Inframundo (para Juaritos) Te adentras. Oscuro. Estás encajuelada. Ya muerta. O aun respiras. Y sonríes. O estás celebrando la quinceañera de tu carnalita. Bailas con tu jainita. Rola lenta. Tus compas echando birria. Las puras curadas. Tus papás y tíos contentos. Igual los vecinos. O entran hombres con botas vaqueras. Balazos. Te resbalas en la sangre, tu vestido manchado de rojo. Cuerpos. Gritos desalmados. O no tienes que comer. O comes buen refín de tortillas y frijoles refritos en casa. O en la calle comes burritos o tortas o caldos o chuletas o cocteles de camarón o menudo o pan dulce o hamburguesas. Hay de todo. O te echas unas cheves con unos camaradas (pero micheladas no, ya que están de acuerdo que las micheladas son una mamada). O no tomas licor. O andas por la 16. O tomas el camión Waterfil. O una rutera. O andas en tu wuila. O tienes tu ranflita con placas Front Chih. Y recuerdas la vez que ibas por la Juan Gabriel y la balacera estalló enseguida de ti y cayo el vatito muerto en la calle. Pudiste llegar a tu casa temblando y vomitaste del susto. O vas a la Juárez y bailas y oyes música y te pones tan pedo que no recuerdas lo que hiciste. O vas pedo en la Juárez y te roban y te matan y te dejan tirado en un callejón. O vas al mercado que se ha quemado infinitas veces, pero todavía está en pie (como la ciudad), y no compras nada más que los aguacates que te encargó tu jefita. O compras del vendedor un globito azul con blanco para tu niña de tres años. ¿Pero cómo si tú desapareciste al mes de haber nacido? O vas a la feria con la familia. Panzas llenas de elote en vaso y de mango con chile. Tu niña se gana un peluche Pokemón. Tu hijo se sube cuatro veces a los caballitos. Vas agarrado de la mano de tu pareja. O ese mismo sábado por la mañana eres uno de los 25 que mataron en el fin de semana. O la haces de periodiquero o de parquero y te dan tus propinas y así le das de comer a tus once hijos. O la haces de pordiosero. Te falta una pierna. Pero te vale madre. Duermes en la banqueta a la mitad del puente. Junto con otros. Son tu familia. O eres Tarahumara y pides Korima cerca del puente, tu bebita en tu rebozo. Tus huaraches se rifan el calor del pavimento. O trabajas en una maquila y abres tu restaurancito de mariscos. Y te va bien. O tu jefe en la maquila te acosa y le rayas la madre a él y a la frontera y te regresas a Veracruz. O te enamoras y te quedas. O bailas teibol. O vendes drogas. O las consumes. O lo haces todo porque no le tienes miedo a nada (más que a la nada). O andas de noche caminando por tu barrio polvoriento y saludas a las viejitas sentadas afuera de sus casas bajo el farolito poca luz. Buenas noches. O te saludan los viejitos de otra época sentados al fondo del restaurante jugando dominó. O llegas a la tercera edad y tienes a tu familia alrededor de ti. O estás sola. Y en tus sueños te acuerdas de la vez que hiciste el amor con Pancho Villa. O te violó. O vas a la prepa del parque con tu blusa blanca, tu falda con el patrón escocés, tus libros en tus brazos. Te gusta el muchacho en tu clase de química. O ya no vas a la escuela porque tienes que trabajar para ayudar ya que tu papá desapareció. O ya no vas a la escuela desde que encontraron la cabeza en el callejón al lado. O te fusilas al güey que te enseñaron en la foto y El Kartel te da quinientos varos. Y después te matan. Y ni te dura el gusto. O les dices que no vas a matar a nadie. Y aun así te matan. O te la pasas grifo con tus compitas y así perduras el polvo y el miedo y la desesperación. C/S. O te vuelves activista y buscas a desaparecidas. Aunque nunca las encuentras. Bueno, algunas sí, cuerpos en el desierto. O eres chavita fresa de familia bien y hay un tiroteo cerca tu casa. Tomas video con tu teléfono. Lo compartes en tu Face con un emoticono sonriente. Alguien hackea tu cuenta y te dicen pendeja, estás muerta. Tú y tu familia se van a vivir al otro lado. O aun siendo chavita fresa ya sabes lo que ves y te metes a tu casa. No viste nada. O vas en tu Mercedes en el bulevar y te sientes muy papi. Va caminando una muchacha con falda corta y le ofreces un aventón, a donde quieras chula. Se sube al carro y van a un motel de paso y se dan un buen agasajo y quedas de hablarle, aunque lo dudas ya que es una chola. O vas en tu Mercedes en el bulevar y te sientes muy papi. Va caminando una muchacha con falda corta y le ofreces un aventón, a donde quieras chula. De repente se para una camioneta 4x4 enfrente de ella. Se bajan dos guaruras, la levantan – ella grita y patalea – la meten al carro y se van. Un levantón. No puedes hacer nada más que sentir vergüenza y tristeza e impotencia. O ves en una barda de un edificio abandonado en el centro un mural que te hace llorar y llevas a tu novia después y el mural ya no está. Ni la barda. Ni el edificio. Pero tu novia te cree. Porque ve todas las posibilidades. Y por eso la amas. O de esquincle vas a una charreada con tu familia. Te gusta el paso de la muerte. O das tu paso de la muerte ya de adulto con una tranza que te deja un chingamadral de lana. O te encobijan y nunca nadie te vuelve a ver vivo. O te agarran en la movida y te mandan a la peni. Y aun estando adentro En lo oscuro Le echas ganas Como toda la pinche ciudad. Así es esta gente. Así es está pinche ciudad. Y por eso la amas. © Jaime Herrera ***Jaime H. Herrera is currently a Professor of English at Mesa Community College. Jaime is a product of the Juárez/El Paso border, a place he holds dear and which embodies who he is, as much Mexican as American, as much Mexicano (and mexinaco) as he is estadounidense (and gringo). He is bicultural and bilingual (and speaks a good Spanglish too). He knows that the border is a space that cannot be fenced. La frontera es un espacio que no se puede cercar. He loves translation, the back and forth between the two languages. Also. he writes his own poetry in both English and Spanish and has written a novel (as of yet unpublished), tentatively titled This is not Juárez. When he dies, he wants his ashes spread right in the middle of the bridge that connects Juárez and El Paso, his ashes blowing in both directions.
0 Comments
Leave a Reply. |
Kimberly WilliamsKimberly has been fortunate to travel to half the Spanish-speaking countries in the world by the time she was forty. As a traveler into different cultures, she has learned to listen ask questions, and seek points of connections. This page is meant to offer different points of connections between writers, words, ideas, languages, and imaginations. Thank you for visiting. Archives
October 2020
|