No tocar
Miguel Ángel Godínez Gutiérrez Inmensas naves de venerable piedra protegen las colecciones de cosas que aparecen, por lo menos, en cualquier libro escolar o página de Internet. Catedrales del conocimiento humano, muestran a los asombrados ojos de sus visitantes tanto íconos extraños como los más comunes: un peine que no es sólo un peine sino una reliquia del siglo II, pinturas de los grandes maestros, clavecines, pájaros de todo el mundo, fotografías, instrumentos de tortura, pequeñas y complicadas máquinas cuyo giro de manivela nos demuestra alguna Ley de Newton, péndulos gigantescos, esculturas de piedra, hueso, ámbar, cera; reflejos de cómo hemos sido en el escurrir del tiempo. Los museos suelen tener amplios sótanos en los que se guardan otra bola de cosas que acaso nunca verán la luz pública: pinturas no tan buenas o no tan famosas, piedras idénticas, aparatos inservibles; tantos objetos que acumulan, venerablemente, el polvo de los años y soportan con sabia dignidad su actual destino, con la esperanza de que algún día los toque el sol y se admire en ellos la gloria y la miseria humanas. © Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
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Miguel Ángel Godínez GutiérrezPatafísico. Nació de madrugada en el barrio de Tacuba de la Ciudad de México. Es profesor en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha sido contador, subdirector, encargado, mesero, cleaner, jardinero, agricultor, secretario, presidente, vendedor de puerta en puerta, saltimbanqui y otras actividades lícitas y edificantes. Archives
September 2017
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