependerá del uso que le de cada quien para apostarle al ocio o a la ociosidad que no se la voy a decir aquí porque me da harta flojera, pero hay una gran diferencia.

De las desventajas ya han hablado mucho y son ciertas. Tampoco seré quien ahonde en ellas pues no se trata de hacer una campaña de odio, otras más, como si ya no hubiera suficientes en el ambiente político e ideológico de este país.

De sus virtudes menos disertaré. Ya Mark Zuckerber y sus compañeros de la Universidad de Harvard, las pudieron haber contemplado y si después los usuarios agarramos monte, ya no es su culpa, al menos en cuanto lo que ahora puede significar para los que, nomás por hacer el daño, llamaré los abolicionistas.

Acaso nomas diré que para lo que yo lo uso, a mi si me ha sido útil. Si mis pasos por estas redes están llenos de insignificancias, ni para donde hacerme porque eché a volar mis intervenciones y ahora, como dijo un humilde filósofo tabasqueño, ya no me pertenezco.

Para atrás ni para agarrar reversa, aunque tampoco quiero.  Y es que mis objetivos están a la vista, con tal de que después no anden gastando en hackers o “piratas informáticos” simplemente para averiguar qué tramo.  Hago amigos o busco reencontrarme con amigos, comparto mi (in)producción literaria, opino sobre algún tema, aunque ya me autocensuré en lo político desde hace dos años antes que los antimotines digitales o los neofundamentalistas de la computación me dejaran peor que al Bulto, ese personaje en la película dirigida por Gabriel Retes.

Es en lo primero en donde me quiero detener y que significa la máxima razón por la que continuó estoico en lo que es mi muro pero que antes pudo ser mi diario , una carta, la memoria , el currículum  ,el periódico mural , la pinta en una pared ,el desplegado o una simple expresión de afectos, confesiones  ,sentimientos o reclamos .

Me refiero a hacer amig@s o buscar el reencuentro con los que ya eran pero los tratas en otras sintonías o los habías perdido por largos años y aquí están otra vez .

Al respecto se dice que unos simulan y otros no se muestran tal cual son. Pue’que sí. Pero ya dependerá de las habilidades o la corazonada de cada quien para detectarlos y mandarlos a volar por donde vinieron como al embaucador que quiere venderte un artículo pirata como si fuera original o a ese político engañabobos de los tantos que hay en el mundo, que se oferta como el gran transformar de un país, mas sus acciones de gobierno se acercan más a los postulados de Milton Friedman que a los de un verdadero demócrata.

En mi caso, aunque quisiera, no puedo de una forma en la vida real y de otra en la llamada realidad virtual. Imposible . En las palabras de la reconocida estadista Lupita Dalessio, soy tranquilo y pacificador, pero al mismo tiempo irreverente y revolucionario; feliz e infeliz,realista y soñador; sumiso por condición,.. mas independiente por opinión. Porque soy así, con todas las incoherencias que nacen en mí y de ningún otro ni por influencia de nadie.

Con estas cartas de presentación aparecí en sociedad y aquí sigo, con la fortuna de que así como me encontré a mi querido amigo de kinder que se llama Anibal, así también en esta   virtualidad me he encontrado con amigos y amigas que, sin conocerlos en persona ya los aprecio y me río o me duelo con ellos como si lo hiciera en un café, en el barrio, en la sombra de un corredor, en una cantina o en esa plaza vacía, donde nada vendía, el vendedor.

Me río mucho, por ejemplo con Don Gilberto Tovar cual si fuera mi amigote de toda la vida y  jamás lo he visto en carne y huesos pero he sabido de él y su guitarra lo necesario, para apreciarlo.

Pero a la vez se me parte el corazón al enterarme que una de mis contactos con quién hice  migas este año como si fueran muchos, fue vencida por el cáncer del que no me contó esa noche que me dijo del orgullo de su padre, de su trayectoria en el periodismo impreso y en la radio y de su decisión de abandonar ese oficio cuando cambió el concepto de decir la verdad y solo había que obedecer órdenes y alabar las acciones de los malos gobiernos.

Se llamaba Martha y le decían Maru. Les digo que yo apenas la conocí hace muy poco, en plena era virtual que también permite la risa transparente y el dolor sincero frente a las ocurrencias de algunos y la partida de Maru quien pudo ser tan amiga de mi como lo es el Aníbal o a lo mejor por unos instantes lo fue, sin darme cuenta.
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Del "Hoy no circula" al "Hoy no te asaltan".

11/4/2020

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Por Miguel Ángel Avilés

Ante la ola de delincuencia común y organizada que están viviendo algunas ciudades, propongo que las autoridades encargadas de protegernos, retomen la idea de ese programa puesto en práctica desde hace mucho en la capital del país, conocido como el “HOY NO CIRCULA" y se implemente el "HOY NO TE ASALTAN", o el “Hoy no te roban”, según como les haya ido.

Mi humilde planteamiento es este : aprovechando la cercanía que, al parecer, mantienen algunos policías con malhechores, la autoridad facultada debería celebrar un convenio con estos últimos y, a su vez, con nosotros los ciudadanos, en los que se estipule que se podrá realizar una verificación delincuencial luego de la cual , si ya hemos sido víctima de algún delito, nos podrán dar una ficha de determinado color que deberán de pegar los conductores en su carro y los peatones en su frente o en un cachete, en cierto día de la semana, misma que los delincuentes, sujetándose al acuerdo de voluntades previamente firmado , deberán de respetar y abstenerse de atracarnos y así podremos salir tranquilos a la calle al traer ese pegoste.

Así, y echando mano de cualquier medio de comunicación, que bien puede ser un spot en radio, un desplegado en el diario de mayor circulación, una cápsula por la tele, o un perifoneo en las colonias, nos pudieran anunciar:

Los ciudadanos nacidos, radicados o que se encuentren de paso en ciudad, sean mexicanos o extranjeros, deben dejar de ser asaltados de lunes a sábado de las 2:00 a las 24:00 horas, con base en el último dígito numérico de sus credencial de elector y/o del color de la calcomanía de circulación permanente que le fue entrega en su verificación delincuencial, con excepción del transporte local público de pasajeros cuya restricción será de las 6:00 a las 19:00 horas.( Porque después de esta hora, ya dejan de circular)

La restricción aplica de acuerdo a lo establecido en la siguiente tabla:

CALENDARIO CIUDADANO PARA QUE NO SEAN ASALTADOS o ROBADOS

Lunes Amarillo*(5 y 6)
Martes Rosa* (7 y 8)
Miércoles Rojo* (3 y 4)
Jueves Verde* (1 y 2)
Viernes Azul* (9 y 0)
Sábado El primer sábado de cada mes los ciudadanos con engomado color amarillo y terminación 5 y 6.
El segundo sábado de cada mes los ciudadanos con engomado color rosa y terminación de 7 y 8;
El tercer sábado de cada mes los ciudadanos con engomado color rojo y terminación de 3 y 4;
El cuarto sábado de cada mes los ciudadanos con engomado color verde terminación de 1 y 2; y
El quinto sábado, en aquellos meses que lo contengan, los ciudadanos con engomado color azul y terminación 9 y 0, así como matrículas que carecen de números o automotores con permisos de circulación.

También, si el Estado ya reconoció su incapacidad de protegernos en nuestra seguridad y patrimonio, lo mejor que podemos hacer, es crear una especie de fideicomiso, en virtud del cual, nosotros los ciudadanos, transmitamos bienes, cantidades de dinero o derechos, presentes o futuros, de nuestra propiedad a cualquiera de los tres niveles de gobierno-así con la misma disposición y confianza que pagamos el predial, las placas, la tenencia , los impuestos - y estos a su vez, con esa excelsa coordinación que tienen , en apego al artículo 21 constitucional,  administren o inviertan los bienes en beneficio propio o en beneficio de un tercero, llamado delincuencia organizada (o desorganizada).

Sé que resultará extraña esta nueva carga fiscal, pero poco a poco nos iremos acostumbrando y no tardará mucho para que, cada inicio de año, y con cierto reniego, podamos comentar:

“¡maldita sea!, ya se va a vencer el impuesto delincuencial y no ido a pagarlo. Ojalá haya una prórroga para que no me vayan a saquear la casa o me metan una serie de golpes contusos, en varias partes de mi cuerpo, al dar la vuelta en una esquina, por no traer mi calcomanía del HOY NO TE ASALTAN, a la vista.

En cambio, ya pagado el tributo, evitaremos, cuando menos ,los sustos o atentados a nuestra integridad que nos provocan los asaltos o la tristeza y desolación que trae consigo un robo, ya sea por parte de los delincuentes comunes(los llamados malandros), los delincuentes de cuello blanco (el servidor público corrupto, que , según dicen , ya no hay) y los delincuentes de cuello azul( en ocasiones más peligrosos que los comunes pero dicen que ya se están acabando), clasificación está en la que pudiera incluirse  a uno que otro policía que, sobre todo durante la noche, pululan en sus unidades, en espera de atracar al ciudadano luego de anteponerle cualquier pretexto para que se detenga.

Se trata, pues, de hacer más llevadero este periodo por el que el que atravesamos y así regresar a los tiempos donde reinaba la paz, en tanto se consolidan esas políticas públicas tan  de vanguardia en pro de nuestra seguridad.

Claro que esta idea es inacabada, no me quieran dejar todo a mí.

Por eso propongo  que, para regular todo lo no previsto en esta propuesta, se constituya el comité organizador del programa HOY NO TE ASALTAN que puede estar compuesto por un representante del respectivo municipio donde decidan implementar, un representante de la sociedad civil, uno de la COPARMEX, un representante de la policía o de la guardia nacional, un representante de la Secretaría de Educación Pública, un representante bancario (para que asesore sobre el fideicomiso y de paso nos cuente su experiencia en asaltos), un representante de los asaltados y un asaltante de reconocida trayectoria ya .

Ya que se eche a caminar el programa será conveniente también que se integre un Consejo Ciudadano Asesor, con carácter de organismo auxiliar, autónomo, independiente y honorífico, representado por ciudadanos de los sectores privado y social, a fin de garantizar los principios de transparencia, rendición de cuentas, legalidad, eficiencia y honradez de los servidores público que intervengan y el uso que se le dé a los recursos  tanto por estos como el sector delincuencia beneficiado ,  de conformidad a los objetivos y lineamientos generales del programa.

Los nombramientos puede hacerlo directamente la autoridad o a propuesta de la ciudadanía o de la banda que tenga georeferenciadas la honorable autoridad.

En cuanto al vocal ejecutivo que habrá de supervisar y evaluar el desarrollo y resultados de este innovador programa, no estoy muy seguro si deba ser alguien del sector público o de la delincuencia organizada.

Tampoco me queda claro, hasta ahora, si deba nacer de una iniciativa, de un decreto, de un acuerdo, de una drástica imposición, o de un sorteo, o de una rifa, o de una tómbola, o de una consulta directa nacional, estatal o municipal o a mano alzada.

Por eso es muy importante la participación de ustedes.

Y no es que quiera yo deslindarme tan pronto de lo que apenas doy a conocer, pero, en realidad, son muchas las dudas que todavía me asaltan.

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El destino... o eso que se pone frente a mí

10/21/2020

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Por Miguel Ángel Avilés

No es en este espacio donde voy dilucidar si existe el destino o no.

Es más, no será ni este ni en ningún otro porque esa interrogante sale del radar de mi intelecto y, al respecto, muy poco les pudiera aportar que no sea una tontería.

Lo más que puedo hacer aquí, es una definición, la primera que me encontré y luego dar paso a lo que sigue. 

El destino es la fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos y los sucesos que éstos enfrentan a lo largo de su vida. Es decir, El destino sería una sucesión inevitable de acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar.

Listo.
Doy paso a lo que sigue, como advertí.

Se trata de eso - destino, hado, ley de atracción, providencia o decreto, como le llaman ahora- pero tiene que ver con esos hechos o esas cosas que de repente, se ponen frente a ti en la vida diaria y que ya depende de uno si lo agradece o buscamos a la mejor curandera de la comarca para que nos haga una limpia. 

El asunto pues, no es saber que es sino cómo lo asumimos y qué cara le ponemos a eso que se nos presenta o para que nos puede ser útil. 

En mi caso, si bien hay sucesos que se lamentan, hay otros que agradezco y me siento como un privilegiado porque me son útiles como materia prima para narrar alguna historia o escribir la respectiva crónica, en tanto que para otros ojos puede pasar desapercibido o no ser relevante.
Puede que, inconscientemente, andemos en su búsqueda o ya exista una predisposición para que se crucen en nuestro camino, con tal de que, al estar ahí frente al suceso, le demos la lectura o registremos lo acontecido de acuerdo a la preferencia emocional de cada quien, y en esa escala teatral optaremos o por lo trágico o por lo cómico, según la máscara que nos decidamos poner.
Yo, acá entre nos, si me dan escoger, prefiero eso último: lo cómico. Porque, sin perder de vista la competencia comunicativa de adaptarnos a las circunstancias del momento y ser serios cuando toque serlo, me quedo con el lado divertido de interpretar la vida.

Y se me hace que alguien lo supo- el destino, por ejemplo- porque no hay día que no ocurra algo que de no tener la certeza de que es real, pensaría que aquello que estos escuchando o esto viendo, es premeditado o es una parodia o es un performance, o es una farsa o es un entremés que incluye personajes con un dominio del humor, de la ironía o de la gracia que ya lo quisiera más de uno. 

Esta semana no fue la excepción y como ya no me queda mucho espacio, aquí se las resumo para que no digan que no es cierto: 

A temprana hora del martes y justo cuando llegaba a donde confluyen los tres poderes del Estado , un grupo de personas  en su respectivos carros , ejerciendo su derecho a la libre expresión, se manifiestan exigiendo unas demandas que ahorita no recuerdo pero, a diferencia de otras mil que a lo largo de estos años me han tocado, estas no ambientaban su protesta con canciones de Óscar Chávez, o Gavino Palomares o de José de Molina o de Alí Primera o de Víctor Jara o  con la música de la cuarta internacional o con el Himno Nacional Mexicano , ya de perdida, que en otras épocas sería lo más normal . No. Sus expresiones de inconformidad se hacían ambientar al compás de La Gallina Turuleca de Edgard Pocas, esa que puso un huevo, puso dos y puso tres, en efecto ,pero que en mis nostálgicos oídos no tenían cabida si al intentar acomodar en mi memoria, alguien invitaba a la madres latinas a parir más guerrilleros porque ellos habrían de sembrar jardines donde habría basureros. 

Apenas repuesto de ese encontronazo, el miércoles pasé por el lugar con la idea de saber en qué había terminado todo eso y ya no había nada pero , en cambio , a un ladito , estaba un humilde bolero quien es un master en su oficio y te deja los zapatos como vajilla de plata , más sin embargo, aprovechando un rato libre , de los que tiene entre cliente y cliente , compartía la palabra del señor , con lectura , plegarias y alabanzas , como si desde el más sagrado púlpito o de su ambón ,predicara su doctrina frente a las ovejas descarriadas que pasábamos por ahí.

El joven, sumido en sus muy respetables creencias, me parece que es un parte aguas en entre los aseadores de calzado pues además de cumplir con el trabajo que le garantiza, dignamente, su sustento, apuesta por redimir de pecados y tentaciones a quienes optaron por andar malos caminos y eso, aquí y en Roma, siempre será aplaudible.  Claro, debo de advertir que la boleada sí la cobra, la absolución, no, pero de cualquier modo, lo que hace este hombre tiene un plus.

Para rematar, el jueves, acudí a un instituto de salud y mientras llegaba mi turno, una señora, interrumpiendo mi lectura de un libro sobre Leduc, me abordó:

 _oiga: usted es licenciado
 _si, a sus órdenes 
_ oiga: usted cómo la ve que ahora la prueba del covid va ser al óleo 
_ Al óleo???? 
_ Si, así dijeron
 _ No, pues la verdad no sé cómo sea eso 
_ Si, así dijer... ay no, perdón…perdón ...aleatorio ...que ahora será aleatorio, dijeron ...ay no, a mí me da mucho miedo todo eso.

Por si esto fuera poco, al estar escribiendo lo que ustedes leen, una llamada a mi teléfono me interrumpe y es un número no registrado. Contesto por inercia y una voz me pregunta que si conozco a la de nombre Anabel Ávalos. Que si es un sí, marque uno, que sí es un no, marque dos, que si sabía que aspira a ser gobernadora marque este otro número y si no sabía marque el siguiente.

Como era una grabadora no le dije lo que en ese rato pasó por mi cabeza y que aquí, por respeto a la buena conciencia, es impublicable. 

Como no quiero que se queden con la duda, porque sé que se lo están preguntando, les comento que esa tal Anabel Avalos busca dicha candidatura en el Estado de Tlaxcala y yo estoy a miles de kilómetros de distancia, pero su equipo de espionaje ya cuenta con mi número. 

Ni hablar, son cosas del destino o le quieran llamar - pero tiene que ver con esos hechos que, de repente, se ponen frente a ti.
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Del verbo llorar... y otras cosas, también.

9/2/2020

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Por Miguel Ángel Avilés
Para mi amigo Ramón Gelacio Lucero López
El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras. Esto lo dijo Concepción Arenal, Periodista, socióloga y escritora española. Pionera del feminismo en su país.
No lo entrecomillo, y lo hago a propósito, porque lo que ella dice, hoy quisiera hacerlo mío y sé que otros también harán lo mismo.

Porque tienen ganas de llorar como yo o porque no han encontrado las palabras para decir eso que estamos sintiendo en estos meses.

Yo sí puedo decirlo con palabras pero además tengo ganas de llorar. Las dos cosas podemos hacer. Preciso: las dos cosas yo si las puedo hacer.

Será porque no estoy de acuerdo con Tácito, el político e historiador romano quien decía que “a las mujeres les está bien llorar, a los hombres recordar”.

Esto si lo entrecomillé porque su máxima no me gusta del todo y menos en estos tiempos que buscan igualdad y en estos tiempos que corren donde el dolor se ha hecho presente que no da tregua como para hacer distinciones, sobre todo de ese tipo. 

Concepción Arenal, de seguro, lo hubiera puesto en su lugar y él, de pena, por su limitada entendedera, entonces si se pone a llorar.

Mediaré entre ambos con tal de quedarme con las tres cosas porque en esta ocasión las necesito. 
Entonces me quedo con el llanto, la palabra y el recordar , como herramientas útiles para lo que uno carga adentro.

Sé que algunos piensan igual pero optan por esa mal entendida fortaleza y se abstienen de hacerlo , para que nadie más se aflija.

Otros ,por más que esto intentaron , aguantar ya no les fue posible debido al gran dolor que le causó una pérdida reciente o por qué la muerte trajo consigo tantos recuerdos propios o ajenos y devino el llanto sanador , catártico , ese que no por desbordarse te hace menos o quita un pedazo de tu hombría.

En mi caso, yo solté mi primer llanto en cuanto salí del vientre de mi madre y él doctor me dio de nalgadas como las que me daría mi madre más delante para que agarrara juicio o me pusiera en paz luego de alguna malcriadez.

Desde esa vez no he dejado de hacerlo cuando es necesario o la ocasión lo amerita por más que uno se quiera hacer el fuerte o me crea lo que dice ese mentado Tácito.

Pero si bien he llorado de tristeza o por culpa de un dolor profundo, también he derramado lágrimas de emoción o de alegría, porque es igual de válido.

Lloras por una ausencia como esas que trae la muerte y lloras de gusto por una buena noticia, por un triunfo, o por alcanzar un paso más en la vida y por estar aun viviendo . Por eso también se llora.

Lloras porque un día tu padre se fue, porque un compañero de secundaria murió de un pelotazo en la cabeza , lloras porque te vas o porque alguien se queda llorando ,lloras por los dolores del alma que te afligen y lloras porque ya se fue a quien viste como un padre o lloras porque el perro de la casa murió de viejo o porque quien te parió en esa primera vez que lloraste , también murió como un día lo haremos todos o como lo hacen algunos de tus amigos que más has querido.

Lloras por un alumbramiento, y lloras de gozo porque agosto tiene desde hace ya algunos años, muchas razones para vivir y brindar por la vida, eternamente. Lloras por un amor que se consagra y lloras porque existes y existen esos que aún están a tu lado para decirte que te quieren y darte con su mano un apapacho para refrendar un amistad como esa que yo tenía y seguiré teniendo con los  amigos del barrio y  siempre aunque no lo sean, pero que de un de repente se han ido, sin más remedio.

Sí, es verdad, dice Benavente que la ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe. Sí, y por eso jugamos y nos reímos hasta de nosotros mismos para hacer de todo esto algo más llevadero y porque el humor y la risa nos salva.

Pero nada de lo que en esta entrega he dicho, es excluyente. Es verdad lo que dijo mi compadre José Alfredo de que la vida empieza llorando y así llorando se acaba.  

No le faltaba razón.  

Entonces me quedo con el llanto, pero además con la risa,  la palabra y los recuerdos, muchos recuerdos como herramientas útiles para sanar lo que uno trae por dentro.

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Yo soy Vanessa Guillén

8/12/2020

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Para Raquel Padilla, donde esté, donde vaya.

Por Miguel Ángel Avilés 

Ella era de cabello negro y ojos marrones.

Tenía varios tatuajes en el brazo izquierdo: una cruz con una flor y otro de una flor; y una montaña con un círculo en la parte superior del hombro izquierdo.

Antes de lo sucedido, su familia, en particular sus padres  Rogelio y Gloria , manifestaron que su hija estaba sufriendo acoso sexual por un superior, cuyo hostigamiento se produjo hasta el mismo día de su desaparición.

Más aún, le dijeron a los funcionarios de Fort Hood que Guillén acusó a uno de sus supervisores de meterse en la ducha mientras estaba desnuda.

La joven, quien creció en el área de Houston y era de ascendencia mexicana, se llamaba Vanessa Guillén y, según pruebas forenses, desde la tarde del 22 de abril de 2020 estaba muerta. 

Esto ocurrió en Fort Hood, lugar del estado de Texas , dónde, de acuerdo a las investigaciones realizadas a los días de reportase su desaparición , fue asesinada con un martillo dentro de un arsenal, para después sacar su cuerpo y desmembrar los restos antes de enterrarlos a orillas de largo del río León.

Dos personales, una identificada como SPC Robinson y otra como Guillén ,resultaban ser los investigados como probables responsables , a partir de qué el 18 de mayo se entrevista a dos testigos que observan a SPC Robinson luchando con una «caja dura» fuera del arsenal en tanto que el 19 de junio Aguilar es entrevistado por primera vez.

Las reacciones de protesta no faltaron y aparte de algunos congresistas, reconocidos personajes se solidarizaron con la causa ,tal como sucedió con la actriz Salma Hayek quien prometió su apoyo en la campaña para encontrar a Guillén, comprometiéndose a publicar una fotografía en su historia de Instagram todos los días hasta que fuese encontrada.

Es el 21 de junio cuando los datos de los teléfonos celulares de Robinson y Aguilar llevaron a los investigadores a un área cercana al mencionado río León, sitio donde localizaron la tapa quemada de un caso de transporte de Pelican, pero no lograron encontrar un cadáver.

Pero el 30 de junio, casi a la 1:00 p.m., los contratistas que trabajaban en una cerca, próxima al río León descubrieron algunos restos humanos y de este modo confirmaron el hallazgo.

Por lo anterior, el 2 de julio, el FBI presentó formalmente una denuncia penal contra Aguilar al tiempo que Fort Hood y el CID daban una rueda de prensa y el 5 de julio se confirmó que los restos hallados eran los de Vanessa Guillén.

No obstante, de acuerdo a informes oficiales, días antes, siendo aproximadamente a las 20:30, Aguilar fue entrevistado de nuevo dando información a los oficiales sobre el asesinato, en tanto que Robinson huyó de Fort Hood y se suicidó poco después de la medianoche cuando se vio rodeado por la policía en Killeen, Texas.

Aarón David Robinson, nacido en Calumet City (Illinois), había ingresado en el Ejército de los Estados Unidos en el año 2017. Era miembro del escuadrón de ingenieros de combate del 3.er Regimiento de Caballería. Durante su carrera militar estuvo destinado en diferentes tropas.
Cecily Anne Aguilar, de 22 años, acusada de conspirar para el ocultamiento de pruebas, ayudando a Robinson para deshacerse del cuerpo, fue descrita por las autoridades como la novia de Aarón Robinson y la esposa separada de otro soldado.

Ella, por ser civil, fue ingresada en la cárcel del condado de Bell, a la espera de la formulación de cargos.

Vanessa, por su parte, se unió al Ejército de los Estados Unidos como 91F (reparador de armas pequeñas / artillería) en junio de 2018.

También otras mujeres han dado testimonios de acoso en las fuerzas armadas a través de la etiqueta en redes sociales #IAMVanessaGuillen (Yo Soy Vanessa Guillen).

Los familiares se reunieron este mes de julio con el presidente Donalt Trum para exigir el esclarecimiento de todos los hechos que llevaron a la muerte de la joven y para que se investiguen sobre las denuncias de hostigamiento que se hacen en contra de miembros del ejército estadounidense.

La señora Gloria Guillen, madre de Vanessa y su familia, acompañados por la abogada Natalie Khawam, presentaron una iniciativa llamada #IamVanessaGuillen, que permitiría que una agencia independiente investigue denuncias de agresiones sexuales en las Fuerzas Armadas. 
Mientras tanto, en el lugar donde fueron encontrados los restos de Vanessa Guillén, junto al río León, la gente mantiene un altar con flores, imágenes religiosas, fotografías, globos y pensamientos para la soldado que, desde los 10 años ya expresaba sus deseos de enrolarse en el Ejército para servir a su país .

Ella era de cabello negro y ojos marrones.
Se llamaba Vanessa Guillén…
…y no murió por su patria. 
La mataron, cobardemente.



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El tamaño de mi sonrojo

7/29/2020

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Por Miguel Ángel Avilés 

Ayer que desperté me vi al espejo y, por obvias razones que espantarían a cualquiera, me quedó más que claro que ya me urge un corte de cabello pero pues no se ha podido y me tengo que aguantar.

Sé que ya me ando pareciendo a ese Leonardo Cuellar setentero o al otrora centrocampista camerunés Cyril Makanaky pero ni modo.

Qué no haya atendido ese detallito personal ¿es bueno o es malo? 

Sí y no. 

Sí. Porque eso de ir a la tienda, eventualmente y que unos niños que hace apenas unos meses saludabas a diario, ahora, a mi paso, agarren una piedra por si las moscas y me saquen la vuelta como si fuese un desconocido, no es de Dios.

No. Si lo primordial en estos momentos es prevenirnos, cumplir con la sana distancia y no salir por puro gusto para no arriesgar a nadie, mucho menos a nosotros mismos y desde luego a la familia, nomás porque el señor quiso ir a que le dieran una manita de gato en tal o cual peluquería, barbería, estética o salón. 

Entonces ya depende de que estamos poniendo por delante y que estamos valorando durante este confinamiento. Claro, si es que este fenómeno nos ha dejado como lección el valorar la vida, lo simple, las cosas sencillas, lo que siempre hemos tenido y nos pasa de largo, porque a la mera hora nos vence lo superfluo o lo no tan urgente y lo esencial queda para lo último o, si me apuran tantito, en el olvido. 

“Es que ya quiero salir” afirma el desesperado. “Ni modo, tengo que salir “anuncia quien, sin más remedio, deja su casa en busca del único sustento. “No puedo más “confiesa alguien con cierta crisis de ansiedad, totalmente comprensible. 

No obstante, buena parte de ellos no agarran camino porque al final del día prevaleció la sensatez.

En cambio hay otro sector, un gran sector que, sin un motivo apremiante, más que con la aviada que le dicta su estupidez anda como pedro por las calles, sin cubre boca, llega a la tienda de autoservicio como si entrara a su recamara o se alista para atender la significativa convocatoria que hicieron dos amigas de él para reunirse esta noche en la carne asada en honor a otra amiga, o a su tía que ya invitó a dos o tres vecinas o no está como para desairarse ese aquelarre.
“Es que no soporto estar encerrado” “es que no me puedo perder esa reunión” “es que siento que me ahogo y ya quiero salir”.

Sí, yo también quiero salir y necesito salir. Para ver a los amigos y amigas  , volver a la oficina, tomarme un café en el mercado, desempolvar expedientes, caminar por la ciudad, comer en un restaurant, viajar a mi tierra, sentarme en esa silla de mi estilista, claro y otras tantas cosas que hacía antes de este confinamiento y de esta pandemia que nos obliga a permanecer en casa pero aún puedo , por mi bien , el de mi familia y por ustedes mismos no puedo.

Acaso únicamente vamos por mandado, a pagar un servicio, una impostergable encomienda laboral y para atrás.

Y cómo les puede estar pasando a muchos, a ratos la situación se torna desesperante y no es para menos , si considerados que ,después de casi cinco meses no sé si estoy en la casa por mi propia voluntad , si me tienen arraigado y no me he dado cuenta, si me decretaron alguna medida precautorio de arresto domiciliario o estamos participando en un Big Brother y nadie me lo ha informado.

No obstante estoy vivo y estoy bien (bueno, eso creo ) y también lo están aquellos que ,al haber cumplido hasta ahora con todas las medidas de prevención encomendadas , su salud no ha sido víctima de esta amenaza que es el coronavirus o si caso vivieron el contagio corrieron con mejor fortuna que otros y otras a quienes hoy lloran y lloramos.

Eso debería ser en todos lo más importante. Que no somos parte de las estadísticas irreversibles, que seguimos encuarentados pero a salvo y por lo tanto, todo el demás sale sobrando. 

Debería, dije, nomás que no es así y a ratos nos ponemos a despotricar contra este y aquel, contra lo otro y aquello. Aparte, sin hincarnos a pesar de escuchar los truenos, nos da por despotricar por esta situación o porque el concierto del grupo que a ustedes le dé la gana, ya se aplazó por quinta vez. 

Todo esto que leen, lo pensé ayer, después de medio peinarme para no andar causando sustos con estas mechas y que me tocó hacer, obligadamente, algunos de esos trámites que les digo y al llegar a esa esquina, ahí estaba un hombre que me hizo olvidar mi cabello y, todo lo que soy y quiero , lo cual se vuelven la nada frente a una condición así que bien puede ser el retrato o la imagen de lo que sí es vivir en el encierro, en el abandono , en el dolor , en la necesidad , en el esfuerzo y en la resistencia que algunos de nosotros solo hemos aguantado hasta ahorita durante cuatro meses.

 Pero ese viejo encorvado, de dientes incompletos y amarillos, con una bolsa en su espalda para lo que pueda encontrar en el camino, un rústico bordón en su mano derecha para no caerse cuando el único ojo que tiene le juegue rudo y no vea por donde pasa, lo ha vivido desde hace muchos años o quizá toda su vida.

Yo, al menos, sentí vergüenza mas no dije nada. Solo me observé por el retrovisor para medir el tamaño de mi sonrojo  y también lo vi a él donde se iba alejando, poquito a poco, mientras sus escasas greñas  le volaban.



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Mi gusto es… (O la otra mirada)

7/15/2020

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Por Miguel Ángel Avilés 

RETRATOS (HABLADOS) DE CIUDAD.

RETRATO I

Alejandra, de diez años, rubia y de ojos bailarines ella, escucha a su abuela que le habla sobre la historia del Mercado Municipal y la tradición del café en este lugar. La niña pone atención cuando su abuela le apunta hacia las fotos que cuelgan de la pared para que las vea, mientras le habla de aquellos tiempos. Alejandra ve con atención aquellas fotos como si se adentra en cada imagen. La abuela hace una pausa para pedir algo y Alejandra, aprovecha para hacerle la pregunta que nació después de ver esas fotos: "Abue: ¿y a ti te tocó la vida en blanco y negro ?...la señora le responde con una sonrisa como quien se sorprende y la abraza con suavidad sin decirle nada. Alejandra también insinúa una risita y, sin más, clava el tenedor en ese tamal de elote que le acaban de traer. En la pared también otros sonríen y una sombra baja de allí para pagar la cuenta.

RETRATO II

Él es José Núñez Valenzuela y jura que él echó a rodar esa leyenda ya mundial de que la canción Hotel California de Las Águilas, fue inspirada en el hotel de Todos Santos que lleva tal nombre. Asegura que corría el año 1976, cuando él se lanzó a la Librería Ramírez y ahí estaba el nuevo LP del famoso grupo, en cuya portada aparecía la imagen de un hostal. José le puso cuidado al diseño, observó aquello y asegura que se le figuró mucho al que, para entonces, ya existía en el ahora pueblo mágico. Con esa emoción fue a mostrárselo a su palomilla, también consideraron que tal versión podía ser cierta y, de ahí pal real, la historia, como el mismo José lo cuenta, se propagó por aquí, por allá y parece que hasta en el De Efe, donde los shakas de la publicidad le dieron más vuelo. Todo esto guarda en la memoria José y sí así le llegan los recuerdos, es porque seguramente así pasó. Hay otras versiones que cuentan lo contrario y refieren que el motivo de esta musical inspiración está cruzando la frontera con el gabacho, pero después de todo lo que ha significado esta leyenda en la región, para qué demonios habríamos de desmentir al buen José. Mejor que siga, por siempre, volando como águila, esta verdad.

RETRATO III

Ella, una mujer de cuerpo enjuto, pantalón de mezclilla raído, gorra beisbolera y manos aferradas a los cuernos de esa bicicleta color moho, esquiva un carro y otro y otro y avanza como quien habrá de llegar a su destino cueste lo que cueste. Ha salido de no sé dónde, tal vez del semáforo del bulevar solidaridad y camino del Seri que se puso en luz verde y continuó de frente , llevando en la parrilla a quien puede ser su hijo de escasos años , con mochila escolar en la espalda y abrazado a su madre como un koala, tal cual se agarra con las uñas de la ladera para no caer al precipicio porque sabes que cualquier bache y montículo mal puesto puede llevarlos a caer de golpe en esa terracería y dicen que de esa forma es cuando te besa el diablo. Pero ella no se detiene y sigue en un serpenteo hasta que encuentre su destino, esa escuela que ya espera a su hijo a la cual ha decidido llevarlo a diario, con lluvia o con viento, con un eclipse o una tempestad, con una tormenta de arena o lo que sea, que aquí nadie se raja frente a esta vida azarosa donde le tocó vivir. No cabe duda: todo lo nuestro, es una suma de instantes.

RETRATO IV

Él es José, astrónomo autodidacta, discípulo de Antonio Sánchez y, sobre todo, un hombre bueno en esta ciudad. Cuando lo vean, salúdenlo y pídanle que les hable de su oficio; les dará una cátedra sobre el universo. Pídanle también que les cuente, con la emoción que lo hace, cuando le teloneó como aficionado, a José Alfredo Jiménez, la última vez que el ídolo estuvo en la ciudad allá por 1972; ya de paso, que les cuente cuando, siendo un niño, se enfrentó en cruenta batalla al perro más feroz del barrio, encarnando apasionadamente el papel de Caje, aquel famoso personaje de la legendaria serie Combate, que tanto le gustaba ver en esos tiempos. Por supuesto que el triunfo fue para José, perdón, para Caje: al perro se le quitó lo bravo, le metió una chinga. Los que vieron la batalla dicen que José los aprisionó con sus brazos y rodaron por el suelo como dos fieras del mal. El perro soltaba unos ladridos largos y bufaba soltando espumita como si trajera la rabia, pero era el coraje, ese que te entra cuando no puedes vencer, pero además de están venciendo. José, camuflajeado de tierra quedó con todo su cuerpo encima del perro y le aplicó una llave en su pescuezo para inmovilizarlo. El perro fue quedándose quietecito como dando un aviso para recibir piedad. Caje siguió apretando sin tregua a su enemigo hasta que ya no se escuchó ningún quejido. Cuando se levantó, su mirada fulgurante se clavó por un buen rato en la figura del vencido. Después salió a trote con dirección al cerro a esperar paciente la llegada de un lucero.

RETRATO V

El Armando era un tipo noble, aunque, por su figura, pareciera todo lo contrario. Cada fin de semana, en esa terraza y con una cerveza cada uno, solía contarme, cual, si tarde que temprano tuviera yo que hacer su biógrafo, la manera en que partió de niño con toda su familia al otro lado como migrantes y las peripecias que eso significó. Seis o siete años o menos tenía dice esa vez que junto con su hermano Alfredo, el gringo, fueran despertados muy temprano para que cantaran el himno nacional norteamericano y así mostrarles a los agentes de allá qué tanto conocían a ese país donde se quedarían por largos años en busca de una vida mejor desde aquella vez que su padre aceptó el contrato como tornero y así intervenir en la fabricación de bombas que ese país utilizaría en la guerra de Vietnam. Me contó esa cosas y más, en español, el que siempre conservó gracia a doña Aida, su madre que un día allá murió de cáncer y en el inglés que solo él y yo entendíamos a modo de juego pero que él supo aprender tan bien como su papá hacia su trabajo en la fabricación de esas bombas. Toda muerte duele y duele más cuando es propia, nuestra, de la familia. Por eso me duele todavía hoy de mi amigo Armando que de pronto una tarde cayó muerto a causa de una infección mal atendida. El Mamo, desde entonces, ya vuela a otras latitudes, a otra frontera como esa que cruzó con el candor de un niño que da pasitos grandes, sin saber a dónde va.

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EXAMEN DE ANTIDOPING

1/8/2020

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Mi Gusto ES… (O LA OTRA MIRADA)
Miguel Ángel Avilés

EXAMEN DE ANTIDOPING.

Recuerdo la primera vez que me hicieron un examen de antidoping: fue ayer.

Había laborado de granjero, de ayudante de pintor, de modelo, de meritorio en un juzgado, de asistente técnico en el centro de readaptación social, de reportero, de asesor jurídico en el sector público, de maestro, de otras tantas cosas más, pero nunca me habían pedido como requisito para emplearme, un examen así que pudiera detectar sustancias o drogas de las llamadas prohibidas , con lo cual, de resultar positivo a cualquiera de ellas, entiendo  que te dan las gracias y ,sobre el posible trabajo, los intentos llegan hasta ahí, salvo que de plano se den cuentan que andas muy amolado y te echen la mano para un internamiento.

Yo estaba seguro que no sería mi caso y, para fortuna, todo salió bien. Aun así y, dejando por ahora las controversias que en torno a este tipo de exámenes existen en cuanto a controles de confianza, rigurosidad, estigma y demás, creo que uno no tiene escapatoria y mientras son peras o son manzanas, hay que hacérselo pues de lo contrario será un punto en contra frente a la persona que te exigió ese requisito o, plano, ni siquiera te abrieran la puerta en esa dependencia que te lo está exigiendo.

Es decir, te lo haces o te lo haces o ya sabes a lo que te atienes. Cuantos personajes han tenido que dar este paso o algunos más pudorosos como aquel tan memorable que, para no exponerlo al escarnio, solo lo referiré como mi amigo, el del plan de abajo quien con tal de recibir una beca de la Fundación Katz para ir a estudiar en los Estados Unidos, hubo de doblegarse a múltiples estudios a manos del doctor Philbrick, en particular ese que quería descartar que el paciente tuviera úlceras en salva sea la parte.

Hasta aquí el resumen de la historia para no encender el morbo en perjuicio del becado.

Lo cierto es que estas particulares exigencias para garantizar un empleo son sonrojantes por antonomasia, pese a que uno tiene la certeza de que pasaremos la prueba.

Esto último es lo de menos. Lo que ruboriza es lo que ocurre desde tu llegada al laboratorio en la antesala y hasta antes de recibir el resultado.

Primeramente, tienes que decir a que vas y los que te atienden, quizá porque lo ven muy natural, no son propiamente discretos para responder y para darte las instrucciones a seguir.

Como ustedes saben (porque lo saben) para esta prueba, la muestra es de orina. Pero nada de llevarla ya lista. Se toma ahí mismo y se les tiene que dar el nombre e identificarte plenamente para que no se quiera hacer chapuza. Después de que todos los presentes ya supieron a qué vienes y quien eres, delante de ellos , te indica los siguientes pasos: lavarse las manos, limpiarse “allí” , empezar a orinar en el inodoro para asegurar que se traen ganas y practicar tantito, colocar el recipiente recolector debajo del chorro de orina, recoger al menos 1 o 2 onzas de orina en el recipiente, que debe estar marcado para indicar las cantidades, terminar de hacer chis en el inodoro, entregar el recipiente con la muestra al técnico de laboratorio o profesional de la salud que te atendió el cual no te pierde de vista para no arriesgar la cadena de custodia, observar que se aleja rumbo a donde harán las debidas pruebas a esa misma persona de bata que te dijo que esperara un momento, que enseguida venían.

Y sí, regresan y rápido. tratándose de estos exámenes- me refiero al antidoping, no a los del camarada del plan de abajo- los resultados están casi de inmediato. Te entregan un sobre y ya dependerá de tu conciencia si lo reciben tranquilamente o lo agarras con cierto temblorcito.

Los que están ahí presentes puede que sepan si todo está bien o algo anda mal, dependiendo del gento que uno haga. De cualquier manera, ninguna de las dos cosas les importa.

Los que estaban cuando uno llegó y que ya se fueron, muy probablemente se fueron murmurando, haciendo sus apuestas, se llevaron clavada la duda en los uno de su morbo o porque no, optaron por pedirle a dios que a ese fulano que acaban de ver si le den el empleo, aunque en ese papelito en diga positivo.

​© Miguel Ángel Avilés
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    Miguel Ángel Avilés 

    Miguel Ángel Avilés Castro (La Paz B.C.S. 1966.). Es abogado por la Universidad de Sonora. Practica el periodismo y la literatura desde 1990.

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