Por Kepa Urriberri Por Kepa Uriberri
Como si fuera ayer releí, recordando a David, sus mensajes y respuestas en Orbis Press. Universo de palabras. Este que reproduzco es un ejemplo: «¡Saludos a todos los orbispresianos! «Ya ha llegado la fecha. Como lo hago todos los años estaré celebrando mi onomástico y deseo hacerles una atenta invitación para que estén presentes este sábado 23 de septiembre del año 2006 a las 7:00 de la noche en su casa localizada en el: «7990 W. Stella Ave. Glendale, Arizona 85303 «Mis teléfonos son: (623) 328-7332 y (602) 686-0894 «Tendremos música, lecturas, convivencia, como lo hemos hecho en años anteriores deseo poder compartir con mis amigos un pedazo de tiempo vivido. «Los espero con los brazos abiertos y pueden venir con quien ustedes lo deseen. «Atentamente, La Gerencia Muñoz «P.S. Creo que el menú consistirá de tamales, pozole y tapas españolas. Por lo pronto. «De verdad, espero poder verlos a cada uno de ustedes. Un abrazo a todos, «David» Así se repetía la invitación año a año en septiembre. En aquel dos mil seis respondí así a su invitación llena de entusiasmo y afecto por todos: «Hasta ahora mismo he estado buscando quien me lleve pero nadie ha tenido la posibilidad de hacerlo gratis con una familia tan numerosa que tengo, sobre todo por los treinta y dos mil kilómetros aproximados que nos separan desde Apoquindo con Tomás Moro en Las Condes, Santiago de Chile al 7990 W. Stella Ave. en Glendale, Arizona. Sin embargo, como el pensamiento vuela y es a veces veloz como el deseo, ten por seguro que estaré con ellos ahí, cantándote felicidades y festejando ese día magnífico. «Abrazos cálidos, fraternales, y también más y más y felicidades; Kepa» Así fue hasta septiembre de dos mil once. Siempre me sentí invitado al cumpleaños magnífico de David; nunca pude ir. Por aquel tiempo el foro de Orbis Press ya se batía en retirada. Pero en marzo de dos mil nueve se había echado a rodar la revista Peregrinos y sus letras. Así agradecí, por entonces, el privilegio de ser invitado a participar en esta revista: «Estimados amigos; «He tenido el honor de ser invitado por la revista que comienza a publicarse en internet, "Peregrinos y sus letras", de un grupo de escritores que viven errantes al servicio de la cultura y letras, en tierras del norte de la enorme América, a formar parte permanente de sus colaboradores. «A mi vez, retribuyo aquella gentileza, invitándolos a todos ustedes a visitar esta publicación que pueden encontrar en http://www.peregrinosysusletras.com/ «Saludos cordiales; Kepa» Se dice que si Mahoma no va a la montaña, la montaña viene a Mahoma. El diez de octubre de dos mil diez y siete, ya que nunca pude llegar al cumpleaños de David, el vino a Santiago y almorzamos juntos desde las doce del día hasta pasadas las diez de la noche. Hablamos de literatura, de los amigos escritores: Manuel Murrieta, Raúl Acevedo (Jeff Durango), Miguel Ángel Godínez, Antonio Leal y otros más; de los Peregrinos y sus letras, hablamos del crecimiento de la revista con gente de todas partes donde se habla castellano, también hablamos de boleros, de la música de México, de los grandes cantantes y compositores: Luis Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Pedro Vargas y su inseparable "...y al piano mi amigo Chucho Zarzosa", Armando Manzanero y el grande Juan Gabriel. De este último cantamos, para sorpresa de los parroquianos del restorán, "Probablemente, ya, de mí te has olvidado y mientras tanto yo te seguiré esperando...". Después volvimos caminando lentamente del restorán a su hotel, a pocas cuadras, para no exigir las rodillas que le daban problemas. Recordando y repasando, con David conversamos frente a frente a penas unas diez horas, pero tuvimos una amistad y colaboración de más de diez años que pude aquilatar en el vacío, la tristeza y dura sorpresa que me produjo su muerte. Así reaccioné, espontáneamente, a la noticia de Manuel Murrieta: «¡¡Mierda; la gran puta!! Se nos fue a peregrinar...» porque hubiera querido que fuera mentira. Sentí una enorme pena y un gran vacío, que sólo se llenó con un correo de su mujer, Mireya, que me anunciaba que "Peregrinos y sus letras" seguiría vivo. Siempre vislumbre en Mireya a una mujer fuerte: ¡Qué menos habría merecido David!. Me explicaba que tomaba la posta de su marido para prolongar la obra que con dedicación y amor él había creado. De esta manera David se acerca a una inmortalidad que merece, porque su obra grande lo sostiene y su mujer, muestra un temple fantástico que la hace, ahora, más admirable que la imagen que siempre mostró junto a David. Kepa Uriberri
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Kepa UriberriA mediados del siglo pasado, justo al centro de algún año, más frío que de costumbre, en medio de una nevazón inmisericorde, se dice que nació con un nombre cualquiera. Nunca fue nadie, ni ganó nada. Quizás sólo fue un soñador hasta comienzos de este siglo. Fue entonces cuando decidió llamarse Kepa Uriberri y escribir, también, para los demás. Hoy en día, sigue siendo un soñador y aún no ganó nada. Sólo siembra letras en el aire. Archives
August 2021
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