Peregrinos y sus letras
  • Mission
  • Visión
  • Literatura
    • Armando Alanís
    • Josué Alfonso
    • María Dolores Bolívar
    • Oscar Cordero
    • Esteban Domínguez
    • Juan Felipe Herrera >
      • Juan Felipe Herrera
    • Saúl Holguín Cuevas
    • Miguel Ángel Avilés
    • Escritor/a Invitado/a
    • María Candelaria Cuevas
    • Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
    • Entrevistas
    • Diversidades infinites
    • Lengua liquida
  • Literatura 2
    • enriKetta luissi (Olga Gutiérrez Galindo)
    • Mujeres
    • Violant Muñoz i Genovés
    • David Alberto Muñoz
    • Manuel Murrieta Saldívar
    • Sonia Silva-Rosas
    • Víctor Manuel Pazarín
    • Kepa Uriberri
    • Kimberly Williams
    • Reseñas
    • Ensayos
    • Mexicalipsis
    • Poesía
    • Crónica
    • En tiempos del coronavirus
  • ARTE
    • Artistas invitados >
      • Xico
      • Miscelánea artística
  • MÚSICA
    • Perfiles
    • Músicos invitados
  • Cine
    • Taller de cinefilos
    • Reseñas
  • Galería de fotos
  • Enlaces / Links
  • Blog
El cuento semanal

Amarillo

3/19/2020

0 Comments

 
Picture
 
 
Beda L. Domínguez. Escritora, Poeta, Periodista. Miembro de ESAC y Poetas del Mundo. San Luis Rio Colorado Sonora. México.
 
AMARILLO
(La sombra subrepticia)
Beda L. Domínguez

La fila para cruzar hacia San Luis México es relativamente corta, pero el tiempo de espera  se le hace  eterno al joven Rodino  aquella  fría noche de enero,  quien  medio dormido a causa de las prolongadas desmañanadas  y los largos  periodos  de trabajo en los campos agrícolas de Estados Unidos, espera  resignadamente en su camioneta poder pasar  por fin a México y llegar a descansar a su departamento.

Supo que se había dormitado frente al volante cuando volvió de su modorra al  sentir  que  alguien se sentaba  junto a él, lo  extraño es no haber escuchado la puerta del auto abrirse para que se subiera y junto a su sorpresa estaba la indignación que no le había dicho nada, ni pedido aventón siquiera como para que ahora, esa persona  esté sentada tan plácidamente junto a él.

¬¬                                                                                                         

¿Qué le pasa amigo? ¿Quién lo invitó a subir? le dice el joven al  fortuito pasajero de quien no obtiene  ninguna respuesta, sólo siente cómo esa persona, o lo que sea,  lo mira fijamente, como si absorbiera cada una de sus respiraciones o recogiera para sí, cada uno de los violentos  latidos de  su corazón, producto de su presentimiento de que algo malo está pasando.

Un escalofrió lo invade cuando se da cuenta que el  rostro de su indeseado pasajero le es muy familiar, aunque un tono amarillo en su piel lo vuelve extraño,  es un tono que lo ciega de repente, parece que brilla mucho, tanto que se tiene  que restregar los ojos que heridos reaccionan ante el  fenómeno de la luz intensa que produce  el color de aquel “ser” que  lo ha abordado subrepticiamente.  Felipe reconoce que  es como ver un holograma de sí mismo.

Se restriega los ojos de nuevo y se da cuenta que ya no hay nadie, ¡Vaya manera de perder la conciencia! ¡Ya hasta ando mirando cosas que no son!  Piensa molesto.

Un leve ruido en el capacete  de la camioneta lo distrae, se baja y la revisa completamente y comprueba que no hay nada, sube y por fin pasa la línea y llega así  a su departamento ubicado a un costado de un conocido supermercado de la calle Sexta y Av. Félix Contreras.

El muchacho baja pausadamente de su camioneta,  aún  nervioso bajo efectos de la impresión que se llevó con el suceso en la línea. Continúa rumbo a su departamento y desde lejos ver cómo algo gelatinoso y  amarillento parece recorrer los techos de los departamentos.

Sacude la cabeza pensando que está sugestionado, llega  al departamento y cuando abre la puerta   mira cómo  “ese algo amarillo” se ha “colado”  antes que él  entre,   sin que lo pueda evitar.

Totalmente atemorizado, enciende todas las luces, revisa todo el lugar palmo a palmo,  se da cuenta que no hay absolutamente nada. Fatigado por la jornada laboral y las emociones, trata de olvidar todo lo sucedido y  decide darse un baño, después queda dormido profundamente.

Su sueño es interrumpido cuando  de nuevo se siente observado, de pronto está totalmente despierto y sabe que cerró muy bien puertas y ventanas, que es casi imposible que alguien haya entrado. Decidido abre los ojos y ve sobre él, flotando, aquel ser amarillento que lo mira fijamente, sus ojos parecen reflejar los suyos, su piel casi toca su piel que irradia ese extraño color, su aliento, casi se confunde con el aliento  fétido del “ente”. Está petrificado, nada puede hacer, no atina a mover ni una pestaña, el “ente” se eleva. Felipe  lo ve cómo parece filtrarse al techo como si fuera una mano más de pintura, pintura amarilla, pintura incolora, pintura que por fin, se ha difuminado. La claridad del día invade la habitación, Felipe yace inconsciente, incoherente, con la vista fija a ninguna parte.

ꟷEl leve color amarillo de su piel indica algún problema hepático, quizás tomaba mucho alcohol,- dicen los médicos en la junta donde comentan el caso-, los jóvenes creen que no les afecta el hígado, que pasarán años antes de que presenten algún efecto secundario a tanta disipación.

ꟷTambién hay que descartar si no trae alguna colelitiasis,- dice uno  de los cirujanos-, o hepatitis-, dice otro.

ꟷLo extraño es que es la tercera persona que  ha habitado  en esos departamentos  y que  es encontrada inconsciente e incoherente  y con los mismos síntomas, con el mismo tono en su piel,- agrega la trabajadora social quien ha seguido el caso de los tres pacientes antes  mencionados.

ꟷHay que avisar a Salubridad- dice el Jefe del Área Clínica  del Nosocomio-, quizás exista alguna mascota habitando ahí con algún virus, y lo está transmitiendo a los inquilinos, no hay  que olvidar que uno de los pacientes  al parecer tenía una gata  de angora, y que  cuando lo iban a subir a la ambulancia, el animal se erizaba furioso y casi hiere con sus garras al camillero. Dice el muchacho de la Cruz Roja que la gata  parecía estar poseída, que sus ojos tenían un color amarillo muy extraño.

ꟷTodos ustedes saben muy bien que un virus entre otras cosas, puede causar alucinaciones-, interrumpe diciendo uno de los médicos de reciente ingreso-,  lo digo por el único paciente de los tres encontrados que tuvo la fortuna de recobrarse un poco, pero que al parecer no quedó bien de sus facultades mentales, ya que se la pasa diciendo que ese algo amarillo que los pinta, es algo  que se le subió en la línea, del otro lado, que se vino con él trepado en el techo de su camioneta y que está escondido entre los techos de los departamentos, que cuando alguien abre la puerta se mete sin que lo puedan evitar y espera que se  duerman  para absorber su energía  vital, aspirando su aliento.

ꟷSuena tenebroso verdad, dice uno de los galenos al mismo tiempo que disimula el escalofrió que lo recorre.

ꟷ¡Son patrañas! ¡Cosas que inventa la gente!- Exclama de nuevo el joven  Médico, al tiempo que les da la espalda  y  fingiendo mirar por el amplio  ventanal por donde radiante entra la luz del día-, yo  tengo ya algo de  tiempo que vivo ahí. Desde que llegué de Tijuana me recomendaron ese lugar por tranquilo, accesible y cerca de todo, incluso, cuando me hablaron del tema fue tanta mi curiosidad que pedí mi cambio al departamento que tenía ese muchacho, el Rodino, y nada me ha sucedido, mírenme, aquí estoy, sano y salvo.

Todos ríen,  relajándose de  la tensión que poco a poco los había ido invadiendo y acto seguido se retiran a continuar sus labores de costumbre. El joven médico  los ve marcharse mientras disimula una sonrisa y  se despoja de su lentes  oscuros, los cuales  usa a diario  y en todo lugar alegando una fotobia causada por un antiguo accidente de trabajo y que le ayudan a ocultar el tinte ictérico delator que asoma a sus ojos.

​“Amarillo” con toda la calma del mundo se coloca de nuevo sus lentes,  marca en el interphón y pide a su guapa  secretaria que por favor  le  pase a  su siguiente paciente o… ¿Víctima?
 
© Beda L. Domínguez  
0 Comments



Leave a Reply.

    Picture

    Author

    Esta sección de Peregrinos y sus letras, será dirigida por Esteban Domínguez (1963). Licenciado en Letras Hispánicas (UNISON). Ganador del concurso del libro sonorense en el género de novela en el 2002. Su libro de cuentos Detrás de la barda fue seleccionado para las bibliotecas de aula de la SEP en el 2005. Ganador del Concurso del Libro sonorense, 2010 en el género cuento para niños, con el libro El viejo del costal. Fue presidente de Escritores de Sonora, A.C. y actualmente dirige la Editorial Mini libros de Sonora.

    Archives

    April 2020
    March 2020
    February 2020
    January 2020
    December 2019
    November 2019
    October 2019

    Categories

    All

    RSS Feed

Powered by Create your own unique website with customizable templates.
  • Mission
  • Visión
  • Literatura
    • Armando Alanís
    • Josué Alfonso
    • María Dolores Bolívar
    • Oscar Cordero
    • Esteban Domínguez
    • Juan Felipe Herrera >
      • Juan Felipe Herrera
    • Saúl Holguín Cuevas
    • Miguel Ángel Avilés
    • Escritor/a Invitado/a
    • María Candelaria Cuevas
    • Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
    • Entrevistas
    • Diversidades infinites
    • Lengua liquida
  • Literatura 2
    • enriKetta luissi (Olga Gutiérrez Galindo)
    • Mujeres
    • Violant Muñoz i Genovés
    • David Alberto Muñoz
    • Manuel Murrieta Saldívar
    • Sonia Silva-Rosas
    • Víctor Manuel Pazarín
    • Kepa Uriberri
    • Kimberly Williams
    • Reseñas
    • Ensayos
    • Mexicalipsis
    • Poesía
    • Crónica
    • En tiempos del coronavirus
  • ARTE
    • Artistas invitados >
      • Xico
      • Miscelánea artística
  • MÚSICA
    • Perfiles
    • Músicos invitados
  • Cine
    • Taller de cinefilos
    • Reseñas
  • Galería de fotos
  • Enlaces / Links
  • Blog