*Fotografía © Bernartbé (Joel Bernabé): Las Trojes, San Luis Potosí. Saúl Holguín Cuevas habla con dos sobrevivientes del Covid-19.
Derramo una lágrima a la memoria de las víctimas caídas en esta doble guerra, contra el enemigo invisible; a la vez, maldigo la cruel y criminal ignorancia de los malditos trogloditas que usurpan la Casa Blanca por fuera, que ¡CHINGUEN A SU MADRE!, si acaso tienen; mientras sus cuates se llenan los bolsillos, nosotros, los desechables, amontonamos nuestros muertos en barrios y ghettos.
Tomé jarabe con codeína que me recetó el doctor, nada. Después tomé jarabe natural para la tos, nada. Al tercer, o sería el cuarto día, me llevaron al hospital, aquí cerquita. Me sentía tan gacho [muy mal] que ni siquiera pude abrir la puerta del carro. Me tomaron los signos vitales, mi oxígeno andaba al 75%. [La saturación de oxígeno, o sea la cantidad que hay en la sangre, lo normal es entre 95 y 100%.]. Y de ahí ya no me acuerdo de nada, solo que no podía abrir la puerta del carro. Estuve entubado por nueve días, por eso tengo la garganta medio ronca, inclusive, tenía una sonda en el pene para orinar. Un día desperté. Eran, por ai, las cuatro de la mañana. No quería molestar a nadie a esa hora. Me acordé de un cuate que entra a trabajar temprano. Le marqué, él corrió la voz. Todavía me hicieron dos exámenes y los dos dieron negativo, entonces me aventaron a la casa. Retaché [volví] bien fregao, tenía los hombros caídos, tiré veinte libras, y lo peor de todo, y qué vergüenza, me tenían que limpiar la cubeta por una o dos semanas. Se portaron ATM los doctores, era iraníes, uno me dijo: “Había otro bato [paciente] en las mismas condiciones que tú y, aunque era más morro [joven] él no la hizo [murió]”. Deja te cuento que tuve un sueño simbólico. Iba a un lugar con un cuate, algo así como el In and Out [un restaurante de comida rápida]. Un bato [guardia] nos detuvo, nos dijo: “Son dos, uno no pasa, díganme para qué quieren seguir adelante”. “Para ver a mi nieta”, le respondí, me dejó pasar. La oración también me alivianó [ayudó]. Estuvieron pidiendo por mi salud en varios lugares. Es más, hasta en el gimnasio, un güey que no le habla a nadie, a cada rato preguntaba por mí. Y apenas, los doctores me daban un 20 por ciento de chanza de sobrevivir y, aquí estoy, hablando contigo, ai la llevo. El otro día me habló un cuate me dijo lo que pasó: “Sabes lo que te salvó bato, no fueron los rezos, ni siquiera los doctores. De seguro ya te llevaba la Parca [Muerte], le contaste un chiste, se descuidó y te le pelaste [huiste]”. No des mi nombre. Algunos me miran como a un leproso y me sacan la vuelta.
El fraire caímos a Tierra Colorada, la borloteamos el sararei. Regresé al chante el sandei. Me texteó X, mi cuate, pa darme bad news bro [malas noticias], sambari en la fiesta había dado pasiriv, cargaba, el… ¿cómo le dicen? Covid-19. Había quir taik ei test. ¿Y cómo te sentías? Bien. El tiusdei fui con toda la familia a testearnos. Pal wensdei noté que no olía y no tenía teist, ¿cómo se dice teist?, gusto; todo me sabía como lagua. Mi temprechur estaba normol pero, eso sí, con poquita tos y como que a veces me faltaba el aire cuando resollaba. No, no tuve chiols [escalofríos]. Poquito jeric [dolor de cabeza] y, a veces, dificol bririn [dificultad para respirar], lo pior, no poder oler ni teist, nada. Me encerré, no quería infect la famili. ¿Cuándo te dieron los resultados del test? Nueve días después que lo agarraré, salí negariv. ¿Cuántos días te aventaste en la pinta [encerrado]? Nueve, pa’ entonces ya estaba bien. Todos mis amigos también lo agarraron. Todos tán bien ora, ¿cuánto hace?... casi un mes después del borlote. Hay un cuate, Y, no tiene teist todavía. Ora puedo ver 20/20 [con claridad]. Échale, si le doy el covid a mis jefes, ellos no stan jelti como yo, de pronto… ai don guant to tink abauit [ni lo quiero pensar]… se petatean (mueren). Ta’ bien cabrón, bro.
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Viñeta de Amador Fraire Por Saúl Holguín Cuevas
Después del tormentón me eché una roncada en el zoquete, en el mero solaso de mediodía. Ya descansao, con permiso de judíos y mahometanos, me pongo a cantar pa contarles mis cuitas. Bueno, disculpen, a decir verdá, la cosa no es pa’tanto. La pior cuita es no comer y me la estoy pasando requeté bien. ¿Penas?, las de mis compas, para ellos, como dice el vecino antillano, La cosa eta’e pinga. Primero, permítanme presentarme: Vivo en un barrio donde la ciudá le permite a esa peste de animales, mal llamados racionales, compartir hábitat (como decía mi dueño) con nosotros. Soy un marranito corriente, y punto. Y si no quieren broncas, no me insulten llámandome Porky, o pior, Piglet. Me hago pasar por fino gracias a mi trompita delicada y a la poca grasa que cargo, pues me cuido. Dicen que soy lo mejor para las carnitas, pero no hablemos de cosas tristes. No sé que pasa a últimas fechas. Primero desapareció mi amigo el mosco de la miel. Después el papalote, eso que ustedes humanos llaman mariposa, iora, pa’ rematar, dice la tele que de la China viene el flu aviar, que ya está a la vuelta de la esquina, aunque crioque ya llegó. Lo siento por Jerezano, mi compa el gallo. Primero perdió a su gallinita y ora parece ser quél también ya se fregó. Ya no sale del gallinero… ya no come… ya no canta a la madrugada y, a veces, mmm, canta a las cinco de la tarde, ya se deschavetó; le traje un poco de ruda a ver si se alivianaba, le dio dos picotazos y se quedó dormido, quien quita y amanece. Atrasito cayó el corona, prontito se llevó a mi dueño. Se portó bien cuatachín conmigo, me rascaba la panza, la mejor caricia que le pueden brindar a un marranito, hasta me quedaba bien jetón. Estoy triste, pero no lloro porque los de mi especie no lloramos, es más, ni conscientes estamos de eso que ustedes, viles mortales, llaman Muerte. A ver si uno de los más presentes me explica de qué se trata esa vaina. Aunque, a decir verdad, yo tampoco me siento tan bien, achaques de la vejez, pueden crer que vivimos poco, algunos quince abriles, pero eso sí, bien vividos, comiendo y durmiendo, no pagamos renta y si llueve, pos mejor, con lo que me gusta emporcarme. Mi dueño era de gustos refinaos. Durante la cuarentena se surtió por correo, todos los días llegaban paquetes de bastimento, dejó el garach hasta el tope. Como su familia tiene otros gustos y piensan que todas las cosas que tenía almacenadas están contaminadas, me las dan, y yo, agradecido, mírenme cargando la panza: almendras marcona, ventresca de atún, abulones, queso de cabra Lecayrol, es más, hasta cuando me sirven mi maíz lechan botellas enteras de vino chinfandel de viñas viejas o caberneto de Napa. No me gusta presumir, pero les aseguro que ningún semejante se pachanguea como yo. Ni siquiera los Chester White de Scottsdale, que por cierto, son tan delicado que no pueden estar al sol mucho rato, pronto se les achicharra la piel. Dice la tele que hay amenaza de fiebre porcina. Pos mientras son pintas o coloradas, aquí disfrutando mis siestas y metiéndole el colmillo a lo que me dejó mi dueño. Y si me carga la Porcina, pos que me lleve con la panza llena, y que me ampare Sus. Pior suerte sería quedar apuñaleado en el mero corazón, colgado, desangrado y achicharroneado. Disculpen lo mal travao, me despido, como que se me acaba el aire cuando hablo, será que se acerca el Día de san Martín. VOCES: Jerezano: raza de gallos bravos; Deschavetó: enloaqueció; Bien jetón: dormir a pata tirante; Chester White: raza de cerdos de color blanco; Día de san Martín: según la tradición el día para sacrificar cerdos; Sus: Sus scoff domestica, la especie a la que pertenecen los cerdos, aquí una especie de santo. LECTURA: Y si acaso no me lo creen les recomiendo, de Jerónimo Barselli, La alabanza del puerco, obra agradable y ridícula, describe a pleno la perfección, la bondad, la excelencia, la industria, la magnanimidad, la bravura y el orgullo del puerco (1592). |
Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
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