Cruzando la frontera #2
La segunda vez que crucé la frontera ilegalmente fue ese mismo día, acompañado por mis padres y por lo que me imagino es la luz tenue del atardecer en la frontera. Sé que hemos cruzado el puente, que estamos del otro lado (y aunque aún no existían las preguntas, me pregunto ¿Del otro lado de qué? Y si hay “el otro lado”, tiene que haber “este lado”, ¿no? ¿Y que del medio de los dos lados? ¿Qué hay allí?). Me causa un revuelo el oír voces ajenas fuera de mí (aunque el concepto del mí y del otro aún no eran parte de mi ser: el mí y el otro eran lo mismo). Las voces dicen cosas que no entiendo, el ritmo diferente, las raíces otras. Y pienso (dentro de mi cuna liquida) que no es tanto que no entiendo lo que dicen, aunque eso es cierto, pero es más cierto que nunca antes he oído esa forma ajena de hablar. Oigo a mi padre decir, “Is that right?” en lo que después reconocería como su acento tejano/mexicano. Y oirlo hablar otro idioma me conmociona. En un momento Munchiano, me agarro con mis manitas los lados de mi cabeza. Abro los ojos a tal grado que pienso que se van a desorbitar y hago la más grande “O” posible con mi boquita. Trago demasiado de mi liquido y siento que casi me ahogo. El shock lingüístico y sicológico y existencial es demasiado. Lloro, mis lágrimas derramándose y disolviéndose en el líquido. Sigo las lágrimas con mis ojitos, ojitos que aun no ven, pero bien pueden distinguir dentro de ese líquido. Veo las lágrimas flotar, los cristales dentro de las lágrimas poco a poco disolviéndose dentro del líquido, dejando en mi boca el sabor inconfundible de sal y la clara sensación de dolor. Siento entonces las manos de mamá sobar su estómago y decir ya ya ya ya y me para el llanto. Jadea mi respiración por un momento pero pasa el susto. Me acurruco en mi posición de siempre, me chupo el dedo y me duermo. Mientras duermo tengo mi primer pesadilla, en la cual no veo casi nada. Siento que floto en el espacio, un espacio de tenues luces y tenues sombras. Oigo las voces de las personas que me van a traer al mundo. Bien. Reconozco. Sonrío. Me chupo el dedo. Pero entonces un brusco cambio (y la parte de la pesadilla). Las voces cambian y hablan en esa lengua rara y ajena que nunca antes había oído pero que oí ese mismo día cuando crucé por primera y segunda vez la frontera. Me pregunto a mí mismo (un mí mismo que, al igual, aún no existía): ¿Qué pasa? ¿Quiénes son estas personas? ¿Qué hablan? ¿Qué dicen? Puedo decir que fue mi primera experiencia bilingüe. Y es cuando se me suelta otra vez el llanto. Ese día supe que el llanto es del dolor de cruzar de un mundo real a otro mundo real, de un mundo metafísico a otro mundo metafísico, de un mundo linguistico a otro mundo linguistico. Y entiendo que el puente es la manera de cruzar. © Jaime Herrera
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Kimberly WilliamsKimberly has been fortunate to travel to half the Spanish-speaking countries in the world by the time she was forty. As a traveler into different cultures, she has learned to listen ask questions, and seek points of connections. This page is meant to offer different points of connections between writers, words, ideas, languages, and imaginations. Thank you for visiting. Archives
October 2020
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