Por Manuel Murrieta Saldívar
California State University-Stanislaus http://manuelmurrietasaldivar.com ¿Cómo editar, publicar y difundir ampliamente libros en español en y desde el suroeste de Estados Unidos y la zona de frontera con México? Ésta fue a grandes rasgos una pregunta que surgió durante nuestra etapa estudiantil en Arizona al percibir que no operaban editoriales “hispanas” dirigidas al gran público, a pesar de existir el antecedente del periodismo y de proyectos editoriales en nuestro idioma y la presencia de una población hispanoparlante importante. Visualizamos en aquel entonces, finales de la década de 1990, que una opción era fundar una editorial dirigida por profesionales de las letras, oficio no muy abundante, pero deseosos de comunicarse en directo con los lectores sin tantos intermediarios. Crear una editorial “independiente”, sí, ¿pero independiente de qué? Pronto descubriría, tanto al estudiar el desarrollo de la cultura chicana o mexicanoamericana como por el roce directo con la realidad social del suroeste norteamericano, que había de ser independiente de editores comerciales debido a su escasa experiencia en editar y publicar obra en castellano—y también más preocupados por el éxito económico de sus negocios. Una editorial independiente también de las pocas editoriales académicas que publicaban en español debido a lo que en aquel entonces percibí como elitismo ya que sus producciones rara vez traspasaban los recintos escolares y no llegaban al lector común; independiente también de los grupos de vanguardia a veces más interesados en promover un determinado proyecto estético-ideológico aunque sin mucho conocimiento práctico del trabajo editorial. Una editorial independiente, sobre todo, del editor anglosajón que no se identifica con las comunidades “latinas” dado el desinterés y las obvias diferencias lingüísticas y culturales. Fue así que pensamos en organizar una editorial que dependiera más de la llamada sociedad civil, de los lectores reales y potenciales, y de autores que escribieran en español mezclados aquí y allá entre los más de 50 millones de hispanoparlantes que habitan Norteamérica— más los latinos, chicanos y anglos bilingües; y los otros 50 millones de mexicanos fronterizos. Con esta mística y antecedentes, fundamos así Editorial Orbis Press en 1997 en Phoenix, Arizona, iniciando con la publicación de unos cuatro de libros de ensayos para académicos necesitados de currícula que me presentaron sus proyectos cuando concluía mis estudios doctorales en Arizona State University (ASU). Estos autores, en realidad profesores míos como el Dr. Justo Alarcón, Dra. Lupe Cárdenas y la ya fallecida Dra. Teresa Valdivieso, no tenían entonces un editor que produjera sus obras y confiaron en nuestro proyecto gracias en parte a que no solo conocieron nuestra capacidad editorial, sino que incluso colaboraron en nuestro Culturadoor, una revista literaria cultural creada durante mi época de estudiante en ASU (publicación que continúa hasta la fecha en versión electrónica con su propio portal del mismo nombre, Culturadoor.com). En Orbis, agregamos además un idealismo práctico y la experiencia acumulada durante nuestros años de labor como periodista y editor de suplementos culturales en mi ciudad de crianza, Hermosillo, Sonora, México. Ya operando con la publicación de aquellos primeros libros, financiados tanto por sus autores como por parte nuestra, creamos y renovamos relaciones con medios de comunicación, líderes comunitarios, con colegios e instituciones de educación superior, en ambos lados de la frontera; incluso llegamos a un acuerdo editorial con el Instituto Sonorense de Cultura para publicar el poemario bilingüe Poemas de la vida y de la muerte, del Dr. Marco Jerez radicado en Tucson. En aquellos inicios y ya graduado con el doctorado en letras hispanoamericanas (1998), evitamos el trabajo académico de tiempo completo a fin de dedicarnos de lleno a la actividad editorial impulsados por la novedad y el entusiasmo. Pudimos así ampliar los servicios editoriales ofreciendo diseño gráfico, impresión, traducciones, corrección y estilo, elaboración de textos para revistas y periódicos, talleres creativos y conferencias. La Editorial Orbis Press, pues, era concebida no sólo como un proyecto que cubría una necesidad lingüística y cultural, sino además como una fuente de subsistencia. Se comprobaba que se podía sobrevivir en Estados Unidos dedicándose a la vocación de escribir y editar en español, sirviendo a ese lector y apoyados por las comunidades latinas. Pero aparte del cómo se fundó esta editorial, lo que quizá más importe es el por qué. Por qué el catálogo se incrementó de unos cinco libros a cerca de la veintena surcando el año 2000, y al centenar entrada ya la segunda década del siglo XXI. Libros en su mayoría en español, representando más del 90 % de nuestra producción, mientras los restante en inglés, bilingües o traducidos al español. Y de una variedad tal que nos vimos forzados a clasificarlos en varias colecciones que funcionan hasta la fecha: “Serie saber más”, para libros de texto en universidades y colegios. “Serie reflexión”, ensayos académicos, de investigación, de divulgación, monografías de congresos. “Serie Realidad”, crónicas, testimonios, historia oral, textos de periodismo y literatura. “Serie sentimiento”, poesía y prosa poética. “Serie imaginación”, para narrativa, cuento y novela. “Serie Textos para todos”, cultura popular y primeros textos para autores sin trayectoria. El catálogo, así, se fue ampliando y organizando, como se puede observar en el portal, www.orbispress.com, que a su vez fue uno de los primeros para una editorial hispana en Estados Unidos al popularizarse el Internet. Esta producción indica, pues, que los autores que escriben en castellano y habitan al suroeste norteamericano y la zona fronteriza con México, no sólo reflejan y proyectan con realidad e imaginación el existir latino, chicano, fronterizo y migrante, sino que además buscan al gran lector en esa población que alcanza ya los 60 millones de hispanos dentro de los Estados Unidos. Este lector, a su vez, muestra interés en las letras y comienza a exigir calidad literaria en su propio idioma. Y como editor, se confirma, pues, la necesidad de seguir impulsando espacios plurales donde no se restrinjan diferencias estético-ideológicas, se tolere la variedad en los mensajes y géneros, donde se permita el experimento lingüístico, libertad en el manejo de la lengua, desde lo más normativo y académico hasta lo popular, incluyendo el “spanglish”, “pachuquismos” y calós regionales. La obra de Editorial Orbis Press comenzó así a ser reconocida y adquirida ya no solamente por un lector curioso, sino además por centros educativos y bibliotecas en Estados Unidos, México y posteriormente zonas como el Caribe, Sudamérica y Europa, habiendo la necesidad de ofrecer nuestra producción en librerías electrónicas como Amazon que las distribuye por prácticamente todo el mundo—para nuestra sorpresa, obras como la novela chicana, Pequeña nación, del reconocido autor Alejandro Morales, de la University of California, Irvine, la han adquirido desde Italia y Alemania. Empezamos a recibir invitaciones para presentar nuestra producción en grupos sociales, culturales, de bohemios, así como en congresos, festivales, ferias de libros y de negocios, incluso fuera de nuestra zona natural de influencia. Así, sólo por citar ejemplos, hemos participado en ferias de libro en Puerto Rico y Guatemala, a dar charlas en Ecuador, Nicaragua y El Salvador; a presentar obra en Madrid, Sevilla y Santiago de Compostela en España, a través de organismos como la Asociación Hispánica de Humanidades de Estados Unidos a quienes hemos producido varias de sus monografías. El mismo caso para Chandler-Gilbert College, de Chandler, Arizona, a cuyo director del departamento de religión, el finado Dr. David Alberto Muñoz (1959-2020) publicamos sus libros de texto de filosofía y de creación literaria sobre todo cuentística. También hemos publicado y promovido la obra del narrador Dr. Saúl Cuevas, de Arizona State University, Premio Nacional de Narrativa Chicana 2015, a quien le produjimos, entre otros, la primera edición de la ya clásica novela Barrioztlán. Sería difícil resumir las innumerables participaciones que la editorial ha tenido dentro de USA, desde California a Nueva York y prácticamente todo el suroeste norteamericano, solo destaco nuestras participaciones en la ferias del libro en español que organiza el autor chicano Edward James Olmos desde el área de Los Ángeles. Y, por supuesto, en México y su zona fronteriza, desde el Felino en Tijuana, preparatorias en Nogales, pasando por las ferias de libro de Hermosillo, Zacatecas y Guadalajara. Ya consolidada, la editorial fue determinante para obtener nuestro puesto permanente como profesor de literatura latinoamericana y chicana, de creación literaria y periodismo en español, en California State University, campus Stanislaus, en la zona urbana de Modesto, California, desde donde ahora operamos y abunda el estudiantado y la población de origen mexicano, chicano y latino en general. Estos estudiantes y lectores, despiertan así sus emociones y su interés por escribir en español, al conocer nuestras producciones donde ven sus vidas reflejadas en una sociedad anglosajona dominante que no ofrece ampliamente, y muchas veces impide—en leyes como el English Only en California o la HB 2281 en Arizona prohibiendo los estudios sobre la comunidad chicana—el acceso a las letras en español. Por ello, creo además que las obras de Editorial Orbis Press, forman parte ya de la memoria colectiva de nuestras comunidades sobre todo al conservarse no sólo en los libreros de sus casas, sino en los acervos de decenas de bibliotecas públicas y universitarias como lo consigna el portal worldcat.org (la más amplia red de bibliotecas a nivel mundial que presentan sus catálogos en línea) el cual enlista nuestras obras producidas y dónde se pueden consultar. Proyectos como éste han podido funcionar gracias al soporte de una población hispanoparlante que no sólo aumenta demográficamente, sino también lo hace en poder adquisitivo y es exigente en productos culturales; funcionan gracias a las nuevas tecnologías digitales de la edición y el diseño, al Internet que auxilia en la promoción y al contacto. Pueden funcionar gracias a poetas, cuentistas, novelistas y académicos que utilizan textos producidos por nosotros o requieren de nuestros servicios editoriales, los más recientes como el de los grupos de poetas y narradores de las ciudades de Salinas, Modesto y Stockton, California a quienes hemos producido poemarios y cuentarios (Adela Castillo, José Alejandro Morán, Vielka Solano, Manuel Camacho). Todo así, para cumplir el objetivo resumido en el mismo nombre: “Editorial”, en español, que equivale a “Press” en inglés; y al centro el vocablo en latín “Orbis”, que significa universo y enlaza a ambas lenguas. Y también en su lema: “Universo de palabras”. Esto es, una editorial que ofrece primero desde Arizona y luego desde California, es decir, desde el suroeste norteamericano, desde la frontera entre México y Estados Unidos, el universo del conocimiento, la sensibilidad y el goce de vivir a través de libros en español; el universo de la reflexión sobre nuestras penas y desgracias, triunfos y felicidades; el universo del ser, del qué soy, el a dónde voy, la del qué hago aquí de la filosofía más elemental. Orbis, porque habitamos este espacio multicultural, el universo anglosajón, afroamericano, indígena nativo; el universo latino con todo su espectro, desde el norteño mexicano, el fronterizo, el migrante, el bilingüe chicano que nos rodea, hasta lo iberoamericano criollo y caribeño. ¡Visítanos!: www.orbispress.com
1 Comment
Magali Aguilar Solorza
2/24/2021 09:51:44
Interesante e invaluable historia. Sin duda alguna un apoyo para los que escribimos y estamos en busca de publicar, pero que se nos hace imposible como lograrlo.
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Manuel Murrieta Saldivar
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