Por Héctor Vargas
Escenario de múltiples epopeyas sin igual nuestra frontera del norte con mucho orgullo se extiende desde la Baja, donde las olas del Pacífico bañan con amor sus playas, mientras en sus fértiles valles el aire mece con rítmico vaivén rebosantes racimos de uvas en las florecientes vides que cubren el paisaje dándole al mundo el deleite de vinos generosos. Gente muy laboriosa que tiene que arrancarle los frutos a la tierra a base de arduo trabajo, en extensos valles convertidos en pródigos vergeles donde una variedad de hortalizas se sirve en mesas nacionales y extranjeras dando fama a la región. Sus mares ofrecen un sinnúmero de especies destacando la deliciosa langosta, el exquisito abulón, el apetitoso atún, el vivificante erizo y tantos y tantos más. Errando por esos lares, llegué hasta a Sonora, donde la pujanza de su pueblo ha convertido aquellos páramos en estos fecundos campos, donde el aire mece el oro de sus trigales al unísono de las olas bañando sus hermosas playas. Imponentes montañas delimitan extensos valles, donde tupidos pastizales alimentan generosamente numerosos hatos de varias clases de ganado El Mar de Cortés nos brinda hermosos puertos arrobando con paisajes de ensueño a propios y ajenos. En sus abruptas montañas aún retumba el estruendo del tropel de aquellos patriotas que buscando la forja de una Patria nueva, en la que muchos de ellos regaron su sangre en aras del ideal que nos legaron. Venero la tierra que piso al recordar la gloriosa gesta que hizo posible el Destino que ahora disfrutamos. Siguiendo el furtivo vuelo de aquel solitario gavilán llegué hasta Chihuahua, tierra bravía saturada de Historia por sus campos señorea una plétora de heroísmo mostrando al mundo la calidad de su gente con hechos gloriosos que marcaron un destino en el futuro promisorio de nuestra Patria. Ningún otro Estado ha visto igual desarrollo alcanzado por el patriotismo de sus hijos. Aquí la tierra no es fácil donadora, exige denodado esfuerzo para obtener su fruto, Cuando se da, se da a manos llenas, sabe premiar con creces los sudores de tu frente, llenando de orgullo a quienes con tesón lo logran, despertando un entrañable y profundo amor con eterna gratitud al terruño que disfrutan, alentados a seguir hacia un futuro promisorio. Ese cariño marca la verdadera nacionalidad. Si alguna vez, por azares de tu sino, llegases a alejarte de su suelo, el recuerdo de tu tierra te reclama y la nostalgia te pide volver a casa sintiendo que este entorno te pertenece como algo íntimamente tuyo. Y cuando regresas, aprecias más cada momento. Tu mirada tiene otra valoración para cada cosa. La gama de colores adquiere otra dimensión, El cielo es más azul, los árboles más verdes. La alegría con que te reciben es gratificante. Te hace pensar en lo acertado del retorno y no osas imaginar de nuevo en alejarte. De Chulas fronteras, 2019, “Apología norteña”
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AuthorHe aprendido a valorar en forma contundente lo que significa la Vida para mi. Los riesgos a perderla, me hacen meditar lo mucho que debo esforzarme para dar una mejor calidad a mi forma de vivir, de apreciar en toda su valía lo que se me regala, cuando puedo contar con un día más en mi existencia. A no desperdiciar el tiempo que me resta y dejar una huella a mi paso por el mundo. Archives
May 2024
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