Por Graciela Silva-Rodríguez Hilda Patricia Rosina Conde (n. 1954) estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha sido editora,1 profesora universitaria, periodista, escritora, cantante,2 y performera. Ha publicado una diversidad de géneros literarios.3 Al mismo tiempo ha incursionado en la música y el teatro.4 La Genara (1988)5 es una novela que originalmente fue escrita y publicada por entregas en el suplemento cultural de un periódico de la mítica Tijuana donde, según palabras de la propia Rosina, “hubo una interacción entre ella y sus lectoras, al grado de que La Genara se convirtió en un personaje vivo, dinámico, cotidiano […], que rondaba de boca en boca al mismo tiempo que se gestaba”.6 En su vida, Conde asume el acto de escribir no como un evento fortuito, un hobby o un accidente, sino como el despertar de una conciencia que la impulsa a dejar plasmada en letra la tradición y la cotidianidad; ratificando lo que dicho acto significa. Al respecto, Conde ha declarado que lo que la motiva a escribir es todo aquello con lo que se enfrenta en la calle todos los días: “son los problemas cotidianos, los problemas de la gente, las cosas que oigo en la calle […] los conflictos […] la realidad es la que me motiva a seguir escribiendo, la realidad que está cabrona” (cit. en Cota 109). La realidad que vive y enfrenta la mujer en un espacio y un tiempo determinados le ha adjudicado significados a lo femenino y ha constituido esencialmente una modalidad de territorialización–un acto de posesión a través del lenguaje–realizada por un Sujeto masculino que intenta perpetuar la subyugación del otro (Guerra-Cunningham 12). En tales procesos de territorialización se entrecruzan dos procedimientos fundamentales: por un lado, la exclusión de la mujer del ámbito laboral, político y cultural en general; por otro, la prolífera creación de construcciones imaginarias con respecto a la mujer y lo femenino, sobre las cuales se sustenta su exclusión. Otros aspectos dentro de los cuales se manifiesta la territorialidad patriarcal, se encuentran en medio de las dicotomías naturaleza/cultura y casa/entorno externo–una cartografía genérico sexual–orientadas a imponer fronteras a lo femenino. Una aproximación histórica a los orígenes de este discurso sexuado nos remonta hasta el Génesis donde la divinidad era asumida como masculina, en tanto que al binomio Adán-Eva correspondía a la totalidad y el complemento. En la Ilíada y la Odisea, ambas del griego Homero, la mujer es presentada como objeto deseado por los hombres. Dos siglos después, Hesíodo (siglo VII a. de c.) visualiza a la mujer como el castigo de Dios. Platón la integra a una ciudad ideal o “sociedad perfecta”, igualándola a una élite de guardianes hombres, pero al mismo tiempo, señalando su debilidad.7 Asimismo, Aristóteles enmarca a la mujer dentro de ciertas dualidades específicas: forma/materia, activo/pasivo, completo/incompleto y perfecto/imperfecto; Francis Bacon la resume vía las dualidades mujer/naturaleza y hombre/ciencia; y por su parte, en Julia o la nueva Eloísa (1761), Jean Jacques Rousseau la enmarca bajo los pares hombre/individuo político y mujer/entidad biológica. Al no quedarse fuera, Augusto Comte a través de la fundación de la sociedad positivista (1848), en relación al sexo femenino, propone la creación de un culto a la mujer, como recompensa a sus servicios domésticos y por ser la perpetuadora de la Sagrada Familia burguesa. Para Charles Darwin, En el origen del hombre (1871), al poseer ciertas características como la intuición, la percepción y la imitación más desarrolladas, la mujer se asemeja a las razas inferiores. Finalmente, Sigmound Freud en su obra, Más allá del principio del placer (1922) detecta los orígenes de la subordinación femenina en el papel primario de la reproducción biológica. De los orígenes susodichos, se puede afirmar que la experiencia femenina y la identidad social emergen de una experiencia historizada y no de una sustancia de lo femenino. La llamada condición femenina es, entonces, una posición particular y relativa dentro de un contexto histórico y social siempre cambiante, es decir, de una red de relaciones específicas. De tal modo, el concepto de mujer debe ser entendido como una posicionalidad,8 designando tal noción a un principio ordenador que ubica a la mujer como una realidad desde el presente pero siempre articulada bajo la dimensión histórica y la dimensión política. Se conforma así un concepto dinámico de la mujer el cual lo mismo informa a la teoría que a la práctica política; se supone una realidad en movimiento. Desde su posicionalidad, y como miembro de su generación,9 Rosina Conde cuestiona los proyectos de identidad y los valores instituidos, de la cultura androcéntrica, a base de trasgredir los personajes femeninos tradicionales, la autoridad paterna, los convencionalismos sociales y el tradicional sometimiento conyugal. A través de estas transgresiones, subvierte el discurso dominante y fractura el sistema hegemónico de representación. Además, para comprender el discurso epistolar en La Genara, acudimos a la crítica de varios investigadores: Aralia López González, Carmen Naranjo, Celia Amorós Puente, Gayle Rubi, Judith Butler, Gilberto Giménez, Alberto Moreiras e Íleana Rodríguez. En el presente ensayo se profundiza el estudio de la posición ideológica de Rosina Conde en La Genara a tres niveles. Primero, se analiza a las mujeres que han asumido el discurso de la modernización (elaborado e impuesto por los hombres) sin contar con el apoyo de la cultura tradicional, constituyéndose ellas en una vanguardia estigmatizada de la cual se reconocen los siguientes síntomas: la incomunicación y ruptura con la familia de origen, la crisis generacional ante el rechazo del padre, el desconcierto de la madre que no logra a bien entender a las hijas y tan sólo es un vínculo comunicador entre padre e hijas, la ruptura de esquemas familiares y, sobre todo, la terrible soledad experimentada cuando se enfrentan a una sociedad que no sólo las sanciona, sino que las castiga por infringir los patrones establecidos. Segundo, se marca cómo Luisa acude a la lectura en reversa a través de diferentes textos para orientar a su hermana menor en sus respectivas relaciones: la familiar, la matrimonial y la laboral. El desarrollo de una literatura femenina supone una especie de doble conciencia o doble vida, la cual resulta de la interacción conflictiva entre la identidad establecida (los padres de Luisa y Genara esperan que sus hijas se comporten como “buenas esposas” y “mujeres decentes”) y el surgimiento de una identidad emancipada. El desarrollo de ésta última se puede apreciar vía una gran cantidad de textos femeninos donde se supone una tensión entre el sometimiento y el deseo de liberación. Tal identidad se precisa dentro del binomio dependencia/independencia o subordinación/autonomía y se expresa textualmente como ambivalencia, angustia, locura, suicidio o tránsito en base a sentimientos de culpa o depresión. Para entender tal efecto, se emprende un estudio de la intertextualidad en dos novelas: La princesa de Cleves (2000) de Madame de la Fayette y Tristana (1975) de Benito Pérez-Galdós y en la película Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) del cineasta Pedro Almodóvar; nos interesa invertir la historia y ratificar su posición liberadora. Finalmente, a través de la afirmación del discurso subalterno, se refuta el legado utópico del poder patriarcal sobre la hetereotopia feminista. Por medio de La Genara, Conde avanza la posición de la mujer involucrada y excluida por el orden simbólico patriarcal, “[produciendo] una sensibilidad estética diferente que se manifiesta en el ejercicio literario” (López Gonzáles 38). 1 Entre otros proyectos, fundó las editoriales independientes Panfleto y Pantomina y Desliz, y ha sido editora fundadora de dos revistas de periodismo cultural, El Vaivén y Tercera llamada, y de dos revistas culturales: La Línea Quebrada/The Broken Line y Revista de Humanidades (Universidad Autónoma de Baja California). Ha publicado en numerosas revistas y suplementos culturales en México, Estados Unidos, Francia e Inglaterra. 2 Participó como cantante con el grupo de Blues Follaje en los siguientes discos: Clásicos de Blues (1998) y Blues del alma: yo contigo (2000)–ambos para Discos Phoenix. En el 2001 aparece incluida en el disco compacto intitulado Sirenas al ataque: historia de las mujeres rockeras 1956-2000. 3 Tiene publicados los siguientes libros y plaquettes: Poemas de seducción. México: La Máquina de Escribir, 1981; De infancia y adolescencia. México: Panfleto y Pantomima, 1982; El agente secreto. Mexicali: Universidad Autónoma de Baja California,1990); De amor gozoso: testículos. Tijuana: Desliz, 1991; Bolereando el llanto. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1993; Arrieras somos... Culiacán: Difocur, 1994. Reimp. y con trad. al inglés: Women on the road... CA: San Diego State University Press, 1994. Reimp. y con trad. al francés: Femmes en Chemin. París: Syllepse, en prensa; Embotellado de origen. México: Conaculta/ Instituto Cultural de Ags., 1994; La Genara Tijuana: Conaculta/Centro Cultural Tijuana, 1998; y En la tarima. México: Desliz/Ariadne, 2001. En coautoría ha publicado: En esta esquina. Mexicali, UABC, 1991. Reimp. y con trad. al inglés: In this Corner. CA: San Diego State University Press, 1996 y Below San Onofre. CA: San Diego, Pan Handler Production, 1992. 4 Ha presentado tres obras de arte-acción que incluyen guión, vestuario y realización propios: Cilicios de Amor (Ensenada y Tijuana, 1992); Señorita Maquiladora (Monterrey,1996 y Universidad de Chapingo, 1997); y Those were the days: ensayo autobiográfico, el cual ha venido presentando desde el año 2000 en diversos foros artísticos y culturales de la República mexicana, Estados Unidos y Brasil. 5 Premio Cultura IMAP (Instituto Municipal de Arte y Cultura de Tijuana) para obra publicada. 6 Rosina Conde. Publicaciones: La Genara. http://rosinaconde.mx/la-genara-novela/ 7 Véase: Margarita Dalton Palomo. “Introducción”. Mujeres, diosas y musas: Tejedoras de la memoria. México: Colegio de México, 1996. 15-49. 8 Véase: Aralia López González. “Justificación teórica: Fundamentos feministas para la crítica literaria”. Sin imágenes falsas: Sin falsos espejos. Coord. Aralia López González. México: Colegio de México, 1995. 13-48. 9 Gabriel Trujillo Muñoz la ubica dentro de la generación de choque o finisecular: escritores nacidos entre 1954 a 1964. Publican a partir de los 70 y los 80. Véase el ensayo: “Mi generación: poetas bajacalifornianos nacidos entre 1954 y 1964”. Literatura bajacaliforniana del siglo XX. Mexicali: UABC 1997. 83.
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April 2024
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