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El espagueti se nos hace como de cena elegante o en la que hay que quedar bien. Si viene el jefe de visita, además de la crema de champiñones y uno que otro trago para que entre en confianza, le servimos espagueti con albondiguitas de carne molida de primera, y claro, como que no nos suena para el diario, pero todo lo que se necesita es hervir la pasta unos veinte minutos con una cucharadita de sal y de aceite, un cuarto de cebolla y unos dientes de ajo. Mientras, hay que freír en mantequilla con pimienta y sal a fuego lento un poco de cebolla, ajo, jitomate molidos y unas hojitas de albahaca, para que cuando la salsa cambie del color rojo al anaranjado —paciencia—, bien caliente, se le agregue a la pasta escurrida y a darle vueltas. Si hay queso rayado, mejor. Es un plato que no es muy nutritivo y además no propicia incrementos de sueldo, pero es tan llenador que difícilmente extraña uno las albondiguitas, aunque dado el caso, estas pueden hacerse de soya texturizada y freírse por separado. © Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
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Miguel Ángel Godínez GutiérrezPatafísico. Nació de madrugada en el barrio de Tacuba de la Ciudad de México. Es profesor en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha sido contador, subdirector, encargado, mesero, cleaner, jardinero, agricultor, secretario, presidente, vendedor de puerta en puerta, saltimbanqui y otras actividades lícitas y edificantes. Archives
September 2017
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