Carmen Alardín
In Memoriam El hombre: caracol sin caparazón expuesto al mundo Sonia Silva-Rosas Para que las estrellas te recuerden,/ colocaré tu imagen esta noche/ mirando a la ventana;/ para que llegue el tiempo de tus pasos,/ haré que con tus ojos simplifiques / y enciendas las mañanas. / Llamaré con tus nombres a los días, / para que todos lleven los distintos / matices que despiden tus palabras. / Navegaré las horas río abajo, / hasta que por las playas del retorno / aparezca el velero de tu canto. / Y al padre olvido escribiré una carta, / diciendo que ya es tiempo, que descanse, / y esta vez deje libres nuestras almas. El anterior, Todo se deja así, es uno de los poemas que la maestra Carmen Alardín nos heredó en su libro Para que las estrellas te recuerden, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León el 2013. Los poemas de la maestra Carmen Alardín buscan consolarnos con sus imágenes y su musicalidad. Aunque nació en Tamaulipas, Carmen Alardín pasó prolongados momentos de su vida en Nuevo León y en el Distrito Federal. Tuve yo la fortuna de coincidir en uno de esos momentos preciosos de la vida con ella, allá en nuestro hermoso Monterrey, en la Casa de la Cultura de Nuevo León, durante un proyecto que se enfocaba a la obra de Alfonso Reyes. Hablar con Carmen era como platicar con una niña eterna: me sorprendía su forma de descubrirme el mundo con imágenes tan puras, ingenuas. La maestra tenía aún el don de observar al mundo con ojitos de niña y eso, sin duda alguna, daba un matiz distinto a sus observaciones pues, entonces, el mundo no era tan feo ni caótico, era un espacio en donde todo era posible, incluso la paz y el asombro del descubrimiento. Fue integrante de una de las generaciones de intelectuales más importantes en Nuevo León, el grupo Kátharsis, una generación en la que podemos nombrar a Isabel Freire, Hugo Padilla, Jorge Cantú de la Garza, Gabriel Zaid, Ramiro Garza, Ernesto Rangel Domene, Ario Garza Mercado, Juanita Soriano, Salomón González Almazán; Horacio Salazar Ortiz, Miguel Covarrubias, Alfonso Reyes Martínez, Andrés Huerta, Gloria Collado, Homero Garza, Juan Leyva y José María Lugo. Con la luz intensa de cada uno de sus versos, Carmen Alardín bajó a las tinieblas y al más oscuro de los abismos para iluminarlo; así, los ojos del amado recibían de pronto esa vida, esa luz que iluminaban papeles y laberintos que veían frustrados sus intentos por confundir o distraer a la poetisa: Descenderé al abismo de tus ojos,/ faros brillantes y procaces,/ donde ni el mar ni el llanto tocan fondo./ Seré vida perpetua en tus papeles./ Serás resurrección inesperada/ a través de mis poros oteando al caracol. La poesía de Carmen Alardín está llena de mar, de caracoles… de ausencias y, del mar también la sal que busca sanar las ausencias y la lejanía de los seres amados. Entonces observamos a los hombres acurrucados en forma de caracoles, así, enrollados en forma de bolita, buscando protegerse con su coraza del dolor de afuera, del sufrimiento y de las diarias tormentas de la vida: Sobrevives a tu diario holocausto para esperar el fin. Un caracol de río. Ese es el nuestro. Seguiremos su cauce dando vueltas A la tormenta y las inundaciones; Mientras los bordadores del rey Prefieren el revés de la costura Para iniciarte en otra vida. (Caracol de río. Editorial Verdehalago, pp 32) Para Carmen, el cuerpo humano requiere la fortaleza de los caracoles que, dentro de su caparazón, logran esquivar la amenaza del mundo y avanzar, avanzar con el Sol de frente, sin temor alguno. Y es que dentro de su caparazón el caracol encierra su universo entero; dentro de su caparazón el caracol es y está, puede lograr esa dualidad sin miedo a ser dañado. Con su caparazón a cuestas el caracol recorre el mundo: No sabemos si el caracol es la concha que lo cubre o el cuerpo blando que esconde como cera litúrgica. Un caracol sí te conoce. Él sabe dónde principia el alma o termina su cuerpo. Él te conduce cada primavera por los viejos encinos. En espiral te va llevando hacia tu cuerpo etérico; mas no sabemos si darás el salto antes de que en tu ascenso reconozcas la canción escondida. (Caracol de río. Editorial Verdehalago, pp 28) Somos muchos los alumnos de la maestra Carmen Alardín, somos muchos quienes la extrañamos y quienes deseamos que el tiempo no hubiera pasado tan aprisa. Añoro una plática más con Carmen: ver cómo se iluminaban sus ojos al momento de abrir sus manos y descubrirme el mundo. © Sonia Silva-Rosas
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Sin miedo al pensamiento: la vuelta a la esencia del Ser
Sonia Silva-Rosas Todo creemos durante la niñez: todo nos entusiasma, todo es posible, todo es magia. Cuando somos niños, la magia es uno de los ingredientes principales en nuestra vida, y el miedo apenas asoma entre los pliegues de las vivencias cotidianas. ¿En qué momento nace el miedo? ¿Qué motiva su aparición en nuestra vida? ¿En qué momento dejamos de creer no sólo en la magia, sino también en nosotros mismos? ¿Estamos conscientes de que somos lo que pensamos? Dicen por ahí que se debe tener cuidado en lo que se piensa o en lo que se desea, porque se puede cumplir. Al respecto, el escritor, y también abogado, Arturo Garduño Acevedo nos presenta su libro de cuentos Sin miedo al pensamiento, publicado por Noctis Ediciones. Sin miedo al pensamiento es un libro en el que la magia, el misticismo; seres fantásticos y seres que hablan desde esa otra dimensión a la que se van quienes mueren, nos hacen reparar en que el miedo ya es común en nuestros días. Tenemos miedo a pensar, a sentir, a indagar… A transformar nuestro universo en un lugar mejor y en el que todo, absolutamente todo, sea posible. Y es que pensar, y esperar a que las cosas que pensamos sucedan, nos parece tan lejano, tan ajeno y tan imposible: ¿Cómo va uno a creer que es posible cerrar los ojos, pensar y, al abrirlos, descubrir que lo pensado tomó forma hasta convertirse en materia? Sencillo: como es arriba es abajo, uno de los siete principios del Kybalión, un documento del siglo XIX que resume las enseñanzas del Hermetismo. Arturo Garduño Acevedo busca consumar el milagro de la Unidad en cada uno de sus cuentos. Los personajes de Sin miedo al pensamiento indagan, descubren, plantean y se percatan de que el miedo es el freno principal que no permite avance alguno en este plano; se dan cuenta de que han dejado de creer. En este sentido, el primer cuento que abre los universos que Garduño Acevedo nos comparte, nos ubica –de pronto- ante el universo mágico del que, nos afirman, todos los seres humanos venimos: la Magia. Los personajes de esta historia, jóvenes que en su afán por hallar algo nuevo se encuentran con un duende, se enteran de que la magia realmente existe, y que somos nosotros, simples mortales, quienes poseídos por la incredulidad nos alejamos de ella. Alejandro Martínez Gallardo nos comenta en su texto “Como es arriba es abajo. (Reflexiones sobre la analogía entre el cuerpo y el universo)” que “aunque alejado de esta visión mística de las cosas, el hombre moderno siente una nostalgia de habitar en una naturaleza encantada, donde todo habla y todo es el reflejo de otra cosa. Así, la poesía moderna se vio fascinada por la magia y el chamanismo, recogiendo ideas como que la palabra es una fuente creadora que puede modificar la realidad, que la naturaleza es un ecosistema de almas –y un bosque de correspondencias- y que existe una delicada interdependencia entre todas las cosas: mis actos y mis palabras aquí resuenan y se repiten y modifican lo que te ocurre a ti allá”. Es, precisamente, ese bosque en el que Arturo Garduño Acevedo ubica la historia de uno de sus personajes y es, también, el lugar en donde la nostalgia por ese lugar místico del cual todo proviene, todo nace, invade al lector y le orilla a plantearse la pregunta: ¿En qué momento se dejó de creer? ¿En qué momento nació el miedo? Celebro el lanzamiento editorial de Sin miedo al pensamiento, un libro de cuentos que, en definitiva, obligará al lector a replantear la posibilidad de la existencia de la magia en este universo de cosas. © Sonia Silva-Rosas La poesía: sus batallas ante el ojo humano
Sonia Silva-Rosas La poesía. Sí, Poesía. Dentro de los géneros literarios, la poesía es la más desairada, la más relegada… es prima hermana de la cultura y ambas son vistas como algo no fundamental ni necesario en el hombre contemporáneo. ¿Quién lee poesía? Los niños que cursan la primaria ven los versos con espanto: poesía, ¡ay, no!, como si se tratara de brócoli o de sopa de fideos que a la gran mayoría no gustan y, lo peor, los editores ya no publican poesía “porque no vende”, porque los poetas no generan grandes ganancias a sus negocios, porque las novelas son las que tienen mayores posibilidades de vender, vender, vender; además, el trabajo de un poeta no es importante –piensan- qué de bueno se puede obtener si se publica poesía; además la gente a penas duras lee una novela. Hablar de sensibilización también es un tema que no interesa ya a muchas personas, incluso se ha llegado a confundir los significados de sensibilización y debilidad: en la actualidad el hombre considera que ser sensible significa ser débil y, en este sentido, promover y escribir poesía difunde como meta principal el logro de la sensibilización, objetivo ya no tan primordial en el hacer cotidiano de una sociedad en la que los valores cada vez se ven más escasos. El término o concepto de sensibilización ha pasado a ser mera palabrería en los discursos de funcionarios que simulan interés por lograr una sociedad sensible ante las diversas problemáticas a las que se enfrentan. Pero no le demos más vueltas al asunto ni le busquemos más ruido al chicharrón. Se estará usted preguntando, señor lector, para qué sirve la poesía; qué beneficios trae leer versos y versos y completará inquiriendo: ¿Tiene alguna función la poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la poesía? Afirma Eduardo Nicol que la poesía es libertad sin responsabilidad, es la única forma del verbo –añade- que goza de este privilegio. “Por ser gratuita, es decir, superiormente libre, la poesía es innecesaria: nada externo determina su aparición y su continuidad… El hombre vivió y puede vivir sin poesía”, explica el maestro Nicol. Y es que el hombre está acostumbrado a cuestionar el origen de todo y, no conforme con cuestionar, para él es necesario palpar, sentir, ver; especialmente todo aquello que no posee apariencia física. En este sentido, Renato Prada Oropeza (para hablar de esto aplicado a la literatura y la sociedad) toma como referencia los Manuscritos de 1844, de Marx, en donde el filósofo afirma que el ojo se ha convertido en ojo humano cuando su objeto se ha convertido en objeto social, humano, creado por el hombre y destinado al hombre. “Es evidente que el ojo humano aprecia las cosas de una manera diferente que el ojo vulgar, no humano… Como hemos visto, es sólo cuando el objeto se convierte en objeto humano o humanidad objetiva, cuando el hombre no se pierde en él. Esto es sólo posible cuando el objeto se convierte en objeto social y cuando él mismo se convierte en ser social y la sociedad se convierte en ser, para él en este objeto”. Y es que a partir de la afirmación de Marx podemos pensar que la poesía (como objeto social), encaminada hacia la sensibilidad humana y el carácter humano de los sentidos, puede existir a través de la naturaleza humanizada pero, ¿puede ese ser humano sensibilizarse? ¿Puede su naturaleza abandonar el avanzado grado de crueldad en el que se ha visto involucrado en los últimos tiempos? ¿Es la poesía necesaria para esta tarea? En la vida humana –afirma Eduardo Nicol- lo que no tiene un para qué no tiene sentido. Nos negamos a admitir que la poesía carezca de una razón de ser: que sea literalmente injustificable. Alcanzamos la poesía cuando la gozamos, afirma el maestro Nicol; es entonces cuando la luz del entendimiento nos atrapa y nos conduce al goce estético, a la perplejidad. La fuente primordial de la poesía es el amor: “lo que tiene gracia es lo que se da por amor”. La suficiencia de la poesía consiste en que el acto de dar constituye su propio fin, añade Nicol. El amor es la razón suficiente del ser de la poesía. “Necesitamos la verdad de la poesía. Necesitamos la verdad de toda cosa. Así como el poeta descubre, o mejor dicho inventa, la palabra bella, el filósofo inventa la palabra verdadera... El poder de la poesía se halla en su historia, la poesía no se repite nunca”. Si tomamos en cuenta que el amor alimenta a la poesía y que ella además necesita de la verdad y de la palabra para vivir, podremos concluir que la poesía es educar. El poeta no imita la realidad, la transforma; y a ese afán por transformar acudimos para que la sensibilización no corra riesgo de desaparecer en este mundo cada vez más cruel y apático. Significa la poesía el poder de la palabra, el poder de la transformación, el poder del amor para sensibilizar… para salvar… los versos salvan del caos, y todavía algunos editores afirman que no publican poesía porque no se lee. Considero que más bien es urgente preparar y crear lectores de poesía; no cuestionar, no obstaculizar el nacimiento de nuevos poemarios o la llegada de nuevos poetas; más bien crear programas que fomenten el gusto por el verso. (Continuará) A estas alturas del partido considero que ya tenemos la respuesta para aquellas dos preguntas que nos hicimos al inicio de este texto: ¿Tiene alguna función la poesía? ¿Cuál es el fin o propósito de la poesía? Usted tiene la respuesta. © Sonia Silva-Rosas Amaranto Arizona Sonia Silva-Rosas La Muerte Cuando la muerte llega arrebatándonos a nuestros seres queridos, amigos o personas que conocimos y con quienes mantuvimos una amistad por muchos años, sentimos (a la par del dolor que nos deja la pérdida) como si algo o alguien nos estrujara porque – sabemos – que lo único seguro que se nos entrega al momento de nacer es, precisamente, la certeza de que también vamos a morir. La muerte de nuestros amigos o familiares nos obligan a recordar que todos, absolutamente todos, estamos de paso en esta vida y que la fila (nos guste o no) avanza. ¿Qué somos realmente? ¿Quiénes somos en realidad? ¿Es, acaso, la muerte la última palabra para nosotros? ¿Qué hay después de que la muerte nos llega? Se puede llegar a pensar que con estas preguntas caemos en el lugar común y que son tan sólo algunas del montón de cuestionamientos que el Hombre se ha hecho durante siglos; son un misterio sin respuesta aún. Cuando alguien cercano muere, lo primero que me pregunto es de qué sirvió que se esmerara tanto, que se preocupara en ciertas situaciones; que luchara por sus objetivos y que trabajara por ellos. De qué sirvió que sufriera y que supiera de qué manera seguir adelante… Para qué sirvió tanto esfuerzo. Y en este marasmo de preguntas sin respuesta surge una – o más bien, resurge – que me de mi cabeza no sale desde hace mucho tiempo: ¿Es realmente muerte la Muerte? ¿Qué es el sueño si no ensayo de la muerte? ¿No será acaso que el sueño es el corredor secreto por el cual regresamos al origen? ¿Por qué dormir para morir… por qué caer en el sueño eterno; por qué no sólo desaparecer o detener la marcha o el funcionamiento del cuerpo (como las máquinas)? ¿Por qué precisamente dormir? Sor Juana Inés de la Cruz, en su poema El Sueño, describe a Morfeo como imagen poderosa de la muerte; al sueño como una muerte temporal y, al cuerpo que duerme, como cadáver con alma: El alma, pues, suspensa Del exterior gobierno –en que ocupada En material empleo, o bien o mal da el día por gastado -, solamente dispensa remota, si del todo separada no, a los de muerte temporal opresos lánguidos miembros, sosegados huesos, los gajes del calor vegetativo, el cuerpo siendo, en sosegada calma, un cadáver con alma, muerto a la vida y a la muerte vivo, de lo segundo dando tardas señas el del reloj humano vital volante que, si no con mano, con arterial concierto, unas pequeñas muestras, pulsando, manifiesta lento de su bien regulado movimiento. (pp. 187)* Cuando cerramos los ojos al dormir experimentamos una contradicción pues, como bien afirma Sor Juana, vivimos pero morimos pero vivimos; una contradicción que nos conduce y nos prepara para la muerte en serio. Y en este prepararnos para nuestra muerte experimentamos, también, el desprendimiento de la materia (“cadáver con alma”). Es el sueño, entonces, un momento afortunado en el que logramos romper por un momento la cadena corporal a la que estamos condenados mientras vivimos. Es el cuerpo, la materia, prisión que no permite alcanzar la verdadera libertad del espíritu que le habita, esa libertad que sostiene – a su vez – el diálogo abierto con el alto Ser (le llama Sor Juana). Sueño, muerte; espíritu, cuerpo… Altos vuelos que siguen alimentando el infierno de la duda, que no responden ni terminan con el misterio de la Muerte. ¿Será acaso que en realidad estamos muertos y que gozamos de ciertos momentos de lucidez cuando nos entregamos al sueño? ¿Es acaso la vida un concepto erróneo que nos han educado a ver como lo correcto cuando, en realidad, es ésta el infierno o purgatorio que debemos “vivir” para, terminado nuestro proceso, cruzar a la otra orilla, a la de la muerte que no es muerte sino vida, la verdadera realidad? Y es que cuando decimos vida, de alguna manera nombramos también al dolor, a la angustia, a la incertidumbre, a los límites y sufrimientos; a las carencias y a la miseria del ser humano. Cuando hablamos de la vida la situación se complica y hasta la memoria parece que busca aplastarnos; es como si la vida fuera la muerte y viceversa. ¿Y si realmente la vida no es lo que nos han hecho creer, lo que nos han contado? Calderón de la Barca en La vida es sueño habla, precisamente, de dos existencias, una real y otra figurada. Tanto en La vida es sueño como El gran teatro del mundo, Calderón de la Barca afirma que la vida es representación escénica que terminará en el “despertar” de la muerte… Despertar de la muerte. Esta vida es simple y llana representación. Acto tras acto se enumera la historia con su repetición de momentos, de sucesos, de acontecimientos en los que tan sólo cambian los personajes, la escenografía y los espacios. Epícteto y Séneca también afirmaban eso: la vida es tan sólo representación escénica. Todos aparentamos vida. Todos somos actores de la misma puesta en escena… Todos pensamos que esta vida es realidad cuando la realidad se ubica detrás de los párpados, cuando dormimos… cuando morimos. Buscar la respuesta a quiénes somos puede ser ya demasiado ocioso e, incluso, puede orillarnos a la estupidez de la repetición; en todo caso, lo más recomendable sería preguntarnos en dónde nos encontramos en realidad; a partir de dónde, de qué espacio –en qué lugar- nuestra materia teje y desteje nuestras acciones y nuestro proceder en este plano. El quiénes somos o qué somos se ha visto rebasado por esa otra interrogante: Desde dónde nuestra materia conduce nuestros movimientos en este plano. Filósofos, escritores, dramaturgos… pensadores y científicos coinciden en que esta realidad es tan sólo una de las múltiples realidades que puede el Ser experimentar y que, el Sueño es un portal que conduce a esas otras realidades alternas en las que el Ser se desarrolla cada que cierra los párpados para dormir; sin embargo, cómo es que el espíritu tiene conciencia de sí y regresa a la materia de esta realidad, de este plano, de esta vida. El mismo Einstein habla de realidades paralelas, ¿será acaso que, al morir, al despertar de ese otro lado, lo hagamos en una de esas realidades y se cumpla el que la materia se transforme y no se destruya? Realmente, al cerrar los ojos para entregarnos al sueño sucede eso exactamente: se desarrolla el sueño y, en ese sueño, la realidad es completamente real y lo es hasta el momento en que despertamos de este otro lado. © Sonia Silva-Rosas Bibliografía Sor Juana Inés de la Cruz. Obras Completas. Editorial Porrúa, S.A. Colección Sepan Cuantos Número 100. México, D.F. 1992 Sígueme en FB: Sonia Silva-Rosas (Escritora) Sonia Silva-Rosas
De andares y pasarelas en las estaciones del Metro De Observatorio a Cuauhtémoc, de Cuauhtémoc a Pino Suárez y de nuevo a Insurgentes; y de Insurgentes a Tacubaya... En la que sea, de estación en estación, podemos observar toda una variedad de formas de caminar. Diversos estilos se imponen en la antesala de los vagones del Metro. El público cautivo es fiel testigo de ese ir y venir, y es jurado principal de esa enorme pasarela. Sin pretender hacer un ensayo en torno a las formas de caminar, observemos sólo algunas, las más encontradas y las más aplaudidas. El atleta: este tipo de personas atraviesan las estaciones del metro corriendo, atropellando a cuanto cristiano se les ponga en el camino. Ya sea en botas, en tacón, en chanclas o tenis, estos atletas del Metro se encuentran siempre en competencia contra el tiempo. Las pati pamí: maestras de la osadía, estas chicas utilizan los pasillos que conectan las estaciones como pasarela de moda. Se contonean, paran sus nalgas y mueven su figura de manera “sensual” al estilo patí pamí, atrayendo la mirada de los “jueces” que caminan a su alrededor. Con esta forma de caminar se puede observar también la moda en la ropa de las chicas que gustan, principalmente, de micro minifaldas, pantalones entallados que dejan ver su ropa interior y blusitas pegadas al cuerpo. Los paciflorinos: este tipo de personas utilizan las estaciones del metro como una especie de parque subterráneo en el que pueden caminar de la manera más relax que uno pueda imaginar. Mientras los atletas pasan corriendo a su lado, llevándose -si no es que aventando- a los paciflorinos en la velocidad de su carrera, los paciflorinos caminan contemplando paredes, negocios y ventanales; pareciera que hacen un estudio detallado de cómo entra la luz solar por el techo y de cuáles son las causas por las que las escaleras eléctricas de pronto no funcionan en estaciones como Constituyentes o Mixcoac. Los rockeros: este tipo de personas, principalmente chavos, caminan por las estaciones del metro llevando el ritmo de la música que escuchan en la cabeza o en las manos. Se mueven como si estuvieran en pleno concierto de rock y su andar es intermedio, es decir, ni van aprisa ni estorban el camino como los paciflorinos. Este tipo de andares se pueden observan principalmente en la línea verde, CU – Indios Verdes. Los de trenecito: principalmente gente de la tercera edad que camina lento. Podemos encontrar a este tipo de personas casi pegadas al lado derecho de los pasillos que conectan dichas estaciones. Con complejo de grúa: generalmente madres de familia que llevan de la mano a sus niños. La mayoría arrastra a sus pequeños en su afán por llegar pronto a su destino. Su caminar se ubica en el estándar intermedio. Los extraviados: uno puede descubrir este tipo de andares muy fácil ya que, por lo general, quienes se ubican en este estilo del caminar ven para todos lados, como buscando algo en el nombre de las estaciones. Su andar entra en la clasificación de los paciflorinos. No hay que olvidar a ese tipo raro de chavos que, aunque no caminan, pasan horas y horas sentados en las estaciones del metro, principalmente en el pasillo de abordar, pegados siempre a la pared; o a esas personas que esperan a alguien en la señal generalizada: debajo del reloj. Ambos tipos significan también personajes esenciales en las estaciones del metro de la Ciudad de México. Mi andar se ubica entre los atletas y los rockeros, siempre ando a la corre y corre pues el tiempo no me alcanza... Es algo complejo y, para correr a gusto, siempre traigo puestos los audífonos, escuchando buen Metal, música que me invita a correr porque, si uno no corre en esta gran ciudad, existe el riesgo de que la marea de gente se lo lleve. © Sonia Silva-Rosas Sonia Silva-Rosas Amaranto Arizona Justificación Satanás no puede ser tan malo, es, tan sólo, un hijo abandonado incomprendido desairado… y yo sé lo que significa ser eso. Aclaración Dejemos el engaño: pertenecemos al grupo de los ángeles caídos, abandonados, prófugos de la mirada de quien se autoproclama Dios y se dice nuestro Padre: Ni Dios de Dios Ni luz de luz, es la tiniebla en los cuatro puntos de esta tierra que hemos elegido como nuestra cárcel. No reces, no ores: En punto de las tres los demonios llegan a comer del pan de tu cuerpo. Putrefacción Gusanos en el rostro de Dios Somos ® Poemas que forman parte del Libro En defensa de Luz Bella. Versos Oscuros y otros infiernos que actualmente prepara la autora. Sonia Silva-Rosas Bajo protesta de decir verdad: el Director de Protección Civil de Azcapotzalco y el uso indebido de permisos Allá, en lo alto, el sol ilumina el tanque de gas que se aleja cada vez más del edificio. Abajo, con sus ojos puestos en el cielo, los vecinos (con cámaras en mano, tomando selfies y grabando vídeo con celulares) caminan lentamente, cuidan que sus pasos no tropiecen con algunos de los autos que, enfilados en el estacionamiento del conjunto habitacional, parecen rezar para que la mala suerte no reviente algunas de las cadenas que la grúa utiliza para trasladar esos tanques al pequeño vehículo que espera en la salida. Tal vez los vecinos tomarían un poco más en serio ese asunto de rezar y pedir con mucha Fe que no caiga uno de esos tanques, si supieran que algunos van llenos de gas e imaginen qué sucedería si uno de esos tanques cayera no sólo sobre los autos, sino también sobre sus hijos que corren y juegan muy cerca de la grúa que trabaja sin un protocolo de seguridad, sin la presencia de la Dirección de Protección Civil de Azcapotzalco, ante el desagrado y desdén exagerado y grosero de una administradora que busca ocultar su ineptitud e incompetencia hablando por teléfono, sin mostrar los permisos que -según ella- le proporcionó la institución gubernamental que faculta a las empresas para la labor de descenso y transporte de esos tanques estacionarios. En Azcapotzalco ya es común andar con el Jesús en la boca, así están aprendiendo a vivir alrededor de 400,161 habitantes de la delegación chintolola ante el nulo trabajo de las autoridades, encabezadas por Pablo Moctezuma Barragán; y cómo no buscar la protección divina si, además del nulo trabajo y del trato déspota e indiferente de los funcionarios de estructura de la delegación, hay también directores de área que, encima de no trabajar y de no tener conocimiento del área que encabezan, se cubren la espalda y defienden su puesto haciendo uso indebido de permisos firmados por alguna de las Secretarías del Gobierno Federal, como la SEMARNAT, para abusar de la confianza de los vecinos y encubrir el fraude, el robo, la corrupción y actitudes de cacicazgo perpetrados por administradores de conjuntos habitacionales que cuentan con registro ante la Procuraduría Social del Gobierno de la Ciudad de México (PROSOC). La historia de esta entrega nace de un hecho arbitrario y abusivo cometido por la administradora de la Unidad Habitacional Bonanza II, Carolina Miranda Olguín, y su socio, Jorge Cervantes Cervantes, dueños de la empresa ACBS Administradora Profesional (Certificado ante la Procuraduría Social de CDMX folio 563/ PSDF/SDGPC/C-2015. Registro: ODGAM/RA/224/2015) quienes se llevaron no sólo los tanques estacionarios de gas de uso doméstico de dicha unidad habitacional, sino también hasta los tubos de cobre que conectaban dichos tanques al servicio. Este hecho puso en evidencia no sólo que la PROSOC no termina de entender que es urgente y necesaria la regulación de este tipo de “administradoras profesionales”, sino que también descubrió la mitomanía del actual Director de Protección Civil de la Delegación Azcapotzalco, Carlos Cervantes Godoy, quien cayó en una serie de contradicciones y hasta de mentiras al momento de justificar el no haber implementado los protocolos de seguridad obligatorios para este tipo de maniobras en una unidad habitacional. En un principio, Carlos Cervantes Godoy, evidenciando su nulo conocimiento y su precaria experiencia en ésta que es una de las áreas más importantes de la función pública, el área de la Protección Civil, deja todo en manos de la Jefa de Unidad, María Guadalupe Becerra Martínez quien, a su vez, envió a Jonathan E. Riveros, parque de su equipo técnico, para que revisara uno de los tanques de la unidad habitacional. Durante la revisión, E. Riveros comentó que Carolina Miranda Olguín aún no entregaba los permisos para realizar el descenso de los tanques y que, de no entregarlos, no tendría autorización para llevar a cabo dicha maniobra, pues el Artículo 51 de la Ley del Sistema de Protección Civil para el Distrito Federal afirma que una de las etapas de Protección Civil es la Prevención, también tema central en el Artículo 56, fracción XIV que a la letra dice: […] Las demás que sean definidas por el sistema de Protección Civil y que estén dirigidas a la Prevención de las Personas, sus Bienes, su Entorno y su Información, por lo que era obligatoria la presencia del equipo técnico de la Dirección de Protección Civil de la Delegación Azcapotzalco para atender cualquier tipo de emergencia que se pudiera suscitar; sin embargo, el 19 de marzo del 2016, a las once de la mañana, Carolina Miranda Olguín y Jorge Cervantes Cervantes llegaron a la unidad habitacional y (sin mostrar el permiso correspondiente ni ejecutar los protocolos de seguridad que se establecen en la Ley de Protección Civil; además de que las maniobras las realizaría una empresa que no estaba facultada para el descenso y transporte de los nueve tanques estacionarios de gas) dieron la orden de bajar los tanques, algunos, incluso, con gas y en un estacionamiento lleno de autos, con vecinos tomándo selfies y niños jugando debajo de los salchichones que aún tenían combustible y que flotaban amenazantes en el aire; mientras Carolina Miranda hacía alarde de su amistad con el director de Protección Civil, hablando con él en voz alta vía telefónica; dando órdenes a quienes descendían los tanques y avisando a los condóminos que, en cualquier momento, su cuatacho Cervantes Godoy se comunicaría con uno de ellos para que la dejaran hacer su trabajo. De Carlos Cervantes Godoy y su dirección de Protección Civil nada se supo durante las maniobras de descenso de los tanques. Primer día de vacaciones de Semana Santa y Cervantes Godoy prefirió irse a tomar un descanso, que presentarse y aplicar protocolos para la prevención y protección de los condóminos de la unidad habitacional, confirmando con su proceder que como “funcionario público” ocupa el puesto por un pago de favores políticos y no por experiencia, conocimiento y preparación. Cervantes Godoy se fue de vacaciones y regresó a su oficina para, el 01 de abril del 2016, según oficio DEL-AZCA/JD/DPC/2016-0592, intentar dar un explicación del porqué de su ausencia durante las maniobras y afirmar que: “… la empresa ACBS Administradora Profesional Carolina Miranda Olguín solicitó la autorización de esta Dirección pero al no exhibir los permisos en tiempo se recomendó se suspendiera la desconexión, descenso y retiro de los tanques. Finalmente, cabe mencionar que esta Dirección no dio la autorización escrita ni verbal a la empresa ACBS representada por Carolina Miranda Olguín para la maniobra de descenso y retiro de los tanques estacionarios”. Semanas después, a Carlos Cervantes Godoy (funcionario inexperto en las artes de la Protección Civil, funcionario bastante cercano al actual Delegado de Azcapotzalco, Pablo Moctezuma Barragán, gente de confianza de Clara Brugada y dirigente de MORENA en Iztapalapa) le ganó la incertidumbre y el temor al ver evidenciada su ineptitud y –comentan los vecinos- su valemadrismo; le ganó el miedo a perder el hueso y a dejar de ganar la billetiza que actualmente le paga una delegación en la que el trabajo de sus autoridades delegacionales brilla por su ausencia, y en la que sólo aumentan las quejas que descubren a un partido (MORENA) que no sabe gobernar, que fácilmente cae en lo que critica de los demás partidos, que deja muy mal parado a su líder nacional, Andrés Manuel López Obrador quien, por más que intenta convencer a los chintololos de que Pablo Moctezuma Barragán y su equipo son excelentes trabajadores y líderes, sólo recibe rechiflas de los ciudadanos que a diario viven y padecen el alza de la inseguridad, la delincuencia y la corrupción de quienes son parte de la estructura delegacional. Así fue, de verdad, no se le puede dar otra explicación: a Carlos Cervantes Godoy le ganó el mello y el día que la Contraloría Interna de la Delegación Azcapotzalco, a cargo de Ramiro Herrera San Martín (y por instrucciones de Fernando Jordán Siliceo Del Prado, Director de Contralorías Internas en Delegaciones “A” de la Contraloría General de la CDMX) le mandó llamar para que compareciera como funcionario público (el 29 de abril, a las 11:00 de la mañana, en las oficinas delegacionales, comparecencia que según quedó registrado en el expediente, realizó bajo protesta de decir verdad), Cervantes Godoy entregó a la Contraloría Interna de la Delegación Azcapotzalco la copia de un permiso que, según él, había entregado en tiempo y forma la administradora de la Unidad Habitacional, Carolina Miranda Olguín, por conducto de su socio, Jorge Cervantes Cervantes, mismo que –según comentaron- les faculta y autoriza a descender tanques estacionarios de gas LP de uso doméstico. El permiso que Carlos Cervantes Godoy entregó como evidencia para demostrar que él había cumplido con su responsabilidad como funcionario público, y buscando salvar el hueso, es un permiso expedido por la Delegación Federal Morelos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), a través de la Subdelegación de Gestión para la Protección Ambiental, en Cuernavaca, Morelos, el 2 de julio del 2015. La titular de dicho documento es Alma Delia Solano Valdez, y tiene registrado el número de registro ambiental SOV7VI700411, oficio número 137010102685/2015, bitácora 17/HS-0055/05/15 y fue firmado por el Delegado de la SEMARNAT en Morelos, Julio Castillón Guillermo. Cabe hacer mención de que dicha Secretaría le otorga a Solano Valdez una ampliación de autorización con número 17-4-PS-11-04D-2011, gama de residuos peligrosos e industriales… Leamos con atención esto último: gama de residuos peligrosos e industriales. Efectivamente, el flamante director de protección civil de Azcapotzalco, Carlos Cervantes Godoy, al verse tan cerca de la sanción por no cumplir como funcionario público, y bajo protesta de decir verdad, hizo uso indebido de un permiso que no cubre ni ampara las maniobras de descenso de tanques estacionarios de gas para uso doméstico, pues no se trata de residuos tóxicos ni material peligroso ni industrial; tan es así de incongruente el proceder del funcionario al entregar un permiso firmado por la SEMARNAT, que el 17 de mayo del 2016, en oficio número CG/DGCID/CI-AZCA/UDQDR/950/2016, el Contralor Interno, Ramiro Herrera San Martín, haciendo referencia a su comparecencia del 29 de abril, le escribe a Cervantes Godoy y le señala que la empresa que menciona no estaba autorizada al manejo de “gas licuado de petróleo”, por lo que, según la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores Públicos, le solicita –nuevamente- le envíe copia certificada completa y legible del “permiso otorgado por SEMARNAT”, y Cervantes Godoy, al no saber de qué demonios habla Herrera San Martín, envía de nuevo copia del permiso que ya había entregado durante su comparecencia. Ante esta situación, quien esto escribe buscó al Delegado de la SEMARNAT en Morelos, Julio Castillón Guillermo, para saber si efectivamente Alma Delia Solano Valdez tenía autorización y estaba facultada por esa Secretaría para llevar a cabo este tipo de trabajos y maniobras en Unidades Habitacionales de la Ciudad de México, sin embargo, al estar Castillón Guillermo de comisión, el Subdelegado de Gestión de Protección Ambiental de la SEMARNAT Delegación Morelos, Juan Ramón Acosta Gebreros, confirmó que la titular de dicho permiso no tenía autorización ni estaba facultada para llevar a cabo este tipo de trabajos, ya que su permiso es para recibir y transportar residuos industriales, residuos tóxicos y peligrosos y, que en este sentido, sólo ella puede acreditarse como transportista de este tipo de residuos, mismos que deben –también- estar registrados y autorizados por dicha Secretaría. Es un permiso –afirmó Acosta- que involucra al titular en una normativa de inspección y de vigilancia, que debe respetar una cadena de custodia y llevar un estricto registro de los materiales que recibe para su transportación. El subdelegado afirmó también que los tanques de gas estacionarios, de uso doméstico, no están catalogados como residuos peligrosos por la SEMARNAT. Por su parte, el Subprocurador de Inspección Industrial de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), Arturo Rodríguez Abitia, al cuestionarle el tipo de sanciones que se aplican por el uso indebido de un permiso firmado por una Secretaría de Gobierno Federal, comentó que el movimiento de tanques estacionarios de gas no es una actividad que regulen ni la SEMARNAT ni la PROFEPA. “Efectivamente, la SEMARNAT puede expedir permisos para el manejo y transporte y disposición final de residuos peligrosos. Un tanque estacionario no es un residuo peligroso, es sólo un recipiente que se mueve y que idealmente al moverse debería estar vacío para reducir los riesgos durante la manipulación”, explicó el Subprocurador de Inspección Industrial. Rodríguez Abitia añadió que la titular del permiso, Alma Delia Solano Valdez, exhibe un permiso para el transporte o el manejo de residuos peligrosos, pero esa autorización nada tiene que ver con la labor que realiza en la Ciudad de México: el retiro de tanques estacionarios de gas de uso doméstico. El Subprocurador Rodríguez Abitia agregó que Solano Valdez utiliza el permiso que le expidió la SEMARNAT sin tener la menor idea de lo que tiene autorizado, “nada tiene que ver con el descenso de tanques estacionarios de gas”, aseveró. Al comentarle que el Director de Protección Civil de la Delegación Azcapotzalco, Carlos Cervantes Godoy, había entregado copia de ese permiso a la Contraloría Interna de la Delegación y, por ende, al Director de Contralorías Internas en Delegaciones “A” de la Contraloría General de la CDMX, el Subprocurador de Inspección Industrial de la PROFEPA aseguró que se trata de una cortina de humo utilizada por Cervantes Godoy, ya que “el permiso nada tiene que ver con las labores que se realizaron. Ese permiso –explicó- no los cubre, ese permiso no es para los fines que lo presentaron”. “Lo que está haciendo es aprovecharse de la ignorancia de las personas que le cuestionan el trabajo, mostrándoles un permiso que nada tiene que ver. Se está haciendo un uso indebido de esa autorización”, concluyó. Después de hablar con los funcionarios de la SEMARNAT delegación Morelos y de la PROFEPA, quien esto escribe decidió llamar a la titular del permiso, Alma Delia Solano Valdez. Era necesario saber si la titular sabía del mal uso que le estaban dando a su permiso; llegué incluso a pensar que la pobre mujer no tenía siquiera idea de que estaban haciendo mal uso a su nombre y que estaban abusando de su confianza y, para mi sorpresa, Solano Valdez me comentó que, efectivamente, ella se dedica a bajar tanques estacionarios de gas de unidades habitacionales de la Ciudad de México, y que “usa” el permiso que le otorgó la SEMARNAT para que los vecinos no le den problemas y la dejen hacer “su trabajo”. Al preguntarle a la señora Solano Valdez si estaba consciente de que ella no tenía permiso para llevar a cabo ese tipo de servicios, y que estaba haciendo mal uso no sólo de un permiso, sino de un documento firmado por la SEMARNAT, ella me respondió que sí, que estaba consciente de ello. Afirma Andrés Manuel López Obrador que los cambios en lo político, económico, social y cultural se lograrán imprimiendo principios éticos a su movimiento, a su partido MORENA, defendiendo los derechos humanos, la libertad, la justicia y la dignidad de todos (dice). Nuestra acción individual y colectiva –prosigue en su página WEB- está sustentada en principios de honestidad, patriotismo y reconocimientos de las diferencias para forjar una nueva forma del quehacer público, alejada de los vicios y la corrupción de las prácticas políticas del actual sistema político, cultural y económico… ¿De verdad cree el líder de MORENA que el Delegado de Azcapotzalco, Pablo Moctezuma Barragán, y sus protegidos, como el director de Protección Civil, Carlos Cervantes Godoy, están alejados de los vicios y la corrupción? ¿En serio cree que estos funcionarios públicos imprimen principios éticos y defienden los derechos humanos, la libertad y la justicia? Si así fuera, Carlos Cervantes Godoy no haría uso indebido de permisos firmados por instancias federales ni protegería a quienes abusan de la confianza de la gente; no solaparía el robo ni la corrupción, y tampoco se dejaría llevar por el tráfico de influencias. No caería en la mentira ni en el ridículo cuando se le pide comparecer bajo protesta de decir verdad, ni demostraría que utiliza permisos firmados por Secretarías del Gobierno Federal para cuidar que su cabeza continúe en su lugar. Carlos Cervantes Godoy violó el Capítulo V del Código Penal Federal, Artículo 247, Fracción I que a la letra dice: se impondrán de cuatro a ocho años de prisión y de cien a trescientos días de multa al que interrogado por alguna autoridad pública distinta de la judicial en ejercicio de sus funciones o con motivo de ellas, faltare a la verdad. Cervantes Godoy es un funcionario público que desconoce el Artículo 16, fracción XII de la Ley del Sistema de Protección Civil del Distrito Federal que afirma que la Dirección de Protección Civil a su cargo debe ejecutar, cumplir y vigilar en el ámbito de su competencia, el cumplimiento del reglamento y otras disposiciones en materia de Protección Civil. Este funcionario público, Director de Protección Civil de Azcapotzalco es militante de MORENA, un partido que presume su ética y rectitud. ¿Se aplicará la Ley para que Carlos Cervantes Godoy sea sancionado como lo estipula el Código Penal Federal y la Ley Federal de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos? Usted, ¿a qué le apuesta? dsoniasilva@hotmail.com © Sonia Silva-Rosas Amaranto Arizona Sonia Silva-Rosas Avalancha Tras la noche ladran los perros, avalancha del deseo calle abajo. Revienta la lluvia y mi rostro inmerso en la almohada. Enjambre Este mi par de oídos, enjambres despiertos a media noche. Es el silencio néctar que beben, es el sonido de mi cuerpo el que los acompaña. Detrás de mis párpados las luciérnagas se agolpan buscando la salida. Mar adentro Pupilas en mar profundo, a b i e r t o, apenas una gota desata la lluvia, apenas un roce en cada extremo de la cama. Vacío A través del c o r a z ó n el v i e n t o . ® Poemas que pertenecen al libro De tanta sombra de próxima presentación. Amaranto Arizona
Sonia Silva-Rosas La vida Hace apenas unos días me percaté de que los vecinos del departamento 104 tienen bebé, su llanto se escucha por los pasillos del edificio. Me gusta escuchar que hay bebé en este edificio tan lleno de rutina, tan repleto de conflictos entre personas que llevan años en este mundo; en un edificio tan monótono y monocromático. La semana pasada regresaba yo al departamento y escuché que el bebé lloraba. Me quedé ahí, frente a la puerta de mi departamento, sin moverme y con los ojos fijos en una hormiga que caminaba a toda prisa quién sabe a qué lugar. El bebé lloraba y, entonces, me descubrí pensando en que uno llega a este mundo así, apenas una bolita de carne indefensa, sin saber siquiera qué ocurre ni qué de qué se trata todo esto que, aquí, han dado por llamar vida... Vida... vi da... ¿Qué es la vida? La palabra suena tan suave y, sin embargo, conforme pasan los años, en tanto transcurre el tiempo, nos damos cuenta de que, ese sonido suave, tal vez hipnotizante, puede ser engañoso: de la vida existen millones de versiones y la engañosa suavidad en su pronunciación no siempre corresponde con la dura e, incluso, cruel realidad. Mi atención regresó al llanto del bebé que, al parecer, indicaba que era hora del biberón; entonces pensé: cuando uno es bebé y llora, ni siquiera se imagina que, según uno va creciendo, las lágrimas también transforman los motivos para aparecer. Algunas de esas versiones que existen del concepto vida en este mundo, están tan llenas de lágrimas que les puedo asegurar que, cuando los actores y actrices principales de esas versiones eran apenas unos bebés, ni siquiera imaginaban lo que la vida les deparaba. Así como existen infinidad de versiones de vida en este mundo, asimismo existen múltiples definiciones y hasta versiones de la palabra vida en la Internet. Si escribes vida en el buscador de Google, encontrarás que se abre un abanico de posibilidades para hallar la definición de este concepto: vida definición, vida concepto, vida frases, vida laboral, vida sinónimo, vida íntima... Tantas definiciones para que, al final, todos y cada uno de nosotros sigamos empeñados en tratar de comprender qué fregados es la vida, qué venimos a hacer aquí; quiénes somos, hacia dónde vamos... Bueno, bueno, vaya, tanto lugar común y pregunta trillada sin respuesta alguna - ya sabemos -, tan sólo hemos logrado definir el término para, de alguna u otra forma, medio explicarnos y medio comprender la esencia tanto del nombre como del verbo: vida... Vivir la vida. Considero que vivir la vida es un acto tan complejo, tan lleno de responsabilidad, tan habitado de dudas. Líneas más arriba comentaba yo el motivo de las lágrimas en el bebé. Conforme pasa el tiempo, las lágrimas se convierten en el medio a través del cual un ser humano expresa alegría, dolor, rabia, necesidad, impotencia, todos los sentimientos que -también- mientras pasa el tiempo se van descubriendo. Algunos opinan que la vida es una gran pérdida de tiempo, otros más afirman que la vida no es justa, y hay quienes la maldicen, pues la vida que llevan no es para nada bonita o placentera. Opino que la vida es una oportunidad, es como esos boletos que se gana uno en alguna rifa, cuyo premio es un viaje a algún lugar. Todos nos hemos ganado ese boleto, todos nos hemos ganado el derecho de estar aquí, en esta vida. Todos tenemos las mismas oportunidades ya sea para aprender, disfrutar y sacar lo mejor de esta experiencia, o sufrir, maldecir, amargarse y dañar, buscando la manera de desahogar toda la frustración, coraje y decepción que se pueda generar según la cantidad de lágrimas derramadas. Y, con el paso de los años, nos damos cuenta de que todo es cuestión de decisión. Nuestras vidas, las particulares versiones de Vida, desembocan en un sinfín de caminos tan diversos y con consecuencias tan variadas debido a cada una de las decisiones que tomamos. Todo en esta vida es una causa y toda causa tiene su efecto. Así es la vida, un carrusel que da vueltas y vueltas con sus causas y sus efectos, un carrusel del que, al final del camino, cuando presentimos que ha llegado el momento de regresar a casa después de ese viaje ganado en alguna rifa, ya no queremos ni bajarnos del carrusel ni dejar esta Vida porque, sea como sea, como tú quieras y mandes, vivir es maravilloso a pesar de todo: contemplar la mañana por la ventana cuando recién abres los ojos, escuchar el ladrar de los perros en la lejanía durante las madrugadas, en medio del silencio; descubrir los rayos del sol a través de las ramas de un árbol, o caminar por las calles mientras el aroma a pan trae recuerdos a tu memoria. Vivir: el bebé que llora en el departamento 104 no sabe aún que él está vivo ni sabe lo que quiere decir y lo que representa el verbo; todo en él es nuevo, tanto el tiempo como las oportunidades y la experiencia. Crecerá, poco a poco descubrirá la versión que de la palabra vida le ha tocado representar; sinceramente espero que su versión tenga muchos momentos de felicidad, de juegos, de mucho amor porque, ¿qué es la vida, en realidad, si no la suma de estos tres elementos? © Sonia Silva Rosas Sonia Silva-Rosas Escritora. Periodista. Editora y Promotora Cultural
Ha colaborado en revistas de Canadá y España. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés y portugués. Fue Coordinadora de la Casa de Cultura Morelos 10, de la Delegación Azcapotzalco. Codirectora de Noctis Ediciones y Columnista del periódico mexicano El Sol de México. Su desempeño como editora le ha dado la beca Edmundo Valadés para revistas independientes del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y en dos ocasiones el apoyo Financiarte del Consejo para la Cultura de Nuevo León. Actualmente colabora con el Cuerpo Académico Lenguajes, Discursos, Semióticas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Trabajó en el Departamento de Difusión (área de Comunicación) de la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE), en la Subdirección de Prensa del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y en el departamento de prensa del H. Congreso de la Unión. Se ha desempeñado como correctora de estilo para las editoriales Alfaguara, McGraw Hill, Televisa, Fundación SM, Fondo Editorial Tierra Adentro de Conaculta y EDIMEND. Ha sido dictaminadora del Grupo Editorial Planeta. Laboró en la Oficina de Asuntos Internacionales del Gobierno del Estado de Veracruz en el Distrito Federal. Fue Jefa de Prensa y Relaciones Públicas de la Editorial Jus; y Jefa de Relaciones Públicas del Museo Nacional de San Carlos. Su obra aparece en las antologías: Poetas de Tierra Adentro II, Diccionario de Mujeres Poetas de Nuevo León; Desierta Memoria (Saltillo, Coahuila); en la Antología Sor Juana Inés de la Cruz y Poetisas Mexicanas (9 tomos) del Dr. Fernán Pavía Farrera (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas). Antología de Poesía Hispanoamericana y en la Muestra de Poesía Hispanoamericana Siglo XXI de la Asociación Prometeo de Madrid, España. Tiene publicados: Laberinto de Siluetas (Poesía. Col. La hoja murmurante de Toluca, Estado de México. 1994), Ídolos de Sal (Poesía. Historias de Entreten y Miento de Saltillo, Coahuila. 1995), Lluvia ácida sobre la danza de las horas (Poesía. Ediciones de Pasto Verde, Orizaba, Veracruz. 1996), Tanta Memoria (Poesía. Fondo Editorial Tierra Adentro, CONACULTA. 2002), Cuentos para entristecer al payaso (Cuento. Editorial C&F, Guadalajara, Jalisco. 2009. Reimpresión, 2015), Cuarto Menguante (Algunos poemas. Editorial La Regia Cartonera. Monterrey, Nuevo León. 2011), Caban. El reclamo de los dioses (Novela. Noctis Ediciones. 2013) y Cuarto Menguante (Poesía. Noctis Ediciones. 2015). Se desempeña como maestra de Gramática Española, Argumentación, Comunicación Política y Análisis del Discurso, así como de Creación Literaria. En el 2008 recibió Mención Honorífica en el Premio Nacional de Poesía Tinta Nueva. |
Sonia Silva-Rosas
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May 2021
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