Por Manuel Murrieta Saldívar
Con permiso del autor: http://www.manuelmurrietasaldivar.com/poecronicas/dejaste-de-contemplar-estrellas.html Cada vez que llega algún eclipse aparece tu sombra moviéndose en la casa, el día en que se acabó el sol así, en un instante, como te fuiste tú dejándome sin luz… También recuerdo el regreso milenario de un cometa, quizá dos, tus ojos impresionados mirando arriba esa estela de gases tan brillante pero que, sin embargo, no logró detenerte aquí conmigo. De las lunas y estrellas cotidianas, tan comunes en el Sur, no evocaré nada sorprendente, salvo que las dejaste de contemplar cuando partió tu infancia hacia las realidades crueles que fueron creciendo con los años. Tampoco diré nada de esos cielos que aún están aquí, que a veces nos envolvían con risas y acurrucos, cielos que nunca prometí los bajaría para ti… Es que una tierra desconocida te atrapó, sobre todo en el Norte, y mi error fue no advertírtelo desde antes, en esos tiempos precisos que suelen escaparse, no te previne, pues, que existen fuerzas que arrastran que no perdonan, que no saben de eclipses, estrellas o cometas mucho menos de hijas como tú, mi pequeña de siempre, que hoy caminas sin mí, quizá sin cielos, dejándome en la nada, abajo, entre las sombras… Keyes, California, marzo 2023
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Por Manuel Murrieta Saldívar
Con permiso del autor: http://www.manuelmurrietasaldivar.com/poecronicas/para-no-volver-jamas.html He dejado al fin el último pendiente, las quejas y vergüenzas, tu gemido y todo lo demás para venir a develar costumbres milenarias que ahora saboreo en torbellinos de mar, curvaturas terrestres y líneas de autopista… Es que así se trabajan algunas soledades, así escondo tus miedos y despejo algunas dudas para llevarte al revoloteo de las dunas y al escaparate de las arqueologías… Te advierto que no nos detendremos —lo exigen mis ancestros-- te reclamo que somos esa sonda feliz que surca las edades, geografías prohibidas y, a veces sin darnos cuenta, la similitud de los seres que vamos desnudando… Me encanta pues escaparme contigo, reaparecer con epidermis de aventura: una urbe ajena me cautiva una sábana de viento me protege un vistazo de olas me sostiene una isla tras isla me persigue, edenes y tinieblas que voy dejando atrás como si nada, como si todo pidiera liberarme ya de una vez para no volver jamás a las rutinas de siempre… (*) Del poemario Poecrónicas en las urbes. Colección Sur Editores. La Habana, Cuba. 2019. Colección Sur # 339. 106 páginas. Más información y para adquirirlo en: http://manuelmurrietasaldivar.com/libros/poecronicas_en_las_urbes.html Por Manuel Murrieta Saldívar
Poecrónica Con permiso del autor: http://www.manuelmurrietasaldivar.com/poecronicas/mexico-travel-warning.html ¿Cómo van a prohibirme visitar mi propia casa mexicana, la calle de mi infancia y evitar que vuelva a esos mercados con sus delicias culinarias con las que yo crecí?... Ja, ja!…nos sugieren no ir, casi nos prohíben ir a nuestro México el “US State Department” de Estados Unidos advirtiendo de los peligros de visitar nuestros país…y a mí me gana la risa. Su sitio web señala que mi región norteña es clave In the international drug and human trafficking trades, citizens have been the victim of violent crimes, ja, ja, reporta el así llamado “Travel warning” y, claro, yo entre mis sonrisas considero que exageran… Así son las entidades del gobierno norteamericano, guardián de países extranjeros, sin cuestionarse tanto su situación interna, sin considerar los altos crímenes en los ghettos de Oakland, del Bronx neoyorkino o acciones agresivas de policías y de supremacistas blancos. Sin tampoco hacer intentos por reducir la venta de armas de alto poder, esas que provocan tiroteos masivos en preparatorias y supermercados ni mucho menos intervenir en las calles de Filadelfia o Los Ángeles atestadas de “homeless” y de víctimas de drogas fuertes como el fentanilo…exageran con lo mexicano, no? ¿Cómo es que su “Travel Warning” va a impedirme visitar mi propia casa, la calle de mi infancia y evitar que vuelva a esos mercados públicos con sus delicias culinarias con las que yo crecí? Citizens have been the victims of homicide, kidnapping, advierten, mientras yo, ansioso, hago caso omiso y ya deseo subirme en el avión desde el norte de California, ¡a respirar el aire de mi padre fallecido!, ¡a recibir la plática de un primo!, ¡a saborear la libertad playera!... They have been victims of carjacking, robbery and…insiste el Travel Warning (bueno, pues, en español sería la advertencia para viajar al extranjero), ¿no saben que yo desde niño sobreviví al robo de higos y naranjas en el patio de mi vecina, que novié por las banquetas de la alta noche pachanguera a manita sudada y cachondeo, y di varias serenatas en esas madrugadas del diez de mayo festejando a las madrecitas? Risk of traveling to Mexico due to the activities of criminal organizations… sí, eso cacarea el Departamento de Estado!... Y yo insisto que no es verdad tanta crueldad, es una falla de sus espionajes, son sus reportes para desacreditar a la nación mexicana, a sus gobiernos, es para afectar la economía y que baje la entrada de divisas, es decir, que bajen los dólares que los turistas llevan o nosotros les enviamos en remesas. No es creíble lo que informan sesgadamente sobre mi hogar, de mi espacio mexicano, por favor!... Entonces yo deseo responderle al anónimo funcionario del “US State Department” que no hay de qué preocuparse, que muchas gracias por la advertencia, pero soy nativo de México, y exactamente de la zona norteña a la que se refieren, faltaba más, conozco los barrios peligrosos, los antros decentes e indecentes con el narcomenudeo de siempre. Hey!, qué les pasa, si soy camarada de varios cantineros y meseros, tengo incluso compas que anduvieron en las mafias, no es nada nuevo, take it easy US Department!...Así le voy a explicar, así lo voy a calmar, pienso hipotéticamente, a ese empleado norteamericano temeroso, lo tranquilizaré al revelarle que mis parientes y amistades sabrán cómo cuidarme al momento de pisar mi México lindo que me jala cada Spring Brake, cada Christmas vacation, por favor!…Don’t worry, dude, I know my Mexican people, I know how to take care of myself once I’m in Sonora… Y no hago caso del intimidante Travel Warning, tomo el avión con escala en Arizona, cruzo por aire la frontera y al fin llego a mi territorio mexicano luego de más de un año sin regresar… y rápido por la emoción salgo del aeropuerto de Hermosillo y, para mi sorpresa, mi hermano no me espera porque ya no vive ahí en la ciudad, se mudó sin previo aviso y no me notificaron. Mi hermana me explica por teléfono que “ya es muy tarde, no puedo ir por ti”, porque se le complica con sus horarios de trabajo y quehacer familiares de última hora...Y el taxista que escojo de manera descuidada resulta ser pirata y me dobletea la tarifa, y me alarga la ruta, no importa, ya estamos llegando a mi antiguo barrio…y empiezo a observar que la casa de mi abuela ha sido derruida por el abandono, que la del vecino fue asaltada a machetazos y luego, en rápida visita, me entero que la iglesia con las cenizas de mi madre está toda enrejada y algunas paredes grafiteadas. Pero lo más dramático sucede al ponerse el sol: hay un vacío triste en la noche del bulevar central pasadas las once de la noche, ese que vibraba de algarabía durante mi temprana juventud. Y ya no hay parejas entrelazando sus manos ni ahí ni en la colonia oscura de mi exnovia mientras los carros se destruyen en baches, socavones y hoyancos. Lo más temeroso es comprobar que nadie, de nuevo, puede ir a recogerme al salir de la cantina estudiantil cercana a la universidad de mis amores antes inundada de vida nocturnal…Sí, estoy solo, solo y nervioso en la penumbra mexicana, estoy… estoy, sí, como si estuviera todavía en la urbe gringa de donde provengo, digamos Stockton o Modesto, California, a las diez de la noche…estoy de nuevo solo y con temor, como cuando un desolado funcionario del US State Deparment anota y actualiza en su sitio web el “Mexican travel warning”, haciendo que muchos gringos o paisanos decidan hacer o no el equipaje, decidan si comprar o no el boleto que los lleve hacia nosotros, hacia nuestro sur, el sur de paz y de violencia… Por Manuel Murrieta Saldívar
Poecrónica Con permiso del autor: http://www.manuelmurrietasaldivar.com/poecronicas/resumen-sobre-la-nieve.html Viste a lo lejos las montañas de nieve Como nunca te sedujo la nieve Dejaste tu hogar por la nieve Te dirigiste en auto hacia la nieve Subiste curvas y acantilados para alcanzar la nieve Sufriste ansiedad al manejar sobre el hielo de nieve Sufriste ansiedad al manejar sobre el hielo Sufriste ansiedad al manejar Sufriste ansiedad Olvidaste colocar cadenas a las llantas de nieve Te estacionaste frente a un montón de nieve Tus ojos fueron enceguecidos por la nieve Vestiste pantalón impermeable contra la nieve Calzaste zapatos contra la humedad de nieve Caminaste sobre veredas congeladas de nieve Caminaste sobre veredas congeladas Caminaste sobre veredas Caminaste No adquiriste equipo para la nieve No subiste a ningún teleférico sobre la nieve No te protegiste con chaqueta aislante para la nieve No portaste lentes contra el resplandor de la nieve No esquiaste sobre la nieve No navegaste en moto de nieve ¿A qué viniste a la nieve? ¿Fuiste empujado hacia la nieve? ¿Algo, alguien, te obligó a visitar la nieve? Viste gota a gota el derretir de nieve Viste un hilo de agua salido de la nieve Viste un riachuelo empujado por la nieve Viste un río azul saltando entre la nieve Viste cascadas cayendo sobre acantilados de nieve Tocaste un gran muro de nieve Penetraste tus dedos en la nieve No hiciste un copo de nieve No creaste ningún mono de nieve Te envolvió por completo la nieve El mundo era blanco de nieve Sentiste soledad intensa por la nieve Temiste el poder silencioso de la nieve Recordaste a tus ancestros indígenas de nieve Concebiste un poema forzado por la nieve Disfrutaste a tu manera de la nieve Disfrutaste a tu manera Disfrutaste Tomaste varios selfies frente a la nieve Confirmaste el cambio climático por el monstruo de nieve Sonreíste con los semejantes felices por la nieve Soportaste hambre y sed junto a la nieve Hiciste gastos extras tan solo por la nieve Esperaste al sol bajando entre la nieve Te anocheció la carretera regresando de la nieve Demoraste tus proyectos por la nieve Llegaste cansado a tus obligaciones tan solo por la nieve Y la nieve, la nieve, la nieve sigue allá, distante ya la nieve Ignorándote la nieve Tú ya no existes para la inmensa nieve La nieve, la nieve que desaparece, se derrite la nieve Se va la nieve, se está yendo la nieve Se fue la nieve plomiza y blanca Se fue la nieve plomiza Se fue la nieve Se fue… Yosemite National Park, California, febrero 2023 Por Manuel Murrieta Saldívar
Poecrónica Con permiso del autor http://manuelmurrietasaldivar.com/poecronicas/hacia-la-otredad-americana.html Incluso antes del cruce late ya mi mexicanidad errante, mi dinamismo vital que todo lo abarca, hasta las llanuras congeladas de Alaska, desde Nogales, Ciudad Juárez o Tijuana… brinco el alambrado nocturno, me escabullo entre los punzantes patios de la garita y, radares y sensores burlados, me repongo en algún escondrijo y surjo límpido dentro de algún autobús Greyhound rumbo a...Pos yo también me voy, en pos de la oportunidad, tras los dólares y mi ración posmodernista, el status social o intelectual, la seguridad del confort, el inglés como palanca hacia ¿el “American dream”?...sí, pero primero mis sueños, mis pesadillas, porque a veces soy jornalero sin documentos oculto en los desagües de las autopistas y en otras aparezco como renombrado inversionista, cónsul o profesionista descubriendo pasmado las ventajas de las computadoras globales, la diplomacia lingüística de la metrópoli yanqui. Después, lo sé muy bien, convertiré el dolor en dólar, tan sólo con mi aguante corporal, con aventarme, resistiendo y resistiendo las campañas anti-todo, las de los “minutemen-sos” y de las radios conservadoras. Porque en esta tierra apetecida me dicen que el cielo y el dinero son el límite, si es que no me para algún dispositivo especial de la “migra”, la que me hace los mandados, que instala cada vez más retenes en la autopista o florecen sus verdes y blancas camionetas en alguna esquina urbana, ¡sorpresa! y a correr: “¡chin #$%&*?\=...no puede ser!”...Pero no se alarmen, señoras y señores, existen otras modalidades, hay niveles, licenciado, hay niveles doctorcito, más dignos a mi estatus. Porque si prefiero hacerlo más cómodo, sin “coyote” y ya del otro lado, frente a la misma estación del “bus” contrato un “shuttle” por unos 40 dólares, me deja en donde yo lo ordene en San Antonio, en Tucsón o en San Diego, pero primero el chofer, aún de apariencia morena, me preguntará si traigo documentos legales y nada prohibido en mis maletas “porque no quiero problemas”. Claro, lo convencional es que baje la ventanilla de mi auto, muestre la mica láser o pasaporte, tramite la visa bajo cualquier excusa convincente de acuerdo a mi presupuesto y a la mirada del agente migratorio…si “sólo voy por dos o tres días”, luego de la gastadera y diversión en Disney, en Miami o en Las Vegas me regreso (?), ya sabes, como mexicano pudiente no tengo ninguna necesidad de estarme más, ¿para qué?: —Si me va requetebién con los jefes de jefes, ni de chiste abandono mi país para siempre. Si para eso trabajan los gringos—y saben poner a trabajar a los demás—para ofrecernos su patria como un gran supermercado, ¡ja ja!, ¡sírveme otra!... ¿Y qué tal si llego por aire?, visado en el primer mostrador del aeropuerto de Los Ángeles, Phoenix o Chicago, ¡y zas!, en un instante estoy en la fila primera del primer mundo que a todos nos cobija y nos exige democracia, maestro, neoliberalismo, sea del rango que sea, debo respetar la cola, la revisión del equipaje, tener cuidado con mis ideas de dialéctica profunda, no se aceptan radicales, aquí no hay influencias Sr. gobernador… Todos debemos respetar al agente de migración mi general, el chequeo del permiso de trabajo mi querido artista, mi influyente intelectual, el sacrificio lo vale porque me esperan las compras en el mall, los topless bar de diez dólares por “table dance”, las exposiciones “hightech” y los supercongresos, la escenografía de oropel, la ciudad como set cinematográfico, ¡a las cajas automáticas del CitiBank!, ¡directo al JC Penny’s, Sears o Macy’s!, rápido, quiero cumplir mis pequeños rituales de consumo que tanto me alegran y que serán tema de plática…ahhh, esas boutiques que envidiarán a mi regreso, esos hospitales con sus helipuertos, esos casinos con martinis gratis, visitas que no toman más de cinco días—si es que me devuelvo—con sus noches en el Holiday Inn, si no, pues en el Howard Johnson o ya de perdida en el Motel Six o el “No Tell Motel”. En verdad no importa la vía, ni la estrategia, si en serio traigo la intención de “hacer la América”, como lo hicieron mis ancestros, ejerzo mi derecho al paraíso, intento mi cuota de riqueza, mi ración de progreso y (pos) modernidad, mis quince minutos de fama por lo menos en la tele, con “Don Francisco” o con “Cristina”, esos programas que me seducen y me aceptan como público o protagonista, sea yo un lavaplatos o un letrado…no me importa, yo quiero mi pepita de oro en California aunque sea un siglo y medio después de la fiebre aquella, a nadie le incumbe cómo venga, ni lo que diga o haya dicho antes del abordaje, ni los papeles y pretextos que presente al temido dador de la visa que cotizo…De veras, no es broma, estoy dispuesto a superar la barrera del idioma, el shock cultural, me siento capaz de domar la fiera de la nostalgia, los llamados obsesivos de las distintas madres que me dejan me dejan, madre querida, madre adorada, madre patria, ¡mamacita! que se quedan atrás, atrás, atrás… y ahora sí siento que me adentro, que me enfrento en serio con los gringos, ¡con los gringos! mucho más allá de la línea, mi conquista mexicana, no me basta recuperar la zona fronteriza, voy más p’al Norte, árabe invadiendo la Iberia, español conquistando Mesoamérica, inglés después del Mayflower escapando de su rey, azteca en pos de Aztlán…historia que repito para habitar lo mío y la siguiente opción ya no es San Isidro, Alburquerque o Yuma, sino Washington, Chicago y hasta la misma Nueva York, toda esa zona conurbada que yo no sé cómo me espera, hay que llegar y después a ver pa’ dónde, ahí se va, a ver qué sale, me aviento y me vale…Mientras tanto me instalo y rápido exploro, sudo, negocio, engaño, sacrifico mis sentires, se me desborda la fe, cualquiera que yo tenga, prendo veladoras a la Guadalupana, al Señor de los Milagros o me sumerjo en la lectura de la Biblia evangelista, el Libro del Mormón, si me dejo seducir por las iglesias protestantes que me piden el diezmo a cambio de la fe que reclama la nueva nación. Claro, también ahorro, me denigro para acumular más fuerzas de puro rencor, forjo imágenes de triunfos falsos, o reales, bailo quebraditas, cumbias, salsa o rock, lloro y compro VCR’s, rento orgías de videos, servicios de satélite o cable, ¡arriba las Chivas o el América, en vivo!...compito con documentos que existen en segundos, cuando existen, o leo muy poco porque el ocio me resulta muy caro. Es que extraño mi terruño, siempre deseo regresar, y cuando ya no soporto, me escapo hacia los bares en busca de mi chica, mi chico inalcanzable, no ¡alcanzable!, sí, ha de ser alcanzable para sobrevivir asegurada la “green card”. Y lo logro, papá, mamá, padrino, abue, ¡ya la estoy haciendo!...todo se vale carnal, todo, ¿verdad mi profesor?, ¡a poco no mi manager!, a sus órdenes señor embajador, lo que usted corrija mi abogado de migración...Pero por mientras me descubro haciendo labores tan inverosímiles cuando yo, ingeniero de aquella universidad mexicana, me transformo en un flamante cocinero en el restaurante especializado en freír alitas de pollo. Luego soy locutor de origen ranchero, primaria como máximo nivel escolar, pero adentro de tecnificadas cabinas de baile o radiales divirtiendo a mis paisanos con el “filing” grupero y del pasito duranguense. Y así levanto el “raiting”, para mis disqueras y mis músicos, elevo las ventas de las cadenas de radio mucho más que las sofisticadas estaciones en inglés. O me convierto en un activo agente de publicidad de la TV en español, pequeño celular en mano, diamante en la corbata, rentada limusina y encarnizada lucha por el mismo mercado mexicano-boricua-cubano-centro-sudamericano. Y me asomo como estudiante sin problemas de visa, soy el hijo afortunado, el júnior de familia industrial o ganadera venida a menos, soy el sobrino del coronel, el nieto de aquel gran empresario “cuando la época del pri-gobierno”...apenas así, porque el curso de inglés me cuesta unos tres mil de dólares con duración de dos meses, nada más para empezar. Ya inscrito en la State University me las arreglaré. O voy en bola, me uno a cientos de compas recién bañados y perfumados como yo, después de la forzada jornada en la fábrica o el campo agrícola del Mr. Farmer, y observo el ritmo de mis botas en la pista de baile, música norteña y banda sinaloense; soy raza a la caza de la morra de la noche, no me importan sus formas, ni que horas antes haya sido mucama en el Sheraton, sirvienta del arquitecto o cocinera del científico políglota… ¿Y qué tal si me estreno como capitalista de la era global? Orgulloso de vender la mexicanidad en todas su presentaciones: huaraches, artesanías, joyería, videos de los Almada y otras narcopelículas, picaps y camionetas usadas muy bonitas; fundo semanarios para coleccionistas de faltas de ortografía, pongo taquerías al pastor o carne asada, servicios de “taxes” envíos de dinero tarjetas telefónicas celulares cortes de pelo se hacen limpias y amarres hierberías libros de autoayuda y horóscopos trámites de inmigración cien dólares la cita… ¿Y si fracasa mi negocito? ¡Ningún lamento!, yo lo aguanto todo, me regreso a ser proleta, jornalero en la esquina de las cinco de la mañana, retando a los “rednecks”, a los supremacistas blancos que con sus catalejos desde lejos me ven como una hormiga en ese campo de golf donde levanto la basura; se topan conmigo en el aparatoso Home Depot con mi gafete que todavía dice “Pablo”, no Paul. Y de repente saludo, todavía se me sale un ¡Quiúboles!, en lugar de un ¡Hi!, porque soy el mexicano nómada, el que constantemente acaba de llegar, el sufridor, con mi caparazón de resistencia, noble cuando estoy saciado, dispuesto a todo cuando no, emerjo desde todos los confines, dizque de turista, dizque de compras, voy a visitar dos días a mi tío, es que me dijeron de una laptop muy delgadita que venden en Best Buy, sólo termino las clases y me regreso, dizque de aventura, de necesidades, de exilio, de autoexilio, pero lentamente, en el fondo, cargo el atrevimiento de quedarme... ¿Más ejemplos?: soy periodista, mecánico y profesor con envidiable trayectoria pero, tú sabes, el desempleo y las amenazas de los machos de mi tierra, esos que sí mandan matar. Y ahora estoy aquí compitiendo para cuajar el más atractivo proyecto teniendo como límites los dólares, la imaginación y los contactos; soy cantante vernáculo que ofrece a domicilio el exotismo del mariachi haciendo esfuerzos por grabar mi primer “demo”, o incursiono de camarógrafo espontáneo, cineasta potencial para bodas, bautizos y quinceañeras conduciendo un “bmw” destartalado pero imposible de adquirir en mi pueblito. Y ya en las alturas me cuelo como “broker”, intermediario de empresas, tarjetas de presentación en dos idiomas, porque yo trabajo para el libre comercio, la vanguardia empresarial, manejo cifras de seis dígitos a través de faxes y correos electrónicos. Y por las tardes de café, regreso a mi celular o a mi residencia donde me espera el “voice mail” con nuevas instrucciones sobre el mercado de bienes raíces, la lectura del Wall Street y la consulta del Market Place en internet…tengo derecho, percibo claramente que he estado aquí, este era nuestro territorio, óyeme, si aquí se hablaba español primero, presiento que llevo aquí mucho tiempo, aunque para otros apenas he llegado, de cualquier manera ya me infiltré hasta en el Capitolio, recuerdos de mi Palacio Nacional, estoy como ministro hispano junto a senadores y el mismísimo presidente, y le asesoro, “don’t panic, be hispanic!”...y me apapacha, me festeja cada 5 de mayo porque soy la prueba de que la discriminación no existe, mírenme, hasta dónde he llegado, ¡claro que sí se puede! Soy el máximo ejemplo, aprovechen la oportunidad...he llegado, he estado antes aquí, y cuando tengo tiempo de reflexionar, de despertar, descubro que mi República no es territorial sino cultural, qué remedio, lo mío lo traigo adentro, mi México nunca lo dejo, se viene conmigo donde quiera que voy, ahora estoy nítido, soy mexicano, sin dudas de identidad en cuanto llego…aunque después, muy pocos me lo dicen, muy pocos me lo explican, seré distinto, muy distinto debido a esas variaciones infinitas que adquiero por influencia de este ambiente que todo lo contagia: seré chicano, pero también cholo, pachuco o pocho, quizá Mexican-American, me nombrarán un “Latin” junto a boricuas, guajiros, chapines, guanacos, nicas, catrachos, che’s, que sin piedad también se ofertan por aquí…oh well, estos “Spanish speakers”, estos “brown latinos”, they all are the same, todos son iguales, con o sin papeles, “Hispanic”, como me clasifican en cualquier “solicitud”, ¡oh!, perdón, en cualquier “aplicación”, aplication, debo decir aplication, porque en esta mi nueva vida, si hablo inglés no hay barreras, como me lo repiten a cada rato, a dale que dale, como exigiendo, si no es bilingüe, que se chingue!... ------ (*) Del libro La gravedad de la distancia. Historias de otra Norteamérica. Editorial Garabatos. Hermosillo, México, 2009. Más información y para adquirirlo en: http://www.manuelmurrietasaldivar.com/libros/la_gravedad_de_la_distancia.html Cortesía de Manuel Murrieta Saldívar, publicado en: http://manuelmurrietasaldivar.com/poecronicas/hacia-la-otredad-americana.html |
Manuel Murrieta Saldivar
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August 2023
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