La fe de la frontera.
Cruzando la frontera #1 Aun no nacía la primera vez que crucé la frontera ilegalmente. Vamos por el puente libre rumbo a El Paso mi papá y mi mamá (conmigo en utero). Aunque siento la misma vaga y familiar sensación de estar flotando en el líquido alrededor de mí, al mismo tiempo siento el parar y seguir del carro, primero inclinándose levemente hacia arriba, después de tiempo nivelándose, y al fin inclinándose levemente hacia abajo. El movimiento primero me causa empinarme en mi líquido – cabizbajo - después me enderezo y me vierto hacia abajo. Me doy vueltas, causándome desorientación y mareo, un vómito claro saliendo de mí que pronto se pierde en el liquido alrededor de mí. Fuera de mí, fuera del cuerpo de mi madre, fuera del carro, puedo oir el ronroneo de los carros, los ocasionales pitidos, las voces de mis papás (las había oído anteriormente, las conocía ya, aun cuando todas las voces me sonaban amortiguadas dentro del liquido). Otras voces gritan (sabía que eran otras, pero me eran familiar su sonido y su ritmo). Puedo oler el humo de los escapes de los carros y lo veo entrar por la ventana abierta del carro, por la boca de mi madre y sigo el humo hasta tragarlo y sentirlo en mis pulmones. Me mareo y toso levemente y trago un poco de mi líquido, el cúal es como agua bendita, pienso, porque me recupero instantaneamente. Confortado por el movimiento y los ruidos a mi alrededor, me chupo el dedo gordo del pie izquierdo. Veo a mi alrededor y no veo nada además de lo que había visto igual los últimos meses: La lagañosa claridad del día. Me acurruco en mi eterna posición de feto y duermo mientras terminamos de cruzar el puente. Ya al fin de la linea, el carro para por un momento y despierto. Oigo murmurar “American”, primero mi mamá y después mi papá. “American.” Como si por conjuro mágico, la palabra nos libera de la linea. Agarramos velocidad. Y puedo sentir que nos hemos internado en otro mundo. © Jaime Herrera ***Jaime H. Herrera is currently a Professor of English at Mesa Community College. Jaime is a product of the Juárez/El Paso border, a place he holds dear and which embodies who he is, as much Mexican as American, as much Mexicano (and mexinaco) as he is estadounidense (and gringo). He is bicultural and bilingual (and speaks a good Spanglish too). He knows that the border is a space that cannot be fenced. La frontera es un espacio que no se puede cercar. He loves translation, the back and forth between the two languages. Also. he writes his own poetry in both English and Spanish and has written a novel (as of yet unpublished), tentatively titled This is not Juárez. When he dies, he wants his ashes spread right in the middle of the bridge that connects Juárez and El Paso, his ashes blowing in both directions.
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Kimberly WilliamsKimberly has been fortunate to travel to half the Spanish-speaking countries in the world by the time she was forty. As a traveler into different cultures, she has learned to listen ask questions, and seek points of connections. This page is meant to offer different points of connections between writers, words, ideas, languages, and imaginations. Thank you for visiting. Archives
October 2020
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