Por Juan Villa
Ahora que la tecnología nos permite el acceso instantáneo de las producciones cinematográficas del pasado, es preciso analizarlas para reconocer su valor histórico y el impacto en los espectadores. Anteriormente este tipo de análisis era más difícil pues el acceso al material fílmico estaba limitado. Sólo estaba disponible en cintas de 35 milímetros para proyecciones en cines, o en formatos convencionales como VHS y DVD para reproducciones en casa. En esta nueva era digital es común revivir películas en canales digitales como Youtube, Vimeo o incluso, en bibliotecas virtuales públicas y académicas donde el acceso a los archivos cinematográficos es ilimitado. Según la escritora Pilar Amador Carretero en su artículo “El cine como documento social”, existe una nueva concepción de análisis que “es posible gracias a un patrimonio cinematográfico cada vez más amplio debido a la recuperación sistemática de películas dispersas y a la restauración y reedición de obras olvidadas” (113). Amador Carretero dice que cuando se analiza la relación cine e historia, el espectador debe tener múltiples miradas pues el cine cumple la función de agente histórico. Bajo una categoría cuestionable nos encontramos con el filme Somos del otro Laredo (1977) de Ismael Rodríguez. La película se sitúa en Arizona en el año 1884 y trata de cuatro despistados bandidos que después de un robo deciden volver a México, específicamente a Nogales, Sonora. Para lograrlo, tendrán que huir de las autoridades, y enfrentarse a un grupo de mineros que los quiere atrapar para cobrar una recompensa. También tendrán que salvar a una bebé que quedó huérfana al nacer y se convertirán en sus padres adoptivos durante el trayecto a México. Los diálogos de esta película están marcados por el desacuerdo de estos personajes a la cesión mexicana ocurrida en 1848. El argumento del filme está tonificado por las puntadas de comicidad, acciones chuscas, disparates y diálogos en doble sentido de los actores y comediantes mexicanos Enrique Cuenca y Eduardo Manzano (Los Polivoces) personajes centrales del filme. La ficha técnica esta película la describe como Western. Sin embargo, sus escenas tipo sketchs o escenas cómicas cortas son comparadas con las irreverencias típicas de otros actores de la comedia mexicana como los son Cantinflas, Héctor Suárez y Maria Elena Velasco, “la India María". Bien podríamos decir que se trata de una parodia de las películas del Oeste. Pero al analizar la temática de esta película y dejando fuera las dosis de comicidad, bien pudiéramos contemplar a esta cinta con características del género del cine inmigrante e incluso subdividirla bajo la subcategoría del cine del inmigrante que retorna a su patria. Es aquí donde recae la importancia de este ensayo. Cuando se habla del cine del género inmigrante entre México y Estados Unidos, la mayoría de las películas retratan la situación de los inmigrantes que se desplazan de sur a norte en busca de un futuro mejor. Para lograrlo tienen que librar el muro fronterizo, desafiar el desierto o cruzar el Río Bravo. Sin embargo, existen algunas producciones cinematográficas donde los protagonistas tienen que hacer el viaje en sentido opuesto, es decir, de norte a sur. Los factores de estos retornos son múltiples: circunstancias sentimentales, legales, persecuciones, xenofobia o su sentido de desterritorialización. Algunos ejemplos de estos filmes son Alambrista! (1977) de Robert M. Young, Deportados (1977) de Arturo Martínez, Bajo California (1998) de Carlos Bolado, De ida y vuelta (2000) de Salvador Aguirre. Sin embargo, Somos del otro Laredo es diferente por sus escenas cómicas y por el contexto histórico de su argumento. Su objetivo es hacer reír y concientizar al espectador sobre los efectos causados por la pérdida del territorio mexicano en 1848. Sus diálogos cómicos se asemejan a los de películas tales como El mil usos 2 (1984), de Roberto G. Rivera y Ni de aquí ni de allá (1988) de María Elena Velasco (la India María). Estas producciones muestran persecuciones incoherentes, escenas cómicas, pero también con mezclas de nostalgia, la tristeza. Sobre todo, resalta el orgullo abatido causado por el retorno del inmigrante a su patria. Ya desde su título, Somos del otro Laredo nos hace pensar en el uso de frases de doble sentido del colectivo mexicano. Se puede interpretar como: “Somos del otro lado” (que la persona es originaria del lado mexicano). También, “Somos del otro Laredo” (que la persona es de Nuevo Laredo, Tamaulipas y no de Laredo, Texas) o incluso, podría tener una connotación relacionada a la comunidad LGBT al decir: “Somos del otro Laredo” (somos gays) como se utiliza en ocasiones en el lenguaje coloquial para referirse despectivamente a una persona que es gay. En la parte del argumento, Somos del otro Laredo es una película que tiene dedicatoria a un presidente mexicano. Al inicio de la cinta aparece un texto para alertar al espectador que la cinta está dedicada “irrespetuosamente” al General mexicano Antonio López de Sant Anna y lo acusan de traidor por ceder a Estados Unidos más de la mitad del territorio de la República mexicana. De manera indirecta, el texto invoca al Tratado Guadalupe-Hidalgo de 1848, documento que formaliza la entrega de estos territorios y el fin de la Guerra México- Estados Unidos (1846-1848). De esta manera desde el comienzo, la película tiene señales subversivas sin que ni siquiera el espectador haya visto la primera secuencia. Enseguida, se muestra un mapa de ambos países ilustrado un antes y un después de los territorios perdidos. Al final de este preámbulo, aparece una imagen del general Antonio López de Santa Anna. De esta manera, el espectador ha sido orientado al contexto histórico de la película. De esta manera, podemos aseverar que la película tendrá una intersección con la historia fronteriza entre México y los Estados Unidos. Podemos entonces confirmar el concepto del cine como agente histórico. La primera escena del filme muestra un estereotipado pueblo vaquero de Arizona del año 1884. Aparecen pobladores caminando por la calle principal donde se muestran los preparativos para la ejecución de un mudo acusado de robarse a un caballo. En la calle se puede apreciar gente montada a caballo, otros caminando por el pueblo, una iglesia, un banco, un hotel y la cárcel donde se encuentra el reo custodiado por el Sheriff. A través de la ventana de la cárcel, el afligido prisionero puede ver como preparan la horca para su ejecución mientras el sheriff se burla de él haciendo alarde de que es un ladrón mexicano. Todas estas escenas acompañadas por la música de un vaquero tocando una armónica. La escena cierra con la aparición de dos fugitivos de la ley: “Dinamita Manzano” y “Speedy Cuenca” (personajes interpretados por los Polivoces), por quienes se ofrece una recompensa de 500 dólares por su captura bajo los delitos de robo de ganado. También se les acusa de ser dinamiteros y de ser mexicanos. Los detalles de su búsqueda son explicados en voz en off mientras se muestran sus fotografías en un volante. Al saber que se ofrece tal cantidad por su captura, uno de los fugitivos dice: “500 dólares por mi cabeza, qué poquiteros”. De esta manera los personajes comienzan a burlarse de sí mismos y de las situaciones pertinentes a su retorno a México. El tono despectivo de los americanos hacia los mexicanos está presente en todo momento al igual que las puntadas cómicas de los actores. El sheriff se refiere al reo como un mexicano tramposo y ladrón. Al pensar que el reo lo quiere sobornar, el Sheriff le dice: “Te van a ahorcar y además si sigues con esas malas ideas te van a dar cadena perpetua o algo peor”. El reo es mudo y sólo se comunica con señas y ademanes. Irónicamente este papel es interpretado por Victor Yturbe “ El Pirulí”, un famoso cantante mexicano de la época de la década de 1980. Más tarde es rescatado de la cárcel por los fugitivos y se une al grupo para huir a México. En otra escena, la dueña de un establecimiento comercial le explica a un trabajador que el lugar donde viven ahora pertenece a Estados Unidos y que los mexicanos ya no son bienvenidos en esa región: Este pueblo ya no es de México El presidente Santa Anna lo cedió a los Estados Unidos. Ahora es ya nuestro. Me da lo mismo usar los servicios de mexicanos, indios o chinos Pero ya la gente no quiere mexicanos, sorry! Con esto queda establecido desde las primeras escenas, que el territorio entre México y Estados Unidos ha cambiado y que los mexicanos son repudiados y deben volver a su patria. En sus preparativos para el retorno a México, los fugitivos visitan a un herrero mexicano y le proponen que se una al grupo: Te traemos unos caballos pa’ que los disfraces. Son calientes, tenemos que llegar a México con ellos y tu sabes, pues esta tierra ya no es nuestra. Si señor, esto ya es un mugrero ahora por cualquier cosa mala que pasa aquí, agarran a los mexicanos y nos cuelgan Vente con nosotros, te invitamos a un bisnes” ¿Qué clase de bisnes? Pues es algo que llamamos nosotros operación desquite Así como los gringuitos se quedaron con este pedazote de tierra, ahora de regreso a nuestra patria, le vamos a dar una visitadita al banco de Tucson. Primero se quedaron con Texas, California y Nuevo México y ahora con este cachote de Sonora. Sería así como una vengancita. Vemos en estos diálogos cómo los protagonistas justifican su plan para robar el banco. También prevalece el rencor por la pérdida de los territorios tras la Guerra México- Estados Unidos (1848) y hacen referencia al terreno adicional que México perdió tras la venta de la Mesilla en 1853. El delito que planear cometer lo asimilan como una venganza hacia Estados Unidos por los territorios perdidos. Los dos fugitivos, el reo y el herrero unirán sus fuerzas para emprender la huida a México, mientras un despistado sheriff y su grupo les siguen la pista para capturarlos. Los ahora cuatro fugitivos son ayudados por un enano de raíces nativo-americanas quien se hace llamar “Pluma Verde”. En el trayecto se enfrentarán a otro grupo de delincuentes que también quieren capturarlos para cobrar la recompensa. Visitarán una casa donde encuentran a una mujer quien acaba de dar a luz a una niña. La mujer muere y los fugitivos prometen llevar a la recién nacida a México. No todos los datos históricos y geográficos de la película Somos del otro Laredo son fidedignos. De acuerdo con los diálogos, todas las situaciones de esta historia ocurren en Arizona. Desde un principio, los fugitivos tienen como objetivo huir a Nogales, Sonora. En reiteradas ocasiones ellos afirman que tienen que cruzar el Río Bravo para llegar a este destino. Observamos entonces que existe una discrepancia en el guión al establecer que la ubicación geográfica del Río Bravo se encuentra en Arizona en vez de Texas. Podemos inferir que utilizaron el nombre del Río Bravo para sobredimensionar la hazaña de cruzar esta frontera natural. Incluso, los fugitivos muestran sus desacuerdos con el nombre de éste, como lo vemos en el siguiente diálogo: Bueno, vamos a seguirle para cruzar el Río Grande Quieres decir el Río Bravo Es lo mismo Para los mexicanos no” Obras citadas Alambrista! Dir. Robert M. Young. Perf. Domingo Ambriz. Filhaus.1977. Bajo California. Dir. Carlos Bolado. Perf. Damián Alcázar. IMCINE.1998. De ida y vuelta. Dir. Salvador Aguirre. Perf. Gerardo Taracena. CCC. 2000. Deportados. Dir. Arturo Martínez. Perf. Julio Alemán. Producciones Potosí S. A. 1977. Pilar Amador Carretero. “El cine como documento social: una propuesta de análisis.” Ayer (Madrid, Spain), no. 24, 1996, pp. 113–45. El mil usos 2. Dir. Roberto G. Rivera. Perf. Héctor Suárez. Televicine. 1984. Ni de aquí ni de allá. Dir. Maria Elena Velasco. Perf. La India María. Blady Filmes 1988. Somos del otro Laredo. Dir. Ismael Rodriguez. Perf. Enrique Cuenca, Eduardo Manzano. Matela Films. 1977. Avances: https://dai.ly/x32b4bu
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Por Alfredo Hernández
Es posible que hayas escuchado sobre el pueblo de Allende en Coahuila a través de las noticias, pero es muy probable que no sepas a qué me refiero. Hasta hace unos días yo no tenía idea alguna de la masacre que había ocurrido en este lugar a manos del cártel Los Zetas. Esto se debe a que el gobierno mexicano ha tratado de ocultar lo sucedido en Allende. Me sorprende el hecho que las autoridades estadounidenses hayan culpado tanto al Z-40 (Miguel Treviño Morales) como al Z-42 (Omar Treviño Morales) por la masacre ocurrida en este pueblo. Sin embargo, las autoridades mexicanas no los han culpado sobre ese crimen cometido. Este último dato me causa impacto, mas no me sorprende ya que a través de la historia la misma policía mexicana se ha visto involucrada con el narcotráfico. Pero no quiero hablar sobre la corrupción policiaca en México, sino que es recomendable un serie el cual postula de manera interesante de la representación de la matanza en Allende, a la serie que me refiero es Somos. Me topé con esta serie hace un par de semanas cuando leía un artículo publicado por Cine Coolto titulado “Somos: los verdaderos protagonistas de la historia”. Me llamó la atención que hubiera una serie ficticia con elementos históricos no tan populares sobre el narcotráfico, ya que últimamente he estado viendo documentales sobre el tema. Somos, es una serie original de Netflix, creada por James Schamus, dirigida por Álvaro Curiel y Mariana Chenillo y con guion de Monika Revilla. Se compone de seis episodios que narran los acontecimientos sucedidos en el pueblo de Allende. Cada episodio se adentra en las vidas cotidianas de los personajes. Al final, como espectadores nos enteramos que serán las víctimas de una masacre. Al adentrarse a la vida cotidiana de los personajes, se les da un nombre, una identidad a las víctimas. Cuando se habla del narcotráfico siempre se habla de estadísticas, los muertos son solo números, dejan de ser familiares, amigos, parejas o conocidos. El propósito de esta serie es dar visibilidad a aquellas personas que desaparecieron durante la masacre de Allende. El nombre que le dan a esta serie es muy pertinente porque engloba dos cosas; como pueblo mexicano somos cómplices ya sea implícita o explícitamente del narcotráfico, esto ya sea porque conocemos a alguien que vende o consume drogas. Por otro lado, como comunidad somos víctimas de la violencia ocasionada por la Guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón o las guerras entre cárteles por el control de plazas. Pareciera que no tenemos escapatoria como pueblo mexicano de este problema. La serie parte de las investigaciones hechas por la reportera Ginger Thompson* ganadora del Pulitzer y por Segio Arguayo Quezada**. Hay diferentes elementos fidedignos que parten de testimonios de familiares que fueron afectados por el narcotráfico. En las investigaciones los eventos no son cronológicos, se componen de anécdotas de los familiares de las víctimas. Sin embargo, a través de la serie estos eventos se plantean de manera cronológica creando una narrativa fácil de seguir para el espectador. Elementos como: el involucramiento de la policía con el narcotráfico, la culpabilidad de la DEA en la masacre, los motivos que llevaron a que la masacre ocurriera. Popr el contrario, se presentan las víctimas: los bomberos, veterinarios, rancheros, familias enteras, destrucción de casas y secuestros de personas. Somos es una serie que nos representa. Que resalta a un pueblo vulnerable, en la cual los sistemas de protección son cómplices de la violencia que se desata en México. Somos les da voz a las víctimas de tan horrenda masacre. De igual manera, Somos hace una denuncia y devela una masacre que parece ser olvidada. *“How the U.S. Triggered a Massacre in México” https://www.propublica.org/article/allende-zetas-cartel-massacre-and-the-us-dea **“Desamparo: Los Zetas, el Estado, la sociedad y las víctimas de San Fernando, Tamaulipas (2010), y Allende Coahuila (2011)” (2016). Por Alfredo Hernández
La temática sobre la inmigración ilegal está muy presente en la vida de los estadounidenses. Esto se debe a que las noticias sobre el tema bombardean a los televidentes y usuarios de redes sociales. Debido a que la inmigración es un tema muy controversial, la conversación sobre tal, ha contribuido a un clima de hostilidad hacia inmigrantes (aquellos que pertenecen a grupos minoritarios) dentro de los Estados Unidos. Es la retórica de inmigración ilegal la premisa del filme Culture Shock (2019) dirigido por la joven cineasta chicana Gigi Saúl Guerrero. Esta cinta es parte de una antología de cine de horror para presentar temas sociopolíticos llamada Into the Dark, producida por la plataforma de transmisión en línea Hulu. Culture Shock fue publicada el cuatro de julio, con el propósito de contradecir la celebración, criticando que, pese a que se celebra la libertad dentro de Estados Unidos en ese día, hay mucha gente que no es libre dentro de este país — específicamente los inmigrantes ilegales. El filme hace una crítica hacia las diferentes soluciones que los gobernantes han propuesto para evitar el flujo migratorio, como lo es el muro fronterizo o los centros de detención de menores de edad. De igual modo, la cinta retoma de manera experimental y exacerba el discurso de la asimilación. Esta exageración, aunque se apega a la realidad discursiva, se desprende del elemento del horror y le da esencia al filme. La trama se desarrolla en la historia de Marisol (Martha Higareda) una joven mexicana embarazada, quien en su segundo intento de cruzar a los Estados Unidos ilegalmente, es capturada y llevada a un centro de rehabilitación para inmigrantes donde se experimenta un piloto de asimilación para “ayudarles” a adaptarse a la cultura estadounidense. En este experimento, los inmigrantes ilegales son adentrados a un simulacro de vida a través de la realidad virtual. He aquí donde el encargado, George Atwood (Creed Bratton), pretende crear una solución al “problema” migratorio. Su solución es capturar inmigrantes y someterlos a vivir dentro de un continuo simulacro del sueño americano, el cual es una fantasía donde todo es perfecto, apegándose a su ilustración discursiva. Asimismo, su ayudante Thomas (Shawn Ashmore) ve este proyecto como un escalón de asimilación para los inmigrantes antes de adentrarse a vivir en los Estados Unidos. Por un lado, el doctor Atwood representa el discurso antiinmigrante dominante, donde los inmigrantes no son vistos como humanos, y por el otro, Thomas representa el discurso que acepta de manera pasiva a los inmigrantes, es decir, el inmigrante es aceptado solamente si se asimila a la nueva cultura. Como buen filme migratorio Culture Shock se apega al prototipo de esta narrativa. La cinta se divide en dos partes; la primera presenta el proceso migratorio y los diferentes tipos de inmigrantes que se embarcan en esta travesía, y también se enfoca en develar los procesos migratorios. Esta primera parte se resalta una realidad verosímil sobre la ilegalidad migratoria, así resaltando el horror como parte de la vida cotidiana del migrante. La segunda parte toma lugar en una comunidad llamada Cape Joy donde todo es paz y armonía. La comunidad está compuesta por miembros de diferentes razas: caucásicos, afroamericanos y latinos, los cuales interactúan bajo un imaginario idóneo que conforma el sueño americano. Pero es ese imaginario el que produce horror, es decir, el referente de orden se deriva desde una estética antinatural de felicidad y pulcritud donde los personajes actúan como robots, en una sociedad “perfecta”. Mediante el uso de diferentes ángulos cinematográficos, como el close-up a bocas y ojos, se resalta lo grotesco de los personajes y genera horror hacia el espectador, para poder resaltar lo ilógico del imaginario del sueño americano que el experimento propone. Culture Shock es parte de la nueva corriente de filmes — los cuales usan el horror para presentar temas sociopolíticos — como lo es el de la inmigración. De acuerdo a la directora, durante estos años el horror, es una buena herramienta para presentar estos temas ya que el mundo real está lleno de horror. El filme contribuye a la conversación del tema de inmigración ilegal exponiéndolo a un público diverso debido a su accesibilidad, y el horror es un plus, algo diferente, que suele ser inusual para este tipo de temática. Por Alfredo Hernández
Para esta ocasión me gustaría reseñar el largometraje Icebox (2018) dirigida por Daniel Sawka. Ya hace un año que me interesé por el cine sobre migración, especialmente el cine contemporáneo el cual retoma la trama de viaje (por lo general el personaje principal se ve forzado a dejar su país de origen y se embarca en una odisea hacia los Estados Unidos) donde diferentes eventos desenmascaran la falsa retórica del sueño americano. Este nuevo cine migratorio pone en tela de juicio el final feliz, y a través de la trama se plantea una desestabilidad del inmigrante dentro de Los Estados Unidos donde su futuro en este país queda ambiguo. Aunque la temática de migración se presenta ficcionalizada, logra un valor empático ante el espectador. El cine migratorio contemporáneo lleva a que el espectador se incomode viendo escenas de violencia, pobreza extrema, abusos de autoridad y hasta racismo, de esta manera las imágenes visuales sirven como instrumento por el cual las experiencias vividas por grupos marginales son representadas provocando que el espectador cree un enlace empático no solo con los personajes, pero con las personas que están siendo representadas. Algunos largometrajes proponen una nueva postura sobre la migración, negando ese final feliz como, por ejemplo, Bajo la misma luna (2006), La jaula de oro (2013), Desierto (2015) Lupe bajo el sol (2016), Soy Nero (2016), Icebox (2016), Los lobos (2018), Culture Shock (2019), Ya no estoy aquí (2019) y Sin señas particulares (2020). Todos estos largometrajes adentran a los espectadores a un trasfondo complejo sobre los movimientos migratorios. La violencia y la miseria como consecuencias del neoliberalismo han facilitado que los directores de estas cintas puedan enmarcar una realidad migratoria contemporánea más fidedigna. Icebox abre con una escena de violencia para establecer los factores de empuje. Óscar (Anthony González) un niño de 12 años es forzado a recibir un tatuaje por miembros de la Mara Salvatrucha. Ese tatuaje marca el destino de Óscar debido al valor simbólico de lo marcado, si estás marcado, automáticamente eres asociado al grupo criminal y a la criminalidad en sí sin importar las circunstancias del tatuaje, en el caso Óscar, el tatuaje fue forzado y no por decisión propia. Debido a este tatuaje, sus padres lo mandan a Los Estados Unidos con uno de sus tíos para que sea protegido de repercusiones de los miembros de la Mara. A través del viaje se enfrenta a varios problemas: abandono en el desierto fronterizo por los coyotes, ser capturado por los agentes migratorios, encarcelamiento en los centros de detención fronterizos (este encarcelamiento hace referencia al nombre de la cinta; las noches son heladas como si estuvieran en una nevera) y negación al asilo político. A través del viaje, Daniel Sawka focaliza ciertos objetos y lugares para enfatizar que el niño migrante no puede disfrutar de su niñez. Esta se ve terminada prematuramente debido a la criminalidad que enfrentan en sus países de origen. Aunque esta cinta puede ser vista como un collage visual de titulares noticieros, como es el caso del encarcelamiento de niños en centros de detención, la creación de una imagen falsa sobre el trato de los niños dentro de estos centros, o la litigación de su propio caso llevado a cabo por niños, es de gran importancia resaltar que Icebox desmiente a través de la trama la construcción de hechos selectivos o como los llama Kellyanne Conway la ex-consejera del presidente de los Estados Unidos, “hechos alternativos”. Son estos hechos alternativos los cuales aquellos que se oponen a la inmigración usan para justificar su negación a la realidad migratoria. Por lo general esta postura parte de un razonamiento de perspectiva apoyado por el libre albedrío de Immanuel Kant, la cual sigue el siguiente razonamiento: si yo o las personas que conozco lo pueden hacer, por qué otras personas no pueden, si estas personas no pueden, es por decisión propia. Es por eso que aquellas personas que apoyan la inmigración siempre y cuando sea legal, hacen referencia a sus antepasados como ejemplo de que es posible migrar legalmente, pero en estos ejemplos olvidan que a través de la historia se han creado leyes que han facilitado la inmigración de personas blancas hacia los Estados Unidos y estas mismas leyes han complicado el proceso migratorio para personas que no son blancas, como resalta Aviva Chomsky. De esta manera los ejemplos usados por las personas que apoyan la migración legal establecen sus propias realidades, lo cual omite la realidad de otras personas. Para ejemplificar lo anterior, es preciso usar algunas escenas de Icebox las cuales son la tesis principal de la película. Aunque es posible hacer diferentes interpretaciones sobre este largometraje tales como: los centros de detención en las ciudades fronterizas para niños son muy buenos; les dan comida a los niños, los niños pueden hablar por teléfono todos los días con sus familiares o hay un sistema legal muy bueno que le da la posibilidad a cualquier inmigrante en recibir un proceso legal, estas interpretaciones pueden ser posibles si omitimos la trama de la película o si se omite que hay niños abogando por sí solos sus propios casos frente a un juez estadounidense. Como se mencionó anteriormente la primera escena es de gran importancia para entender la complejidad de los movimientos migratorios. El tatuaje que lleva Óscar va a ser de gran importancia ya que la marca se vuelve sinónimo de su ser, un criminal. Si no se omite que el tatuaje se le fue impuesto, Óscar siempre va a ser un criminal haya o no haya cometido actos delictivos, aunque exista la probabilidad de que haya sido obligado a delinquir. En las últimas escenas, Óscar se encuentra en una corte estadounidense pidiendo asilo político. Para pedir asilo político él menciona que tuvo que huir porque su vida corría peligro en Honduras debido a la violencia de MS-13. Sin embargo, al ser cuestionado por sus actos criminales, los diferentes eventos traumáticos no solo de sus vivencias en Honduras, pero el viaje en sí, lo llevan al rompimiento emocional manifestando su frustración actuando agresivamente frente al juez. Los audífonos que usa para que le traduzcan la información que el juez dice, los tira varias veces y empieza a llorar. La negación del asilo político se basa en hechos selectivos, es decir, el hecho de que Óscar no conteste a las preguntas y actúe agresivamente, lleva al juez a asumir que estuvo involucrado en actos criminales. El juez asume que hay una verdad omitida, y la realidad que el juez acepta es construida con la poca información que sabe, el trasfondo de Óscar no tiene importancia, lo que importa es lo que se puede ver a simple vista. Si no se entienden las razones por las cuales las personas deciden dejar su país de origen, es muy fácil decir que se apoya la migración legal, de igual modo el omitir la complejidad migratoria facilita decir que los inmigrantes que entran a Los Estados Unidos son criminales. Aunque la trama de esta película es ficcionalizada, hay un trasfondo muy importante que tiene que ser entendido, existe una complejidad en los movimientos migratorios dentro de los cuales, aquéllos que abogan por la creación de un muro fronterizo suelen omitir. Si basamos nuestra vida en hechos selectivos sustentados en la perspectiva que nos rodea, nuestros argumentos siempre serán “correctos”. Mientras ven Icebox les propongo reflexionar sobre su propia postura sobre a inmigración, y si tienen una visión construida por hechos selectivos, espero que les haga cambiar de opinión. Por Alfredo Herrnández Cuando primero recibí el puesto de editor en esta revista se me pidió que buscara información sobre la pandemia en el cine latinoamericano. En mi búsqueda sobresalieron dos filmes; Infección (2019) del venezolano Flavio Pedota, quien retoma la trama del apocalipsis de zombi para retratar la incompetencia gubernamental en tiempos de crisis, y la cinta Murciélagos (2020) filmada y producida durante la cuarentena en Argentina. Esta película relata la vida de diferentes individuos en confinamiento social tratando de sobrevivir la pandemia. Para poder crear un escenario más fidedigno, la película es grabada en primera persona, parece que los actores son los mismos camarógrafos debido a que se mimetizan video llamadas en teléfonos o en computadoras. Esta técnica cinematográfica fue establecida por el género de horror en filmes como El proyecto de la bruja de Blair (1991), Actividad Paranormal (2007), Rec (2007) o más recientemente Unfriended (2014). Entonces, hay una relación entre esta técnica y el género del horror, esto puede explicar una estética en el cine hecho durante esta época de pandemia el cual plasma el horror presente en la vida diaria de todos nosotros durante esta cuarentena. Es por esto, que me gustaría recomendar el seriado Social Distance producido por Netflix a todos aquellos que leen estas palabras. Me gustaría plantear que lo que estamos viviendo hoy en día ha quebrantado con el imaginario que teníamos sobre las pandemias establecidas por el cine de Hollywood. El horror en esas películas por lo general se da en los elementos gore, en el constante intento de supervivencia en un mundo caótico, apocalíptico asechado por zombis. Aunque durante esta pandemia se ha demostrado que las personas están en una constante batalla de supervivencia, este acontecimiento ha develado que el horror en sí se manifiesta en nuestras vivencias diarias dentro del confinamiento social. El constante temor a estar infectado, el desempleo, morir solo en un hospital, el alejamiento de seres queridos, el alcoholismo o la soledad se han vuelto un horror que se ha adentrado en nuestras vidas. Para que estos eventos cobren valor horrífico tienen que ser visto a través del televisor, es decir, cada uno de nosotros estamos enfrentándonos a diferentes problemas ocasionados por la pandemia, pero se han vuelto una rutina y no se presentan como problemas, al contrario, son vistos como una norma de la vida actual. Sin embargo, al verlo a través de la pantalla se exteriorizan estos problemas que enfrentamos y nos puede generar un shock. Este shock se genera al ver el seriado Social Distance. Social Distance se compone de ocho episodios diferentes y cada uno retoma una vivencia y una perspectiva diferente sobre la pandemia. Es necesario resaltar dos cosas sobre este seriado; primero, hay una diversidad multicultural, hay personajes no solo de diferentes culturas, sino también hay diversidad racial, de edad y género. Segundo, los personajes son de clase social media y media alta, es necesario que los personajes tengan esta posición social para facilitar el uso de las tecnologías como herramientas cinematográficas. Al usar esta diversidad ya se plantea un rompimiento con el tipo de personajes en películas de Hollywood sobre pandemias. Aunque cada episodio se desenvuelve de manera diferente, todos los episodios se centran en resaltar los diferentes efectos psicológicos y las diferentes problemáticas que cada individuo o familias están enfrentando durante la pandemia. El primer episodio titulado “Delete all future events” adentra al espectador a la vida de un barbero el cual ha perdido su negocio y se encuentra en un encierro que lo ha llevado a la soledad y al alcoholismo. La primera toma adentra al espectador a una pantalla de video llamada donde hay muchas personas escuchando hablar al personaje principal Ike (Mike Colter), de ahí, hay una focalización a Ike y el espectador se da cuenta que la toma es hecha por la cámara de una computadora. Es a partir de ahí que el espectador se adentra a la vida de este personaje a través de videollamadas, ya que todo tipo de comunicación entre Ike y sus amigos es a través de dispositivos electrónicos. Es mediante esta técnica cinematográfica que el espectador puede experimentar el horror en el que vive el personaje; la soledad y su batalla con el alcoholismo, así, exteriorizando la vida del mismo espectador que se puede ver identificado con la vida del personaje. El seriado es bueno en cuestiones estéticas ya que se implementan nuevas tecnologías como vías de interacción entre los personajes y el espectador para mimetizar la realidad que estamos viviendo. Los personajes se comunican a través de plataformas como Zoom, Instagram, sistemas de vigilancia como Wyze o Nest, y son estas tecnologías que son incorporadas para ver el mundo fuera de nuestro confinamiento, pero dentro del confinamiento de otras personas. Puedo tomarme el tiempo y explicar cada episodio, pero estas explicaciones no generarían el sentimiento de afecto que ocasiona el seriado al verlo. Pero puedo mencionar que cada episodio de veinte minutos logra dar un panorama de algunos problemas que todos o casi todos estamos viviendo o hemos vivido durante la cuarentena; la muerte de un familiar y no poder hacer un funeral digno, el tener que trabajar y no saber con quién dejar a nuestros hijos, el presenciar el COVID-19 en una persona amada y no saber cómo decírselo a tu hijo, conflictos de ideas entre parejas o jefes en el trabajo. Cada uno de estos episodios toma un valor artístico por el uso de dispositivos electrónicos, la tecnología se vuelve nuestro aliado (en cuestiones de trabajo, de entretenimiento o satisfacer deseos de consumo), pero al mismo tiempo se vuelve cómplice de nuestras tragedias que ha generado COVID-19. La herramienta cinematográfica que han usado los directores del género de terror es retomada por los directores en cada episodio de este seriado para plasmar un horror diferente, el cual está en nuestras propias vidas la cual ha sido afectada implícitamente o explícitamente por esta pandemia. Trailer: Por Alfredo Hernández
Mientras miraba el filme Soy Nero (2016) dirigida por Rafi Pitts recordé la controversia que ocasionó Colin Kaepernick al arrodillarse durante la ceremonia del himno nacional durante un juego de fútbol americano en el 2016. Kaepernick recalcó que su acto fue una protesta a la violencia provocada por policías hacia los miembros de la comunidad afroamericana dentro de los Estados Unidos. Aunque hubo gente que apoyó la acción de Kaepernick hubo muchos- especialmente conservadores- que protestaron al arrodillamiento. Es entendible que este acto creara una reacción negativa ante el público debido a que los himnos nacionales son un emblema nacionalista y cualquier acto que no siga la norma, puede ser interpretado como irrespetuoso. Sin embargo, Kaepernick afirmó que su propósito no era ser irrespetuoso hacia lo que representa el himno nacional y la bandera. El argumento de aquellos disgustados por el acto de Kaepernick se fundó en el ímpetu nacionalista estadounidense, para ellos, esto significó un acto de agravio hacia la milicia, un ataque a la bandera y un ataque a aquéllos que han sacrificado su vida para mantener viva la libertad estadounidense. Es muy curioso que aquéllos disgustados por la acción de Kaepernick se refugiaran en una discursiva falsa, o de simulacro, la cual pretende alabar y respetar las fuerzas armadas. A través de la historia se ha visto cómo el veterano de guerra de los Estados Unidos ha sido olvidado después de servir, y más aún cuando el veterano regresa mutilado o con traumas. Dentro del imaginario heroico del soldado, éste no puede ser un individuo abyecto. También, se ha visto como miles de veteranos han sido deportados después de servir a su país. Pero el halago nacionalista es solo un simulacro ya que el país en sí está dispuesto a negar la ayuda o la compasión al veterano abyecto. Por lo tanto, el militar es solo un emblema que satisface las discursividades nacionalistas, pero no se manifiestan en el cuidado y asistencia hacia el militar. Pareciera que su símbolo puede ser manipulado para el beneficio de unos cuantos, pero el individuo en sí, puede ser desechado cuando ya no está en uso. Este es el tema que retoma el filme Soy Nero del director Rafi Pitts. Este largometraje se encarga de desmitificar la alabanza hacia el militar, así resaltando un tema común en el filme contemporáneo sobre inmigración; la presentación cruda y real de un no sueño americano. El filme comienza con Nero interpretado por Johnny Ortiz intentando cruzar la frontera ilegalmente. En lo que parece su primer intento es interceptado y por consiguiente detenido por la patrulla fronteriza donde es interrogado. Pese a que su inglés es casi perfecto y dice que es del este de Los Ángeles, los agentes migratorios lo toman como loco y lo deportan. En su segundo intento logra cruzar. Es a partir del cruce fronterizo cuando empieza a desenvolverse la trama de la cinta. El filme adentra al espectador a tres espacios diferentes. El primer espacio es un carro donde Nero viaja con un hombre quien decide darle un “aventón” hacia Los Ángeles. Las conversaciones dentro de ese espacio, al igual que la presencia de una niña como acompañante del hombre que conduce, crean una atmósfera de tensión no solo en los personajes sino en el espectador. El segundo espacio que se presenta es Beverly Hills donde el hermano de Nero trabaja como mozo de personas ricas. En este espacio el hermano se hace pasar como rico haciéndole creer a Nero que es dueño de una mansión. Dentro de este espacio se genera otro tipo de tensión creado entre Nero y la pareja del hermano. Los diálogos y la suspensión de eventos hacen que el espectador espere algo que no va a pasar, como un encuentro amoroso entre Nero y la pareja de su hermano. El tercer espacio se describe como “no man’s land” o tierra de nadie. La incorporación de personajes con turbas y de soldados norteamericanos resguardando la entrada a un lugar ayudan a concluir que es un lugar en el medio oriente. Similar a otros espacios, dentro de éste hay tensión provocada por la espera de un ataque en contra de los soldados estadounidenses. En esta ocasión el evento trágico que se espera, pasa. La tensión producida dentro de este espacio parece que va a terminar cuando se ve a Nero como el único sobreviviente de la emboscada. El sentimiento de satisfacción por parte del espectador se manifiesta cuando Nero ve un camión patrullero de la armada estadounidense. La tensión generada en todo el filme hacia el espectador parece terminar, y se predice un final feliz, un final de Cenicienta. Pero es el evento del encuentro lo que culmina la tensión del filme completamente, ya que es un evento irónico. Nero es arrestado por sus propios compañeros quienes le niegan su pertenencia al grupo militar. Este evento es una culminación irónica debido a que Nero tiene el sueño de convertirse en militar para poder recibir la ciudadanía, pero no lo logra, porque ante el imaginario estadounidense él sigue siendo un ilegal. En cuestiones legales hay varios elementos que hay que diseminar. Aunque el inmigrante puede ser parte de la milicia en Estados Unidos, solamente el inmigrante legal puede inscribirse. Aquellas personas que son ilegales no tienen la oportunidad de ser parte de las fuerzas armadas estadounidenses. En recientes años se ha tratado de pasar reformas para darle a los Dreamers la oportunidad de inscribirse en las filas militares para poder recibir residencia, sin embargo, estas reformas no han pasado. Por otro lado, en el 2009 se creó el programa Military Accession Vital to the National Interest (MAVNI) donde se permitió a aquellos inmigrantes legales a servir como militares con la recompensa de recibir la ciudadanía. Lamentablemente se ha visto todo lo contrario, las personas que han servido a las fuerzas armadas se le ha negado la oportunidad de naturalizarse. El filme pone en evidencia que aquel individuo que sacrifique su vida por los Estados Unidos se convierte en un ciudadano más, solamente si muere como pasó con el padre de Nero, quien se metió a la milicia para facilitar su camino a la ciudadanía, sin embargo, murió en batalla. Basado en la realidad legal, no había manera de que el padre de Nero fuera a recibir la oportunidad de ser ciudadano o convertirse en un individuo legal en los Estados Unidos dado su estatus ilegal. Empero, la única manera de pertenecer era sacrificando su vida. Debido a que Nero no muere como un héroe militar, se queda como un ilegal más. Es importante resaltar que los reclutadores usan diferentes estrategias monetarias para reclutar a jóvenes, especialmente de comunidades pobres. También se ha visto que los reclutadores han prometido a inmigrantes a formar parte de la militar para poder recibir la ciudadanía, lo cual es una mentira ya que muy pocas personas son aceptadas para recibir este privilegio. Un patrón que he mirado en el cine contemporáneo sobre el cine de inmigración es la desmitificación del sueño americano, como lo hace este filme, Lupe bajo el sol (Rodrigo Reyes) o Los lobos (Samuel Kishi). Raffi Pitts usa personajes reales, personajes que no generan un tipo de empatía o conexión con el espectador. Los personajes no son aquellos a los que está acostumbrado el espectador, todos los personajes parecen que ocultan algo, sus acciones son unas, pero generan incertidumbre. Como espectador no puedes confiar en lo que los personajes dicen. Es por eso que el filme crea una atmósfera de tensión a través de la trama. Pese a eso, ninguno de los personajes hace algo que afecte de manera directa o indirecta la trayectoria de Nero, pero es ese juego de símbolos lo que hace que este filme sea un gran ejemplo de la desmitificación del sueño americano. Por lo tanto, el sueño americano se convierte en una pesadilla, y los símbolos patriotas norteamericanos se vienen abajo como fue demolido Nero al ser arrestado por sus propios compañeros y negarle su pertenencia.
La negrada (2014)
Por Alfredo Hernández
La negrada/ sust.,f.,Costa Chica, Mex./ Término que los negros se aplican a sí mismos, surgió del disgusto que les produjo y produce el descalificativo racial. Mientras miraba el filme La negrada (2018) de Jorge Pérez Solano reflexioné sobre mis prejuicios peyorativos hacia las personas de piel negra. Pese a que soy de Veracruz donde muchos esclavos descendieron de barcos, donde gran parte de la población tiene ascendencia negra, y donde aconteció la primera rebelión de esclavos que creó la primera comunidad negra libre en las Américas, lo negro era visto como otredad. Las aprensiones que había tenido desde niño se habían impregnado en mí implícitamente mediante canciones, comentarios de amigos, vecinos o familiares y representaciones negativas de la negritud en la televisión. Cuando era niño viví con mis abuelos un par de años en un pueblo a las afueras de Veracruz. En este pueblo todas las personas desde pequeños eran bautizadas con un apodo. El apodo se basaba en características físicas o acciones que uno había hecho. Por ejemplo, había un joven que tenía el pelo largo y recibió el apodo de Caprice como la marca del champú, a otro le decían el armadillo porque tenía los ojos rasgados como el animal. En mi caso, me apodaron El negro macizo, el nombre no me asentó muy bien y me hizo llorar. Enojado le conté a mi abuela sobre el disgusto de ese apodo. Mi abuela me miró y me dijo “no seas tonto mijo, macizo es una persona fuerte, deberías de estar orgulloso de ese apodo”, siendo un niño la descripción de fuerte era un halago, sin embargo, el disgusto del nombre no era el adjetivo descriptivo macizo, sino la incorporación de la palabra negro. Yo me miraba al espejo y sabía que no era negro. Yo era moreno, pero el nombre que había recibido quizá fue porque a mi madre la bautizaron con el apodo de La negrona. De nueve hijos que tuvieron mis abuelos, mi madre fue quien nació con la piel más oscura. Aunque mi abuela me dijo que estuviera orgulloso de mi apodo por ser macizo, nunca mencionó la parte de lo negro dentro del apodo. No podía estar orgulloso de ese apodo cuando todo lo que se relacionaba a lo negro era un insulto o burla. Recuerdo que cuando los niños del pueblo se burlaban de mí cantaban el coro de la canción “Negrito sandía” por Cri-Cri. En la televisión aparecía Johny Laboriel siendo la burla de todos, exageraba sus labios y todos corrían cuando iba a dar un beso. En los puestos de revistas veía las portadas de la revista de Memín Pinguín, un personaje negro con características físicas exageradas. Recuerdo comentarios de miembros de mi familia o de la comunidad como; “cásate con una güerita para mejorar la raza”, regaños despectivos como “pinche negro o pinche indio”. Si todo lo que vemos o escuchamos nos forja como personas, nuestra realidad se construye mediante estereotipos y prejuicios peyorativos hacia ciertas personas, por lo tanto, como persona, uno no quiere ser relacionado con ese específico grupo de gente. Mi enojo hacia el apodo no surgía por un odio a lo negro, sino que todo lo que había aprendido sobre lo negro era negativo, por eso no quería ser relacionado a ello. La única referencia fílmica sobre la negritud en México que tenía antes de ver La negrada era la película Angelitos negros por Joselito Rodríguez, protagonizada por Pedro Infante. Aunque el filme es de 1948 aborda el tema racial. La aproximación del filme desde una perspectiva superficial es buena. La narrativa ayuda a la humanización de los personajes negros, el melodrama facilita que el espectador se sienta relacionado con los personajes que son discriminados, pero esta relación solo es posible por el amor entre padres e hijos. Sin embargo, lo negro se presenta como otredad. Los personajes negros tienen trabajo de niñeras o sirvientes, son bailarines exóticos, hablan “diferente” (un acento muy marcado de las zonas costeras o acento cubano) y están dispuestos a sacrificar su felicidad para que otras personas puedan ser felices (el amor de madre). Además, la humanización de los personajes negros se da a través del personaje de Pedro Infante. Las acciones y comentarios de su personaje facilitan a que haya una conexión entre el espectador y los personajes. La representación de la negritud desde la postura del espectador se acepta mediante la representación de binarios, es decir, existe lo bueno, el sacrificio de la nana al ocultar la verdad a su hija y lo malo, el desprecio de Ana Luisa hacia su hija por ser negra. Es el valor melodramático que crea empatía entre el espectador y los personajes. Si el filme Angelitos Negros tiene el propósito de empezar una discusión sobre la negritud en México esa conversación es fallida ya que se mantienen vivos los estereotipos sobre la negritud. Se resalta que están presentes dentro de la sociedad mexicana, pero su presencia no es normalizada ya que son puestos en segundo plano. Diferente a Angelitos Negros, La negrada es el primer filme mexicano con narrativa ficticia donde todos los personajes son negros. El filme no solo visibiliza la negritud en México, sino que halaga y normaliza el color de piel negra. El filme fue realizado en la Costa Chica de Oaxaca donde gran parte de la población se compone de Afro Mexicanos. El filme aborda el tema del queridato; el cuál es la normalización cultural de tener dos parejas, la esposa y la querida. Aunque este tema puede ser interpretado como un estereotipo de la cultura afromexicana, es importante tomar en cuenta que dentro de la cultura mexicana (y otras culturas) el queridato es algo común. Por consiguiente, al abordar este tema, es una representación de la cultura mexicana (o diferentes culturas) en general, y no algo específico hacia una cultura racial como es presentado en un artículo publicado en la página Afrodecendencias. El filme se desenvuelve en la presentación del triángulo amoroso entre Neri (Felipe Neri Acevedo Corcuera), Juana (Juana Mariche Domínguez) y Magdalena (Magdalena Soriano). La narrativa se desprende de los últimos días de vida de Juana quien tiene problemas de riñón y se niega a aceptar el riñón de Magdalena por cuestiones de orgullo. A partir de este evento el espectador tiene la función de relacionar los diferentes personajes haciendo las preguntas; ¿quiénes son? y ¿cómo se relacionan el uno con el otro? Aunque el filme aborda el tema del queridato a través de la narrativa, esta pasa a segundo plano en mi opinión. Para entender la función y relación entre los personajes es necesario poner atención a los diálogos, sin embargo, el diálogo en el filme es forzado. Los actores son primerizos y el seguimiento a un guion lleva a que se pierda la naturaleza interactiva entre los personajes. Los diálogos se vuelven mecánicos ya que parecen ser leídos, así presentando las interacciones entre personajes como algo forzado. Pese a esto, el filme se compensa con la estética cinematográfica. El filme adentra al espectador a la cotidianidad de los personajes dividiéndolo en diferentes episodios; cada episodio pertenece a un día de la semana. De esta manera trazan la vida de los personajes desde que amanece hasta que oscurece. Mediante la presentación cotidiana, el espectador se emerge a las interacciones de los personajes; sus frustraciones, sus pesares, sus sueños, su labor, su ocio, sus tradiciones religiosas y vivencias discriminatorias. Al usar esta herramienta Solano crea una conexión entre espectador y personaje rompiendo con la barrera de otredad que se ha presentado a través de la historia sobre negritud. El filme se compone de un mosaico fotográfico el cual ayuda al espectador no solo a visibilizar la negritud en México sino apreciarla como elemento cultural. Las diferentes tomas parecen fotografías las cuales acentúan las características físicas de los personajes y estas se asemejan con la naturaleza de la región. Cada toma es de primer plano y plasma a los personajes como centros de atención. Se incorporan cuerpos de piel blanca como no pertenecientes al espacio de los personajes. Los cuerpos blancos son turistas o policías que discriminan. La variación lingüística no se exagera, así, creando una naturalidad en ella. El filme contiene transiciones culturales basadas en dichos, cánticos y poemas que exaltan la belleza y cultura negra de la región. El filme puede ser visto como un principio de palimpsesto histórico del ser mexicano. Al presentar a personajes de piel negra se deconstruye el imaginario mexicano de la raza cósmica de José Vasconcelos. El filme le da vida y presencia a un grupo marginado el cual ha sido no solamente olvidado del discurso nacionalista, sino que se ha presentado como otredad dentro de la sociedad mexicana. Aunque el filme en su totalidad no es una obra maestra que va marcar la historia representativa de la negritud en la sociedad mexicana, es importante resaltar que este largometraje tiene la función de generar una conversación sobre el tema. La representación racial, étnica o de clase social es muy importante. Si como personas nos vemos representados de manera positiva en la pantalla, hay una gran probabilidad de que nos aceptemos como personas y aceptemos nuestros orígenes. Estas representaciones son de suma importancia para visibilizar aquellos individuos olvidados por la historia. Si todo lo que me rodeaba y ayudaba a construir mi percepción de la realidad hubiera tenido una imagen positiva de la negritud, quizá hubiera portado con orgullo aquel apodo con el que fui bautizado. Las siguientes imágenes son capturas de pantallas al azar del filme, cada una es un ejemplo del mosaico fotográfico que conforma este filme. |
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March 2023
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