MORIBUNDA NIEVE (*)
Por Manuel Murrieta Saldívar Bosque Yosemite, California I Escápate, huye de prisa, ahora que sólo quedan los resquicios del hielo… Te atraparán pinares resecos por el humo, te jalará el bosque horadado por túneles y rayas amarillas y no regresarás a tu estado material. Ven, por favor, desmantela el pavimento, corónate en la roca esculpida por la nieve y la luz, ahí, donde hace círculos y se impulsa de nuevo por el mundo, el viento... II ¿Has sido rodeado por estruendos naturales que duran gotas de siglos y superan a cualquier ruido humano? ¿Has escuchado la cascada puliendo en ese instante la piedra, el canto de los cuervos en el ojo del deshielo? Es el diluvio atrapado en un río autóctono sin fin, a cada ciclo de nieve apenas atestiguado por mis manos. Me recuesto ahora en goterones de espejos, sonrío al jardín arcaico y pregunto por los seres prehistóricos que se amaron en este mismo mineral. IV Ahora es la nube revolviendo coleópteros y hormigas, máquinas que arrastran risas hacia las cascadas de la altura, sí, es la atmósfera con su velo de espuma nadando en precipicios, sábana de amor cubriendo mi esqueleto… V Y todo es sostenido por años luna fértiles, pinos y alamedas meciéndose en el lago cansado de ser plácido. También hay un sonar del tiempo cobijado en sombras cristalinas, mecánicos paseos y faunas en astillas. Es el turno del sol, toda la tarde, uniendo pájaros con ramas, lagunas e islas miniatura. VI Y ahora estoy solo, rescatado por nevados moribundos y los últimos afluentes que le quedan a la Tierra, desesperada ya por sacudirse esta carga de partículas humanas que no la dejan girar, lechosa y fresca, como en aquel primer instante que decidió desprenderse del tumultuoso vientre planetario… VII Y si a horizontes voy, estoy atestiguando el porqué decidí espantar a las prisiones, enterrar el asfalto para posarme en esta luminosidad que cae líquida como vuelo de estrella. Hasta que al fin mi cuerpo te convoca, inmaculado oxígeno, que calmas y me unes sin razón al agua vertical, a la raíz, a esta brisa virgen que me hace parir el orgullo de sentirme humano vibrando entre los restos del último planeta que me queda… (*)Del poemario “Alejados del instinto” . 2da. edición general. 1ra. edición artesanal a cargo de Anna Georgina St. Clair. Santiago de Querétaro, México 2016. 114 páginas. ISBN: 978-9929-707-02-3. Más información y para adquirir ejemplares en orbispress.com: http://www.orbispress.com/imagenes/sentimiento/alejados_del_instinto2.htm
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Manuel Murrieta Saldivar
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