Sonrisas y Palabras
Una sonrisa tras otra después un momento y muchas sonrisas más. Una palabra tras otra y después de un instante silencio y una mirada. Instante tras instante momento tras momento sonrisas y palabras y después un recuerdo al no vernos más. © Josué Alfonso (ole)
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Si el Sol Fuera Noche
Si el sol fuera noche sería como tus brazos bailando con la tierra que es mi cuerpo colmando mis sentidos con la calientito que eres tú iluminando a media noche mi cansancio y mis sueños dando a luz —así-- al milagro de una noche que es día. © Josué Alfonso (ole) Estruendo
Como el estruendo inaudito de una gota de lluvia cayendo en el asfalto me di cuenta que te estaba dando un beso al tanto que al instante me besabas tú también para luego ya no vernos y decirnos adiós. © Josué Alfonso (ole) Soñé con tu Mirada Soñé con tu mirada —distante pero muy de cerca-- mirándome tú al tanto que sonreías. Soñé con tus versos: latiendo aquí en mi pecho la música de tu poesía bailando con nuestro encuentro. Soñé contigo y ahora que estoy despierto sigo soñando igual: con tu mirada con tus versos contigo. © Josué Alfonso (ole) Viento Negro
Viento negro: Cual manto de nieve frío que congela mis ilusiones tornándolas en áridos y secos arbustos que pronto se queman en súbita llamarada cuyo humo me ahoga é intoxica mi mente elevándome así a la fría cima de mis ilusiones perdidas y mis sueños olvidados. Viento negro: Cual tundra muerta que congela mi sentir por Dios tornándome en bobo vagabundo errante, ciego y jediondo: Viento negro: helada brisa que entorpeze mi mente y apesta mi alma misma con el aroma de mi pudriente ser que ya no lucha mas ha muerto en vida. Viento negro: estupefacto sentir que cerrando mis ojos y ensordeciendo mis oidos da a luz al abortado sentir de una ilusa felicidad dejándome así con la negra realidad que pudiendo haber sido feliz no lo soy porque así lo he decidido. Viento negro... mi Pecado. © Josué Alfonso. Sediento
Y el agua me sabía a sangre (como cuando te dan un trancazo en la boca) Y el aire ardía a desierto y gritos Y el sol hablaba como un dios muerto Y mis piernas Y mis brazos Y mis manos y pies se escaparon de mi mente Y al instante la vida --en una carcajada-- me recordó que todavía estaba vivo. © Josué Alfonso Después de una Tormenta
Eres el eco de una flor creciendo en la pradera. Eres la fragancia de una gota de rocío que adorna una sola hoja del bosque. Eres rayo de luz que atravesando mi corazón se torna en arco iris. Eres tú sublime y sutil: Aliento a primer beso Viento que acaricia mis cabellos Melodía que encanta mis sentidos: Campo de flores silvestres --multicolores-- que en sorprendente momento nació en mi corazón después de una tormenta. © Josué Alfonso. El Polvo de tu Recuerdo El Viento travieso —con siluetas y destreza amplia-- me ha traído el polvo de tu recuerdo: Cual súbito torbellino aturdiendo mis sentidos... Metiéndose en mis oídos (escuchando tu voz) Metiéndose en mis ojos (contemplando tu sonrisa) Metiéndose en mi boca (acariciando tus labios) Metiéndose en mi nariz (respirando tu fragancia). Rasgando el tacto de mi piel con la ternura de la flor que fue nuestro amor y que ahora yace marchita bajo el manto de lo que nunca más será más que el polvo de tu recuerdo. © Josué Alfonso Sueño en la Playa
El sueño me llevó a la playa con el Mar resonante a tiempo… Y yo respirando profundo cerré mis ojos y me quedé dormido soñando. El Viento travieso jugaba con mi nariz y los chinos de mi cabello. Al verme sonreír el Viento recordó tu rostro y en un instante recogió tu fragancia de Mujer bonita depositándola así —cual aureola-- sobre mi ser entero. Desperté para entonces ver tus ojos y escuchar tu voz que me decía —al tanto que me besabas-- “despierta dormilón, ya está el cafecito”. © Josué Alfonso Un Desayuno Sabroso Despertando preparé un cafecito para luego caminar de la cocina al cuarto y despertándote ofrecerte una tacita de aquella bebida sagrada. Bien despiertos los dos fue la siguiente aventura —nuestra-- caminar por la playa y a carcajadas jugar con las olas marinas. Mojados entonces —y llenos de arena también-- regresamos al punto de nuestra partida para así buscar el lecho de nuestros hijos y hacerles un desayuno sabroso. © Josué Alfonso. Las Manitas de mi Hija
Las manitas de mi hija son como el polvo pues se meten por doquier: En la alacena —sus manitas-- En el refrigerador —sus manitas-- En mi escritorio —sus manitas-- En mi maletín —sus manitas—. Las manos de este Papá son como la mantequilla pues no pueden castigar esas manitas: Mi esperanza —esas manitas-- Mi alegría —esas manitas-- Mi consuelo —esas manitas-- Mi vida entera —esas manitas—. © Josué Alfonso La Fuerza de tus Brazos Siento la fuerza de tus brazos y el Viento me arranca un suspiro. Respiro —entonces-- la alegría de nuestro encuentro. Palpita mi corazón —en el momento que es un abrazo nuestro-- y al ritmo canta mi alegría. La fuerza de tus brazos en sutil movimiento acaricia y descubre los detalles de mi existencia. Así la piel de nuestro encuentro se hace una y nos amamos. © Josué Alfonso |