Por Magali A. Solorza
Tengo a la luna por testigo que nací cual río natural avanzando con bravura, mi ombligo anida en tierra generosa de dorados jilotes, enraizado en el cordis de grandes centinelas. Aprendí a vivir entre el rojo barro humedecido a través de abundantes y variantes claros manantiales. Crecí entre peñascos y rodeada de montañas, llanuras. Soy águila entre nopales. Al vuelo la golondrina peregrina sobre espigadas milpas enverdecidas, la soñadora que acaricia la azul pradera y escoge de ella las rosas más blancas. El arte literario es inmenso, ricamente variante y permite infinidad de matices. Mis versos fueron, son atesorados por las matriarcas de mi hogar materno, mujeres de temple que entregaron su confianza y mostraron la realidad, porque escribir poesía no es juego. Hay que estudiar, aprender y lo que capture la mente plásmalo en la sábana blanca del pergamino de nuestra historia, porque la vida es poesía y de esa manera queda nuestra huella impresa. El interés por saber leer fue una carta de mi bisabuela, disfruté los pintorescos paisajes de su escritura. “Mi niña, nuestros pies forman y abren veredas en terreno agreste, se profundizan al modificar nuestra vida, la que se adapta en la vastedad del desafiante tiempo y destino”. Ellas influenciaron en mí, me motivaron a escribir, fui acumulando pensamientos. ¡Soy aprendiz! Así como lo leen. Una fiel labradora de versos y real armadora de estrofas la que va tatuando su sentir. ¡Eviterna practicante soy! Fluye en tiempo del arenoso reloj, andariegos mis pasos, salieron del inhóspito camino, cruzaron un yermo de espinas, desfallecieron bajo el cielo que calcina como las llamas, les arden los recuerdos. En el desértico Valle del Sol, cuál ave fénix, surjo de las cenizas, con el pulso tembloroso manejo el verso libre. En el ciberespacio, con la entonación de un radio, un piano en el refugio de un bar, mis letras encontraron feliz amparo en el mundo virtual donde para mi suerte he conocido a maravillosos seres que han tenido su mamo y mi sueño se realizó. Hoy mis huellas forman parte de un océano literario, navegan en su inmensidad. Desde un viernes bohemio, hasta la cibercultura navego plácidamente al engarzarse mi escritura en el sentir del tacto entre lo real y lo ficticio. En el peregrinar de las letras, mis poemas forman parte del paso caminante en un encuentro de escritores y bajo el ala crisálida surgen mis letras en un vuelo de intrépidas mujeres. Plasmo en voz alta mi escritura, libero y desahogo mis emociones. He de aprender entre letras peregrinas, para forjar un suceso digno de mi persona, al dar lo mejor de mí. Y sí, la intrépida rebelde en la escritura reúne sus palabras necias y va dejando huella de su travesía en un camino de enseñanza real que traza su desvelo de viva naturaleza… ¿Saben?, aunque me vean sin hojas y con espinas, he de gozar el momento por más misterioso que fluya. En momentos de paranoia me refugio en la poesía, reconforta escribir. Mi dicha suele ser la de existir plenamente, tomar el tiempo como aliado y lograr la felicidad máxima a pesar de las adversidades. Diario labro las hojas de mi historia, con firmeza plasmo mi pulso en cada renglón. He leído célebres escritores, pero hoy conozco las, los que están vivos y sigo sus pasos aprendo de sus creaciones, dedico mi tiempo en el aprendizaje de la Narrativa Creativa, la Poesía Clásica, las creaciones surgidas en este siglo, tal es el Jotabe, el VersAsís, el Tetrástrofo Birrimo, la Enéada. Soy como el pececito sediento nadando en cada estrofa. Sin duda, la huérfana mata que rasguña la tierra para sembrar su esencia. Sí, yo la gota que desea llegar al arroyo y dar de ver a la luciérnaga sin luz porque… Aún despierta muy de madrugada, prendo la vela para escribir, resguardo en los versos a mi vida, así no muero antes de dormir. La vida siempre da la oportunidad de continuar aprendiendo. Cada una de mis pisadas comprenden lo lejos que ha llegado, miden distancia ante la ausencia de un adiós que llora en el surco de sus huellas. El interés por aprender literatura y compartir, me lleva a leer la misión y visión en Peregrinos y sus Letras. “El de promover la obra literaria y artística de todo aquel que quiera ser leído, escuchado sin ser discriminado el autor”, tengo la confianza, que así será. Es bendita la vida que florece en desamparo, siendo agradecida, por lo que entrego mi gratitud a los profesores, Graciela Silva Rodríguez, Daniel Vargas Minerbi, a la escritora María Candelaria Cuevas y al comité, ya que han contemplado mi humilde persona al darme oportunidad de colaborar con ellos en el sector Poesía. Entregaré mi mayor esfuerzo, recibirán lo mejor de mí dentro de lo posible mientras lo permitan en PYSL. En este andar ignoro lo que me depare el peregrinar, sigo avanzando, abriendo surcos en este voraz asfaltado, aunque me arde la planta del pie por este ígneo incendio de feraz urbanización, seguiré de pie mientras mi salud lo permita. Sobre todo gracias al fundador de Peregrinos y sus letras, David Muñoz, porque sigue pendiente allá, esa tacita de café. ¡A escribir se ha dicho! Con la indeleble tinta del corazón dejaré mi pulso impreso en la escritura al redactar la expresión de mi silencio. S.s.s.: La niña que siempre quiso ser poeta, la chiquilla perdida en la alameda de sus sueños poéticos, la que bebió la esperanza del manantial que la engulló sin piedad en la rima del verso, cuando el río un día arrastró su pensamiento escrito en un pañuelo, Magali Aguilar Solorza. Lunes 14 de agosto de 2023 a las 21:45:01 pm
0 Comments
|
Magali A SolorzaLa niña que siempre quiso ser poeta, la chiquilla perdida en la alameda de sus sueños poéticos, la que bebió la esperanza del manantial que la engulló sin piedad en la rima del verso, cuando el río un día arrastró su pensamiento escrito en un pañuelo, ArchivesCategories |