Los poetas son muy egoístas para validar si otro poeta es bueno o malo: Rosina Conde (cortesía de Bajo Palabra)
Por Fidelia Caballero Cervantes
Fuente:
https://bajopalabra.com.mx/los-poetas-son-muy-egoistas-para-validar-si-otro-poeta-es-bueno-o-malo-rosina-conde
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México.- Rosina Conde cree en la inspiración, porque es lo equivalente a la intuición: “si la intuición existe, no sé por qué les ha dado por negar la existencia de la inspiración”, afirma. Dice que el poeta nace y se hace, pero hay que ejercitar el intelecto siempre, que Octavio Paz sigue vigente y que los poetas son muy egoístas para juzgar a otros poetas.
Sobre la crítica literaria afirma: “se ha perdido el interés en las publicaciones mexicanas por parte de los críticos literarios. También tiene que ver con el hecho de que la crítica está muy mal pagada, ¿cuánto tiempo te toma leer un libro?, luego escribir la reseña o el ensayo, ¡y para lo que te pagan! Ha de tener que ver con eso también”.
Rosina Conde nació en Mexicali, Baja California, en 1954. Estudió la Licenciatura en lengua y literaturas hispánicas y la Maestría en letras españolas en la UNAM. Tiene publicados más de 25 libros de cuento, dramaturgia, ensayo, novela y poesía; tres discos de blues; tres audiolibros de cuento, cinco obras de arte-acción, y se encuentra incluida en más de 50 antologías de diversos géneros literarios, tanto nacionales como internacionales. Está traducida al inglés, francés y alemán.
-¿Qué es la poesía para ti?
-La poesía es la manera de expresar y manifestar la vida de otra manera y resumidamente. Por eso es que la poesía se manifiesta en el mundo de los tropos, de las analogías, los símiles, los símbolos, todo lo que tiene que ver con los contextos referenciales, y de ahí que un solo poema tenga múltiples lecturas e interpretaciones, porque también ese comunicado resumido tiene que completarse o complementarse con el mundo referencial psicológico del receptor.
“Carlos Monsiváis dijo que una imagen se expresa por medio de mil palabras, y así sucede con la poesía, las imágenes de un poema, a la hora de la interpretación, tienes que recurrir a muchas palabras para explicarlo. Por ejemplo, el “Romance sonámbulo” de García Lorca, que empieza con “Verde que te quiero verde”, el análisis de las hipálages, metáforas, paradojas, etcétera, te puede tomar dos días, y, a la hora de explicarlo, te sale una narración de varias páginas. Lo mismo sucede con Quevedo, con Paz, Silvia Plath, Pita Amor y Sor Juana, por ejemplo.
-¿Sigue vigente el concepto de inspiración o qué concepto te aplicas a ti misma a la hora de escribir?
Sobre la crítica literaria afirma: “se ha perdido el interés en las publicaciones mexicanas por parte de los críticos literarios. También tiene que ver con el hecho de que la crítica está muy mal pagada, ¿cuánto tiempo te toma leer un libro?, luego escribir la reseña o el ensayo, ¡y para lo que te pagan! Ha de tener que ver con eso también”.
Rosina Conde nació en Mexicali, Baja California, en 1954. Estudió la Licenciatura en lengua y literaturas hispánicas y la Maestría en letras españolas en la UNAM. Tiene publicados más de 25 libros de cuento, dramaturgia, ensayo, novela y poesía; tres discos de blues; tres audiolibros de cuento, cinco obras de arte-acción, y se encuentra incluida en más de 50 antologías de diversos géneros literarios, tanto nacionales como internacionales. Está traducida al inglés, francés y alemán.
-¿Qué es la poesía para ti?
-La poesía es la manera de expresar y manifestar la vida de otra manera y resumidamente. Por eso es que la poesía se manifiesta en el mundo de los tropos, de las analogías, los símiles, los símbolos, todo lo que tiene que ver con los contextos referenciales, y de ahí que un solo poema tenga múltiples lecturas e interpretaciones, porque también ese comunicado resumido tiene que completarse o complementarse con el mundo referencial psicológico del receptor.
“Carlos Monsiváis dijo que una imagen se expresa por medio de mil palabras, y así sucede con la poesía, las imágenes de un poema, a la hora de la interpretación, tienes que recurrir a muchas palabras para explicarlo. Por ejemplo, el “Romance sonámbulo” de García Lorca, que empieza con “Verde que te quiero verde”, el análisis de las hipálages, metáforas, paradojas, etcétera, te puede tomar dos días, y, a la hora de explicarlo, te sale una narración de varias páginas. Lo mismo sucede con Quevedo, con Paz, Silvia Plath, Pita Amor y Sor Juana, por ejemplo.
-¿Sigue vigente el concepto de inspiración o qué concepto te aplicas a ti misma a la hora de escribir?
-Creo en la inspiración, es lo que equivaldría a lo que en otros casos sería la intuición, entonces, si la intuición existe, no sé por qué les ha dado por negar la existencia de la inspiración. La inspiración es un estado de contemplación en el que de pronto se te vienen flashazos a la mente, ya sea sobre una imagen o un personaje o un tema, incluso una historia que se te viene como idea.
“Después de ese momento de inspiración, te pones y escribes rápidamente esas frases e ideas iluminadoras (risas)…. que en ese momento te parecen muy buenas y dices: ¡Wow! Las escribes, pero ya después viene el momento del trabajo. Son ideas completas pero abreviadas, digamos; y obviamente, cuando ya las lees, puede pasar que digas: “¿Qué es esto, Rosina?, ¡no mames!” Pero tienes que ponerte a trabajar a partir de esas imágenes, a desarrollar esa frase.
-¿El poeta nace o se hace?
-Son las dos cosas. Sí nace, pero tiene que formarse. Hasta los famosos trovadores y juglares se formaban por tradición oral: papá o mamá le transmitían sus conocimientos o técnicas a sus hijos. Un trapecista empieza desde que nace, instruido por sus padres trapecistas, generalmente. Ahora ya hay escuelas que te dan técnicas circernces, pero antiguamente se adquirían de generación en generación.
Si bien, todos tenemos ciertas inclinaciones, hay quienes nacen con esta facilidad para crear y para crear diferentes disciplinas artísticas, no solamente en la literatura. Si no ejercitas el cuerpo, por ejemplo, de nada te sirve tener facilidad para bailar; lo mismo sucede con la poesía, y no es sólo cuestión de desarrollar técnicas, sino de nutrir el espíritu, como dirían los poetas antiguos. El intelecto tiene que nutrirse, si no, ¿con qué vas a trabajar?
-¿Crees que la poesía mexicana tiene aportes importantes al lenguaje?
-Claro que sí, desde la época de la Colonia se han hecho grandes aportaciones a la lengua. Todavía se dice que hablamos castellano, pero no es cierto, hablamos español, que ya es un castellano que se nutrió de palabras de todas las lenguas indígenas de América, y en siglo XIX del francés y últimamente del inglés.
-¿El poeta nace o se hace?
-Son las dos cosas. Sí nace, pero tiene que formarse. Hasta los famosos trovadores y juglares se formaban por tradición oral: papá o mamá le transmitían sus conocimientos o técnicas a sus hijos. Un trapecista empieza desde que nace, instruido por sus padres trapecistas, generalmente. Ahora ya hay escuelas que te dan técnicas circernces, pero antiguamente se adquirían de generación en generación.
Si bien, todos tenemos ciertas inclinaciones, hay quienes nacen con esta facilidad para crear y para crear diferentes disciplinas artísticas, no solamente en la literatura. Si no ejercitas el cuerpo, por ejemplo, de nada te sirve tener facilidad para bailar; lo mismo sucede con la poesía, y no es sólo cuestión de desarrollar técnicas, sino de nutrir el espíritu, como dirían los poetas antiguos. El intelecto tiene que nutrirse, si no, ¿con qué vas a trabajar?
-¿Crees que la poesía mexicana tiene aportes importantes al lenguaje?
-Claro que sí, desde la época de la Colonia se han hecho grandes aportaciones a la lengua. Todavía se dice que hablamos castellano, pero no es cierto, hablamos español, que ya es un castellano que se nutrió de palabras de todas las lenguas indígenas de América, y en siglo XIX del francés y últimamente del inglés.
La poesía mexicana de todo el país ha hecho aportaciones a la lengua, desde la Colonia hasta nuestros días. Sobre todo, la chicana y la norteña, que incluyen palabras que todavía no ingresan en el diccionario, pero…. bueno, algunas ya han ingresado, y dentro de veinte o treinta años habrá más.
-¿Consideras que Octavio Paz sigue vigente y sigue influyendo a los autores de hoy?
-Por supuesto que sigue vigente su poesía. De hecho, yo les doy a leer a mis alumnos poemas de Paz y de otros contemporáneos, y les gusta muchísimo. Octavio Paz es muy rico en figuras retóricas y poéticas. La poesía de Paz sigue y seguirá vigente, como están Manrique, Góngora, Quevedo, Sor Juana y muchísimos poetas de la Edad Media para acá. Y, claro, no es el único poeta mexicano que llegó para quedarse. Hay muchos más. La poesía de Paz no se ha agotado; su manejo del lenguaje es excepcional y maneja muchas temáticas que tienen que ver con cuestiones que se mantienen vigentes. Simplemente lee el “Himno entre ruinas” o “¿Águila o sol?”, por ejemplo. Como ensayista no me gusta; pero como poeta me parece excepcional.
-¿Cómo te autodefines como poeta en relación con tu generación?
-Para mí es muy difícil autodefinirme como poeta, como escritora, como persona. La cuestión es que yo soy artista multidisciplinaria, pero hay temas y tratamientos que nada más puedo decir en poesía, y otros que sólo los puedo decir en performance o en prosa, incluso tengo textos en prosimetrum, que combinan prosa y poesía. Aun cuando la mayor parte de mis poemas son narrativos, no hablan precisamente sobre mi vida personal, sino que son analogías o alegorías de lo que veo en el mundo y la vida cotidiana, sobre el amor y el erotismo, así como los dramas que vivimos las mujeres cotidianamente en este país, sobre la violencia y el machismo; pero esto también lo manifiesto en mi narrativa y en mis performances. Solo que hay cosas que no puedes decir en una canción, por ejemplo, así como hay otras que no puedes decir en una novela.
-¿Tiene que ser en un poema?
-Tiene que ser un poema, y hay cosas que en un poema suenan demasiado banales o cursis y que solamente las puedes cantar, como mi canción: “Bien lo sabes”, que, si tú lees la letra, dices: “Qué letra tan boba, tan cursi”, pero si escuchas la canción, es otra cosa. Igual pasa con “Hoy traigo el blues”, lo lees como poema y es muy bobo; pero si la escuchas cantada, la cosa cambia. Y te digo, hay cosas que solamente te pueden salir en canción, y otras que en canción no checan.
-¿Crees que algunos poetas mexicanos están sobrevalorados?
-Pues mira, yo no sé si haya poetas sobrevalorados y otros menos valorados. ¡Lo que pasa es que somos tantos, pero tantos!, somos cientos de poetas en México. Entonces es como cuando vas a la Gandhi, ves tantos libros ahí, que no sabes cuál tomar porque tendrías que hojearlos todos para saber cuál comprar. Así pasa con la poesía: somos tantos poetas, que destacan quienes se atreven a publicar, los que se atreven a autopromoverse, a mandar sus libros a los periódicos, a las estaciones de radio.
-Por supuesto que sigue vigente su poesía. De hecho, yo les doy a leer a mis alumnos poemas de Paz y de otros contemporáneos, y les gusta muchísimo. Octavio Paz es muy rico en figuras retóricas y poéticas. La poesía de Paz sigue y seguirá vigente, como están Manrique, Góngora, Quevedo, Sor Juana y muchísimos poetas de la Edad Media para acá. Y, claro, no es el único poeta mexicano que llegó para quedarse. Hay muchos más. La poesía de Paz no se ha agotado; su manejo del lenguaje es excepcional y maneja muchas temáticas que tienen que ver con cuestiones que se mantienen vigentes. Simplemente lee el “Himno entre ruinas” o “¿Águila o sol?”, por ejemplo. Como ensayista no me gusta; pero como poeta me parece excepcional.
-¿Cómo te autodefines como poeta en relación con tu generación?
-Para mí es muy difícil autodefinirme como poeta, como escritora, como persona. La cuestión es que yo soy artista multidisciplinaria, pero hay temas y tratamientos que nada más puedo decir en poesía, y otros que sólo los puedo decir en performance o en prosa, incluso tengo textos en prosimetrum, que combinan prosa y poesía. Aun cuando la mayor parte de mis poemas son narrativos, no hablan precisamente sobre mi vida personal, sino que son analogías o alegorías de lo que veo en el mundo y la vida cotidiana, sobre el amor y el erotismo, así como los dramas que vivimos las mujeres cotidianamente en este país, sobre la violencia y el machismo; pero esto también lo manifiesto en mi narrativa y en mis performances. Solo que hay cosas que no puedes decir en una canción, por ejemplo, así como hay otras que no puedes decir en una novela.
-¿Tiene que ser en un poema?
-Tiene que ser un poema, y hay cosas que en un poema suenan demasiado banales o cursis y que solamente las puedes cantar, como mi canción: “Bien lo sabes”, que, si tú lees la letra, dices: “Qué letra tan boba, tan cursi”, pero si escuchas la canción, es otra cosa. Igual pasa con “Hoy traigo el blues”, lo lees como poema y es muy bobo; pero si la escuchas cantada, la cosa cambia. Y te digo, hay cosas que solamente te pueden salir en canción, y otras que en canción no checan.
-¿Crees que algunos poetas mexicanos están sobrevalorados?
-Pues mira, yo no sé si haya poetas sobrevalorados y otros menos valorados. ¡Lo que pasa es que somos tantos, pero tantos!, somos cientos de poetas en México. Entonces es como cuando vas a la Gandhi, ves tantos libros ahí, que no sabes cuál tomar porque tendrías que hojearlos todos para saber cuál comprar. Así pasa con la poesía: somos tantos poetas, que destacan quienes se atreven a publicar, los que se atreven a autopromoverse, a mandar sus libros a los periódicos, a las estaciones de radio.
“Debido a que la gran mayoría de la poesía que se hace en México está publicada en ediciones de autor y en revistas independientes, tienes que autopromoverte y buscar la manera de que se lean tus libros. Porque las editoriales comerciales, para empezar, no publican poesía porque dicen que “no se vende”. Entonces, ¿a quiénes publican?, pues a quienes garantizan ventas: Octavio Paz, Sor Juana, Quevedo, Góngora… y los que están como lecturas obligadas en los programas de literatura de secundaria y prepa. Entonces, los autores contemporáneos que tenemos cierto reconocimiento es porque, o fuimos coyunturales, como algunos de los escritores que comenzamos a publicar en los ochenta en la frontera, o son los que se atreven a mandar sus libros aquí, allá o acullá, y se lanzan a los foros y a las calles a leer.
–Y si casi no hay lectores de poesía en México, ¿quién crees que podría validar si un poeta es bueno o es malo? ¿Entre los mismos poetas?
-¿Tú crees que entre los mismos poetas? No, los poetas (risas)… los poetas son muy egoístas en general (risas)… Lo que menos les interesa es promover la literatura. Son contadísimos los poetas que escriben crítica.
Rosina considera que la crítica en México está muy abandonada y muy perdida, incluso en los periódicos. “Si te fijas, en los suplementos culturales de los ochenta, principios de los noventa, la crítica sí se preocupaba por hablar sobre la literatura que se escribía en México”, nos explica la ganadora de la Medalla Leona Vicario, 2020.
“Pero si revisas los suplementos culturales y las revistas de ahora, ya nada más hablan de los considerados grandes escritores internacionales y sobre los mismos de siempre. Se ha perdido este interés por saber qué están escribiendo los poetas locales, sobre todo, los jóvenes. No sé si sea porque haya un alud tremendo de publicaciones independientes o porque haya una pérdida de interés de parte de los críticos por hablar de la literatura que se produce en México. No sé por qué decayó el interés por la literatura mexicana”.
-Tampoco hay donde publicar esa crítica, ¿no?
-No, no, no, por eso te digo, no sé por qué se ha perdido este interés. Yo lo platicaba hace poco con Roberto Ponce, quien escribe para Proceso, le decía que se ha perdido el interés en las publicaciones mexicanas por parte de los críticos literarios. También tiene que ver con el hecho de que está muy mal pagada, ¿cuánto tiempo te toma leer un libro?, luego escribir la reseña o el ensayo, ¡y para lo que te pagan! Ha de tener qué ver eso también.
-¿Tú piensas que los poetas deben tomar acciones en la política?, ¿hablar en sus poemas sobre el tipo de país en el que estamos?
-Todo depende de la manera de cómo se trabaje. La poesía épica ha existido desde siempre, desde los griegos, los romanos, españoles, franceses, ingleses. En la Antigüedad y la Edad Media fue un género muy cultivado. Después decayó por el auge de la poesía alegórica; pero yo siento que está recobrando vida, se está volviendo a poner en boga, de diferente manera, claro. Lo que pasa es que seguimos entendiendo la poesía épica como esos combates que se daban en los campos de batalla, en los castillos, que narraban las fundaciones de los grandes reinos que dieron origen a la cultura europea; luego se terminaron las guerras y se terminó la poesía épica. Pero ahora, los campos de batalla se han trasladado a las ciudades y está resurgiendo la épica. Claro, hay épica buena y épica mala, y en la actualidad, como que no se ha logrado valorar o entender la épica urbana y se le toma por panfleto. El rap, por ejemplo, trabaja mucho los temas políticos. El hip hop y el raggae también trabajan con temas épicos.
-De denuncia también, ¿no?
-Ajá, pero más bien, ahí depende de la habilidad del poeta, de si realmente logra hacer un verdadero poema épico.
-¿A qué poetas vivos lees actualmente?
-Pues, como tú sabes, yo me clavé mucho con la literatura medieval desde hace más de 45 años, e invierto mucho tiempo preparando mis clases, así que, durante un año he estado releyendo a poetas que me apasionan, como Berceo, Santillana, Mena, Manrique, Dante, Cavalcanti, Petrarca, poesía goliárdica y trovadoresca, y aproveché para saldar cuentas con las Cantigas de Santa María, recopiladas por Alfonso X el Sabio, que tenía pendientes desde hacía mucho tiempo. En cuanto a los vivos, por falta de tiempo, me conformo con leer a mis amigos, sobre todo, a los que publican en Desliz Ediciones, por mi pasión por la promoción y difusión de la literatura.
Este año, Desliz Ediciones publicó el Cancionero de la pandemia, donde intervienen 30 amigos de Rosina, a quienes, dice, leyó con gran atención; además de un poemario de Héctor Cisneros Vázquez, otro que está en prensa de poetas de Baja California Sur y otro más que está por irse a la imprenta, de Emiliano Aréstegui.
“También me eché varios poemarios que tenía pendientes, entre ellos, cuatro de amigos norteños: Jorge Ortega, Antonio León, Armando Alanís Pulido y Ruth Vargas Leyva; así como uno de Odette Alonso. De paso, releí el Old possum’s book of practical cats de T. S. Eliot, quien no es mi cuate, pero como si lo fuera, pues me ha acompañado durante 50 años por el mundo. La verdad, yo quisiera leer a más; pero, como tú sabes, no solo leo poesía, sino teoría literaria, gramática, prosa, trabajos y tesis de mis alumnos y muuuuuuuuuucha correspondencia burrocrática (risas)…”
-¿Cuáles son tus proyectos y planes a futuro?
-Pues ahorita estoy viendo qué chambas hacer para juntar dinero y construir mi estudio. Tú viste que tengo casi toda mi biblioteca y mi taller de costura embodegados por falta de espacio, y me urge un área exclusivamente de trabajo, pues la casita que pude comprar en Metepec mide la mitad del departamento que rentaba en Ciudad de México, donde tenía mi taller de costura, un estudio grande y un espacio también grande para mis libros, películas y discos. También tengo varias cuentas pendientes conmigo misma.
Durante su adolescencia estudió dibujo y caligrafía, actividades que abandonó porque son muy caras y había que mantener una familia; “pero como muchas viejitas que después de jubilarse estudian pintura, yo quiero volver a practicar la caligrafía, si es que mis manos me lo permiten, pues ya están muy amoladas. La verdad, era muy buena para eso y quiero ilustrar algunos de mis poemas con miniaturas”.
-Haces muchas cosas a la vez, Rosina.
-Sí, yo sé que soy un poco ambiciosa; pero también soy paciente (aunque no lo parezca) y algún día lo haré. En cuanto a los proyectos creativos, estoy trabajando en un libro de poesía y una novela. También estoy trabajando en un libro sobre géneros populares y una compilación de textos antiguos de medianeras y alcahuetas para mi curso sobre la Celestina. Además, quiero sacar un libro en el que reúna todos mis cuentos y otro con mis obras escénicas, pues la mayoría de mis libros están agotados y de algunos no tengo, ni siquiera, los archivos electrónicos, pues los programas de computación actuales ya no leen los archivos viejitos. ¡Con decirte que los de mi primer libro de cuentos y algunas obras escénicas están respaldados en un disquete, y ya no hay computadoras con entrada para disquetes!
-¿Remplazarías tu biblioteca física por una digital?
-Todo mundo cree que esa es la solución al planeta; pero las bibliotecas electrónicas también se vuelven obsoletas y, si se te muere la computadora, ¡ya valiste!, pierdes archivos que están en programas que ya no tienes posibilidad de comprar, así como toda la música y los libros que compraste. Así que, mientras esté viva, quiero tener mis libros a la mano para poder leerlos en el momento en que me dé la energía, ¡y la vista, por supuesto! Es increíble cómo se me ha deteriorado la vista en este año de pandemia, pues todo el día hay que estar frente a la compu. Con decirte que, ahora, ¡hasta los archivos de los concursos literarios tienes que leerlos en pantalla!, y yo ya decliné ser sinodal de concursos literarios por ese motivo, pues todo quieren mandártelo en archivo electrónico. Imagínate: el año pasado me pidieron que fuera sinodal de un concurso de novela, ¡y había que revisar más de 150 novelas en la red! Están locos: son miles de páginas de lectura en pantalla.
“Quiero guardar mis ojos para dedicarme a mis libros, mi caligrafía y mis proyectos de costura”, termina platicándonos Rosina Conde, quien ha impartido cursos y talleres desde hace más de 40 años en las principales escuelas para escritores y ha sido ganadora de diversos premios y reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” 1993 y el Premio de Nacional de Literatura “Carlos Monsiváis” 2010; Creadora Emérita de Baja California 2010 y Medalla al Mérito Literario “Abigael Bohórquez” 2017.
-¿Tú crees que entre los mismos poetas? No, los poetas (risas)… los poetas son muy egoístas en general (risas)… Lo que menos les interesa es promover la literatura. Son contadísimos los poetas que escriben crítica.
Rosina considera que la crítica en México está muy abandonada y muy perdida, incluso en los periódicos. “Si te fijas, en los suplementos culturales de los ochenta, principios de los noventa, la crítica sí se preocupaba por hablar sobre la literatura que se escribía en México”, nos explica la ganadora de la Medalla Leona Vicario, 2020.
“Pero si revisas los suplementos culturales y las revistas de ahora, ya nada más hablan de los considerados grandes escritores internacionales y sobre los mismos de siempre. Se ha perdido este interés por saber qué están escribiendo los poetas locales, sobre todo, los jóvenes. No sé si sea porque haya un alud tremendo de publicaciones independientes o porque haya una pérdida de interés de parte de los críticos por hablar de la literatura que se produce en México. No sé por qué decayó el interés por la literatura mexicana”.
-Tampoco hay donde publicar esa crítica, ¿no?
-No, no, no, por eso te digo, no sé por qué se ha perdido este interés. Yo lo platicaba hace poco con Roberto Ponce, quien escribe para Proceso, le decía que se ha perdido el interés en las publicaciones mexicanas por parte de los críticos literarios. También tiene que ver con el hecho de que está muy mal pagada, ¿cuánto tiempo te toma leer un libro?, luego escribir la reseña o el ensayo, ¡y para lo que te pagan! Ha de tener qué ver eso también.
-¿Tú piensas que los poetas deben tomar acciones en la política?, ¿hablar en sus poemas sobre el tipo de país en el que estamos?
-Todo depende de la manera de cómo se trabaje. La poesía épica ha existido desde siempre, desde los griegos, los romanos, españoles, franceses, ingleses. En la Antigüedad y la Edad Media fue un género muy cultivado. Después decayó por el auge de la poesía alegórica; pero yo siento que está recobrando vida, se está volviendo a poner en boga, de diferente manera, claro. Lo que pasa es que seguimos entendiendo la poesía épica como esos combates que se daban en los campos de batalla, en los castillos, que narraban las fundaciones de los grandes reinos que dieron origen a la cultura europea; luego se terminaron las guerras y se terminó la poesía épica. Pero ahora, los campos de batalla se han trasladado a las ciudades y está resurgiendo la épica. Claro, hay épica buena y épica mala, y en la actualidad, como que no se ha logrado valorar o entender la épica urbana y se le toma por panfleto. El rap, por ejemplo, trabaja mucho los temas políticos. El hip hop y el raggae también trabajan con temas épicos.
-De denuncia también, ¿no?
-Ajá, pero más bien, ahí depende de la habilidad del poeta, de si realmente logra hacer un verdadero poema épico.
-¿A qué poetas vivos lees actualmente?
-Pues, como tú sabes, yo me clavé mucho con la literatura medieval desde hace más de 45 años, e invierto mucho tiempo preparando mis clases, así que, durante un año he estado releyendo a poetas que me apasionan, como Berceo, Santillana, Mena, Manrique, Dante, Cavalcanti, Petrarca, poesía goliárdica y trovadoresca, y aproveché para saldar cuentas con las Cantigas de Santa María, recopiladas por Alfonso X el Sabio, que tenía pendientes desde hacía mucho tiempo. En cuanto a los vivos, por falta de tiempo, me conformo con leer a mis amigos, sobre todo, a los que publican en Desliz Ediciones, por mi pasión por la promoción y difusión de la literatura.
Este año, Desliz Ediciones publicó el Cancionero de la pandemia, donde intervienen 30 amigos de Rosina, a quienes, dice, leyó con gran atención; además de un poemario de Héctor Cisneros Vázquez, otro que está en prensa de poetas de Baja California Sur y otro más que está por irse a la imprenta, de Emiliano Aréstegui.
“También me eché varios poemarios que tenía pendientes, entre ellos, cuatro de amigos norteños: Jorge Ortega, Antonio León, Armando Alanís Pulido y Ruth Vargas Leyva; así como uno de Odette Alonso. De paso, releí el Old possum’s book of practical cats de T. S. Eliot, quien no es mi cuate, pero como si lo fuera, pues me ha acompañado durante 50 años por el mundo. La verdad, yo quisiera leer a más; pero, como tú sabes, no solo leo poesía, sino teoría literaria, gramática, prosa, trabajos y tesis de mis alumnos y muuuuuuuuuucha correspondencia burrocrática (risas)…”
-¿Cuáles son tus proyectos y planes a futuro?
-Pues ahorita estoy viendo qué chambas hacer para juntar dinero y construir mi estudio. Tú viste que tengo casi toda mi biblioteca y mi taller de costura embodegados por falta de espacio, y me urge un área exclusivamente de trabajo, pues la casita que pude comprar en Metepec mide la mitad del departamento que rentaba en Ciudad de México, donde tenía mi taller de costura, un estudio grande y un espacio también grande para mis libros, películas y discos. También tengo varias cuentas pendientes conmigo misma.
Durante su adolescencia estudió dibujo y caligrafía, actividades que abandonó porque son muy caras y había que mantener una familia; “pero como muchas viejitas que después de jubilarse estudian pintura, yo quiero volver a practicar la caligrafía, si es que mis manos me lo permiten, pues ya están muy amoladas. La verdad, era muy buena para eso y quiero ilustrar algunos de mis poemas con miniaturas”.
-Haces muchas cosas a la vez, Rosina.
-Sí, yo sé que soy un poco ambiciosa; pero también soy paciente (aunque no lo parezca) y algún día lo haré. En cuanto a los proyectos creativos, estoy trabajando en un libro de poesía y una novela. También estoy trabajando en un libro sobre géneros populares y una compilación de textos antiguos de medianeras y alcahuetas para mi curso sobre la Celestina. Además, quiero sacar un libro en el que reúna todos mis cuentos y otro con mis obras escénicas, pues la mayoría de mis libros están agotados y de algunos no tengo, ni siquiera, los archivos electrónicos, pues los programas de computación actuales ya no leen los archivos viejitos. ¡Con decirte que los de mi primer libro de cuentos y algunas obras escénicas están respaldados en un disquete, y ya no hay computadoras con entrada para disquetes!
-¿Remplazarías tu biblioteca física por una digital?
-Todo mundo cree que esa es la solución al planeta; pero las bibliotecas electrónicas también se vuelven obsoletas y, si se te muere la computadora, ¡ya valiste!, pierdes archivos que están en programas que ya no tienes posibilidad de comprar, así como toda la música y los libros que compraste. Así que, mientras esté viva, quiero tener mis libros a la mano para poder leerlos en el momento en que me dé la energía, ¡y la vista, por supuesto! Es increíble cómo se me ha deteriorado la vista en este año de pandemia, pues todo el día hay que estar frente a la compu. Con decirte que, ahora, ¡hasta los archivos de los concursos literarios tienes que leerlos en pantalla!, y yo ya decliné ser sinodal de concursos literarios por ese motivo, pues todo quieren mandártelo en archivo electrónico. Imagínate: el año pasado me pidieron que fuera sinodal de un concurso de novela, ¡y había que revisar más de 150 novelas en la red! Están locos: son miles de páginas de lectura en pantalla.
“Quiero guardar mis ojos para dedicarme a mis libros, mi caligrafía y mis proyectos de costura”, termina platicándonos Rosina Conde, quien ha impartido cursos y talleres desde hace más de 40 años en las principales escuelas para escritores y ha sido ganadora de diversos premios y reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” 1993 y el Premio de Nacional de Literatura “Carlos Monsiváis” 2010; Creadora Emérita de Baja California 2010 y Medalla al Mérito Literario “Abigael Bohórquez” 2017.