Por José Carlos Salazar
Dentro del mundo de la música clásica siempre nos encontramos nombres europeos que representan a los más grandes galardonados compositores e intérpretes. Gracias a la fama que Franz Liszt disfrutó en su juventud tenemos hoy en día el concepto de las celebridades del piano que viajan y gozan de fama internacional. Desde el siglo XIX, y hasta nuestros tiempos, las pancartas en los recintos más importantes del mundo anunciaban nombres como los del mismísimo Liszt, Fréderic Chopin, Alfred Cortôt, Clara Haskil y muchos más provenientes del viejo continente. Esas grandes personalidades forjaron una cultura del piano clásico que hoy en día continúa existiendo gracias a nuevas estrellas del piano. En nuestros tiempos existen muchísimos genios pianistas que inundan el mundo de los conciertos y asombran al mundo con su virtuosismo y talento artístico. Sin embargo, el reconocimiento internacional y trascendental se reduce a unos pocos y entre esos se encuentra la pianista argentina Martha Argerich. Esta artista, oriunda de Buenos Aires, es sin duda la pianista legendaria más emblemática de nuestros tiempos. Con una carrera artística colosal y una capacidad insuperable, Argerich es un orgullo para la música clásica y sobre todo para Latinoamérica.
Martha Argerich nació en Buenos Aires, Argentina en 1941 dentro de una familia de ascendencia judía y catalana. Cual niña prodigio comenzó a estudiar el piano con tan solo tres años de edad y llegó a estudiar con el famoso pianista y docente italiano Vincenzo Scaramuzza. Desde los siete años comenzó a dar conciertos públicos y causó gran asombro a la audiencia con su interpretación del concierto para piano y orquesta número 1 de Beethoven. Posteriormente en los años cincuenta, y gracias a la intervención de Juan Domingo Perón que por su mandato le consiguió a sus padres puestos en la embajada en Viena, se mudó a Austria para estudiar con Friedrich Gulda, a quien había conocido ya en Buenos Aires.
Ya en Europa vivió también en Ginebra siguiendo a la gran Madeleine Lipatti y con tan solo 16 años viajó a Bolzano para el Concurso Busoni en el cual ganó el primer lugar. Poco tiempo después, y para disgusto del comité de Bolzano, Argerich se enlistó en otro concurso en Ginebra en el cual, de la misma manera, resultó vencedora a pesar de perderse una de las rondas eliminatorias por quedarse dormida. En una entrevista con el hermano de la pianista, este comenta que la prodigio no sufría por las presiones de los concursos y que por lo tanto el incidente en el concurso de Ginebra no era ocurrencia extraña.
Argerich estudió con otros grandes pianistas en sus años de adolecente como Nikita Magaloff y el legendario Arturo Benedetti Michelangeli. Pero no todo fue siempre una ascensión directa hacia el éxito. En 1961 viajó a Nueva York para estudiar con su ídolo quien fuese el pianista ucraniano Vladimir Horowitz. Sin embargo, en esa ocasión no tuvo el mismo éxito que había tenido en Europa y en un acto inesperado se casó con el compositor chino Robert Chen con quien tuvo una hija, Lyda. Pero su matrimonio no perduró y Argerich regresó a Ginebra pocos meses después, donde perdió gran parte de su motivación. Sus problemas personales y el fracaso en uno de los concursos más importantes en Bélgica la llevaron a dejar el piano completamente y durante un par de años no se presentó en concierto. En algunas entrevistas ella misma mencionó que llegó a sentir que su vida a partir de esos tiempos se reducirían a una vida de secretaria, por conocer varios idiomas, y una buena mecanógrafa por su técnica pianística.
Después de la crisis personal que la alejara del piano, Martha Argerich retomó su pasión y en 1965 se enlistó en el concurso Chopin de Polonia el cual es probablemente el concurso de piano más cotizado a nivel internacional. Con gran esmero Argerich resultó ganadora de ese concurso convirtiéndose no solo en tercera mujer en ganar aquel galardón sino también en la primera pianista de ascendencia latinoamericana en ganar un concurso de esa talla. Su carrera fue catapultada tras ese gran éxito y comenzó una carrera que continúa hasta el día de hoy.
Entre sus interpretaciones más destacadas se encuentran las de las obras de Chopin, Brahms, Prokofiev, y Ravel en los principios de su carrera, y sus grabaciones de Schumann, Rachmaninov y del compositor argentino Alberto Ginastera.
Dentro de su medio artístico ha colaborado con grandes músicos como el director sueco Charles Dutoit con quien tuvo un segundo matrimonio y tuvo a su segunda hija, la literaria ex profesora de la Universidad Estatal de Arizona (ASU) Anne Catherine Dutoit. Posteriormente tuvo una hija con el pianista Steven Kovacevich, Stephanie Argerich quien filmó un sorprendente documental de su experiencia como la hija de la pianista.
Como figura pública Argerich se ha dado a la tarea de cultivar el talento joven con diversos festivales y formando parte del jurado de numerosos concursos, incluyendo el mismo Chopin en Varsovia. Este último fue fuente de algunas controversias que ayudaron a la carrera del pianista croata Ivo Pogorelich tras ser eliminado y detonar un fuerte disgusto para Martha que argumentaba que “Pogorelich [era] un genio” y terminó causando que ella abandonara el jurado del concurso. En 1990 Argerich fue diagnosticada con Melanoma. Después de un fuerte procedimiento logró vencer el cáncer y entrar en remisión, pero cinco años después tuvo un resurgimiento en los pulmones. Tras un tratamiento experimental llevado a cabo en uno de los institutos oncológicos pioneros en California, Argerich volvió a estar libre de cáncer y ofreció un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York como agradecimiento y beneficio al instituto.
En la actualidad la personalidad de Martha Argerich es centro de mucho interés por parte de los fanáticos de la música clásica y de los pianistas que aspiran al éxito. Su desinterés por la fama la ha llevado a estar alejada de los medios, pero siempre cerca de los escenarios. En diversas entrevistas y anécdotas la pianista ha confesado que siente un desagrado por la profesión de pianista la cual la mantiene viajando frecuentemente y le ha creado una sensación de soledad a la hora de presentarse en escenarios. Por ende, no es sorprendente que desde hace un par de décadas la pianista no haya dado recitales sola y se haya enfocado en tocar música de cámara, duetos, conciertos con orquesta y otras agrupaciones. Sus grabaciones han recibido los más altos halagos y ha sido galardonada con numerosos premios por su trayectoria como han sido tres Grammy y el Kennedy Center Honor Award en 2016. A sus 79 años de edad Martha Argerich se ha ganado un puesto entre las figuras más legendarias del piano que han aportado una enorme labor a la música y que influyen y apoyan a las futuras generaciones de músicos.
Fue precisamente en una de esas acciones para apoyar a los talentos jóvenes que tuvimos la fortuna de tenerla en la Universidad Estatal de Arizona hace unos años para ser jurado de un concurso internacional. La emoción entre los estudiantes se vivía a diario con las especulaciones de un posible concierto de apertura al concurso donde la Argerich tocaría, pero como siempre el riesgo de que todo fuera solo un rumor o de una cancelación era más que posible. Sin embargo, todo se dio fructuosamente y personalmente tuve la oportunidad de ser testigo de uno de los conciertos más emocionantes e inspiradores y hasta de tener una pequeña charla con la legendaria pianista. Tal como lo describe su hija Stephanie en su documental, Argerich adora a sus fanáticos y es muy complaciente con sus peticiones de autógrafos y fotos.
Para mí como pianista, el llegar a conocer a Martha Argerich fue una experiencia inolvidable ya que no solo es un ídolo para los músicos jóvenes sino una inspiración por el amor a la música que trasciende los límites de las fronteras. Los invito a explorar a una de las figuras más importantes del piano que hasta en tiempos de pandemia nos sorprende con sus grandes interpretaciones en las vacías salas de concierto.
2 Comments
Magali Aguilar Solorza
7/23/2020 02:55:06
Un placer leer su historia, un repertorio invaluable que deja huella a futuras generaciones, gran legado.
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7/26/2020 14:28:28
Una grande! Estaré siempre agradecida de que me hayas introducido al mundo de la música con tan gran exponente. Un placer leerte y más aún poniendo en alto a una mujer artista :)
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May 2023
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