Por Juan Villa
Ahora que la tecnología nos permite el acceso instantáneo de las producciones cinematográficas del pasado, es preciso analizarlas para reconocer su valor histórico y el impacto en los espectadores. Anteriormente este tipo de análisis era más difícil pues el acceso al material fílmico estaba limitado. Sólo estaba disponible en cintas de 35 milímetros para proyecciones en cines, o en formatos convencionales como VHS y DVD para reproducciones en casa. En esta nueva era digital es común revivir películas en canales digitales como Youtube, Vimeo o incluso, en bibliotecas virtuales públicas y académicas donde el acceso a los archivos cinematográficos es ilimitado. Según la escritora Pilar Amador Carretero en su artículo “El cine como documento social”, existe una nueva concepción de análisis que “es posible gracias a un patrimonio cinematográfico cada vez más amplio debido a la recuperación sistemática de películas dispersas y a la restauración y reedición de obras olvidadas” (113). Amador Carretero dice que cuando se analiza la relación cine e historia, el espectador debe tener múltiples miradas pues el cine cumple la función de agente histórico. Bajo una categoría cuestionable nos encontramos con el filme Somos del otro Laredo (1977) de Ismael Rodríguez. La película se sitúa en Arizona en el año 1884 y trata de cuatro despistados bandidos que después de un robo deciden volver a México, específicamente a Nogales, Sonora. Para lograrlo, tendrán que huir de las autoridades, y enfrentarse a un grupo de mineros que los quiere atrapar para cobrar una recompensa. También tendrán que salvar a una bebé que quedó huérfana al nacer y se convertirán en sus padres adoptivos durante el trayecto a México. Los diálogos de esta película están marcados por el desacuerdo de estos personajes a la cesión mexicana ocurrida en 1848. El argumento del filme está tonificado por las puntadas de comicidad, acciones chuscas, disparates y diálogos en doble sentido de los actores y comediantes mexicanos Enrique Cuenca y Eduardo Manzano (Los Polivoces) personajes centrales del filme. La ficha técnica esta película la describe como Western. Sin embargo, sus escenas tipo sketchs o escenas cómicas cortas son comparadas con las irreverencias típicas de otros actores de la comedia mexicana como los son Cantinflas, Héctor Suárez y Maria Elena Velasco, “la India María". Bien podríamos decir que se trata de una parodia de las películas del Oeste. Pero al analizar la temática de esta película y dejando fuera las dosis de comicidad, bien pudiéramos contemplar a esta cinta con características del género del cine inmigrante e incluso subdividirla bajo la subcategoría del cine del inmigrante que retorna a su patria. Es aquí donde recae la importancia de este ensayo. Cuando se habla del cine del género inmigrante entre México y Estados Unidos, la mayoría de las películas retratan la situación de los inmigrantes que se desplazan de sur a norte en busca de un futuro mejor. Para lograrlo tienen que librar el muro fronterizo, desafiar el desierto o cruzar el Río Bravo. Sin embargo, existen algunas producciones cinematográficas donde los protagonistas tienen que hacer el viaje en sentido opuesto, es decir, de norte a sur. Los factores de estos retornos son múltiples: circunstancias sentimentales, legales, persecuciones, xenofobia o su sentido de desterritorialización. Algunos ejemplos de estos filmes son Alambrista! (1977) de Robert M. Young, Deportados (1977) de Arturo Martínez, Bajo California (1998) de Carlos Bolado, De ida y vuelta (2000) de Salvador Aguirre. Sin embargo, Somos del otro Laredo es diferente por sus escenas cómicas y por el contexto histórico de su argumento. Su objetivo es hacer reír y concientizar al espectador sobre los efectos causados por la pérdida del territorio mexicano en 1848. Sus diálogos cómicos se asemejan a los de películas tales como El mil usos 2 (1984), de Roberto G. Rivera y Ni de aquí ni de allá (1988) de María Elena Velasco (la India María). Estas producciones muestran persecuciones incoherentes, escenas cómicas, pero también con mezclas de nostalgia, la tristeza. Sobre todo, resalta el orgullo abatido causado por el retorno del inmigrante a su patria. Ya desde su título, Somos del otro Laredo nos hace pensar en el uso de frases de doble sentido del colectivo mexicano. Se puede interpretar como: “Somos del otro lado” (que la persona es originaria del lado mexicano). También, “Somos del otro Laredo” (que la persona es de Nuevo Laredo, Tamaulipas y no de Laredo, Texas) o incluso, podría tener una connotación relacionada a la comunidad LGBT al decir: “Somos del otro Laredo” (somos gays) como se utiliza en ocasiones en el lenguaje coloquial para referirse despectivamente a una persona que es gay. En la parte del argumento, Somos del otro Laredo es una película que tiene dedicatoria a un presidente mexicano. Al inicio de la cinta aparece un texto para alertar al espectador que la cinta está dedicada “irrespetuosamente” al General mexicano Antonio López de Sant Anna y lo acusan de traidor por ceder a Estados Unidos más de la mitad del territorio de la República mexicana. De manera indirecta, el texto invoca al Tratado Guadalupe-Hidalgo de 1848, documento que formaliza la entrega de estos territorios y el fin de la Guerra México- Estados Unidos (1846-1848). De esta manera desde el comienzo, la película tiene señales subversivas sin que ni siquiera el espectador haya visto la primera secuencia. Enseguida, se muestra un mapa de ambos países ilustrado un antes y un después de los territorios perdidos. Al final de este preámbulo, aparece una imagen del general Antonio López de Santa Anna. De esta manera, el espectador ha sido orientado al contexto histórico de la película. De esta manera, podemos aseverar que la película tendrá una intersección con la historia fronteriza entre México y los Estados Unidos. Podemos entonces confirmar el concepto del cine como agente histórico. La primera escena del filme muestra un estereotipado pueblo vaquero de Arizona del año 1884. Aparecen pobladores caminando por la calle principal donde se muestran los preparativos para la ejecución de un mudo acusado de robarse a un caballo. En la calle se puede apreciar gente montada a caballo, otros caminando por el pueblo, una iglesia, un banco, un hotel y la cárcel donde se encuentra el reo custodiado por el Sheriff. A través de la ventana de la cárcel, el afligido prisionero puede ver como preparan la horca para su ejecución mientras el sheriff se burla de él haciendo alarde de que es un ladrón mexicano. Todas estas escenas acompañadas por la música de un vaquero tocando una armónica. La escena cierra con la aparición de dos fugitivos de la ley: “Dinamita Manzano” y “Speedy Cuenca” (personajes interpretados por los Polivoces), por quienes se ofrece una recompensa de 500 dólares por su captura bajo los delitos de robo de ganado. También se les acusa de ser dinamiteros y de ser mexicanos. Los detalles de su búsqueda son explicados en voz en off mientras se muestran sus fotografías en un volante. Al saber que se ofrece tal cantidad por su captura, uno de los fugitivos dice: “500 dólares por mi cabeza, qué poquiteros”. De esta manera los personajes comienzan a burlarse de sí mismos y de las situaciones pertinentes a su retorno a México. El tono despectivo de los americanos hacia los mexicanos está presente en todo momento al igual que las puntadas cómicas de los actores. El sheriff se refiere al reo como un mexicano tramposo y ladrón. Al pensar que el reo lo quiere sobornar, el Sheriff le dice: “Te van a ahorcar y además si sigues con esas malas ideas te van a dar cadena perpetua o algo peor”. El reo es mudo y sólo se comunica con señas y ademanes. Irónicamente este papel es interpretado por Victor Yturbe “ El Pirulí”, un famoso cantante mexicano de la época de la década de 1980. Más tarde es rescatado de la cárcel por los fugitivos y se une al grupo para huir a México. En otra escena, la dueña de un establecimiento comercial le explica a un trabajador que el lugar donde viven ahora pertenece a Estados Unidos y que los mexicanos ya no son bienvenidos en esa región: Este pueblo ya no es de México El presidente Santa Anna lo cedió a los Estados Unidos. Ahora es ya nuestro. Me da lo mismo usar los servicios de mexicanos, indios o chinos Pero ya la gente no quiere mexicanos, sorry! Con esto queda establecido desde las primeras escenas, que el territorio entre México y Estados Unidos ha cambiado y que los mexicanos son repudiados y deben volver a su patria. En sus preparativos para el retorno a México, los fugitivos visitan a un herrero mexicano y le proponen que se una al grupo: Te traemos unos caballos pa’ que los disfraces. Son calientes, tenemos que llegar a México con ellos y tu sabes, pues esta tierra ya no es nuestra. Si señor, esto ya es un mugrero ahora por cualquier cosa mala que pasa aquí, agarran a los mexicanos y nos cuelgan Vente con nosotros, te invitamos a un bisnes” ¿Qué clase de bisnes? Pues es algo que llamamos nosotros operación desquite Así como los gringuitos se quedaron con este pedazote de tierra, ahora de regreso a nuestra patria, le vamos a dar una visitadita al banco de Tucson. Primero se quedaron con Texas, California y Nuevo México y ahora con este cachote de Sonora. Sería así como una vengancita. Vemos en estos diálogos cómo los protagonistas justifican su plan para robar el banco. También prevalece el rencor por la pérdida de los territorios tras la Guerra México- Estados Unidos (1848) y hacen referencia al terreno adicional que México perdió tras la venta de la Mesilla en 1853. El delito que planear cometer lo asimilan como una venganza hacia Estados Unidos por los territorios perdidos. Los dos fugitivos, el reo y el herrero unirán sus fuerzas para emprender la huida a México, mientras un despistado sheriff y su grupo les siguen la pista para capturarlos. Los ahora cuatro fugitivos son ayudados por un enano de raíces nativo-americanas quien se hace llamar “Pluma Verde”. En el trayecto se enfrentarán a otro grupo de delincuentes que también quieren capturarlos para cobrar la recompensa. Visitarán una casa donde encuentran a una mujer quien acaba de dar a luz a una niña. La mujer muere y los fugitivos prometen llevar a la recién nacida a México. No todos los datos históricos y geográficos de la película Somos del otro Laredo son fidedignos. De acuerdo con los diálogos, todas las situaciones de esta historia ocurren en Arizona. Desde un principio, los fugitivos tienen como objetivo huir a Nogales, Sonora. En reiteradas ocasiones ellos afirman que tienen que cruzar el Río Bravo para llegar a este destino. Observamos entonces que existe una discrepancia en el guión al establecer que la ubicación geográfica del Río Bravo se encuentra en Arizona en vez de Texas. Podemos inferir que utilizaron el nombre del Río Bravo para sobredimensionar la hazaña de cruzar esta frontera natural. Incluso, los fugitivos muestran sus desacuerdos con el nombre de éste, como lo vemos en el siguiente diálogo: Bueno, vamos a seguirle para cruzar el Río Grande Quieres decir el Río Bravo Es lo mismo Para los mexicanos no” Obras citadas Alambrista! Dir. Robert M. Young. Perf. Domingo Ambriz. Filhaus.1977. Bajo California. Dir. Carlos Bolado. Perf. Damián Alcázar. IMCINE.1998. De ida y vuelta. Dir. Salvador Aguirre. Perf. Gerardo Taracena. CCC. 2000. Deportados. Dir. Arturo Martínez. Perf. Julio Alemán. Producciones Potosí S. A. 1977. Pilar Amador Carretero. “El cine como documento social: una propuesta de análisis.” Ayer (Madrid, Spain), no. 24, 1996, pp. 113–45. El mil usos 2. Dir. Roberto G. Rivera. Perf. Héctor Suárez. Televicine. 1984. Ni de aquí ni de allá. Dir. Maria Elena Velasco. Perf. La India María. Blady Filmes 1988. Somos del otro Laredo. Dir. Ismael Rodriguez. Perf. Enrique Cuenca, Eduardo Manzano. Matela Films. 1977. Avances: https://dai.ly/x32b4bu
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March 2023
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