Sylvia Teresa Manríquez. (Navojoa, Sonora). Comunicadora, periodista, escritora, y promotora cultural. Durante tres décadas ha desarrollado labor ininterrumpida en Radio Sonora. Mediadora de salas de lectura por el Programa Nacional de Salas de Lectura, de CONACULTA. Socia-fundadora de “Comunicadoras de Sonora, A.C.” Actualmente es vicepresidente de “Escritores de Sonora AC”. Autora de Mujer en Piezas, (Crónicas) y de Escape en tres tiempos (Cuentos).
NADAR Sylvia Teresa Manríquez Se baña pegadita a la orilla, para no resbalar, para no caer hasta el fondo. Reflexiona sobre esto al mirar las gotas de agua que caen en los charcos de la calle. No se hunden, se adhieren sin derramarse. No pasa el ruletero. Llegará tarde por su hija. Apenas 2 años y sus travesuras incesantes. No ha vuelto a la alberca con sus amigos. Ya no la invitan. Hay humedad. Piensa en el calor que también agobia a su hija. En su casa tiene cooler, en la de su vecina no; allí la deja mientras sale a trabajar. La joven madre es delgada, pálida, taciturna. De estatura regular y facciones finas. Quién sabe por qué tiene los ojos verdes, si ni su padre ni su madre los tienen de -color. Su hija sí. Al llegar a su casa deberá lavar, teme que la llovizna moje y empape las prendas. De ser así, no habría manera de utilizarlas en la jornada del día siguiente. Su ropa de trabajo es más breve que sus trajes de baño. En el table dance no requiere más. Sube al ruletero con el dinero en la mano. Es inevitable que al abordar el camión la alegría sea porque falta menos tiempo para el reencuentro con su hija. Mira al cielo y agradece por tenerla. El trayecto es largo, la colonia donde habita es nueva, una cerrada con viviendas pequeñas y calles estrechas. El ruletero la deja en la entrada. Apresura el paso para llegar por su hija. A veces alcanza a escuchar su risa antes de tocar la puerta. Hoy hay quietud. Sonido de gotas en el tejabán. En la televisión un programa de chismes faranduleros es estruendoso. Pregunta por ella. Está jugando en el patio, le dicen. No la oye. No la percibe alegre y traviesa como suele ser. ¿Dónde? No la veo. Varias cubetas guardan el agua. Una se volvió trampa mortal para la curiosidad de un ángel. Su emoción se fusiona con la mente, ambas giran y, al detenerse, concluye: no aprendí a nadar, no aprendí a nadar. © Sylvia-Teresa-Manríquez
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AuthorEsta sección de Peregrinos y sus letras, será dirigida por Esteban Domínguez (1963). Licenciado en Letras Hispánicas (UNISON). Ganador del concurso del libro sonorense en el género de novela en el 2002. Su libro de cuentos Detrás de la barda fue seleccionado para las bibliotecas de aula de la SEP en el 2005. Ganador del Concurso del Libro sonorense, 2010 en el género cuento para niños, con el libro El viejo del costal. Fue presidente de Escritores de Sonora, A.C. y actualmente dirige la Editorial Mini libros de Sonora. Archives
April 2020
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