Pipas
La costumbre de fumar cigarrillos se desarrolló en Europa cuando la gente pobre envolvía en papel las colillas de los cigarros de tabaco enrollado. Paralelamente progresó el uso de pipas, por influencia oriental. Desde entonces hay quien las coleccione. Su variedad es infinita; es un buen coto de caza para un coleccionista ávido de emociones. Algunos hasta fuman en ellas aromáticos tabacos que delectan con placer, arrojando grandes bocanadas de humo azul a las alturas de la sala, sentados en un buen sillón y vestidos con elegante bata de franela inglesa. Los coleccionistas de pipas usadas sufren el problema de lograr su perfecta desinfección: hay quien las hierve en brandy —método oneroso pero efectivo— y quien las “cura” en alcohol puro de caña. Quedan listas para usarse. Sin embargo, su molestia eterna será sentir pequeñas escoriaciones en la boquilla, ocasionadas por otros dientes, y percibir un vago aliento de su dueño anterior, acaso ahora polvo, huesos derruídos, aterronados en un ataúd deshecho por los años. © Miguel Ángel Godínez Gutiérrez
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Miguel Ángel Godínez GutiérrezPatafísico. Nació de madrugada en el barrio de Tacuba de la Ciudad de México. Es profesor en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha sido contador, subdirector, encargado, mesero, cleaner, jardinero, agricultor, secretario, presidente, vendedor de puerta en puerta, saltimbanqui y otras actividades lícitas y edificantes. Archives
September 2017
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