Vea el video "Sansa Kroma" interpretado por el Coro Desert Garden Singers del Distrito de Glendale
Por Mireya Carpenteiro Muñoz
Una y otra vez vemos en la naturaleza, cómo los animales cuidan de sus críos con ahínco, perseverancia y paciencia. Como predadores no solamente buscan el alimento propio sino también el de su descendencia para preservar la especie. Es en este acecho constante en el que el predador llega a ser predado por otro animal más grande y aquellos cachorros, oseznos o polluelos que se quedan huérfanos defendiéndose por sí mismos de las inclemencias del tiempo o de otros animales de los cuales son comida fácil. Este predador en nuestros tiempos ha sido identificado como un virus al cual nuestros gobernantes le han querido poner fecha con principio y fin como una Copa Mundial o un Festival Musical más en Coachella. Insisten en pretender que ya se fue sin reconocer que sigue acechando. Es la falta de sentido común que a muchos les falta especialmente a los que están en el poder. El físico español José Ignacio Alatorre insiste en que no importa que tan inteligente seas y cómo lo quieras demostrar-sabiendo todo lo que hay que saber en este mundo-si no tienes sentido común, ya valiste. Una de las tantas inverosímiles movidas de estos tiempos es querer tratar a los niños como pinos de boliche. Se espera que ellos se queden con sus mascarillas puestas y se mantengan en sus pupitres y en línea a seis pies de distancia aparte. Los libros sin comentar, los paquetes de útiles sin compartir. Nuestros juegos “Doña Blanca”, “A la víbora de la mar”, “Jugaremos en el bosque”, o simplemente “Tú la traes” o “Fútbol soccer”, no más. Los principios básicos que se nos enseñaron a todos de compartir, de incluir y de jugar en armonía están siendo devorados por el virus predador. El simple hecho de pensar en querer mandar a los niños bajo estas condiciones es un asesinato. Pero claro, hay otras opciones. Viviendo en el país más rico del mundo podemos enseñar en línea, por computadora. Y una vez más nos damos cuenta de que el más fuerte saldrá avante. Muchos de nosotros tenemos el privilegio de tener internet como agua corriente o electricidad y ni pensamos en que es un privilegio que otros no tienen. Cuando la madre de tu estudiante te habla y te dice, “tengo tres trabajos y soy madre soltera, y la compañía que ofrece internet a buen precio no me quiere dar el servicio por no tener seguro social”. Tus grandes planes de educadora del gran currículum establecido por los que saben todas las diferentes maneras de presentar en línea tales como: google classroom, dojo, GEO y demás se vienen al suelo. Por más que tratas de ayudar, más te das cuenta que nuestra comunidad se está pudriendo y yendo al traste por falta de líderes con sentido común. En una aldea de Ghana en África se canta una canción titulada “Sansa Kroma” en la que un halcón (Sa[n]sa), trata de robar polluelos que han quedado huérfanos. El significado de este canto es que en una aldea de Ghana, nunca los más indefensos sufrirán pues serán cuidados por el resto de su familia y su comunidad. Y me pregunto, ¿y quién cuidará a los polluelos ante este virus? No podemos quedarnos con las manos cruzadas, tenemos que actuar cuidándonos y protegiendo a quienes más amamos. Aún cuando nuestras puertas estén cerradas, abramos nuestro corazón y miremos las necesidades de otros y ayudémonos como comunidad. Albert Camus en su novela La plaga reflexiona que en tiempos de pestilencia hay más cosas que admirar que despreciar. No necesitas ser un médico como el Dr. Rieux para darte cuenta de que todos podemos ser sanadores de alguna manera u otra. Si tenemos a bien ver este virus predador extinguirse, saldremos más sabios, más fuertes, más generosos, más pacientes, y nuestros niños, nuestros polluelos, con más carácter y amor por los demás. Aquellos que no pudieron ver este fin, descansen en paz sabiendo que nuestra comunidad cuidará de los más indefensos. En honor a los que han perdido la batalla contra el coronavirus les presento Sansa Kroma interpretado por el Coro Desert Garden Singers del Distrito de Glendale. Este coro es un setenta por ciento hispano y está compuesto de niños de segundo y tercer grado. El canto fue interpretado en el desayuno anual de César Chávez en 2016. En África los niños tienen múltiples juegos con piedras y cantan este canto. Los niños de Glendale presentan un ostinato rítmico con piedras y cantan a dos voces en akan, uno de los idiomas ghaneses. Al final, entregan sus piedras con su nombre a todos los miembros de la comunidad presentes incluyendo el alcalde de la ciudad de Glendale, esperando que sea esta comunidad la que los cuide cuando así lo necesiten.
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February 2022
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