Sonia Silva-Rosas
Los cómplices de la desinformación en México o a río revuelto, ganancia de pescadores Los medios no transmiten lo que ocurre en la realidad social, sino que imponen lo que construyen del espacio público, afirma Patrick Charaudeau y añade: “Los medios, si son un espejo, sólo son un espejo deformante o, más bien, son varios espejos al mismo tiempo de los que, en las ferias, y a pesar de la deformación, dan testimonio, cada uno a su manera, de una parcela amplificada, simplificada o estereotipada del mundo”. (1) A veintidós días de haber tomado posesión como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se enfrenta no sólo a sus adversarios sino, también, a algunos medios de comunicación que se han encargado de amplificar el impacto de marchas y supuestas inconformidades que el PRI, el PAN y el PRD implementan para desacreditar al actual gobierno federal. Muy lejos se encuentra la gran mayoría de los medios de comunicación en México de la veracidad y la objetividad: inflan y alteran cifras, desinforman a la ciudadanía y tergiversan la información, todo ello encaminado a desacreditar al presidente de México, en un claro afán de fortalecer a quienes se han visto perjudicados por los cambios que Andrés Manuel ha iniciado en nuestro país con miras a la cuarta transformación. Por el bien de todos, primero los pobres, éste es el lema sobre el cual descansan los objetivos de López Obrador; por desgracia, no todos los mexicanos piensan igual, si no, pregunte a Kate del Castillo que ha regresado a nuestro país tan sólo para demandar al gobierno de México por 60 millones de dólares (algo así como un billón de pesos) por supuesto daño moral originado durante la gestión de Enrique Peña Nieto, o pregunte usted a los del PRI y su Antorcha Campesina que exigen 32 mil millones de pesos para ya no protestar; o que me dicen que los empresarios que llamaron “gandalla” a AMLO porque exige que paguen los impuestos que están obligados a cubrir. Los medios de comunicación en México gozan, ahora, de libertad de expresión. Ya no habrá censura, Andrés Manuel ha dado su palabra de que se respetará la labor periodística pero, ¿los medios de comunicación respetan su labor? ¿Realmente informan de manera objetiva y veraz, lejos de intereses o de beneficiar la imagen de algún partido o de algún político? No. Los medios manipulan tanto como se manipulan, afirma también Charaudeau, y para manipular –afirma- es necesario que exista un agente de la manipulación, con un proyecto y una táctica, pero también hace falta un manipulado. “Si, en una primera aproximación, informar es transmitir un saber a quien no lo posee, podemos decir que la información es más fuerte cuanto mayor es el grado de ignorancia del saber transmitido en el que se encuentre el blanco” (2), en este sentido, tal parece que los medios de comunicación tienen proyecto y poseen táctica: están haciendo el trabajo sucio. El objetivo es simple, la tarea muy fácil: desacreditar a Andrés Manuel López Obrador, clavar la duda en el lector y el arrepentimiento en quienes ven canales como Foro, Milenio, Imagen, por citar sólo algunos, con noticias como el supuesto despido masivo de personal a nivel nacional, recortes presupuestales y marchas de “campesinos” inconformes, motivando con ello la incertidumbre y el temor en quienes confiaron su voto a Andrés Manuel A veintidós días de asumir el cargo, se le exige mucho a AMLO. No se toma en cuenta que recibió un país saqueado y en banca rota. Nunca se le exigió a Peña Nieto, mucho menos a Calderón (de haberse quejado la ciudadanía como en este momento, durante el sexenio de Felipe, éste hubiera ordenado la salida de los tanques y de los policías para reprimir el quejerío) y de Fox mejor ni hablemos. PRI, PAN, PRD y algunos medios de comunicación apelan a la ignorancia y al conformismo, a la hueva mental de la gran mayoría de los mexicanos. Bien es sabido esa mayoría “se informa” en algún canal de televisión, fuente por demás idónea para difundir versiones al antojo de quien las paga, y si la meta es crear caos y confusión, por supuesto que esa mayoría, mal informada, bloqueará, exigirá, temerá y gritará. ¡Oh, la ignorancia, trampolín para el corrupto, escenario perfecto para el charlatán y el ladrón! Nadie dijo que vencer al Neoliberalismo fuera fácil, en especial porque son muchos los empresarios y políticos que contribuyeron a que México fuera abusado y saqueado a cambio de una muy buena tajada. Son muchos los vicios y la corrupción, numerosos los cómplices que se niegan al cambio. Si tomamos en cuenta que la mayoría de los mexicanos son maleables e influenciables, si tomamos en cuenta que los corruptos no soltarán tan fácil la teta que les alimenta la cartera, si tomamos en cuenta que la mayoría de los medios de comunicación, y pseudoperiodistas, son sobras que dejó la administración anterior y que han servido al prianismo durante décadas a cambio de su respectivo moche, Andrés Manuel López Obrador y su gabinete la tienen complicada, muy cabrona. Nadie dijo que eliminar al Neoliberalismo fuera fácil pero, tampoco, nadie ha dicho que sea imposible. Sentémonos a observar cómo el PRI cava profundo su tumba y se lleva con él a dos o tres partidos más, cómplices de su ambición y corrupción. © Sonia Silva-Rosas
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May 2021
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