Churulata
Saúl Cuevas Después de un largo rato volví a nuestra Biblioteca Central, la penda mayor de nuestro pueblo grande. Supera la tosca arquitectura de los museos de arte y de ciencias. Mejor ni hablar de los cajones de hierro y cristal que más que afear, vulgarizan el dauntaun y dan horror al sol y al desierto. La Central puso en mis manos una pordemás pésima copia de Churulata (Nido roto, 1964). Basada en un cuento del Sabio bengalí, Tagoré, dirigida por el iluminado Satyajit Ray, el Poeta del cine indio (de la India) director de la Trilogía Apu, una de las cumbres del séptimo arte. La trama es una historia ya añeja, un triángulo amoroso. Una mujer que desea más de la mediocre vida doméstica. Casada con un taciturno, entregado a sus labores, es atraída por el cuñado, un poeta. Imagine tal drama en manos ásperas: candentes encontronazos en el ascensor, desnudas citas en el auto o en hotelitos de paso, celos, gritos, amenazas, correteaderas, puñaladas, balazos. Pronto me arrepentí. Pues no guarda atractivo alguno soportar una cinta mermada por las sombras, por los subtítulos que cambian tan rápido que no los terminaba de leer. El diálogo, a veces en un inglés dificultoso. A pesar de la pobreza de la copia, a pesar de todo. Poco a poco me fui entregando. Tomaron mi mano Ray y Tagoré y los actores y me llevaron por esa región imaginada donde la pasión prohibida se manifiesta en miradas, poemas, manos empuñadas y; cuando me pareció que yo mismo llegaba a poseer esa deleitosa fruta me enteré que la admiraba con catalejos. Salí de la sala convencido, el arte del siglo XX, el cine de los grandes directores, es una seducción, un banquete, una fascinante charla a la cual uno gustoso se entrega, una y mil veces. Moraleja: no se pierdan: La sala de música (1958); Churulata (1964); y La trilogía Apu (1955, 1956, 1958). Gracias Ray. Gracias Tagoré. Gracias Biblioteca Central. © Saúl Cuevas
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Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
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