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​Reseñas desde España

“Reina” de Bebi Fernández, publicada por Planeta

12/23/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

España, año 2020. La vida de Kassandra Fernández transcurre entre libros e intentos por superar su pasado, pero todo se tambalea cuando su mayor enemigo hace acto de presencia de la peor forma posible, dando lugar a una cruenta guerra fría donde la estrategia, los negocios criminales y los límites entre el bien y el mal se difuminan, y en la cual la protagonista se debatirá internamente entre la venganza y la justicia, librando también una batalla interna donde tendrá que averiguar quién es en realidad.

Mientras todo ocurre, el amor y la amistad parecen ser más difíciles de comprender que nunca. Abrir el cajón donde guardaba las piezas de ajedrez no será fácil, pero Kassandra Fernández ya no es solo una joven valiente y necesitada de conocer su destino, sino una salvaje mujer dispuesta a ganar la partida —o quizás no. 

“Reina”, el esperado desenlace de “Memorias de una salvaje”, es más que un thriller. Es un desafío a toda la sociedad.

                                      Bebi Fernández con esta novela denuncia 
                  que la trata de mujeres para ser explotadas sexualmente 
                             es un problema "enraizado en la sociedad" y 
                     apela a la población a responder ante esta situación.

La autora se ha convertido en uno de los mayores fenómenos de las redes sociales en España. Su mensaje feminista sigue calando hondo entre sus casi 2 millones de seguidores.

Esta historia es la segunda parte de“Memorias de una salvaje”, la novela feminista más exitosa de los últimos años, con más de 200.000 lectores. En esta segunda entrega, que cierra la bilogía Salvaje, Bebi nos ofrece un trepidante thriller sobre la violencia de género y el feminismo, pero también un retrato crudo de una sociedad que esconde grandes dosis de violencia y crueldad.

Feminismo, sororidad, violencia de género, empoderamiento, mujer y trata de blancas son los temas que se suceden en esta valiente novela que deja sin aliento.

Cuando Kassandra vuelve a España de Colombia a mediados de febrero no podía ni imaginar lo que ese fatídico marzo de 2020 traería consigo: una cuarentena decretada por un nuevo y contagioso virus que se estaba extendiendo por todo el mundo. Así pues, la vida tal y como la conocíamos se detuvo para todos.

Durante un año y medio Kassandra y Bilma se habían ausentado para ir a estudiar a Bogotá. Durante este periodo de tiempo Aleksandra y Maisha buscaron ayuda en un centro para mujeres sobrevivientes de esclavitud sexual en Marbella, y posteriormente Aleksandra se dedicaría a la tarea de ayudar a las víctimas, lo que le permitía también estar al día de la situación de las organizaciones mafiosas. 

Vivían con el temor que les generaba la posibilidad de la reaparición del Rey de Corazones o sus hombres, que continuaban operando en España. Habían publicado una novela que desentrañaba el funcionamiento de los clanes de algunas de las mafias operantes en el país, por lo que la policía les había brindado protección. Parecía que el mar estaba en calma, y que todas las deudas con su padre estaban saldadas. 

¿Había la vida permitido de una vez que Kassandra pudiera centrarse en existir como una chica normal? ¿Había el destino decidido que la dejaría vivir en paz? No había otra cosa que Kassandra desease más que la normalidad, poder construir su vida de nuevo, esta vez sin miedo. Sin embargo, es por todos sabido que el mejor momento para sorprender a un enemigo en la guerra o a un contrincante en el ajedrez es exactamente ese en el que se cree que la tregua se tornará definitiva.

En cualquier momento, aun protegidas, los Hombres de Hielo podrían dar con el paradero de las chicas e ir a por ellas. Por más que lo intentaban, no podían vivir ajenas a ese pensamiento. La que más peligro corría es Kassandra. Nikola Tareov, su padre, se había convertido en el principal jerarca de España y su clan controlaba el tráfico de menores hacia el Marruecos pudiente y Europa. Su frialdad era la seña identitaria de su temperamento. Nikola había tratado de tallar a su hija a su imagen y semejanza, volverla oscura, de hielo como él. Y si no, acabar con ella, destruir su mundo, doblegarla ante él y su organización criminal.

“…El objetivo primordial de Nikola Tareov, en un principio, era instruirla, curtirla en la violencia a través de su exposición directa y del sufrimiento en su propia piel, pero aquello salió mal y el hielo en el que quiso tallar su más bella obra e imprimir sus macabras aspiraciones, como un sello dinástico en la espada de un rey tirano, se transformó en un fuego naciente, decidido a extenderse y arrasar todo a su paso…”

Los Hombres de Hielo atemorizan hasta someter. Basan su poder en su capacidad para infundir horror de manera precisa. Son prácticamente infalibles. Pero, ¿es posible que haya una pequeña grieta por la que se pueda colar la luz? ¿Queda algo de esperanza? Bilma, amiga de Kassandra, piensa que sí, y le propondrá enfrentarse a ellos. Sin embargo, esta última quiere calma, empezar una vida normal. Tiene derecho a olvidar, o al menos a intentarlo. Kassandra se sentía atraída por la normalidad porque era algo que nunca había podido permitirse, y no estaba dispuesta a convertirse en la versión femenina de aquellos monstruos.

Bilma había trazado un plan: ya que no sabían el paradero del Rey de Corazones y sus hombres, lo mejor era decantarse por una guerra fría, comenzando por cortar sus suministros. Kassandra era la persona indicada para comenzar esa guerra, pues era lista y estratégica por naturaleza, y más concienzuda que impulsiva. Cuando Kassandra escucha el plan que ha trazado Bilma, piensa que se ha vuelto loca. La cocaína es imprescindible en el entramado de estas mafias, tanto para mantener activas a las chicas esclavizadas como para lucrarse con su venta inmediata a precio inflado, drogar a los clientes y atraer a narcotraficantes y adictos a sus lugares y al consumo en sus bares. ¿Y si, de golpe, se encontraran con que sus contactos no les proporcionaran la mercancía? ¿Cuánto aguantarían hasta encontrar a otros narcotraficantes que quisieran hacer negocio con gente como ellos? 

El plan pasaba por hablar con los amigos de su padre y cerrar un trato para que su cocaína no llegue a sus locales; provocar su ruina para que vengan a por ella o cometan errores y, una vez los tenga enfrente, que sea lo que la vida o la muerte quieran. Kassandra tendría que vender droga, una estrategia que le parecía macabra e insensible: la droga anula conciencias y destroza vidas. 

Kassandra tenía dudas. ¿El fin justifica los medios? Sabía que el plan podría funcionar, pero convertirse en narcotraficante suponía cuestionar muchas de  sus creencias, traspasar los límites que separaban el bien del mal. Sin embargo, un doloroso incidente hará que tome una decisión y disipará todas sus dudas.  Sumida en la rabia y la impotencia gestó a una nueva mujer, a la que dejaron de importarle la luz y la oscuridad; los principios y los finales; la vida o la muerte.

“…La neonata se expandía, imparable y devastadora, en su interior, llevando su cuerpo a la ebullición y a un parto inminente…”

Una vez tomada la decisión no habrá vuelta atrás. Viajará a Marruecos con el objetivo de establecer contacto con gente muy concreta. Su determinación la llevará a reunirse con Sadiq Alabi, más conocido como La Mano, el mayor traficante de drogas del este de Marruecos. Un hombre que resultó ser tremendamente sabio y profundo. Se infiltrará también en clubs de la zona, ganándose la confianza de alguna de las chicas para que le proporcionen información de la situación y de las conversaciones de los proxenetas. 

Kassandra se pondrá en la línea de fuego, convencida de que no tiene otra opción que actuar.

Imaginó a cada mujer que en aquel instante se encontraba helada, en algún lugar, tiritando, presa del miedo y de aquellos monstruos, y las quiso llenar de aquella luz y de aquel calor hasta transformarlas en almenaras que prendieran en cada rincón de aquella ciudad y de cada ciudad, iluminándolas, transmitiendo unas a otras a través de su fuego el mensaje del inminente inicio de una guerra. Un incendio imparable.

En esta novela, su protagonista sufre una profunda transformación personal. Así, mientras en “Memorias de una salvaje” Kassandra se descubre como quién es, en “Reina” lo comprende, afrontando así las implicaciones que esta aceptación de sus orígenes conlleva para sí misma y el devenir de su historia. 

“Reina” es en una sutil, estratégica y a veces divertida alusión a la segunda parte de Alicia en el país de las maravillas una mirada a través del espejo.

La protagonista se observará en este espejo en varias ocasiones, descubriendo a una mujer distinta, y a un mundo opuesto e igualmente sombrío en el que  tendrá que adentrarse y cuyas reglas del juego deberá acatar para poder librar la partida. Deberá librar no solo una batalla contra el mal de los Hombres de Hielo, sino contra el mal que mora en ella misma. Sus errores, uno tras otro, la llevan a encontrar las verdades necesarias para centrar su parte oscura en hallar la luz. 

«…Indagar en la parte oscura
para poder hallar la luz…»


Esta afirmación podría constituir la base de esta novela, al igual que podría constituir una de las claves del crecimiento vital de cualquier ser humano: hacer algo bueno con lo malo, con esa oscuridad que aceptamos como parte de nosotros mismos y nuestro devenir. 

Al igual que en la anterior novela, son continuas las referencias alegóricas en personajes, situaciones, pensamientos y lugares que inundan la novela de  simbolismo y metáforas. Como explica la autora en el epílogo, conceptos como los de principio y final, o nacimiento y muerte se encuentran muy presentes; así como el ritualismo y el realismo mágico son una alegoría a la transmisión generacional de la fuerza femenina. 

La sororidad también está presente en la novela, reflejada en los diálogos y relatos que Kassandra mantiene con otras personas y con sus amigas muertas. Mujeres difuntas que ayudan a las vivas a guiarse en el camino cuando se encuentran perdidas. Un homenaje a todas y cada una de las mujeres que han participado en la Historia de las Mujeres.

Este libro es una invitación al lector a mirarse en su propio espejo, a elegir qué hacer con la información cruel y despiadada que se desarrolla en sus páginas. Y lanza algunas preguntas que le colocan en la casilla de salida:

“…¿De veras no piensa, querido lector, que existen hoy en día, en este mismo momento, hombres como Sadiq Alabi? ¿Despiadados magnates del narcotráfico y tráfico humano africano que transportan a inocentes niñas hasta sus carnicerías pornográficas para venderlas a sádicos pedófilos que destrozan sus cuerpos, sus mentes y sus vidas?...”

Bebi Fernández, la autora,  ofrece en este libro grandes conocimientos sobre la historia de Kosovo, y cómo sus circunstancias llegaron a forjar el carácter de los hombres que la habitan. Kosovo no se entiende sin sus guerras porque debe su nacimiento a ellas. Los niños kosovares, tanto de origen albanés como serbio, conocen desde muy tierna edad las cruentas historias de persecución y guerra que formaban parte de la idiosincrasia de su pueblo.

“…La guerra no es sino el reflejo de lo que las sociedades en supuesta paz ocultan y, allí, en los secretos interiores de las vastas cordilleras de los Alpes Dinárdicos, el más fuerte nutría su fuerza del más débil, en un retrato macabro, pero fidedigno, de la estructura de las sociedades…”

Los soldados de las organizaciones criminales albanokosovares son capaces de matar en segundos y no pestañean hasta que saben que su objetivo ha muerto. Lo que los diferencia del resto de los hampas mundiales es su crueldad, pero no se debe al azar: toda violencia parida debe ser antes concebida y hasta la brutalidad más fría posee su propia historia. 

Durante décadas, Albania vivió económica y socialmente aislada del exterior. Cuando el país más hermético de Europa se abrió al mundo, su población 
solo tuvo tres alternativas: emigrar, morir de hambre, o inclinarse por la delincuencia, la opción más fácil y beneficiosa. Así, los albaneses eligieron las costas del sur de Italia para el envío de droga a Europa.

Durante la guerra de Kosovo, los albaneses reclamaron su independencia de Serbia. Las mafias albanokosovares desarrollaron redes de prostitución forzada aprovechándose de las grandes masas de refugiados del conflicto. Miles de chicas comenzaron a ser secuestradas y compradas en los campos de refugiados y enviadas a ciudades alemanas, italianas, belgas o francesas, no sin antes ser violadas sistemática y repetidamente en verdaderos campos de concentración donde se las preparaba para la esclavitud sexual. 

Los hijos de esta mafia no se emocionan, no se compadecen, no sufren, no sienten. Son verdaderos Hombres de Hielo.

Bebi Fernández es el seudónimo de una autora cuya principal actividad se encuentra centrada en Internet. Activista on-line con una gran popularidad cimentada en las redes sociales, autora de dos diarios poéticos, “Amor y asco” e “Indomable”, convertidos en un símbolo colectivo de rebeldía y llamamiento a la lucha de la mujer. 

Nacida en el año 1992, esta escritora y activista on-line, se graduó en Criminología y obtuvo las especializaciones en Violencia de Género, Intervención Criminológica y Victimológica y Delincuencia Organizada. Tras irrumpir en las redes sociales en 2014, su cuenta personal de Twitter la convierte en una líder de opinión. 

Su implacable primera novela, “Memorias de una salvaje”, la ha convertido en una escritora de éxito y es una de las voces más descarnadas, certeras e irreverentes del panorama literario. Con ”Reina” pone un brutal cierre a su exitosa y salvaje bilogía.

© Violant Muñoz i Genovés

© Mediâtica, agencia cultural

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“Línea de fuego” de Artuto Perez-Reverte publicada por Alfaguara

12/16/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

La  noche  del  24  al  25  de  julio  de  1938,  2.890  hombres  y  18  mujeres  cruzan  el  río  Ebro.  Forman  parte  de  la  XI  Brigada  Mixta  del  ejército  republicano  y  su  misión  es  afianzar  una  cabeza  de  puente  en  la  localidad  de  Castellets  del  Segre,  una  posición  defendida por medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión. Durante diez días, nacionales y populares, personas de diferente orden, edad, procedencia, conciencia y condición, lucharán por cada palmo de tierra sin descanso y sin ceder al desaliento. Algunos son voluntarios, combatientes aguerridos y valerosos, convencidos de sus ideales, que pelean por sus principios, pero la mayoría son individuos corrientes, muchos de ellos dolorosamente jóvenes, que han dejado sus vidas atrás para participar en la batalla más sangrienta de nuestra historia. 

Sin  embargo,  la  XI  Brigada  Mixta,  Castellets  del  Segre  y  las  tropas  atrincheradas en esta localidad jamás han existido. En Línea de fuego, Arturo Pérez-Reverte afronta  su  obra  más  ambiciosa  y  construye  una  novela  coral,  de  una  extraordinaria  dureza y humanismo, para homenajear a los miles de soldados anónimos de uno y otro bando que participaron en el enfrentamiento que selló el devenir de la Guerra Civil española. En estos personajes, alimentados por las vivencias y los testimonios de docenas de supervivientes, vibra la memoria de nuestros padres y abuelos, y sale a relucir el coraje, la voluntad, el heroísmo, el miedo, el dolor, la generosidad y los sufrimientos que padecieron los miembros de esos contingentes, cuyos nombres pocas veces aparecen consignados como merecen en las páginas de los libros de historia. 

“…Es lo malo de estas guerras, 
que oyes al enemigo llamar a su madre 
en el mismo idioma que tú…”

Con el rigor documental al que nos tiene acostumbrado en sus novelas y apoyándose  en  la  ingente  documentación  que  ha  llegado  hasta  hoy  (partes  de  guerra,  informes militares y las declaraciones de los testigos y principales actores), el autor ha reflejado, en una narración vívida y emocionante, la verdadera magnitud de este acontecimiento como nunca se ha hecho antes. Alejado de entonaciones partidistas y posiciones ideológicas, Arturo Pérez-Reverte, el novelista más leído de nuestra literatura, ha escrito un relato ecuánime sobre aquel capítulo esencial de nuestro pasado común. Una narración que, como en las mejores ficciones, da cuenta de lo que verdaderamente sucedió tan bien como la propia realidad. 

“… Sus nombres no son los que recuerda la Historia,
pero cuánto les sucedió forma parte de nuestra memoria…”

Doce  y  quince  minutos  de  la  noche.  Encubiertas  por  la  oscuridad  y  agazapadas  en  botes, las fuerzas republicanas cruzan en silencio la corriente del río. Ha comenzado la batalla del Ebro. A un lado, confiadas y bien apostadas, aguardan las tropas nacionales, muchas de ellas compuestas por veteranos bien fogueados. Están respaldadas por intendencia, divisiones de auxilio, aviación y cañones, pero en ese momento no son muy numerosas y están desguarnecidas. Los mandos son optimistas. Enfrente no existen puentes y el adversario carece de suficiente fuego artillero. Sólo una ofensiva por sorpresa y coordinada en diversos sectores podría sacar adelante uno de los mayores desafíos tácticos que existe en cualquier guerra: el paso de un río. 

La República necesita una ofensiva que devuelva la autoestima a su ejército, le reporte un éxito de cara a las grandes potencias democráticas internacionales y alivie el cerco que Franco ha dispuesto alrededor de Valencia. Una victoria que le permita reorganizarse, mantener abierta la guerra y prolongarla el tiempo suficiente para que se desate en Europa el conflicto con Alemania, que a estas alturas ya todos creen inevitable.

Para conseguirlo, la República lanza a la batalla a 100.000 hombres que librarán encarnizados combates con las divisiones nacionales. Los dos contingentes harán frente al calor, el hambre y la sed, y verán una brutalidad y una violencia antes desconocida. Cuando los combates concluyan el 16 de noviembre, en el terreno habrán quedado más de 20.000 almas de ambos bandos. El saldo total de bajas se acercaría a las 80.000 en una España que en 1936 no alcanzaba los 25 millones de habitantes. Nunca se había librado en suelo español un choque más cruento y despiadado. 

Línea de fuego es una novela de guerra narrada desde el frente. Arturo Pérez-Reverte, que  durante  años  fue  corresponsal  en  distintos  conflictos  bélicos,  cuenta  como  nadie  hasta hoy lo ha hecho cómo combatieron los nacionales y los republicanos en el Ebro. Describe las armas que emplearon, los efectos de la artillería y el fuego cruzado desde las tapias, casas, bardas y campanarios; la amenaza que suponen las granadas, los carros de combate, los bombardeos de la aviación, los asaltos a las colinas por pendientes que resultan  eternas  y  las  temidas  cargas  a  bayoneta  sobre  las  trincheras  y  posiciones  del  enemigo. A través de estas diez jornadas en las que transcurre la acción de la novela se muestra cómo lucharon a brazo partido novatos que nunca habían visto un muerto y curtidos oficiales conscientes de que la veteranía es un grado pero no un chaleco antibalas. Aquí, jóvenes y viejos, tropa y oficiales de este bando y de aquel, sobreviven, pelean y mueren juntos codo con codo.

Pero  el  autor  también  recoge  aspectos  comunes  de  la  vida  diaria  del  combate.  Con un acertado pulso literario narra el calor que padecieron (aquel verano tuvo temperaturas extraordinariamente altas), los estragos del hambre (sobre todo entre los republicanos, con líneas de abastecimiento más débiles) y la sed que sufrieron debido a la lejanía de los pozos o las fuentes. Unos y otros mitigaban la sequedad con lo que encontraban a mano: vino, coñac... Pero en la mayoría de las ocasiones sólo les quedó aguantar y mojarse los labios resecos con la lengua. Lo único que no escaseó fue el café, o un derivado semejante que improvisaban, y que preparaban al alba. Tampoco faltaron los mosquitos y los tábanos, que se convirtieron en una pesadilla junto a las picaduras de los piojos que infestaban sus ropas debido al hacinamiento y la deficiente higiene.  

Arturo  Pérez-Reverte  detalla  con  precisión  la  tensión  de  los  hombres  antes  de  entrar en acción. Sus rituales y silencios; los minutos en los que redactan una misiva a sus madres o se ponen en paz consigo mismo y piensan en sus esposas o hijos antes de retomar las armas. Se acerca los distintos tipos de miedo que asaltan a los combatientes, independientemente de su rango y experiencia. «El temor a lo que está por llegar es el peor  de  todos»,  se  comenta.  Para  aplacar  los  nervios,  la  mayoría  fuman,  porque  en  la  guerra el tabaco es tan imprescindible como la munición. 

No escapa a la mirada del novelista el desolador paisaje en el que se desenvolvieron esas unidades. El autor da cuenta de los cadáveres que se pudren al sol porque no pueden ser enterrados, y de cómo, escondidos detrás de parapetos, los soldados, con los rostros  sucios,  los  ojos  enrojecidos  y  las  mejillas  tiznadas  de  pólvora,  oliendo  a  sudor,  sangre y grasa de armas, ven reducidos sus uniformes a jirones con el transcurso de las jornadas.

Todos ellos deambulan por un paisaje en ruinas, salpicado de casquillos, vendas ensangrentadas, arbustos quemados, edificios picados por la metralla y heridos a los que asisten  como  pueden  porque  las  medicinas  van  terminándose,  la  evacuación  es  lenta,  la retaguardia está lejos y los camilleros no disfrutan de salvoconducto y también caen abatidos como todos los demás. Durante la noche o los minutos en los que cesa el fuego, para elevar la moral de los suyos y desanimar al contrario, rojos y fachistas, como se llamaban entre ellos, se dedicaban insultos o coplillas de himnos militares.

En  este  mundo  donde  no  existen  las  reglas  y  el  azar  es  un  elemento  más  de  la  supervivencia,  Línea  de  fuego no se olvida de los sentimientos. Ahí está el odio, la rabia, el dolor y la impotencia que embargan a los soldados cuando pierden a un compañero, o los ajustes de  cuentas  cuando  la  victoria  se  decanta  de  uno  de los lados. Pero en este territorio hostil, fiero y violento, también hay hueco para la compasión,  y  en  los  instantes  más  inesperados  asoma la generosidad hacia el adversario. Es una pequeña rendija de luz en el negro infierno. El  lugar  por  donde  asoma  el  alma  de  unos  hombres que sólo anhelaban que todo terminara pronto para volver a sus hogares. 

Arturo Pérez-Reverte ha dejado de lado los habituales héroes de sus libros y en Línea de fuego, una novela que sigue la senda de Un día de cólera (2007) y El Asedio (2010), teje una obra de múltiples voces que permite acercarnos a los distintos puntos de vista que concurrieron en la batalla del Ebro. A través de sus protagonistas, bien matizados y definidos por el lenguaje castrense, popular, culto o vulgar que cada uno de ellos habla, el autor nos adentra de lleno en el combate, nos revela detalles esenciales que definieron el enfrentamiento y nos permite conocer las razones políticas, ideológicas o vitales que  condujeron  a  muchos  soldados  hasta  este  momento  clave  de  nuestra  historia.  Un  abanico de hombres y mujeres, de distintas hechuras y carácter, que retratan el paisaje humano de una batalla, pero que también nos brinda la oportunidad de aproximarnos a las mentalidades que predominaban en la contienda.

Patricia Monzón más conocida como Pato es uno de los personajes corales de esta novela. Forma parte de la sección de Transmisiones, integrada únicamente por mujeres. Valiente, disciplinada y con unas creencias políticas situadas más a la izquierda que su propio corazón. A los dieciocho años se afilió a la Agrupación de Mujeres Antifascistas, pero, como toda joven de la capital, aún recuerda los bailes en las Vistillas y la música de un tiempo en que no se necesitaba conciencia política. No ha olvidado a los muertos que han dejado los bombardeos fascistas en Madrid y no siente ninguna lástima por los sublevados. Sin embargo, algo se le remueve por dentro al ver sus cadáveres. 

Los periodistas internacionales Phil Tabb, Vivian Szerman y Chim Langer, son los enviados de la prensa extranjera. Redactores y fotógrafos. En ellos resuenan los nombres de Robert Capa y Gerda Taro. Aunque llegan al frente con permiso de la República y su visión es imparcial, no se engañan ni se hacen ilusiones. La realidad es demasiado cruda y su mirada sobre España es lúcida, cariñosa y lacerante al mismo tiempo. Con ellos  entra  en  Línea  de  fuego  el  mundo  de  los  corresponsales  de  guerra,  pero  también  algunas de las conclusiones y reflexiones más certeras sobre la Guerra Civil española.   

En la batalla del Ebro se combatió con una ferocidad inusitada. Esto se debió a la presencia de unidades altamente ideologizadas en los dos bandos. En el republicano había numerosos comunistas de carné y gente de Partido que participaban en el conflicto de manera voluntaria y cuya militancia y voluntad estaba fuera de cualquier duda. Entre los nacionales, ese testigo lo recogían los requetés, los falangistas, que no conocían merced alguna en caso de caer prisioneros, y las tropas moras, famosas por sus atrocidades. Pero el grueso de los dos ejércitos estaba conformado por soldados y oficiales que únicamente deseaban regresar vivos a casa. Son los inocentes atrapados entre esas dos posturas enconadas. Hombres que llegaban a plantearse la deserción o cruzarse al enemigo, que sólo pensaban en sus familias y se arrancaban las divisas de su graduación de las camisas cuando atisbaban la derrota o, como refleja muy bien Línea de fuego, rompían los carnés de afiliación para escapar de un posible ajusticiamiento en caso de que fueran hechos presos.

En Línea de fuego asoma uno de los motivos que propició la derrota de la República. Los  nacionales,  a  diferencia  de  sus  enemigos,  supieron  mantenerse  unidos  a  pesar  de  su diversidad. Compartían un motivo común: había que ganar a los rojos. Uno de los personajes lo expresa con claridad: «…No buscamos revolucionar el mundo; sólo echar a esos indeseables... Y luego, cuando hayamos vencido, ya veremos quién nos decepciona y quién no..». En cambio, la República se desangraba por las divisiones políticas internas, las depuraciones, la desconfianza y las sospechas. En la novela aparecen los comisarios políticos del Partido Comunista y esa disciplina exportada de Moscú que sugería que se podía disparar a quien no avanzara y que si un militar no alcanzaba sus objetivos, ocurría por una única razón: era un traidor.

Las mujeres están representadas por la sección de Transmisiones. Han avanzado en libertades, derechos y estudios y temen que esos logros puedan perderse si Franco gana la guerra. Saben que la palabra «miliciano» concede prestigio, pero que su femenino, «miliciana», no. De hecho, ocurre todo lo contrario. Al principio las usaron como propaganda para la causa: esas fotografías de mujeres con el pelo a lo garçon, mono y cartucheras que ilustraron las portadas de las revistas. Pero ya llevan hecha mucha guerra y han pagado un precio por esa imagen de revista. Ahora quieren estar al lado de sus compañeros, pero no como enfermeras en la retaguardia, sino en el frente, para demostrar lo que valen.  

Las Brigadas Internacionales el último gran combate que libraron fue en la batalla del Ebro. Aquí sus filas sufrieron incontables bajas. Su voluntad ya venía muy quebrada y sus ilusiones diezmadas. Llegaron a España para detener el fascismo, pero pronto comprendieron, como hizo George Orwell, que los sueños son frágiles y se rompen con extrema facilidad. Línea de fuego ofrece una semblanza amarga y verídica de estas unidades, a la vez idealistas y abnegadas, que afrontaron sus últimos días con más resignación que fe.

Arturo Pérez-Reverte subraya lo jóvenes que eran los soldados de los dos bandos en la batalla del Ebro. Pero sobre todo subraya la juventud de la quinta del biberón, a la que perteneció mi propio abuelo: Benjamín Genovés. En Línea de  fuego  les  dedica  una  emotiva  descripción:  «…En  mi  compañía  tengo  ciento  treinta  y  cuatro críos de diecisiete y dieciocho años que hace un mes aún estaban en sus casas: catalanes, valencianos, murcianos... Se les ordenó presentarse con cuchara, plato, manta y calzado. Algunas madres los acompañaban de la mano hasta la puerta misma del cuartel con bocadillos envueltos en papel de periódico…». Todos estos chicos, muchos de los cuales aún no han conocido lo que es el amor y nunca han pegado un tiro, se verán envueltos en los combates sin saber qué hacer, acobardados por la falta de experiencia y su escasa instrucción. Un destino aciago para las generaciones que, en principio, eran el futuro de todo un país.  

El autor recoge varios ejemplos de la confraternización que se dio durante la batalla del Ebro, uno de los aspectos menos conocidos del enfrentamiento. Los dos bandos llegaron a pactar en diferentes momentos treguas para recoger agua de los pozos, intercambiar tabaco y otros artículos menudos que escaseaban y que, si bien no decantaban la balanza de la batalla, al menos sí servían para sobrellevar mejor tantas fatigas y desánimos. En ocasiones  también  se  permitió  que  el  adversario  socorriera  a  sus  heridos.  Y  todo  ello  ocurrió porque, como dice uno de los protagonistas de la novela, «…Es lo malo de estas guerras. Que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma que tú…».

Los protagonistas de Línea de fuego conocen el frente, pero también lo que sucede en la retaguardia. Un republicano asegura: «…He visto asesinar a mucha gente. Y no por sublevarse contra la República, sino por haber votado a las derechas. A críos fusilados por ser de Falange, a mujeres a las que pegaban un tiro después de acusarlas de fascistas y violarlas... He visto a criminales liberados de la cárcel, vestidos de milicianos, ir a matar y robar a los jueces que los condenaron…». Otro de los personajes de la novela, el falangista Saturiano Bescós, también ha visto cómo se aplica esa misma regla en sus filas y cómo los suyos lo llaman eufemísticamente «depuración de personal desafecto en la retaguardia».

Se juegan la vida para informar. Tienen claro, cómo suscriben, que «a un reportero nunca lo asesinan en una guerra. Muere, eso es todo. Lo matan trabajando». Los periodistas de Línea de fuego reconocen que de todos los hombres y mujeres que están en el frente, ellos son los únicos que están ahí porque quieren. También han asumido que los conflictos, por naturaleza, son «criminales». Con estos preámbulos, cubren la batalla del Ebro. No ignoran los riesgos y los aceptan. Con ellos no llega sólo la voz de una profesión y de los riesgos que se corren al ejercitarla, sino también, la visión de una España dividida que sacrificó a lo mejor que tenía en los campos de batalla. Como concluye Saturiano Bescós: «…Cuánto  dolor  en  familias,  novias,  padres,  esposas,  hijos.  Cuánta  fuerza,  inteligencia,  capacidad de trabajo y promesas de futuro malogradas de modo absurdo…».

A través de su trayectoria literaria, Arturo Pérez-Reverte nos ha llevado desde la Edad Media hasta el siglo xx. Un conjunto de historias que nos han mostrado cómo eran las batallas en el pasado. Pero con estas historias también ha descubierto a miles de lectores los motivos y la mentalidad de los hombres que participaban en las guerras. En Sidi, descubrimos no sólo a un héroe, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, sino también el pensamiento de aquellos hombres de frontera que abundaron en el siglo xi. En la serie del capitán Alatriste delineó a esos soldados de los tercios que luchan por una paga, pero que también son fieles a un rey y una religión, aunque a cambio de sus desvelos sólo obtengan indiferencia; en El húsar, dibujó los sueños de fama que rodea el ejercicio militar y que a más de un joven iluso lo empujó a tomar las armas por Napoleón y descubrir por sí mismo la realidad que esconde la gloria militar; en Un día de cólera, esbozó con  maestría el levantamiento de un pueblo ciego de rabia que anhelaba la independencia y deseaba expulsar al invasor; y, en las novelas de la serie de Falcó aporta una reflexión nueva y da fe del cinismo que impregna los credos morales del siglo xx y cómo las lealtades ya no se corresponden con valores o principios, sino con la cartera y con quien mejor paga. En Línea de fuego, el autor refleja, sin tomar partido, las diferentes mentalidades que confluyeron en los años treinta y en la Guerra Civil española.

Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante  veintiún  años,  en  los  que  cubrió  siete  guerras  civiles  en  África,  América  y  Europa  para  los  diarios  y  la  televisión.  Con  más  de  veinte  millones  de  lectores  en  todo el mundo, muchas de sus novelas han sido llevadas al cine y la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española.

@Violant Muñoz Genovés
@ Mediâtica, agencia cultural
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“Historia de la Navidad, el nacimiento del goce festivo en el cristianismo”, de Alberto del Campo publicada por El Paseo editorial

12/9/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

Un ensayo que descubre una visión original y diferente de la Navidad, como nunca te la habían contado. Un libro que indaga en los orígenes y formas de celebración de estas fechas tan especiales y, este año, tan distintas
Alejado de tópicos anglosajones, Del Campo reflexiona sobre la sorprendente cercanía entre lo profano y lo religioso en las fiestas navideñas, las cuales se constituyen como motor del goce festivo en la cultura occidental cristiana.
Alberto del Campo, ensayista y profesor universitario ampliamente premiado, doctor en Antropología Social y licenciado en Derecho y Filología Hispánica, atribuye un carácter lúdico, jocoso e incluso subversivo al modo en que se celebró históricamente la Navidad.

La Historia de la Navidad desde una mirada nada tópica: una insospechada historia cultural en torno a la alegría y lo festivo en Occidente

Un ensayo sin precedentes: único, original, divertido, riguroso y rotundo. Historia de la Navidad, el nacimiento del goce festivo en el cristianismo, de Alberto del Campo, estudia, analiza y reflexiona siglos de celebración en torno a las fiestas navideñas. Alberto del Campo en Historia de la Navidad nos ofrece una narración que trabaja y sintetiza la antropología, la historia e incluso la filología. A la par que una monografía de referencia para estudiosos, es un libro esencial para lectores que quieran comprender el sentido de la Navidad, que nos adentra en la sociología y en la historia de la literatura; que viaja desde las primeras civilizaciones de la Antigüedad a las fiestas populares de hoy día. Un libro que divulga, desde un aparato crítico lleno de erudición, la naturaleza festiva de la Navidad, y como esta ha sido el germen que ha propiciado una manera de entender lo lúdico, lo jocoso y lo festivo en nuestra cultura. Una forma de construir la risa y la alegría en Occidente. 

El lector conocerá los orígenes de la Navidad en un fabuloso y apasionante recorrido por las culturas mediterráneas, grecolatinas -Roma y Grecia-. Primeros capítulos donde Alberto del Campo contextualiza de manera sobresaliente -documentada, exhaustiva- cómo se institucionaliza, tanto en el poder como en la sociedad, el nacimiento de Cristo. Prosigue el autor con un viaje hacia la Edad Media, con sus ritos festivos y costumbres -muchas de ellos asombrosas y curiosas-, donde podríamos destacar el concepto risus natalis, que nos muestra una interesante faceta de la religiosidad cómica. En esta Historia de la Navidad también nos sumergiremos en el mundo del Renacimiento, con el vibrante capítulo "El mundo al revés: reinados y autoridades burlescas", y también en la mentalidad barroca y en los años de la Ilustración, en el Romanticismo y en el siglo XX.

Una de las principales tesis que manifiesta esta obra es, según palabras de su autor, que "la Navidad fue el contexto donde se gestó una concepción sagrada de la alegría y la risa, bajo la que se difundieron ciertos mensajes transgresores como 'los últimos serán los primeros', concretándose en muy diferentes celebraciones y costumbres, que muchos tomaron como escandalosas, incluso subversivas". Celebraciones y costumbres que recoge este volumen, como la fiesta del Obispillo, las misas paródicas, las fiestas de locos y del asno... O las actuales zambombas, los autos de los pastores o la danza de los locos.

Le preguntan al autor, doctor en Antropología Social, qué se encontrará el lector en este ensayo, y declara que este "descubrirá los orígenes y la amalgama de tradiciones culturales que han enriquecido la Navidad a lo largo de los siglos, y en ese viaje histórico se sorprenderá al encontrar el ánimo burlesco, licencioso y, en no pocas ocasiones, polémico, con que clérigos y laicos celebraron una fiesta mucho más sorprendente de lo que pensamos". Así es: Historia de la Navidad, el nacimiento del goce festivo en el cristianismo es un viaje histórico que sorprende por la singularidad de su relato y por la recopilación de investigaciones propias, sugerentes y reveladoras sobre las fiestas navideñas.

Con este descomunal ensayo desciframos el sentido histórico de la Navidad como nunca antes lo habían contado. Cuenta Alberto del Campo que al preparar este libro  se sorprendió al "encontrar testimonios sobre clérigos que participaban en disparadas parodias, monjas acusadas por la Inquisición de cantar villancicos jocosos, mientras el pueblo se divertía satirizando a ciertos personajes sagrados…, todo ello no como irreverencia antirreligiosa, sino bajo la justificación de una teología navideña que permitía un cómico mundo al revés para entrar purificados y renacidos en el Año Nuevo".


@Violant Muñoz i Genovés
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"El brindis de Margarita" de Ana Alcolea, publicado por Harper Collins Ibérica

11/25/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

Ana Alcolea, Premio de las Letras Aragonesas 2019, cuenta el paso de la vida en una narración que nos retrotrae a la dictadura española, justo cuando se cumplen 45 años de la muerte de Franco y revive los primeros años de la Transición.

"...De pequeña yo siempre brindaba por la salud de Franco ..." así arranca la historia de Margarita, una mujer madura, escritora de éxito, vuelve a su ciudad natal para vaciar la casa de sus padres. Mientras, en las noticias, retransmiten en directo la exhumación del cadáver de Franco, que marcó la vida de tantas generaciones de españoles.

Es un piso pequeño, en un barrio obrero, como corresponde a la familia a la que ha pertenecido. De las cuatro personas que vivieron en la casa, solo queda Margarita. Su abuela, su madre y su padre han ido muriendo por ese orden. Es hija única y debe realizar la tarea ella sola. Está casada, pero su marido está de viaje constantemente y no la acompaña en este viaje tan extremo que es el de los vacíos, el de las sombras y la oscuridad. Su hijo, Roberto, está estudiando su año de Erasmus en una ciudad de la costa italiana.

Los objetos que encuentra (el frasco de cristal sobre el tocador de su madre), la música (el disco de Víctor Jara), los olores que permanecen en la ropa, las cartas, los viejos pasaportes la van transportando a diferentes momentos de su pasado vividos en el piso. Un caleidoscopio emocional que provoca que se vaya mezclando en su memoria lo personal, los reproches a sí misma y a los fantasmas de sus muertos que viven en sus recuerdos, con la Historia con mayúsculas en que se enmarca su vida y la de su familia. Una abuela que vivió todas las guerras del siglo, una madre y un padre que nacieron justo antes de la guerra. Y ella, la protagonista y narradora en primera persona, que tenía trece años cuando murió el dictador. Sus recuerdos la llevan a intentar entender las actitudes de su familia hacia todo lo que estaba pasando. Y también la suya propia.

En esta obra asistimos a una lección histórica sin quererlo, sin darnos cuenta. Se nos narran los últimos 50 años de una manera tragicómica, a modo de catarsis emocional colectiva en la que asistimos a la pompa y boato de Franco durante la Dictadura, pero también a su salida por la puerta de atrás y casi a puntapiés del Valle de los Caídos.

Una manera magistral de sacudirnos nuestros propios fantasmas, un acercamiento a nuestra memoria histórica más reciente desde nuestros recuerdos más íntimos, aquellos que quedan prendidos en los aromas de nuestros sentimientos. ¡Brindemos por ello!

Ana Alcolea, nació en Zaragoza en 1962, es licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Filología Inglesa. Ha sido profesora de Lengua y Literatura durante más de veinticinco años, y ha publicado ediciones didácticas de obras de teatro y numerosos artículos sobre la enseñanza de Lengua y Literatura. Adora conocer otras culturas y otras lenguas.

En 2009 aparece su primera novela para adultos, Bajo el león de San Marcos. En Anaya ha publicado las novelas juveniles El medallón perdido, El retrato de Carlota, Donde aprenden a volar las gaviotas, El bosque de los árboles muertos, La noche más oscura (VIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, White Ravens 2012 y Premio CCEI 2012), El secreto del galeón y El secreto del espejo (ambos recomendados por la Fundación Cuatrogatos); y dos libros infantiles: El abrazo del árbol y Castillos en el aire.

En 2016 fue galardonada con el Premio Cervantes Chico y recientemente con el Premio de las Letras Aragonesas en el 2019.
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“Invisible” de Eloy Moreno publicado por Nube de tinta

11/18/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

Eloy Moreno, el autor superventas de El bolígrafo de gel verde, con más de 200.000 ejemplares vendidos en todo el mundo, narra, a través de los ojos de un niño, una historia emotiva y conmovedora que podría ser la de cualquiera de nosotros.

«…¿Quién no ha deseado alguna vez ser invisible? ¿Quién no ha deseado alguna vez dejar de serlo? El problema es que nunca he llegado a  controlar bien ese poder: A veces, cuando más ganas tenía de ser invisible, era cuando más gente me veía, y en cambio, cuando deseaba que todos me vieran, era cuando a mi cuerpo le daba por desaparecer...»

El autor presenta una preciosa novela acerca de lo que significa crecer, madurar y superar las dificultades de la infancia que tocará el corazón de todo el que la lea.

¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

Siempre me ha gustado contar las historias desde otro punto de vista, desde el exterior, desde la otra parte. Siempre que veo alguna noticia me pregunto cómo lo estarán viviendo las personas de alrededor, los familiares, los amigos, los vecinos...  Con respecto a este libro siempre me ha llamado la atención que hay personas invisibles en todas  partes, en muchos momentos de nuestra vida nos encontramos con ellas... y es entonces cuando me surgió la pregunta ¿Son invisibles o les hacemos invisibles nosotros? Y es ese NOSOTROS lo que le  dio vida a la novela.

¿En qué se diferencia Invisible de tus otras novelas?

En primer lugar en que el protagonista es un niño y, por tanto, hay una parte escrita desde esa perspectiva. También se diferencia de las demás en que este libro va a ser el primero que van a poder leer tanto adultos como adolescentes a partir de 12-13 años. Creo que es genial que una misma novela puedan leerla los padres y los hijos

Has comentado que preferirías no desvelar uno de los temas centrales de la novela para mantener la magia del libro.

Si, creo que es muy importante mantener el secreto. En la primera mitad, el lector no sabe muy bien lo que está ocurriendo. Lo puede sospechar o deducir, pero no lo sabe con certeza. Por eso, agradecería muchísimo que no se desvelara el núcleo de la novela, pues le quitaría magia al libro y siempre he preferido que los regalos sean sorpresa. 

Lo cierto es que durante la primera parte del libro hay muchas preguntas en el aire...

Sí. Durante una parte del libro hay una sensación de tensión en el lector porque intuye qué puede estar pasando pero no está del todo seguro, y  conforme van pasando las hojas son los propios protagonistas los que le van dando pistas. Hasta que llegamos al pasado, hasta que el protagonista  desvela lo que ocurre, pero aun no desvela cómo ha llegado ahí. Creo que es muy bonito mantenerse durante varias páginas en esa incertidumbre.

¿Te has sentido invisible alguna vez? ¿Cómo crees que se puede solucionar?

Sí, muchas veces, por ejemplo, cuando comencé en esto de la literatura. Me sentí invisible en las librerías, en las firmas de libros, en las presentaciones... Pero a lo largo de mi vida me he sentido invisible en muchas otras ocasiones. Uno se puede sentir invisible en mil situaciones: en un cumpleaños, en una reunión, en una cena, en el colegio, en el trabajo... ¿Cómo se puede solucionar? Muchas veces es uno mismo el que elige ser o no visible, pero en otras ocasiones no es así, son los que nos rodean los que nos hacen desaparecer. Es un poder que tenemos los seres humanos, el problema es cómo lo utilizamos.

¿Dirías que este libro es para jóvenes o más para padres?

Creo que es un libro para personas, da igual los años que tengan. Es un libro que no tiene edad. Cada uno lo interpretará y sentirá a su manera. Pero de lo que sí estoy seguro es que todos se emocionaran con el protagonista.

En alguna ocasión has expresado que Invisible ha sido la novela que más te ha costado escribir ¿por qué?

Es cierto, la razón es que el protagonista es un niño, pero también hay muchos personajes adultos y debía ser muy cuidadoso en los diálogos,  pues no habla igual un adulto que un niño, no son iguales las conversaciones entre un adulto y un niño que entre niños.... Eso exige vigilar en cada momento qué frases, palabras, o expresiones utiliza cada uno. Debía también meterme en la piel, en los sentimientos y sensaciones que tiene un chaval de 12-13 años en determinadas situaciones.

¿Está esta ficción basada en hechos reales?

Todas mis novelas están basadas en hechos reales, no en grandes acontecimientos, sino en pequeñas vivencias comunes que todos hemos vivido en el día a día. Esos pequeños momentos que muchas veces nos pasan desapercibidos y a los que no les damos importancia, pero que al final son los momentos que dibujan nuestra vida.

¿Qué te gustaría que provocara Invisible en el lector?

Cariño, empatía, comprensión, sufrimiento, sonrisas, lágrimas, reflexión, suspiros, ganas de pasar a la siguiente página, sorpresa... vida.

¿Crees que una historia puede cambiar cosas? 

Sí, creo que cualquier novela leída en el momento adecuado y por el lector adecuado puede cambiar cosas. En el caso de este libro espero que cambie mentes, que cambie la percepción de situaciones cotidianas que no deberían existir y que ayude a crear todas esas que sí deberían reproducirse.

Publicaste tu primera novela El bolígrafo de gel verde a golpe de constancia y tenacidad, se podría decir que si alguien sabe salir de la invisibilidad eres tú. ¿Te sientes legitimado por tu propia experiencia para hablar de ciertos temas?

Durante mucho tiempo fui invisible para mucha gente, y eso que yo me empeñaba en estar bien visible (físicamente) en las librerías. Pero al principio nadie me veía, jeje, aunque poco a poco, con mucho esfuerzo, la gente comenzó a darse cuenta de que había allí un tipo haciendo algo fuera de lo normal, un tipo con una maleta llena de libros que además vendía él mismo. Y al final lo conseguí, conseguí hacerme visible. 

¿Cómo sueles desarrollar las promociones de tus libros? 

La verdad es que me gusta ir de ciudad en ciudad con mis libros y esa filosofía de vida me ha llevado a realizar en el último año más de 50 presentaciones en distintas poblaciones, tanto en librerías como en colegios. Por ejemplo, con mis libros de Cuentos para entender el mundo he visitado unos 30 colegios/institutos solo en 2017, y otros 25 en 2018... una barbaridad. De hecho uno de los premios que más ilusión me ha hecho es el que me dieron en Navarra, en el IES Benjamín de Tudela, porque todo el jurado estaba compuesto por chavales de instituto y votaron mi novela El regalo ganadora por unanimidad, y que lectores tan jóvenes tengan tanto aprecio por mi obra, me encanta.

Llega la edición especial de Invisible, en tapa dura y con el capítulo extra El Dragón. Invisible es una novela de Eloy Moreno que, con más de 100.000 ejemplares vendidos, se ha convertido en todo un fenómeno literario en nuestro país, donde ya va por su 20ª edición.

Invisible narra, a través de los ojos de un inocente niño, una historia que podría ser la de cualquiera de nosotros, mostrándonos la lacra social del bullying o acoso escolar desde una perspectiva distinta y necesaria, dejando en evidencia las carencias del sistema y haciéndonos descubrir de forma sorprendente el mayor error en el que todos caemos: la indiferencia.

La novela se ha convertido en una obra rotundamente aplaudida por críticos, lectores, padres y profesores y su lectura está especialmente recomendada tanto a adultos como a niños a partir de los 11 años, habiendo sido incluida además como obligatoria en más de 200 centros educativos. Según palabras del autor, “está dedicada a todas esas personas que, independientemente de su edad, se han sentido alguna vez invisibles”. 

"Emotiva, conmovedora, diferente..." son algunas de las cosas que se han dicho sobre Invisible, el gran éxito literario de Eloy Moreno publicado en 2018 por Nube de Tinta (Penguin Random House Grupo Editorial) y cuyos derechos cinematográficos acaba de adquirir Áralan Films, empresa productora detrás de títulos destacados como ‘Intemperie’ de Benito Zambrano, ‘Quién te cantará’ de Carlos Vermut, o ‘Cuando los ángeles duermen’ de Gonzalo Bendala.

“Con este acuerdo, Áralan Films adquiere el compromiso social de contribuir a sacar a la luz situaciones silenciadas en las aulas y visibilizarlas, con el fin de ayudar a paliarlas" dice Marta Velasco, productora de la película. Por su parte, Eloy Moreno desea "que la adaptación de esta novela al cine nos ayude a abrir los ojos". 

Eloy Moreno se dio a conocer a partir de la autoedición de su primer libro, El bolígrafo de gel verde (2011), un éxito de ventas con más de 200.000 ejemplares vendidos hasta el momento. Obtuvo el Premio Onda Cero Castellón 2011 por el esfuerzo realizado en la difusión de la novela y fue finalista de los Premios de la Crítica Valenciana 2012 en el apartado de narrativa. Sus siguientes obras, Lo que encontré bajo el sofá (2013), El Regalo (2015), Tierra (2019) y la colección de tres volúmenes Cuentos para entender el mundo han vuelto a conectar con decenas de miles de lectores, recibiendo nuevamente un gran reconocimiento tanto en ventas como en crítica.

Invisible ha sido galardonada con el I Premio Yoleo de lectura para jóvenes, el Premio Hache 2020 y ha resultado finalista de los premios Menjallibres, todos ellos otorgados por alumnos y jóvenes lectores. Es actualmente uno de los 5 libros juveniles más comprados en España, se ha traducido a más de 7 idiomas y sus derechos se han vendido a Uruguay, Perú, EEUU, Corea del Sur, Italia, Polonia, Rusia, Serbia, Turquía, Chile y México, encontrándose en este momento en negociaciones con otros países. 

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“Postales del Este” de Reyes Monforte publicado por Plaza&Janés

11/11/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

Coincidiendo con el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, Reyes Monforte presenta su nueva novela, “Postales del Este”, una historia basada en hechos reales, un emocionante relato sobre la memoria, el amor y la esperanza en medio del horror de Auschwitz. 

Reyes Monforte regresa al género que le ha consagrado como autora.
Ricamente documentada y escrita con pasión y emotividad, ha firmado su obra más ambiciosa:
una historia sobre el  poder liberador de las palabras.


No es habitual encontrar novelas o películas ambientadas en el horror nazi en las que sus protagonistas sean mujeres de las SS. Estamos acostumbrados a verlas en el papel de víctimas, presas, deportadas, mujeres de oficiales de las SS, pero rara vez empoderadas en la maldad, la tortura, el asesinato y orgullosamente envueltas en el uniforme de las Schutzstaffel. Entre 3.600 y 4.000 mujeres de las SS trabajaron y fueron formadas en el campo de Ravensbrück. Mujeres como Irma Grese, Dorothea Binz, Hermine Braunsteiner-Ryan, Herta Bothe, Johanna Bormann, Margot Drexler, Johanna Langefeld y muchas otras, aunque ninguna de ellas superó en crueldad a Maria Mandel.

En “Postales del Este” se muestran las dos caras de una misma realidad: la crueldad de la Jefa de Campo de Auschwitz-Birkenau, Maria Mandel, la mujer más endiablada de las SS, frente a la resistencia ejercida por Ella, una prisionera, copista de la Orquesta de Mujeres que, a través de la escritura clandestina de postales y fotos que rescata de los  equipajes de los deportados, logra burlar las intenciones de las autoridades de hacerles desaparecer no solo físicamente, sino también borrando su memoria.

Por sus páginas desfilan personajes históricos como los miembros de las SS el doctor Josef Mengele, Heinrich Himmler, los comandantes Josef Kramer y Rudolf Höss, el doctor Hans Münch, conocido como «el Hombre Bueno de Auschwitz», las sádicas guardianas nazis Irma Grese e Ilse Koch, presas como Ana Frank, la reconocida violinista y sobrina de Gustav Mahler, Alma Rosé, a quien Mandel nombró directora de la Orquesta de Mujeres del campo, Wilhelm Brasse, el fotógrafo de Auschwitz que realizó cerca de 50.000 fotografías a lo largo de cinco años, o la doctora Gisella Perl, famosa ginecóloga judía que tuvo que practicar miles de abortos y partos clandestinos en Auschwitz-Birkenau para poder garantizar la supervivencia de sus madres, ya que la orden de las SS era matar a toda mujer embarazada. “…Auschwitz no es una maternidad…”,  solía decirles Josef Mengele a las mujeres que llegaban al campo.

La historia comienza una tarde de domingo de abril de 1980, en un lugar del mundo. Como todos los domingos, Bella recibe la visita de su tía Mia. Pero esta vez viene con algo inesperado. Le entrega una caja llena de postales y fotografías de personas desconocidas para ella, aunque sí reconoce en el reverso de todas ellas la caligrafía de su madre, fallecida hace unos meses de Alzheimer. “…Son las postales que escribió tu madre cuando estuvo en el Este. Ella las denominaba las postales del Este…”.

En esas postales, Bella descubre el secreto que su madre mantuvo oculto a su hija durante 35 años y las razones de ese silencio.

Un salto al pasado de 37 años nos sitúa en diciembre de 1943, en el campo de exterminio de Auschwitz, y termina el 15 de abril de 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen, donde Ella da a luz a su hija Bella, coincidiendo con la liberación del campo por parte de las tropas británicas.

Al final de la novela, la historia regresa al presente, a abril de 1980, una vez que Bella ha leído las postales y ha descubierto la verdadera historia de su madre, de su padre y de ella misma.

Se incluyen dos anexos finales: Más Postales del Este, donde se detalla el final de los personajes reales que aparecen en la novela y otros datos relacionados con ellos y con el campo de exterminio de Auschwitz. Y Otras Postales del Este, donde se mencionan las postales que realmente fueron escritas por algunos presos de Auschwitz y que escondieron en determinados lugares del campo. Algunas de ellas se encontraron entre 30 y 50 años más tarde.

Una historia escrita con la letra más bonita del mundo, esa que consiguió convertir la historia más triste en la más bella.

Una noche de septiembre de 1943, un nuevo transporte llega al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, en la Polonia ocupada por la Alemania nazi. Entre los miles de deportados viaja Ella, una joven judía francesa, acompañada de su familia y de su prometido, Joska, todos trasladados desde el campo de internamiento de Drancy, en Francia. Ya en el vagón de tren, Ella escribe su primera postal a petición de una joven pianista que no podía hacerlo porque le habían destrozado los dedos durante un interrogatorio de la Gestapo, al considerarla miembro de la resistencia francesa. Arrojaron la postal por una de las rendijas del vagón con la esperanza de que alguien la encontrara.

En el andén del tren, el temido die rampede Auschwitz, se produce la primera selección. El capitán de las SS y doctor del campo, Josef Mengele, y la Jefa del Campo de Mujeres Auschwitz-Birkenau, Maria Mandel, reparan en la belleza de Ella. No tardan en descubrir que, además de una bonita caligrafía, conoce varios idiomas, lo que la llevará a ser utilizada como intérprete de los deportados ante las SS, incorporarse como copista en la Orquesta de Mujeres dirigida por Alma Rosé, y entrar a trabajar en el Bloque Kanada, el barracón donde se clasificaban las pertenencias de los deportados.

El Bloque Kanada es el barracón donde todas las presas quieren trabajar porque allí se organizan y clasifican los equipajes y las pertenencias de los deportados y se encuentra todo lo que no hay en el campo.

“…¿No has visto todo lo que hay aquí? No falta de nada: comida, ropa, joyas, libros, discos, instrumentos musicales, perfumes, zapatos, diamantes, billetes, oro ... Es el bloque con más riqueza del campo. Así debe de ser Canadá, un país lleno de oportunidades y de fortuna, una tierra prometida. Además, allí no hay guerra, es el paraíso. ¿Cómo íbamos a llamar a este oasis en mitad del infierno…?”

Es allí donde Ella empieza a encontrar postales, fotografías y retratos familiares de los prisioneros y decide guardarlas para escribir en ellas los nombres de esas personas y sus historias. Teme que un día todo aquello desaparezca y nadie sepa lo que pasó allí dentro ni tampoco se conozca la identidad de las personas que fueron asesinadas. No solo recoge y esconde las fotografías, sino que hace acopio de las postales que las autoridades del campo, con Maria Mandel al frente, entregan a los deportados obligándoles a escribir a sus familiares con el objetivo oculto de saber la dirección donde se encuentran.

“…25 palabras, incluyendo dirección y destinatario. Decidles que estáis bien de salud y que os envíen paquetes…”

Ese era el mandato de las SS. No les permitían escribir nada más.
Como la escritura en el campo está prohibida bajo pena de muerte, Ella tiene que esconder las postales y las fotografías en un lugar seguro para no ser descubierta.

«No pudo evitar sonreír ante la afirmación de Himmler: “…Una página gloriosa de nuestra historia que nunca será escrita…”. Se acordó de su caligrafía en el reverso de las postales y de las fotografías que rescataba de los equipajes de los deportados. Claro que sería escrita, aunque tuvieran que desenterrarla del subsuelo de Auschwitz para poder leerla. Comprendió que era un sentimiento absurdo pero, por un instante, se sintió victoriosa sobre el mismísimo jefe de las SS».

Mientras todo esto ocurre, Ella sufre el infierno de verse convertida en la mascota judía de Maria Mandel y en una de las favoritas del doctor Mengele, lo que le permite observar sus espantosos experimentos.

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Reyes Monforte es periodista y escritora. Su trayectoria profesional ha estado marcada por su trabajo en la radio, donde durante años ha dirigido y presentado distintos programas en diferentes emisoras, entre las que cabe destacar Onda Cero y Punto Radio. También ha colaborado en diversos programas de televisión en Telemadrid, Antena3TV, La 2 o EL Mundo TV, y como columnista en el diario La Razón.

Su primer libro, “Un burka por amor”, con más de un millón y medio de ejemplares vendidos y 60 ediciones, se convirtió en un best seller del que se hizo una exitosa serie de televisión en Atresmedia, con una audiencia de cuatro millones y medio de espectadores. Tanto esta como sus posteriores publicaciones (Amor cruel, La rosa escondida, La infiel, Besos de arena y Una pasión rusa) han sido traducidas a varios idiomas.
En 2015 recibió el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio por Una pasión rusa, y el Premio Novela Histórica Ciudad de Cartagena 2017 por la misma novela. En 2018 publicó en Plaza y Janés La memoria de la lavanda, su última novela hasta ahora. En la actualidad, Mediaset está preparando la adaptación de La infiel para la televisión.

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Reseña de "Zenobia Camprubí, La llama viva de Emilia Cortés

10/7/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

Si bien es conocida por ser la esposa de Juan Ramón Jiménez, poeta y premio Nobel de literatura, Zenobia Camprubí Aymar (1887-1956) fue una de las personalidades más interesantes de la primera mitad del siglo XX.

Mujer moderna, brillante e inquieta, luchadora, independiente, comprometida socialmente con la igualdad de la mujer y las necesidades de los niños, la suya fue una vida plena involucrada en innumerables frentes: escritora y traductora, empresaria visionaria y activista feminista, profesora universitaria y pedagoga entregada a la infancia. Todas estas labores, que desarrolló tanto España como, tras su exilio en 1936, en Estados Unidos y Puerto Rico, las compaginó con la organización de los archivos de Juan Ramón y la redacción de su correspondencia.

Huyendo de los convencionalismos del género biográfico, en el que los datos históricos y sociales a menudo impiden un acercamiento profundo a la persona recordada, este libro muestra la personalidad íntima de Zenobia Camprubí a través de un conjunto de textos a menudo omitidos en las biografías tradicionales: diarios, notas, reflexiones, correspondencia, sus lecturas, sus preferencias y las opiniones de esta mujer avanzada, que fue pionera en reivindicar los derechos de la mujer y que abandonó su faceta creadora por cuidar la obra y la vida del poeta de Moguer.
El resultado es una biografía sorprendente, emocionante y conmovedora. 

En ella, la voz de Zenobia resuena sin intermediarios para transmitir sus anhelos, sus preocupaciones, que fueron muchas, su dolor, que representa el de muchas mujeres de aquellos años, y, sobre todo, la increíble energía y el amor sin límites con que acometió todas las facetas de su vida y todos y cada uno de los proyectos en los que se embarcó. Amor y energía que le valieron el apelativo de «la llama viva», por parte de Juan Ramón Jiménez.

Emilia Cortés, la autora de esta magnífica biografía, es profesora-tutora de la UNED, donde enseña Lengua y Literatura Españolas. Esta investigadora se ha especializado en la figura de Zenobia Camprubí para darla a conocer no solo a los investigadores, sino también al gran público.

© Violant Muñoz
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Vardø. La isla de mujeres: de Kiran Millwood Hargrave

9/9/2020

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publicado por Ático de los libros
Por Violant Muñoz i Genovés


Una poderosa historia sobre el miedo a la fuerza
de las mujeres: amor, brujería y muerte en
los confines de la civilización


Tras recibir prestigiosos premios como el Waterstones Children’s Prize, el Best British Book of the Year y el premio Blackwell’s Children Book of the Year, Kiran Millwood Hargrave, una de las voces más potentes de la literatura británica, da el salto a la narrativa para adultos y entra por la puerta grande: trece editores ingleses pujaron por publicarla y los derechos de traducción se han vendido a más de veinte países. 

Vardø. La isla de las mujeres es una fascinante novela inspirada en un hecho histórico real: la terrible tormenta del 24 de diciembre de 1617 que mató a todos los hombres de Vardø, el punto más al noreste de Noruega, y la sangrienta cacería de brujas que la siguió en 1621 impulsada por el rey, que deseaba consolidar la fe cristiana y acabar con el paganismo en la provincia de Finnmark. Conmovedora y sutil a la vez que violenta y desgarradora, Vardø mezcla una escalofriante persecución religiosa con una historia de amor y sororidad. Las dos protagonistas de esta novela construyen una relación sólida y tierna acompañadas de una ambientación atmosférica e inolvidable.

Noruega, 1617. Maren Magnusdatter contempla una tormenta desde la costa. Cuarenta pescadores, entre ellos su padre y su hermano, mueren ahogados, y desde ese momento las mujeres del pequeño pueblo de Vardø tendrán que salir adelante sin ayuda. 

Dos años más tarde, el cazador de brujas escocés Absalom Cornet llega a Vardø para poner orden en la isla acompañado de Ursa, su joven esposa. Ursa, acostumbrada a la vida en la ciudad, descubre un mundo gobernado por mujeres independientes, mientras que su marido solo ve la mano del demonio en el estilo de vida de estas y en la presencia del paganismo. Las creencias y las acciones de Absalom, que actúa bajo las órdenes del lensmann de la región, amenazan las vidas de las mujeres de Vardø. Mientras tanto, entre Maren y Ursa se desarrolla una relación que horrorizará a Absalom, y la tragedia volverá a caer sobre la isla.

En esta inquietante novela, Kiran Millwood Hargrave se sirve de las leyendas, acontecimientos históricos, paisajes y tradiciones eslavas para elaborar una historia demoledora. De hecho, el paisaje es un personaje más de la propia novela, transmitiéndonos su estado con unas descripciones certeras. 

La autora presenta los hechos a través de los ojos de estas mujeres y de su estilo de vida, con un ritmo que atrapa y hechiza al lector mediante sus cautivadoras imágenes. Intrigante, con personajes inolvidables y salpicada de las costumbres de una tradición indígena perdida, esta narración abre las puertas de la ficción para adultos a esta brillante escritora.

Con una narración trepidante, atrapa al lector haciéndole sentir la claustrofobia de estar atrapadas en una isla y el pavor que supone la vorágine de la demagogia. Una lección magistral sobre el empoderamiento femenino ante la adversidad.
 
La historia de Vardø es fascinante y apela a una lectora interesada en personajes femeninos fuertes y sus historias. Además, está escrita con el espléndido estilo lírico que Kiran suele emplear en sus narraciones.
  
Se trata de nuestra apuesta de ficción del segundo semestre, que apelará a los lectores de La chica salvaje, pues posee la misma cualidad atmosférica y dos protagonistas femeninas llenas de matices.

la autora explora sin ambages las múltiples facetas del amor en todos sus libros, y en este traza el fascinante retrato del descubrimiento de la sensualidad entre dos mujeres. 

Kiran Millwood Hargrave es una poeta y novelista británica. Es graduada en Literatura Inglesa, Artes Dramáticas y Magisterio por la Universidad de Cambridge y realizó el máster de Escritura Creativa de la Universidad de Oxford en 2014. Nació en Londres en 1990 y su debut, La chica de tinta y estrellas (Ático de los Libros, 2017) ha ganado los prestigiosos premios Waterstones Children's Book y el British Book of the Year, y se ha convertido en un best seller internacional que ha vendido más de cien mil ejemplares en Reino Unido y se ha publicado en una quincena de países. También es la autora de La isla del fin del mundo (Ático de los Libros, 2018) y Más allá del invierno (Ático de los Libros, 2019). Vardø. La isla de las mujeres es su cuarta novela

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"Y Julia retó a los dioses" de Santiago Posteguillo

7/29/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

El reto era muy grande y el peligro enorme, pues enfrentarse a la continuación de una formidable novela como “Yo, Julia”, Premio Planeta 2018, necesitaba de una firmeza y de una creatividad fuera de lo común. Ambas son herramientas que su autor, Santiago Posteguillo, posee indiscutiblemente.


Contaba, eso sí, con una protagonista de excepción que, a cada movimiento de la narración, asombra y deslumbra por la arquitectura tan extraordinaria que tiene el personaje. Julia es un hallazgo continuo del que nos felicitamos desde su primera intervención en nuestras vidas de lectores. Hay en ella una mezcla de dureza y ternura, donde su firmeza enamora y su pesar acongoja, que hace temblar de emoción.

Los personajes conocidos de “Yo, Julia” adquieren en esta novela un peso tan maduro y a la vez ingrávido que, sabiendo de ellos, parecen salir a escena por primera vez. Los nuevos transitan con equilibrio medido, en una trama intensa que sacude las páginas con tremenda fuerza.

Es Santiago Posteguillo un maestro en contextualizar cada gesto literario en la historia con un resultado perfecto. La unión de saberes logra una novela que evoluciona libre a espacios de interés creciente, hasta llevarnos al inframundo y sacarnos de él para ascender al Olimpo.

Y JULIA RETÓ A LOS DIOSES ES EL ESPERADO  DESENLACE DE LA HISTORIA DE UNA MUJER QUE TRANSFORMÓ SU ENTORNO Y CAMBIÓ EL CURSO DE LA  HISTORIA PARA SIEMPRE.

Luchas despiadadas donde la ambición y la cólera ejecutan implacables su  viaje a la locura, frente al sueño inquebrantable de una mujer. Julia domina la adversidad y templa su espíritu sin doblegarse ni ante los mordiscos del dolor más intenso. Venganza y amor más allá de la muerte son privilegios únicos que solo una mujer de acero puede alcanzar.

JULIA, EL EQUILIBRIO DE ROMA

Cuando murió el emperador Septimio Severo en Britania, el poder real lo sostuvo Julia augusta, luchando por evitar que sus hijos, los coemperadores Antonino y Geta, dividieran el Imperio.

Solo una persona tan dotada de visión política, firmeza y determinación, pudo conseguir que Roma no se partiera en dos, como algunos pretendían, para solucionar su enfrentamiento. No la cegó en ningún momento el amor que sentía por ellos, antepuso la necesidad de Estado a cualquier otra consideración. Julia combinaba una inteligencia aguda con un poder de seducción irresistible. Avezada en el ambiente hostil de una aristocracia que la despreciaba por no haber nacido en  Roma, sabía anticiparse a las maniobras del Senado que siempre buscó su perdición.  Aunque en ocasiones singulares acudiera a ella, como sucedió cuando se quedó viuda, para evitar que sus hijos protagonizaran una nueva guerra civil.

A la augusta Julia no le tembló la mano cuando había que defender la dinastía o el buen nombre del emperador Antonino. Su percepción del Imperio y su engrandecimiento iban parejos. Sabía cómo maniobrar ante las situaciones más difíciles e incluso brutales, con tanta delicadeza y recia voluntad, que hasta en el peligroso trato con su hijo el  emperador, fue tan sabia como valiente.

La forma como enfrentó el cáncer que padecía es toda una definición de su personalidad y de algunas de las virtudes que poseía: resistencia, valor, firmeza y una enorme voluntad de sostener la dinastía que creó. Una mujer irrepetible en la historia de Roma.

“Y Julia retó a los dioses”, la continuación de una historia apasionante hasta su final. Relato intenso sobre una época donde el que resiste, gana. Y el que gana, vive. La impresionante resistencia de una mujer ante la enfermedad y la traición extrema. Ejemplo de voluntad e inteligencia, que se labró un espacio propio en la historia de la Roma Imperial.

LAS CRÓNICAS DE GALENO

En Antioquía, durante el verano de 970 ab urbe condita (217 d.C.), Elio Galeno, el competente médico imperial trata de llevar a cabo dos  misiones que, de alguna manera, se entrelazan entre sí. Una, la primera, es intentar salvar la vida de la augusta Julia Domna, que sufre una dolorosa y poco conocida enfermedad. La otra, reemprender el relato de su vida que había dejado pendiente hacía tiempo, mientras la vela en las terribles noches en que el dolor agudo de la emperatriz se hace insoportable.

El erudito griego retrocede en el tiempo y escribe con memoria lúcida, partiendo del triunfo de Septimio Severo en las guerras civiles, y su aplastante victoria en la brutal batalla de Lugdunum, que convirtió a Julia en la emperatriz más poderosa que nunca había conocido Roma.  Su esposo era el señor del Imperio Romano y su hijo Antonino su sucesor; contaban igualmente con el pequeño Geta, para garantizar la dinastía en caso de que muriera el primogénito. Todo parecía perfecto y el futuro esperanzador. Pero Julia había detectado al enemigo interno: 

Plauciano, amigo de la infancia del emperador y jefe del pretorio, cuya ambición podía ser peligrosa para todos. Pese a las advertencias de  Julia, para Severo era ese amigo en el que se podía confiar plenamente, y rechazaba las sospechas de su esposa.


El emperador de Roma deseaba castigar a los partos que habían atacado la ciudad de Nísibis, guarnecida por una potente tropa legionaria. La historia se repetía, ya que dos años antes la ciudad del norte de Mesopotamia fue cercada por el ejército de Vologases. Severo estaba decidido a no cejar esta vez hasta conquistar la mismísima Ctesifonte, la capital de Partia. La expedición parta tuvo sus momentos de incertidumbre, pero a mediados de enero de 198 d.C., Vologases V había huido de Ctesifonte llevándose su ejército y abandonando la capital parta a las llamas y el saqueo de los legionarios. Ahora, el emperador solo pensaba en rendir la ciudad de Hatra que Trajano no pudo conquistar. Se puso cerco al bastión y aquí intervino la traición de Plauciano, el jefe del pretorio, quien se valió de Opelio Macrino, un  centurión desalmado y corrupto, para asesinar al leal Leto, legatus de la I Parthica, que estorbaba para sus planes.

Julia desconfió inmediatamente de la muerte de Leto, que se disfrazó de accidente mientras exploraba un túnel que llevaba a la fortaleza de Hatra. Por ello, envió discretamente al médico griego para examinar el cadáver del legado, y Galeno encontró en el cuerpo dos cortes de  espada apenas perceptibles en el cuerpo totalmente destrozado por las grandes piedras que lo habían aplastado.

Al hacer escala en Alejandría el séquito imperial en el regreso a Roma, Galeno tuvo su oportunidad de buscar en la Gran Biblioteca los  anhelados libros de anatomía que perseguía desde hacía tiempo. Pero allí se encontró como en Pérgamo, con la aviesa burla del responsable de la biblioteca, quien le dijo que se los habían llevado a Roma, para desolación del médico griego.

TRAICIÓN Y MUERTE EN EL NILO

La familia imperial aprovechó su estancia en Egipto para navegar por el curso del río Nilo, con el propósito de gozar de unos días tranquilos antes de regresar a Roma. El plácido viaje les llevaría a ver las grandes pirámides, y recorrer lugares emblemáticos de aquella tierra, granero de Roma y fecunda en misterios. Precisamente, entre Guiza y Menfis, Julia le sugirió a su esposo la conveniencia de nombrar un perderá. La emperatriz le aseguró que eso no iba a ocurrir, que antes tendrían que matarla a ella. Septimio la miró con ternura y, de pronto, con miedo dijo: «ten cuidado....», y dejó de respirar.


ROMA ENSANGRENTADA

Fue al amanecer, cuando Antonino iba a practicar al colegio de gladiadores escoltado por una docena de pretorianos de su guardia personal, al atravesar la gran sala de audiencias, una treintena de pretorianos conjurados los atacaron de improviso. Antonino reaccionó de inmediato llamando a la guardia a la par que luchaba decididamente con sus escasos hombres. Quinto Mecio acudió en su ayuda con los veinte hombres de la ronda; los conjurados fueron abatidos, y Antonino gritó que lo siguieran para acabar con su hermano; con reticencia, Mecio y sus hombres lo hicieron, aunque envió a uno a advertir a la emperatriz que Antonino iba directo a matar a su hermano y no podían frenarlo.

Geta estaba en sus dependencias cuando su hermano irrumpió buscando venganza, estaba desarmado pero se le dio un gladio para defenderse. Julia llegó en ese momento y se abalanzó para detener aquella locura. Geta suplicaba por su vida, mientras Julia se interponía entre los dos intentando protegerlo. Al final Geta murió acuchillado, y Julia resultó gravemente herida involuntariamente por su hijo mayor.

Mientras Galeno se esforzaba en curar la grave herida de Julia, la sangre empapaba las calles de Roma. Las órdenes del ahora emperador Antonino, fueron matar a todos los implicados en el ataque de palacio. Los nombres estaban en una lista elaborada por el viejo y sempiterno jefe de la policía secreta de Roma, Aquilio Félix, que seguía manejando los hilos de los frumentarii, aparentemente al servicio de la 
familia imperial.

Lentamente, Julia iba recuperándose de su herida en el vientre. Mientras Antonino preparaba su marcha para Germania en una campaña de defensa de las fronteras. Y a partir de ese año 212 d.C. en Germania, todos lo llamarían Caracalla. Por comodidad, en lugar de la túnica militar habitual y los ajustados bracae, unos pantalones que a Antonino le molestaban a la hora de luchar, decidió vestir solo con una única capa larga de las tropas auxiliares galas, llamada caracalla. De ahí su nuevo nombre puesto por un ejército entregado a un líder de las legiones que era épico en el combate, y lo seguirían adonde quiera que los llevara.

La vuelta a Roma lleno de gloria no llevó la paz al emperador, que tuvo relaciones con una vestal y mancilló la reputación de otras tres, por lo que Julia aconsejó la ejecución de las cuatro para salvar el buen nombre del emperador, acusándolas de haber traicionado a la diosa  Vesta, manteniendo relaciones sexuales con el viejo Aquilio Félix. Un juicio público ampararía legalmente su castigo, y tanto ellas como  el jefe de la policía secreta, por miedo de represalias a sus familias, callarían la verdad.

Caracalla confesó a su madre que temía que la diosa Vesta se indignaría con esta acción. Julia Domna respondió que muy posiblemente: «…pero algo me dice que a la diosa Vesta, romana hasta las entrañas, no hemos debido de caerle bien nunca. A sus ojos, debemos ser unos extranjeros controlando Roma, un accidente de la historia del Imperio, un error que corregir...»

En realidad, las sospechas de Julia eran más que acertadas; pues, en el Olimpo, la diosa Vesta había reunido en torno suyo a una mayoría de  dioses y diosas para destruirla, y exigido a Júpiter en aquel primer cónclave que la sometiera a cinco pruebas. Serían dolorosas y crueles. Antonino Caracalla marchó hacia el Danubio e inició una despiadada campaña de castigo contra las tribus que habían atacado puestos  fronterizos en la Dacia. Las victorias de Caracalla sirvieron, como había predicho su madre, para alejar los malos augurios por la muerte de las vestales. Una vez aseguradas por largo tiempo las fronteras de Britania, el Rin y el Danubio, era Partia el nuevo objetivo a conquistar.

Julia y su hijo el emperador se reunieron en Alejandría, donde el ejército realizaba todos los preparativos para una nueva campaña contra  Partia. Allí, la augusta madre tiene que enfrentarse a un grave problema que podía dar al traste con todo; Antonino Caracalla había reprimido salvajemente al pueblo por tirar algunas estatuas suyas, masacrando a miles, hasta que Julia logró frenar el ímpetu asesino de su hijo, aunque fuera a costa del incesto.

Julia Domna propuso a su hijo que para ganar Partia de manera incruenta y beneficiosa para el Imperio, debería casarse con la hija del  emperador y, rey de reyes, Artabano V. Así acabaría aquella guerra interminable. Se mandó a Quinto Mecio con la propuesta de que, con  aquel enlace, se lograría una sola dinastía para gobernarlos a todos. El sueño de Alejandro hecho por fin realidad de la mano de ambos  emperadores. Artabano aceptó, y se iniciaron los preparativos para la gran boda; Antonino Caracalla se adentró en territorio parto con su  ejército que, según lo acordado, permanecería acampado a una distancia de más de veinte millas de Ctesifonte.

El festín previo a la boda fue inconmensurable. La princesa Olennieire resultó ser muy bella y aparentemente todo el mundo estaba muy  alegre. Pero, en el horizonte del desierto, las siete legiones de Caracalla avanzaban entre las dunas. El imperator dio la señal y empezó la  matanza, los pretorianos acuchillaron a los nobles partos que estaban desarmados, incluida la princesa. Solo Artabano y una treintena de  hombres de su guardia pudieron escapar. Quinto Mecio no sabía nada del plan del emperador, pero cuando éste le urgió para que impidiera  que las puertas de la ciudad cerraran no dudó un instante y corrió hacía allí. Quinto Mecio, con heroica determinación, impidió que las cerraran, pero sufrió varias heridas de flecha. Pudo haberse salvado, pero Macrino lo dejó morir antes sus ojos. A punto de expirar releyó la nota que le dio la emperatriz antes de partir, en la que le pedía que cuando llegara al mundo de los muertos, le esperara junto a la laguna Estigia.

Galeno continúa escribiendo en su diario secreto que la emperatriz le hizo llamar semanas después de recibir las funestas noticias, para quejarse de un pequeño bulto en el pecho. «…La examiné, la hinchazón no era tan pequeña como uno habría esperado teniendo en cuenta que, según decía, se lo había detectado apenas hacía unos días. Tenía un mal presentimiento, pero callé y le dije que necesitaba consultar unos libros antes de poder precisar el mal específico que aquejaba al seno de la emperatriz...»  Pasaron unos días, el bulto creció.

EL ÚLTIMO COMBATE DE JULIA

El médico griego consultó todos los libros de Hipócrates, y sus peores augurios se confirmaron. Le explicó a Julia que era un oncos, un tumor  que los romanos denominaban cáncer y que no se detendría ante nada. La augusta preguntó si dolería más que ahora y Galeno le dijo la  verdad, que dolería inmensamente. Que no había tratamiento y que no podía ser extirpado por haberse ramificado en exceso.

Julia sufría un dolor intenso, pero se negaba en lo posible a beber aquella sustancia de opio mezclado con vino que le preparaba Galeno para aliviarla, porque la aturdía y no podía pensar con claridad. Sabía que le quedaba poco tiempo y quería dejarlo todo encauzado. Y ese todo iba desde encontrar una esposa adecuada para Caracalla, hasta alejar a Macrino del poder, ya que parecía tratarse de un segundo Plauciano.

El ejército descansaba en Edesa, donde se había retirado prudentemente para pasar el invierno, a la espera inminente de empezar una nueva campaña contra Partia. El emperador salió un amanecer de la ciudad para hacer sacrificios y rendir culto en el templo de Selene en Carrhae, con una columna de caballería escogida entre los mejores pretorianos. Cuando Antonino Caracalla desmontó para orinar entre unas matas, llegó el momento fatal del plan que Macrino había diseñado meticulosamente. Mandó a un pretoriano a quien el emperador había despreciado, que le llevase una esponja para asearse. Y en cuanto estuvo a su lado, con una daga apuñaló varias veces al emperador, rematándolo al clavarle la hoja en la boca con tal fuerza que la daga se clavó en tierra por detrás de la nuca de su víctima.

Opelio Macrino se sentía satisfecho y seguro con el poder de las legiones que comandaba como nuevo emperador. Tras la muerte de Antonino, solo le preocupaba una cosa: el dinero. Había doscientos millones de sestercios detenidos en Siria a la espera de ser enviados al frente de guerra para pagar los salarios de las legiones en combate.

Julia ya no resistía más el dolor. Había pedido a Galeno que le preparara una poción que acabara con su vida, pero antes quería repasar con su  hermana, con la que se había reconciliado, las instrucciones que le dio para poder vencer aquel pulso definitivo, al menos para ella. Salvaría la dinastía aunque fuera muerta. Galeno le trajo la mezcla con la dosis letal. Querría haber aguantado hasta poner el Imperio en orden, pero  realmente estaba exhausta. Era consciente que no tenía sentido que continuara así.

El médico griego y amigo de Julia, le mostró su respeto y admiración reconociendo que la augusta había resistido mucho más de lo que  nadie habría hecho: «…Realmente, no tiene sentido prolongar esta agonía. Muy a mi pesar, he de aceptar, que es la mejor solución…», sentenció, y dejó el cuenco a su alcance. Una vez sola Julia reflexiona una vez más que tan solo era cuestión de cómo se quería llegar al final: si aullando como un perro malherido abandonado al borde de un camino o si se deseaba salir del mundo con la dignidad de una augusta de Roma. Bebe hasta el final y deposita el tazón vacío sobre la mesa. Sus últimas palabras definen su carácter y personalidad: «Yo... Julia... gobernaré Roma... desde mi tumba».

EL ORO DE LAS LEGIONES
Los dos ejércitos se encontraron frente a frente en las proximidades de Nísibis. Fue en el segundo día de batalla cuando la suerte le sonrió  a Macrino, con la noticia de la llegada de los doscientos millones para pagar a las tropas, pero decidió injustamente no hacerlo bajo el  pretexto de que no se la habían ganado todavía. Opelio Macrino se dio cuenta del disgusto de sus oficiales más importantes y decidió que  al final de jornada se anunciaría a los soldados que el dinero de sus salarios estaba dispuesto, pero que se abonaría al concluir la batalla.

El tercer día, bajo un sol calcinador, fue tan encarnizado como los anteriores, sin la certeza de quién acabaría con el triunfo; los movimientos tácticos de los dos ejércitos eran contrarrestados inmediatamente por el oponente, impidiendo cualquier ventaja que llevara a la victoria tanto a uno como a otro. Colérico por no romper sus tropas las líneas partas, Macrino ordenó el repliegue. Se le había ocurrido una idea que podría funcionar y salvar la situación.

Mandó un mensaje a Artabano para comunicarle que el imperator de las legiones ya no era Antonino Caracalla, que había fallecido hacía unos meses, y que el nuevo emperador deseaba poner término a la contienda entre Roma y Partia. Le ofrecía una paz duradera, el repliegue de Roma a las fronteras anteriores a la guerra, y el pago de doscientos millones de sestercios para resarcir al rey de reyes y a toda Partia por la traición de Caracalla. Artabano V aceptó.


La paz había sido comprada a un caro precio, pero esa paz favorecía a Macrino para afianzar su posición en el Imperio romano. La dinastía  de Severo y Julia Domma había finalizado sin herederos y los senadores tenían demasiado miedo al ejército para actuar en su contra. Las pagas de la legión saldrían de los impuestos y, en cuanto pudiera, se les abonarían. Ignoraba Macrino que la augusta Julia había convencido antes de morir al legatus Gannys, de la III legión Gallica, y pretendiente de su amada Sohemias, la hija de su hermana, que se sublevara contra él.

Eso hacía precisamente ahora en Palestina Gannys con el joven Sexto Avito Vario Basiano junto a él, y, por supuesto, con el dinero que se debía a las legiones que portaban unos rudos legionarios en pesados sacos llenos de sestercios y denarios reunidos por la familia imperial, les explicó a las tropas. «…El dinero, cuando brilla –le había dicho Julia Domma a su hermana– ciega voluntades e ilumina anhelos. Es en esos momentos es cuando se le puede pedir todo a alguien y ese alguien te lo dará...» El legado, tras un discurso convincente, proclamó entonces al joven Sexto emperador con el nombre de Marco Aurelio Antonino Augusto, ya que en realidad era hijo de Caracalla fruto de la violación de Sohemias, entre los vítores de los legionarios ansiosos por cobrar el dinero que les debían desde hacía meses.

REENCUENTRO EN EL INFRAMUNDO


Cuando Julia abrió los ojos supo que estaba en el Hades, el reino de los muertos, junto a la laguna Estigia; miró a un lado y a otro, fue entonces cuando lo vio sentado junto a unas rocas con aire cansado. La emperatriz caminó hacia el jefe del pretorio muerto en Ctesifonte, este se volvió lentamente y vio cómo Julia, en efecto, estaba allí, ahora, de nuevo junto a él. «…Me has esperado, no has cruzado la laguna Estigia. Esa es una gran prueba de fidelidad…», le dijo. Julia le pidió que esperaran un poco más, y cuando Mecio le preguntó a quién, ella le respondió con una sonrisa cargada de rabia: «…a él, a ese que tanto dolor nos ha causado. Y lo esperaremos para vengarnos…».

Mientras, Galeno leía con fervor los libros, por fin, encontrados en la biblioteca de Pérgamo. Al cabo de unas horas, un extraño mareo le derrumba sobre el mármol frío del suelo de aquella estancia solitaria. Galeno, que siente la muerte, aún se arrastra hacia la mesa para seguir leyendo, pero las fuerzas le fallan. Pasarán horas antes de que los legionarios que custodian la sala encuentren su cadáver. Un optio enrolla los papiros y los ubica en el estante más próximo. Allí plegados, ocultos entre docenas de otros rollos, quedan proscritos y olvidados los  textos más importantes de la ciencia médica de los últimos siglos. A los tres días de la rebelión de la III Gallica  empezaron las deserciones entre las fuerzas de Macrino, quien prometió pagar los salarios adeudados para tranquilizar a los legionarios. Su esposa Nonia Celsa y su hijo Diadumeniano habían llegado desde Roma a su requerimiento contra su voluntad, porque Macrino temía que fueran rehenes de senadores rebeldes. Al final tuvieron que huir de Antioquía que cayó en manos de Gannys y sus tropas. Macrino huyó hacia occidente, mientras que su mujer e hijo se dirigieron a Oriente.

Se ofrecieron altas recompensas para quien informara sobre su paradero. Macrino se afeitó la barba para cambiar su aspecto y cabalgaba ya con solo dos pretorianos más, fingiendo ser correos imperiales. Sus acompañantes le traicionaron y fue muerto por un centurión que mandaba una pequeña guarnición a las afueras de Bitinia. Ni la esposa ni el hijo llegaron nunca a cruzar el río Éufrates. Fueron asesinados cruelmente por unos legionarios que aún no habían cobrado sus pagas desde hacía un año, cortaron el cuello del niño ante su madre, y después acabaron con ella.

Lo que sucedió en el mundo de los muertos donde se reencontrarían Julia, Mecio, Macrino y Galeno queda para el final de esta historia. ¿Llevaría a cabo su venganza la mater patriae contra quien le arrebató a su hijo y trató de robarle una dinastía? En el Olimpo, mientras tanto, se lleva a cabo la quinta y última asamblea sobre el caso de la augusta Julia Domna. La sentencia debe dictarla Júpiter, pero eso también está reservado para el final, con permiso de los dioses.

Santiago Posteguillo  es profesor de Lengua y Literatura en la Universidad Jaume I de Castellón. Estudió Literatura Creativa en Estados Unidos y Lingüística, Análisis del Discurso y Traducción en el Reino Unido. De 2006 a 2009 publicó su trilogía “Africanus” sobre Escipión y Aníbal y de 2011 a 2016 la trilogía sobre el emperador de origen hispano Marco Ulpio Trajano. Ha sido galardonado por la Semana de Novela Histórica de Cartagena, obtuvo el Premio de las Letras de la Comunidad Valenciana en 2010 y el Premio Internacional de Novela Histórica de Barcelona en 2014. En 2015 fue proclamado escritor del año por la Generalitat Valenciana. Entre 2012 y 2017 publicó también tres volúmenes de relatos sobre la historia de la literatura muy elogiados por crítica y público. 

Santiago Posteguillo es doctor por la Universidad de Valencia y ha impartido seminarios sobre ficción histórica en diversas universidades europeas y de América Latina. En 2018 fue profesor invitado del Sidney Sussex College de la Universidad de Cambridge.

“Yo, Julia”, la novela con la que obtuvo el Premio Planeta 2018, rescata del olvido la vida y la memoria de la emperatriz más poderosa de la antigua Roma. “Y Julia retó a los dioses”es el esperado desenlace de  la historia de una mujer que transformó su entorno y cambió el curso de la historia para siempre.

©Violant Muñoz i Genovés
© Mediâtica, agencia cultural

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La nostalgia del limonero de Mari Pau Domínguez, publicado por Espasa

7/1/2020

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Por Violant Muñoz i Genovés

En las páginas de esta novela al lector le parecerá que se reencuentra con viejos conocidos, casi parientes muy cercanos cuya historia no solo merece sino que conviene recordar: sus protagonistas son Concha, andaluza emigrada a Cataluña en los años 60, y su hija Paz. 

Tras un traumático divorcio que la deja prácticamente en la ruina, económica y también emocional al comprobar que su matrimonio había sido una farsa, Paz regresa a la antigua casa familiar, un lugar del que se fue para no volver. Estaba harta de ser «la catalana» durante los veranos en el pueblo de Sevilla de donde proceden y «la andaluza», el resto del año en su barrio de Barcelona. Vuelve con muchas cuentas pendientes y una amarga sensación de fracaso que cuadra muy bien con la crisis social y política del país. 

Paz nunca ha conocido los detalles de la historia de su madre, Concha, una mujer llena de energía y pasión, que va plantando cara a los reveses que se le van presentando: la decepción de su matrimonio, las terribles riadas del 1962, la dureza de los primeros años en Cataluña, la imposibilidad de realizarse a través de una historia de amor en la madurez, y la distancia cada vez mayor con su única hija, en la que proyecta todas sus ilusiones. 

Una novela sobre la emigración, la nostalgia, el desarraigo y
el precio de la libertad personal. Una novela necesaria, que repasa más de medio siglo de nuestra historia... y de nuestras vidas.


Mari Pau Domínguez ha realizado un minucioso trabajo de relojería narrativa, ensamblando piezas que funcionan unidas pese a que cada una de ellas mantiene su propia naturaleza: hay una dura historia familiar de enfrentamiento generacional, una crónica de la emigración andaluza hacia Cataluña en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, historias de amor que luchan contra el tiempo y las circunstancias... y dos mujeres, madre e hija, que intentan vivir su vida en plenitud pese a las pruebas emocionales que deben superar. Está escrita en tercera persona, desde los puntos de vista de Concha y de Paz. 

Recorre distintos escenarios desde 1955 hasta 2013. 

En la galería de personajes encontramos una figuras bien perfiladas, dotadas de psicología y rasgos propios e identificativos que las convierten en bultos redondos cobrando vida ante  nuestros ojos.

La novela abarca un arco temporal de casi sesenta años, desde 1955 a 2013; además, en diferentes escenarios. Por sus páginas desfilan multitud de personajes cuyas vidas se cruzan con las de los protagonistas. Es imposible —y hasta desaconsejable— presentarlos a todos en un dossier como este. También aparecen personalidades reales de la época, que enmarcan la historia y azuzan la memoria. 

CONCHA 

Setenta y cuatro años en 2012, cuando se inicia la novela. Diecisiete en 1955, la primera parada en el viaje en el tiempo que nos propone “La nostalgia del limonero”.

Nació en Osuna (Sevilla). Viuda reciente. Emigró a Cataluña en 1962. Trabajó de costurera dejándose las pestañas. La relación con Diego fue deteriorándose con el paso de los años. Ahora, conserva las cenizas de su marido en el dormitorio. No sabe qué hacer con ellas; o eso dice. 

Quiso ser enfermera, pero sus padres no la dejaron. Consideraban que estudiar era cosa de hombres. También se negaron a que se formara como maestra durante unos meses en Córdoba, como le había sugerido la Sección Femenina; «ni que fuera una puta para irse por ahí sola a ver mundo», zanjó el asunto su madre. 

Pese a que la cortejaba el mejor partido de Osuna, LUIS MÉNDEZ, acabó enamorándose de un apuesto futbolista ursaonés que jugaba en un equipo de Tánger, en el protectorado español de Marruecos: Diego Ramírez. 

DIEGO RAMÍREZ 

Marido de Concha. Cuando lo conoció, en 1955, jugaba a fútbol en la Unión Deportiva España, la popular UDE, de Tánger. Su carrera no fue a más ni pudo cumplir los sueños que había compartido con su compañero y amigo MARCIAL. 

Nunca se adaptó a Cataluña y lo pagó con su mujer. Se le agrió el
carácter aún antes de enfermar y de morir, en 2012 —tres meses antes del inicio de la acción—, a consecuencia del alzhéimer. 


PAZ RAMÍREZ 

Hija de Concha y Diego. Nació en Barcelona. Cuando la conocemos está a punto de cumplir los cincuenta años. Estuvo enamorada de otro hombre antes conocer a su marido Mario. 

Hace veinticinco años que se casó y se fue a vivir a Madrid. Ahora ha vuelto. Huye de una relación fracasada. Está en trámites de divorcio y su situación económica es muy precaria. Eso sí, en Barcelona tiene a NORA, su más firme y leal apoyo en la vida. Nora jamás le ha fallado en más de treinta años de amistad. 

No tiene hijos. Paz no conseguía quedarse embarazada aunque las pruebas no demostraban ningún tipo de impedimento, ni tampoco una esterilidad o incompatibilidad con su marido que justificara la dificultad para alcanzar un embarazo. Y jamás quiso someterse a una fecundación por medios que no fueran los naturales. Ahora lo ve como una señal del destino. 

MARIO ROLDÁN 

El marido de Paz. Sesenta y tres años. En apariencia, un empresario de éxito, propietario de un gran imperio económico. Se ha pasado toda su vida conyugal haciendo lo que le venía en gana en las diferentes ciudades en las que tenían casa. En cuestiones económicas es un experto en chanchullos y mintió a Paz desde que se casaron. A los pocos días de la boda, le pidió que le avalara en la adquisición de una empresa que resultó ser fantasma. Y ella, enamorada e ignorante de todo, accedió. Fue el inicio de los problemas que ahora arrastra. 

LA FAMILIA DE CONCHA

El padre de Concha, MIGUEL, era guardia civil con fama de mano dura. Su madre, ANTONIA, cumplía el rol de una mujer tradicional entregada al marido y a los hijos. Cuando los conocemos, el hermano mayor, ANDRÉS, va a estudiar Medicina en Sevilla, MANUEL, el tercero, había escogido Derecho; luego emigró a Cataluña y jugó un papel mediador entre Paz y su hermana mayor CARMEN. Ambas se llevan como el perro y el gato por culpa de ésta última. Carmen envidia a Paz, su atractivo, su pasión por vivir, sus ansias de libertad... e intenta hacerle daño siempre que se presenta una ocasión. Para complicarlo todo, Paz deberá vivir un tiempo en casa de su hermana en Hospitalet, en los alrededores de Barcelona. 

Mari Pau Domínguez estructura la novela en cuatro partes. En total treinta y cuatro capítulos, con títulos evocadores, y cuatro incisos temáticos. Cada una de estas partes está situada en un escenario fundamental y en unos años concretos, aunque la autora utiliza la analepsis cuando es necesario, como contrapunto a la acción cronológica. 

I. OSUNA.                                Abarca los años cincuenta y sesenta.
II. EL SUEÑO CATALÁN.      Situada en los sesenta y setenta.
III. BARCELONA.                  La trasformación de los setenta y ochenta.
IV. PAZ.                                 Centrada en los ochenta.



Los incisos se titulan Resentimiento, Ruinas y Los años perdidos 1 y 2. Se fijan en Paz y en su doble reto personal. Por un lado, resolver su divorcio y, por otro, intentar recuperar un amor perdido en la juventud. 

La historia de España enmarca la aventura personal de Concha y Paz, pero no adquiere protagonismo por sí misma. Los hechos, los cambios, la transformación los notamos en el comportamiento de los personajes, en sus relaciones, en la evolución de sus vidas y del entorno. Poco tienen que ver la Osuna de 1955 con la de 2012. Tampoco la Cataluña de los sesenta, con sus almacenes de emigrantes en los alrededores de Barcelona, con el área metropolitana que es hoy. 

Las fechas fundamentales no han sido escogidas al azar, ni mucho menos. 1955, el año en el que todo empieza, España se abre al mundo por primera vez desde la Guerra Civil, al ingresar en la ONU y en la OCDE. 

La primera parte del sueño catalán de Concha y Diego acaba abruptamente con las riadas del Vallés, del 25 de septiembre de 1962, una noche de terror en ciudades  como Terrassa, Sabadell y Rubí. Todavía hoy no se sabe la cifra exacta de muertos, que se sitúa entre los 600 y los 1000. La pareja vio desaparecer la casa de sus amigos Pepe y Aurora, que despareció arrastrada por las aguas y, con ella, el matrimonio y sus tres hijos. 

En donde más se nota esa lenta transformación del país es en la descripción del papel jugado por la mujer y en su situación social. La autora nos lo presenta con una sutileza y una habilidad literaria exquisitas. 

OSUNA adquiere distintos matices con cada uno de los personajes. Para Concha es el recuerdo doloroso del enfrentamiento con sus padres, del lugar en el que su forma de entender la vida no encaja. Para Diego, en cambio, adquiere el tinte de la nostalgia, sustanciada metafóricamente en el olor de los limoneros y en las vistas de los campos desde la Colegiata (en la foto). 

EL CINTURÓN ROJO DE BARCELONA. Durante unos años, los emigrantes procedentes de otras regiones no podían establecerse en la ciudad de Barcelona, por orden gubernamental. Así que las familias se asentaban en los alrededores, en las zonas industriales que requerían mano de obra continua: en el Vallés, Hospitalet  donde se instaló Carmen—, Santa Coloma de Gramanet, etc. 

Más adelante, crecieron barrios barceloneses alejados del centro, como El Buen Pastor, al que se fueron a vivir Diego y Concha. Mantuvieron durante años un aire suburbial, carentes de servicios. 
CADAQUÉS. Símbolo del amor y del sexo para Paz, que acababa de dejar la adolescencia y se abría al mundo. Este escenario aparece en los años ochenta, cuando España afrontaba con optimismo los cambios que le acercaban, poco a poco, a Europa. Cadaqués se convirtió en refugio de una bohemia adinerada —buena parte de la llamada gauche divine— y de la burguesía barcelonesa, que iniciaba la conquista del Ampurdán y de la Cerdaña como lugares de encuentro, primero, y de segundas residencias, después. 

El gran tema de la novela, planteado desde su mismo título. La nostalgia es uno de los motores de la acción y está en el origen del paulatino alejamiento emocional de Concha y Diego. Él nunca llega a adaptarse a la vida en Cataluña, magnificando el pasado, que toma la forma —magnífica metáfora— de los limones y el aroma de la flor del limonero, con la que empieza el relato. 

Diego es incapaz de superar esa nostalgia y el carácter se le va agriando; sobre todo de puertas hacia adentro. Concha es la que paga esa acritud y la incapacidad de su marido de afrontar el presente sin perderse en la nostalgia del pasado. 

El desarraigo de Diego, arrancado de su tierra, tiene su contrapunto en Concha. A ella le sucede lo contrario. La vuelta al pueblo pone de manifiesto la diferencia entre una sociedad anclada en la tradición y otra que, por su dinamismo económico, se adentra en la modernidad. Ella nota ese desarraigo a la inversa, se siente una extraña en Osuna, donde hasta su forma de vestir, normal en Barcelona. se considera extravagante y hasta provocativa. 

El primer capítulo del libro —sin numerar—, Cenizas, es uno de los relatos más conmovedores sobre los estragos de una enfermedad que mata lentamente a quien la padece... y a quienes lo rodean. «La enfermedad del olvido le fue arrebatando lenta y cruelmente sus recuerdos, hasta el que más amaba: el del limonero del corral, plantado en el patio de su casa en Osuna», nos dice la autora. En esa lucha, Concha se dejó el alma pero también los huesos. Desde entonces arrastra varias lesiones porque le faltaban fuerzas para tirar de Diego. 

Se nos reflexiona sobre la emigración a Cataluña, que tuvo varias fases. Una primera, antes de la Guerra Civil, la protagonizaron los almerienses, más de 40 000. Muchos se establecieron en los centros urbanos. Después de la guerra, a partir de los cincuenta, vino la gran ola migratoria procedente de las otras provincias. Se calcula que, a principios de los setenta, vivían en Cataluña 840 000 personas procedentes de Andalucía. Barcelona se convirtió en «la novena provincia andaluza». La mayoría se estableció en el «cinturón rojo», en pueblos que se convirtieron en ciudades en pocos años. 

Mari Pau Domínguez (Sabadell, 1963), tras licenciarse en Ciencias de la Información, comenzó su carrera en El Periódico de Cataluña y Diario 16. Posteriormente ha participado como periodista en los telediarios así como en diversos programas de entrevistas de TVE, Telemadrid (Telenoticias y La Hora de Mari Pau), la cadena SER, la radio y la televisión pública de Cataluña, así como en Castilla La Mancha TV y en La Sexta y 13TV. 

Desde que en 1994 publicara su primerlibro, Aprendices de divos, han aparecido susnovelas La tumba del irlandés (2000), Dime que no eres tú (2006), El diamante de la reina (2008), La casa de los siete pecados (2009) —distinguida con el I Premio CajaGranada de Novela Histórica— y Una diosa para el rey (2011), así como el ensayo sobre maternidad 

Ahora o nunca. 

Además, es autora del poemario El universo en ciernes, que se ha convertido en un discolibro en el que han colaborado, entre otros, Miguel Ríos, Ana Belén, Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute. 

Ella misma nos habla de “La nostalgia del limonero” en la siguiente carta al lector:

“…La historia de esta novela está inspirada en vidas y hechos reales pero que se han visto alterados en aras de la narración literaria, en unos casos, y para proteger la intimidad de sus protagonistas, en otros. Es, por tanto, ficción y como tal debe contemplarse. 
Está basada en la biografía de miles de hombres y mujeres que, como mis padres, tuvieron que huir de la miseria de la tierra que les vio nacer, entre los años 50 y 60 del siglo XX. 

Con las maletas cargadas de miedos y recuerdos, y el sueño de alcanzar una vida mejor, llegaron a una Cataluña que necesitaba mano de obra barata para su proceso de industrialización y desarrollo. Encontraron un mundo nuevo y muchas dificultades que fueron superando a base de esfuerzo, tenacidad y enormes sacrificios, valores que inculcaron a sus descendientes. 

Aquellos héroes anónimos nunca preguntaron qué les esperaba a mil kilómetros de casa. Partieron. Sin más. Y progresaron, ayudando, al mismo tiempo, a hacer más próspera una tierra que acabaron considerando suya. Una tierra que era y sigue siendo de todos: Cataluña…”

©Violant Muñoz i Genovés
© Mediâtica, agencia cultural

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