La ansiada perfección en un mundo imperfecto: La magia del número septem (siete)
Por Saúl Cuevas (Amigos: cuando labobraba en mi novela Verde me dio, como acostumbro, por estirar el idioma. Al final estos cachitos, que con ustedes ahora comparto, no entraron en la edición impresa, con gusto comparto). EL número siete aparece por todos lados: El 007, los siete sabios (Santipas), los siete pecados capitales, las siete luminarias, los siete contra Tebas, Los siete artes, el Séptimo Sello, los siete samuráis, Los siete locos, el Siete Leguas[1], las siete vidas de los gatos (los que maúllan en inglés tienen nueve, mientras los pobres que maúllan en árabe apenas tienen seis, sin duda los dioses discriminan) y tantos y tantos más, sin olvidar los siete días de la semana. En efecto entre cinco y diez amaneceres han compuesto ese período de tiempo llamado semana[2]. Tiempo atrás se reunía la gente a cotorrear e intercambiar en bazares, mercados ambulantes, tianguis, pulgas, etc. Otros acudían a los templos: mahometanos el venus; hebreos el sabbath; cristeros el dominicus dei; los tahoneros el lundi… Los helenos dividían el mes en tres partes de diez días cada uno. En la Roma quadratta había una octamana. El bestseller dicta que el mundillo se mal construyó en seis días, el sabbath se dedicó al descanso, de ahí pal real rige el siete que se intuye perfecto y, en el casino San Jerónimo, de buena suerte. Ejemplos abundan, veamos algunos: ACORDEONEROS:
AKIRASAN:
ARRULLOS:
ARTES:
AZHARES
CENZONTLATOLLI:
CIEGOS CANTORES:
EXTRATERRESTRES:
JUGUETES DEL FREGAO:
Continuará… [1] Tomando en cuenta que una legua equivale a cinco kilómetros y medio, parece exagerado que un caballo (o yegua, según afirma Taibo del Siete Leguas) pudiese andar, en un día, poquito más de cuarenta kilómetros portando al panzón Pancho Villa y su pistolón. [2] Por lo tanto, llamada pentamana, septimana > semana, novemana, etcétera. [3] Akira Kurosawa, siete de sus vistas menos vitoreadas. [4] Juanga, María de Lourdes, Lucha Villa, Lola, La Torcacita, Toña la Negra, Lucha Reyes. [5] No la consignan los diccionarios o dan el significado de chamarra. Aquí vele por cabeza; echarle chompa, chompear > pensar, recapacitar. [6] Basado en dispersas métricas: el cántico de las aves; el arrullo del arroyo, ya desbordado ya manso; la tormenta; el gorjeo de un bebé. [7] No confunderir con astrología, Autoridades dixit, En todo o la mayor parte es incierta, ilícita, vana y supersticiosa. [8] Los cenzontles en el Gabacho: Elvis, James Brown, Miles, Ella, Sinatra, Billie Holiday, Louis Armstrong. [9] El ciego sagrado es Homero; Robert Johnson, el cantante de blues le vendió el alma al Diablo; el de la Babélica, es Borges. Dice Homero en Guerra sin cuartel (La Ilíada): En una competencia, el temeroso Tamiris reta a las Musas, hijas de Zeus, ellas irritadas le cegaron, le privaron del divino canto y le hicieron olvidar el arte de pulsar la cítara. [10] Favor de no confundir. En portugués, cascaroleta significa, de acuerdo al Priberam: “rapariga que se ri sem saber porqué”. Eso es, muchachilla que se ríe, el resto se entiende.
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Saúl Holguín CuevasBrevis kurrikulum vitæ Archives
February 2023
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