Por Saúl Holguín Cuevas
Cine italiano 4 Para 1962 Italia tenía el mejor cine del mundo. Activa la carga política de Rossellini, la elegancia de Visconti, el circo de Fellini, la calle de de Sica, el sexo, la religión y el marxismo de Passolini, el existencialismo de Antonioni, el poético hombre pequeño de Olmni; Aparte de dos cachorros que empezaron a dar guerra Rosi y Bertolucci. De pronto se me prendió el foco y me aceleré: otro renacimiento donde coincidió tanto talento a un tiempo. Muchas de las cintas de entonces provocaron controversia en la Italia mocha, vaticana, otras fueron blanco de agrias críticas, tanto de la derecha como de la izquierda, y desde luego, de la Iglesia. Rossellini filmó propaganda fascista y después los hostigó, reclamándoles sus barbaries; Passolini, asesinado por la derecha, fue aparte de católico, comunista Ygay; Antonioni fue objetado hasta por la influyente experta del New Yorker, Pauline Kael. Muy presente la moda neorrealista, me encargo de tres cintas: MAMMA ROMA de Pasolini; de su colaborador Bertolucci, LA COMMARE SECCA; y SALVATORE GIULIANO de Rosi. Mamma Roma con protagonismo de Anna Magnani, es la historia de una prostituta que desea dar lo mejor a su único hijo, este la rechaza a medias. Hoy ya no es novedad usar gente de la calle como actores, en esta cinta alterna la Magnani, una de las cumbres italianas de la interpretación, con los no iniciados, pero aquí no hay buenos ni malditos, solo los habitantes del barrio. Para ellos no hay redención. La prostituta no puede abandonar el oficio por culpa del padrote, [*] el hijo, a pesar de los esfuerzos de la madre para granjearle un futuro, se deja llevar por los amigos y la fiebre. No es la Roma de la Fontana de Trevi, del Coliseo ni del Vaticano; es la Roma donde pululan los pobres, vagos, ladronzuelos y prostitutas querendonas. Y aunque no son mafiosos mas bien son traviesos sin futuro. Condenados a pasarla en un terreno terroso entre las ruinas de una muralla y de un acueducto romano, que delatan un imperio, ya tan lejano, en contraste con la Italia de los sesenta. Bernardo Bertolucci es un afortunado. A los 20 asiste a Pasolini en la cinta Accatone (Vago; 1971), a los 21 rueda su ópera prima, Commare Secca (La cosecha estéril). [*] Basado en un cuento de Pasolini es la historia del asesinato de una prostituta. Varios vagos son interrogados por la policía hasta que dan con el asesino. El director pronto se elevará con cintas como El conformista (70) y, llegará al delirio y a la fama, buena y mala, con El último tango (72), aunque prefiero 1900 (76) su mejor película, es una epopeya de la Bota (Italia) durante primera mitad del siglo XX hasta la caída del fascismo. Francesco Rosi es también un afortunado. Entra al cine de la mano de Luchino Visconti, uno de los grandes. Lo auxilió en dos películas, La terra trema (48) y Senso (54). Para Rosi el cine es un testigo de nuestro tiempo que demanda un espectador activo. Salvatore es la dramática historia del bandido siciliano que luchó por la independencia de Sicilia y puso en jaque a las autoridades. Tras mil abusos cometidos por el ejército contra los habitantes de pueblos paupérrimos, el alzado es traicionado y cae a la edad de 27 en Castelvetrano, tierra de magníficas aceitunas. El film es un gran logro tomando en cuenta que hay solo dos actores profesionales y que muchos de los extras vivieron durante el tiempo que el film recrea. El director escribe el guion en el mismo lugar de los hechos, hurga en los archivos, habla con los testigos. En una vertiginosa exposición lírica del hecho histórico se conjugan presente y pasado en abundantes flashbacks, notas periodísticas, se delata el juego sucio y la torpeza de las autoridades y el papel crucial de periodistas fogosos y desconfiados. Al espectador le queda la impresión de que hubo una traición y de una oscura manipulación de los hechos, no del todo aclarada. Este estilo de cine político, elíptico, social le grajeó la Palma de Oro en Cannes, otorgada al film El caso Mattei (1972) donde hubo una conspiración y varias muertes nunca aclaradas. *En México, padrote equivale a proxeneta, el que explota el trabajo de una prostituta o trabajadora del sexo como se dice ahora. La historia de esta voz es interesante: en Grecia era un agente mediador que comerciaba con esclavos; para el inicio del s XVI había mudado a agente mediador en mercancía, no fue hasta el s XX que la voz se usa, de forma elegante, para nombrar a un parásito que vive de la explotación de la mujer y de otros seres. Para el Trecanni, commare > comare es comadre; commare secca es sinónimo de la muerte, algo así, imagino que como la parca, la flaca, la huesuda.
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Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
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