Por Francisco Carrillo
I. Este libro relata los sucesos trágicos del movimiento democrático estudiantil del año 1968 en la ciudad de México. Esta movilización repercute bastante en la historia del México contemporáneo. Elena Poniatowska, en su afán de periodista, recoge los testimonios de las víctimas. De esto nace este libro de historia testimonial. Hoy en día, la trascendencia de esta historia colectiva hace que el pueblo mexicano haga conciencia de lo brutal que puede llegar a ser el gobierno federal al ejercer la fuerza del poder ejecutivo. Por otro lado, las localidades, los espacios, las personas y la inconformidad de un pueblo joven en búsqueda de una vida libre sin represión es parte esencial de este libro y por ende cumple su objetivo de contar la atrocidad del gobierno mexicano. La síntesis del libro La noche de Tlatelolco es muy uniforme ya que su metodología alude a los puntos claves y no se sale de su línea del relato oral de los testigos de lo sucedido en el lapso de meses en el año 1968. Además, los estudiantes de diferentes escuelas y niveles académicos al igual que de clases sociales hacen de esta movilización estudiantil más elocuente dada la petición hecha por los estudiantes al gobierno. Seis puntos, enmarcan este plano petitorio que se establece, por medio del Consejo Nacional de Huelga (CNH) cuyo objetivo es que se lleve a cabo lo que la Constitución Nacional de México dicta para los ciudadanos mexicanos. También, hay un liderazgo muy marcado por parte de los estudiantes y las diferentes facultades de las identidades educativas participantes en este movimiento: los mítines o foros abiertos al público que son, por ejemplo, el liderazgo y la notoria participación colectiva. Este libro marca una pauta importante en el periodismo ya que la metodología es simple y la lectura muy fácil de comprender. Hay muchos detalles en cada uno de los relatos, pero todos tienen algo en común: el movimiento estudiantil. II. La noche de Tlatelolco, no es un libro común, ya que la variedad de registros hace de éste un trabajo único, igualmente la multiplicidad de voces crea un matiz detallado. Es de resaltar la estructura del libro: manera; material fotográfico, dos partes y una cronología cuya información es concisa y detallada. De la misma manera, este libro mantiene un tono y un lenguaje sencillo, pero al mismo tiempo sutil. Asimismo, antes de entrar en la primera parte de los testimonios, es primordial ver el material visual que es expuesto en blanco y negro debido a la importancia de las imágenes antes de iniciar la lectura. En la primera parte de La noche de Tlatelolco, Poniatowska nos invita a revivir las movilizaciones en lugares claves de la ciudad de México. El nombre que lleva la primera parte hace alusión a las marchas cada vez más organizadas sin ningún tipo de violencia, “Ganar la calle” es el título. “La noche de Tlatelolco” la segunda parte y quizá la más poderosa en cuanto a su contenido de esta historia oral sea cuando cada testigo nos lleva por el tumultuoso ataque de las fuerzas gubernamentales y el impacto que éste tuvo en las personas que se encontraban en la Plaza de las Tres Culturas. En esta parte la autora, desnuda complemente el horror que vivieron los estudiantes, obreros, padres y madres de familia, profesores, empleados, soldados y hombres del estado, la noche del 2 de octubre de 1968. Es de resaltar el poema titulado “Memorial de Tlatelolco” de la escritora mexicana Rosario Castellanos, cuyo contenido nos ofrece una fuerte crítica y un lamento sobre los acontecimientos. Por último, y no menos importante, este libro cuenta con una cronología de cómo se gestó el movimiento estudiantil hasta llegar a la trágica noche negra de aquella fecha. Dentro del tono y el lenguaje de este libro Poniatowska no emite un juicio, su perspectiva es imparcial y totalitaria para que los puntos de sus testigos tuvieran la misma oportunidad de objetar su testimonio desde el punto de vista de la memoria oral. Por tanto, el lector fácilmente percibe dicho tono ya que cada testimonio, aunque haya sido transcrito le sigue fiel a la oralidad de cada testigo. Por lo cual se puede apreciar el arduo trabajo de esta escritora en cuanto al lenguaje que manejó para conseguir que sus entrevistas no dejaran de ser auténticas, ese cuidado que se ve reflejado en la fidelidad de cada línea escrita. III. Con respecto a la estrategia histórica que Elena Poniatowska manejó en este libro, se puede observar que únicamente los testimonios son la historia ya que la información puede considerarse histórica aunque las entrevistas son residuos del histórico acontecimiento. Por un lado, las fuentes atendidas son: las entrevistas de diferentes personas, las actas jurídicas, los reportes de los hospitales, la prensa. Algunas de estas fuentes son más utilizadas que otras, ya que, por ejemplo, la prensa es mencionada una vez para hacer alusión a la falta de atención a lo ocurrido en Tlatelolco. También, los personajes en este trabajo ni uno es más importante que el otro, pero si hay unos de peso, por ejemplo, el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. Sirvan de ejemplo las voces dolientes y los detalles que ellas traen hacen de cada personaje o participante en este trabajo algo digno de leer,.La autora no está tomando posición alguna solo señala los hechos, algo que Poniatowska desdeña son los juegos olímpicos, debido a que ella no le ve desde otro ángulo, porque los juegos olímpicos es un evento de talla internacional y ella lo pasa desapercibido, por lo que el enfoque es la memoria de muchos afectados. La autora incurre en la historia con el objetivo de ubicar al lector en contexto. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, es uno de los libros más leídos por los mexicanos. Esto significa que en general hace una metamorfosis en la conciencia de la gente mexicana. De esta manera le da importancia a la libertad de la cotidianidad del ciudadano y le permite vivir la historia desde el testimonio verídico y no por medio de la televisión, el periódico o la radio. IIII. Al leer este texto desde el punto académico no se puede evitar hacer una serie de preguntas, pero cuando se lee desde el punto de vista del mexicano puede dar un vuelco en el corazón. La noche de Tlatelolco, recalca la importancia de escribir la historia, pero la historia de quienes la relatan y la han vivido. Hay cierta interconexión con lo se hace por medio de las entrevistas que ya ha realizado. Por otro lado, hay confusión acerca de cómo se intercalan las entrevistas sin dejar de ser fiel al registro original. Igualmente, parece que este libro atiende a la forma de cómo se quiere presentar una parte de la microhistoria. No se tiene claro que algo se pueda llegar hacer desde la parte del testigo, ya que también puede ser un punto de subjetividad y puede que haya versiones diferentes, pero el punto es que la veracidad del material viene de múltiples voces las cuales están llenas de nostalgia. Como colofón diré que al igual que este texto no es un trabajo periodístico sino una microhistoria de un lugar específico y Poniatowska no realizó un trabajo periodístico sino una recopilación de historia oral mediante testigos verídicos. En diversas entrevistas la misma escritora ha mencionado la recopilación de entrevistas como un trabajo periodístico.
0 Comments
Leave a Reply. |
AuthorÁngel Luna (Tijuana, 1986). Psicoanalista, doctor en migración y escritor. Sus escritos aparecen en revistas como El comité 1973, Erizo Media, Espiral. Su próxima publicación aparecerá en la compilación de cuentos Letras peregrinas, coordinado por Rosina Conde en colaboración con la Universidad de Arizona y Peregrinos y sus letras. Archives
May 2022
Categories |