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​Barrioztlán

Birria

2/8/2023

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Por Saúl Holguín Cuevas

La mejor que esta panza pecadora ha disfrutado fue en El Parián, en Los Ángeles. Gracias a un artículo en el Times, autoría del gran gurú de la glotonería angelina J Gold. Exageró im poquito, allá en 1990 cuando la declaró el mejor platillo de comida mexicana en la urbe angelina. Quedé encantado, en particular con el sublime consomé, sin duda el reportero tiene un radar culinario. 

Ubico en segundo puesto o en primero y medio, la Birria el Rincón del Oso, en el Mercado Hidalgo en Tijuana, y sus opulentos despliegues de frutas y demás mercaderías. Aunque el guiso no se atreve a la altura de la angelina, las tortillas hechas a mano son de primera y abundantes, la atención al cliente maternal gracias a una veterana, auténtica madre tierra. 

Otra birria que aún me acompaña me la topé por accidente. Caminaba por las calles de Aguascalientes, me metí al Mercado Juárez a fisgar y creo, casi estoy seguro que fue Birriería Serna, uno de los mejores platillos que disfruté durante un pausado viaje que realicé en camión. Me fui ranchando desde Phoenix a Guanatos con escalas en Los Mochis, Mazatlán, Durango, Jerez, Zacatecas y Aguascalientes. 

Así mismo digna La Cocina de doña Estela, en el Valle de Guadalupe. El problema es que la abrumó la fama, descendieron las hordas cachanillas norte y califas, llegar temprano para disfrutar pausado la birria, tortillas hechas a mano. 

El domingo 12, el Nelson y el Dani y su servidor los invitamos a LOS POLITOS, ahí continuaremos nuestra búsqueda de borrego (y chiva) tatemados.

https://www.facebook.com/lospolitos1/
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Dos de guerra

3/9/2022

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Por Saúl Holguín Cuevas

Yo, Saúl Holguín Cuevas derramo una lágrima por las víctimas en Ucrania y te maldigo Putin, asesino paranoico, esquizofrénico, megalomaniacote, Que tu nombre y tu simiente queden borrados de la tierra y tu carne sea pasto de los perros.

A la maquinaria de la guerra, sus secuaces y aduladores, así como los que de ella se benefician les conviene que el cine ensalce y exagere el heroísmo cainero (Caín). 

Cierto, nada nuevo, matar al vecino es un negocito redondote. Ya añejo y hasta fructífero para unos cuantos que desde la retaguardia, sin sobresaltos, enriquecen. 
Las sociedades guerreras, abusivas, prepotentes por excelencia desdeñan las cintas que protestan contra la matanza y el genocidio legalizado por mentiras de los políticos y sus aliados. 
En días pasados vi dos películas que me conmovieron con el horripilante retrato de una guerra, como todas, por demás irracional; la Primera Guerra Mundial. CRUCES DE MADERA (1930) de Raymond Bernard y; 1918 (también de 1930) de Pabst. Retratan la cruel realidad: trincheras donde cayeron jóvenes por millones. Todo a cambio, cuando la cosa iba bien, de un palmo de terreno. 

Desde un principio se tiene la sensación de un suicidio colectivo, donde no hay escape, los protagonistas son empujados al matadero, morirán descuartizados por una bomba, aniquilados por una o mil balas, envenenados con gas. 

El resultado: una iglesia cualquiera, terreno neutral, donde se congregan los ciegos víctimas de los gases, los mutilados, los enloquecidos que tras el sufrimiento, sin agua, sin dormir, infectados de piojos y sometidos a la metralla y al constante bombardeo, a veces, por equivocación, de los mismos aliados: no hay escape, llega la muerte. Una rústica cruz, casi improvisada baja el telón. 

Y la carnicería continúa, a pesar de Verdún, de Hiroshima y demás holocaustos. Para ponerse a llorar de impotencia por esa enferma y rabiosa ansia de matar y morir, al parecer hasta que el último de la especie cierre los ojos para siempre.

Si esta nueva guerra lo trae medio alicaído, como a mí, propongo posponer ver estas cintas hasta que mejore un tanto el ánimo.

Otras recomendadas, las dos primeras no tienen cintas sonoras, son lo que algunos llaman mudas: 

J’accuse (1921) de Gance.

The Great Parade (1925) de King Vidor.

Sin novedad en el frente (1930) de Milestone.

*La maldición viene en El infinito es un junco de Irene Vallejo, libro recomendado.
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Cupido le dijo a Venus

2/16/2022

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Ilustración: manuscrito del Libro de Buen Amor (1330–43) del Arcipreste de Hita.
Por Saúl Holguín Cuevas

Dedicatoria íntima: a Yolanda.
  • Al padre se le llama paternal; si a la sensualidad se le llama carnal; si a las riquezas se les llama codicia; si es enderezado a buen fin, se le llama honesto (DRAE).
  • Ya no vale el alcanfor ni los baños de agua tibia, el que padece de Amor, sólo con besos se alivia (letra de un son).
  • El Love’s Labour’s Lost (Es trabajo en vano; Shakespeare).
  • ¡Déjame en paz, Amor tirano! (Góngora).
  • El Buen Amor del Arcipreste.
  • Hay veces Amor que parecieras boca de recién nacido buscando el pezón de la madre (Carmen Váscones, poeta ecuatoriana).
  • Amo el Amor de los marineros que besan i se van (Neruda, después de sus Veinte poemas de Amor i una canción desesperada).
  • A las mujeres ni todo el dinero ni todo el Amor (don Teofilito, imagino que doña Teofilita diría, A los hombres).
  • Amor lo es todo, conocer no es nada: Goza, como los niños i las aves, del blando seno i del caliente nido; no te apures jamás porque no sabes de dónde vienes i por qué has venido (Ricardo León).
  • Un sentimiento de Amor, guía los pasos del guerrillero Ché.
  • La niña de Guatemala, la que se murió de Amor (Martí).
  • Y en vez de Amarte menos te quiero mucho más (Acuña).
  • El Amor todo lo conquista (amor vincit omnia; Virgilio).
  • Dime, mujer: cuando el Amor se olvida, ¿sabes tú adónde va? (Bécquer).
  • Un cometa en el cielo me está anunciando la muerte, el mandarme la muerte si sigo amando, sí, sigo amando, la muerte espero, porqué el dejar de amarte, eso no puedo (al compás de un son romancero). 
  • El Amor donde dos soledades se protegen, se limitan i se encuentran (Rilke).
  • Grisóstomo muere de Amores por aquella endiablada moza de Marcela.
  • El Amor i la fama (alimentos de Shelley).
  • El Amor de Cupido le dijo a Venus: he visto relampaguear pero no con tanto trueno, ven i lo veremos (letra de un son). 
  • Fiero Amor: soy pequeña como un copo de nieve,/ fiero Amor: soy pequeña como un pájaro breve (Alfonsina Storni).
  • El Amor del Ponte Vecchio (puente viejo; donde Dante ve a Beatriz adolescente. Mal d’amore).
  • El Amor de la Malagueña, la Zandunga, la Petenera, la Llorona, Sorjuana, Lucha Reyes, Frida i la Morena de los ojos negros.
  • Amar con afición i passión (Nebrija).
  • El Amor (mala lavor; del sacristán fornicario de Berceo).
  • Il fare (hacer) all’amore.
  • El Amor en los tiempos del cólera (los padres del Gabo, navegando por el Magdalena con bandera amarilla).
  • El pomme d’amour (el tomate, considerado estimulante).
  • El Amor de, Quererse no tiene horario, ni fecha en el calendario, cuando las ganas se juntan (Simón Díaz sueña con Miss Universo).
  • El Amor, Montado en potra de nácar sin bridas i sin estribos (Lorca en las arenas del río).
  • El Amor de, Si no os hubiera mirado, no penara: pero tampoco os mirara (Boscná).
  • El Amor de, Nadie puede ser dichoso, señora, ni desdichado, sino que os haya mirado (Garcilaso).
  • Tres cosas me tienen preso de Amores el corazón: la bella Inés, el jamón i berenjenas con queso (Baltasar del Alcázar).
  • Love that dare not speak its name (El amor secreto de Lord Alfred Douglas, ruina de Oscarino Wilde).
  • Love built on beauty, soon as beauty, dies (Si basado en la belleza pronto se acaba; John Donne).
  • Love, fervent fire, kindled without desire, short pleasure, long displeasure (Si el amor no se estimula, corto placer, largo dolor; A. Scott).
  • Better to have loved and lost than never to have loved at all (Mejor haber amado y perdido que jamás haber amado; Tennyson).  
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Espresso

2/9/2022

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Foto: José Reyes García, un espresso de Intelligencia.
Saúl Holguín Cuevas

TROYANO: dice el maistro* que lo fácil es difícil. Tiene razón, veamos: para tortear se necesita maíz, cal y agua;** para la cerveza, cebada, lúpulo, a veces levadura*** y agua; para el pan, harina, levadura y agua, entonces porque no los hacen bien. El café entra en esta categoría, aventarles agua caliente a unos granos tostados y molidos, pero…

Recién desempacado en Arizona me adentré en El cafetal, Coffee Plantation de Tempe, probé un Blue Mountain jamaiquino, quedé impresionado con el satinado sabor pero más, con el precio US$40/lb.****. Con el tiempo, el sino me llevó al Kona jaguaiano; al Yauco Selecto de tierras boricuas; a una sesión donde se tostó un Yrgachefe frente a mis narices y se sirvió en pequeñas tacitas por partida triple.

También mantuve provechosas charlas informales con un vecino, agente de una casa tostadora en Seattle que oferta alrededor de 160 diferentes granos, gustamos algunos. Así como con el tico Rolando Cortez, propietario del Café Cortez en Tempe.

Recuerdo con satisfacción: un corretto con grappa de la Tazza d’Oro en Roma; en Santa Mónica un espumoso en Intelligencia; un Carajillo con brandy en una ya olvidada cafetería cerca de la Complutense; un Café Colón tostado en el Mercado Juárez y, degustado con pan francés untado con mantequilla, medio siglo atrás, en casa de mis padrinos una fría mañana en Torreón; ***** café de olla en quien sabe que parte de México, quizá Veracrú, Guanajuato o ambos; entre los recordados hay un café con piquete, fue un funeral en Zacatecas o en Torreón.

No olvido una cabalgata por calles del pluvioso Seattle en busca de la Gloria Cafetera. Cierto en esta costa no se cosecha un grano pero, es tanta la fanaticada que alberga algunas 70 casas donde se tuesta. Conste, el café perfecto no existe, si acaso existiese el único que llegó a conocerlo fue Kaldi, el mítico pastor etíope que lo probó por vez primera. ******Poderosa razón para continuar en la búsqueda. No soy un obsesionado, pero sí lo soy.  

En Seattle por un instante me pareció vecinar la gloria, esa elusiva condensación de granos de tierras volcánicas en su versión más que prieta.  La onda transcurrió maomeno así. 

Llegué, pediché un espresso, me preguntó el barista:

¿De cuál?
Ah cabrón!, primer dilema a resolver. 
Paciente me enseñó un mapa de la Bota, Es por regiones, empiezas en el norte, bajas a Firenze (Toscana y región norte), a Parioli (Lazio, área central), a Capri (Campania, el sur) y concluyes en Taormina (Sicilia), en este viaje imaginario, entre más se viaja norte sur, más cala el sol, la gente, la campiña y el café se van morenando, africando. Ay Bota eterna, el  sol y el mar! 

Pues, castígame con un chichiliano”.  Y mientras fisgaba el meticuloso operar del barista, pregunté por la cafetera espresso, una Synesso, me ilustró que se diseñó con exclusividad para el clima gris de Seattle. 

Caffé D’Arte me sirvió una tacita que me quedé tanteando si mi miserable vida me había regalado tal bálsamo. Tal magnificencia no se puede alcanzar en casa, pues se necesita una máquina especialmente diseñada para extraer toda la esencia del grano, reciente tueste adecuado en tostadora a leña, barista ducho, agua filtrada, un clima lagañoso, lacrimoso de preferencia y unos tanguitos, blues, morna o fados jimiriqueando desde la vellonera.

* Es correcto, así se le dice en mi Tierra a los que tienen destreza en algún oficio, como el carpintero que aprendió de su padre y de su abuelo a usar instrumentos manuales; así se distingue del maestro de escuela por lo general, letrao. 

** Para no hacer el cuento largo, de las tortillas no incluyo cocerlas sobre un comal de barro con  leña de encino, como las nunca olvidadas hechas de maíz cosechado de la huerta familiar, desgranado en elotera y cocido la tarde anterior. También me atrevo a recordar unas sublimes tortillas de harina (harina, agua y manteca de cerdo) en casa de la Chatamar. 

*** Algunas cervezas se elaboran al natural, usando fermentación espontánea la levadura que hay en el aire.

**** Hablo de 1991, esos dólares de entonces hoy (2022) equivalen a $82.

*****
No incluyo un lechero en La Parroquia de Veracruz, cuando estaba en los mágicos Portales. Al echar leche al café, como a un biberón, se maldice y se esconde la falta de calidad del grano, que en la Parroquia era mediocre, como lo demostró un espresso que pedí. El café se toma negro, sin azúcar, sin crema ni demás artificios. Lástima, tomando en cuenta que Veracruz produce granos de los mejores como Zongolica y Coatepec. 

******
Según el mito, al pastor Kaldi se le prendió el foco al ver a sus chivas ya locas de por sí, enloquecer aún más tras comer los frutos de una planta por esos rumbos silvestre.    

Éxtasis. ¿Acaso, por fin los olímpicos me permitieron cuatro sorbos del café perfecto?
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A media Lux

1/12/2022

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Saúl Holguín Cuevas se toma un chanate.

Qué maldito gusto ir a un café donde no hay un asiento cómodo. 

Qué enferma costumbre patrocinar un sitio donde la cacofónica música y el eco de los techos bajos interrumpen la charla. 

El café es apenas pasadero, la repostería mediocre, toscas las pinturas en las paredes, pasaderos los desayunos; dicen que los alcoholitos mezclados son buenos, aunque careros. 

Me acerqué a Lux, traje bolígrafo, pero se me olvidó el papel, me puse a observar. 

A Lux la gente va a desfilar sus esbeltos y morenados cuerpos. Caen chavos a presumir que tienen una computadora Apple. Otros van a pretender que dibujan o escriben la Great American Novel, pues el dueño presume de ser poeta, no lo es, pero si es un buen mercader. Por todos lados maquinillas de escribir inservibles, ni un papel, ni un lápiz, ni una pluma, ni un carboncillo siquiera, maldición.  

Padecemos la canícula en la calcinada Finiquera (Phoenix), añorando estar en la despercudida Sandiego, o en la carera cafetería Intelligencia en Santimónica. En ambos litorales despachan cafés como Lux, con un poco más de hipocresía. Hurtos a mano desarmada amortiguados por el benévolo clima. 

Despachó la tetera latte y salgo para no volver. 
 

FOTO: Jorge Camarón (Reies García Esquivel)
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El Caprichoso

11/24/2021

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Foto: Lance Christianson
Por Saúl Holguín Cuevas

La Gran Chichimeca de ayer es hoy los estados norteños mexicanos y gran parte del suroeste gringo. Sonora forma parte de este territorio, por comprender gran parte del desierto al que da su nombre, se ha identificado, aún después de la conquista, con barbarie. * Sus platillos no se comparan con la barroca culinaria de Puebla o de Oaxaca. Sin embargo, tanto en este estado Mexican, como en Arizona, con importante presencia de sonorenses, he disfrutado burritos, coyotas, bacanora, machaca, carne tatemada y un platillo hibrido, el Tres Veces Mojado: el Sonora Hot Dog. *

La salchicha es un antojito ya viejo, se menciona en Alemania en el siglo XIII, donde le llaman Frankfurter (de Fráncfort), es una salchicha de puerco, delgada y larga, envuelta en tripa de oveja. En un viaje a esta ciudad que atraviesa el río Meno, realizado ya medio siglo atrás, la consumí cada vez que detenía mi deambular. A otra versión se le conoce como Wiener (toma su nombre de la ciudad de Viena, en alemán es Wien) una combinación de carnes de puerco y res. Se pone a hervir en agua y se sirve sin pan, por lo general para acompañar una cerveza. 

Emigrantes trajeron la salchicha a EE. UU., en donde hay varias versiones de cuando se le agregó el pan, al parecer para que los clientes soportaron lo caliente de la salchicha. ¿Por qué perrito caliente? Es probable que un tiempo se usó en su elaboración carne de can, esta se consumía en Alemania durante el s XIX y parte del XX. Varias ciudades del Gabacho se disputan la primicia, ya para 1884 había adquirido el nombre hot dog. Su fama cundió. Proliferaron carritos ambulantes por doquiera y no faltaban en los estadios de béisbol. Hay una foto de 1906 en New York en donde un frankfurter costaba tres céntimos, dos por cinco céntimos. * 

Ya en Phoenix, El Caprichoso  inicia en 1989. Hoy ya son cinco puestos. Frecuento el que me queda más cerca de casa, en un barrio harapiento por donde se atreven los lumpen, ahí donde la Hachet topa con la 19 Avenida. Abunda el estacionamiento, antes el local sustentaba un car wash. 

Al caer la tarde se acerca una troquita, levantan un puesto callejero, sale una plancha, mesas y sillas debiluchas. Guillermo se ha encargado de servir adornados hot dogs estilo Sonora por cuatro calendarios. Abunda variada clientela, borrachos, trasnochados, adolescentes. 

El hot dog estilo Sonora, popular tanto en Tucson como en Phoenix, quizá nos llega desde Hermosillo, para algunos ya lleva algunos 40 años de existencia, es un platillo híbrido que lleva todo lo que la imaginación quiera.

Los que prepara Guillermo (foto) van de esta manera: la salchicha se envuelve en una tira de tocino, se asa a la plancha, ya listo se coloca en un pan de La Purísima,  se le empalma cebolla asada, frijoles, tomate, mayonesa, mostaza, kétchup, guacamole, salsa de jalapeño y queso Cotija. Se sirve con un chile güerito tatemado. Un Jarrito cítrico ayuda la digestión. 

Me establecí en Phoenix en 1991, entonces era la metro más aburrida que hasta entonces conocía, comida basura servida en cubículos estériles, suburbios republicanos y Sun City retrógrada. El 2001 en plena euforia vikinga soplaron ventarrones racistas que amenazaron con prohibir la comida callejera en Fénix. La gente se unió y lucharon por el derecho de una metrópolis de alimentar a los caminantes. La comida callejera, preparada con esmero e higiene, eleva y en ocasiones sublima el atractivo de una ciudad, ya depende del cliente si patrocina o evita, eso sí, tarde o temprano caerá seducido por sus aromas, si no me lo cree, dese una vueltecita por Tenochtitlán o por Los Ángeles. Inclusive, la biblia culinaria Michelin, por lo general destinada a cacarear restaurantes burguesotes y careros, asignó altas calificaciones a puestos callejeros en Singapur, por la calidad de los productos y el balance y coherencia de los sabores. 

Nota: *Vasconcelos dijo que, Donde termina el guiso y empieza a comerse la carne asada, comienza la barbarie. Muchos norteños se ofendieron. Al parecer el filósofo y político se encontraba en Jalisco cuando se pronunció, válido imaginar que se refería al norte del país, en donde abunda la carne asada. / ¿Por qué tres veces mojado? Bueno sin papeles vino de Europa a EE. UU., de aquí se fue a Hermosillo, y regresó a Arizona. / Cinco centavos de 1904 equivalen a un dólar con 53 centavos hoy.

El Caprichoso

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Cayó un pochteca

11/17/2021

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Saúl Holguín Cuevas recuerda a don Héctor Borboa

La situación es insoportable, las guerras contra la ignorancia y la peste me arrebatan el sueño, la depre arrecia, tengo una pata en la barca de Caronte y, por si fuera poco, me llega mala nueva: cayó el Jefe. 

Recordé su sonrisa y su amor por la vida pausada en las alturas de la Sierra Madre donde los aguiluchos se atreven y los narcos se ocultan.

Tras un largo trago de rasposo rememoré el platillo local, camarones en aguachile, que un buen día me preparó en su chante en Mochistlán. Volví a recorrer calles a bordo de su antiquísima troca que desafiando el tiempo y la lógica aún rueda por las calles de la ciudad, escala obligada, los tacos de don Chuy… De nuevo disfruté otra taza de café en compañía del Chilín, un vecino que temprano tocaba la puerta para acompañarnos a tomar el sacro líquido y platicar. 

Le di cran a la pianola, al ritmo de la Banda de Porfirio Amarillas sonaron Los aguacates: me aventé a chapulinear, me sirve de desahogo, Estoy juntando tostones y llenado las talegas para el día que yo me muera, que se junten siete bandas y me toquen mis canciones. (Versión instrumental al estilo de las bandas de ayer, busco las palabras en el Éter, no canto, grito). 

El Jefe no andaba con chingaderas, se aventaba. Con constancia y dedicación soportaba incómodo viaje en autobús por 14 horas, sorteaba varios retenes tanto de federicos inútiles como de narcos  asesinos, soportaba la humillaciones y sospechas de aduanales gringos, todo, para traer manjares y golosinas y crustáceos a hijos, nietos y gorrones: a su edad, una pequeña hazaña.

Gracias a ese detallito del Jefe me llegaron regañones silvestres chiltepines que me trajo desde la Sierra Madre, ¿cómo los pasó por la aduana? Así también disfruté coricos, y tamales y tortillas de harina y piernas de venado. Tampoco olvido un platillo de mi predilección, hígado encebollado que él mismo cocinó y sonriente me brindó.

Y si acaso les preguntan por él, digan que el Jefe no anda de cacería, ni en Guanatos ni en Lion comprando zapatos, ni siquiera en la Finiquera, ahora se pasea por La Noche Estrellada zapateando al son de Los Papaquis: 

¡Fieeerrro!

Voces: Pochtecas: comerciantes de antes de la llegada de los gachupinches (españoles durante la Colonia), que caminando atravesaban lo ancho y largo del Imperio Mexica. Caronte: mitología griega, el lanchero que pasa a los muertos de la vida a la Región de las Sombras, equivale a tener un pie en la tumba; Aguachile: en otras partes le llaman cebiche de camarones; Chante en Moxistlán: hogar en Los Mochis, Sin.; Chapulinear: bailar a brincos; Federicos: Policía Federal; Guanatos: Guanajuato; Lion: León Gto.; coricos: galletitas hechas con harina de maíz; Finiquera: Phoenix, AZ.; Los Papaquis: son tradicional que interpretan las Bandas durante el carnaval; ¡Fieeerrro!: Expresión equivalente a adelante, vámonos, con doble sentido intencional.

Foto: Antonio Borboa
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Luna rojiza

11/10/2021

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Por Saúl Holguín Cuevas

Mucho me alegra que a pesar de la peste el Teatro Meshico, tras forzado silencio, sigue vivito y coleando. La obra Luna rojiza fue el último reto incómodo que los pocos afortunados que patrocinan el drama atestiguaron, padecieron, y al final, trascendieron. 

Fue en la trinchera Fexam, refugio en plena barbarie metropolitana, área de bodegas, al lado de un templo de gritones y de un negocio de income tax, todo un desierto tanto geográfico como cultural.

Desafiando el mercado, la indiferencia y los chillidos del bulevar Marió Zapién vino, trabajó y conquistó una vez más. Tras arduas labores, capacitó otro grupo de actuantes, la mayoría noveles, pisaron con fuerza las tablas y me arrastraron por la calle de la amargura con un tremendista drama reflejo de nuestro viacrucis actual.

Con una escenografía post industrial donde las sillas grafiteadas sirven de adorno y de mueble. Con intensos cambios de luces, música desde tranquila hasta pulsante. Dos mundos se reflejan, el exterior de torturas y el interior torturado. 

Es la incesante queja de un grupo de mujeres víctimas de la violencia, carisucias, desgreñadas, con vestidos raídos, habitan un infierno sin esperanza, caótico, de dolor, llanto y remordimiento donde se suceden enigmáticos bultos negros de movimientos rítmicos. 

Por ese caos secuestradas, ultrajadas por verdugos que también son víctimas. Intentan expurgar demonios internos provocados por tristes recuerdos de sueños frustrados. Con voz poética buscan respuestas en la yoga, la adivinación, inclusive quizá lleguen a vislumbrar un poco de alivio en los recuerdos de una lejana niñez de coros infantiles y versos de canciones de la cultura popular. 

Ante tanta miseria, sopesé si abandonar la sala o seguir de frente. Me llegó una frase de Brecht, Si la gente quiere ver sólo las cosas que pueden entender, no tendrían que ir al teatro: tendrían que ir al baño. 

Me dejé llevar por el sufrimiento, la confusión y la violencia, salí agotado, experimenté una catarsis.  Cierto, son tiempos malos, las cosas están pala chingada, pero pudiesen estar peor, por lo tanto, aún entre las peores tinieblas queda la esperanza de algo mejor.

Aplaudo la labor del colectivo. Insto a los cuates a no perderse la próxima obra del Teatro Meshico.

Luna rojiza (2021) drama de Mario Zapién, octubre de 2021 en FEXAM. Actuantes: Teresa Velázquez (producción), José Bahena, Anna de la Mora, Elisa Cruz, Beatriz Beltrán, Yolanda Gutiérrez, Erika Rosas; escenografía: Manuel Argueta, otros menesteres: Felipe Morales, Agalia Rivera; luces, sonidos, y dirección: Zapién.

Ilustración: pintura Las Tres Gracias (2021) de Xavier Méndez / óleo sobre lienzo / 152 X 152 cm. / Propiedad del pintor / Foto del pintor. (En Grecia: Belleza, Júbilo y Abundancia; en Roma: Castidad, Voluptuosidad y Belleza).
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Canto y tacos

11/3/2021

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Foto: Mónica Vilches.
Por Saúl Holguín Cuevas

La clausura de la XIV Davidiana: Imagen, Pentagrama, Arte-sana y Signos fue lo mejor de la velada: Una performeada para el recuerdo, medio centenar de oídos y panzas más que satisfechas lo atestiguan. 

Fue en el Jardín Comunitario en esta Sonora del Norte. 

Por un lado, cuatro manos directitas de la mera Capital Mundial del Taco, con eficiencia que envidian los ejecutivos, cual magia, pronto sentaron una cocina portátil y raudos llenaron panzas con la delicia del glotón. A pesar que ya en las noches, para evitar pesadillas, no acostumbró abrumar mi estómago, el Espadín me atrevió a despachar cinco de adobada, con su salsita colorada.

El calorón de la plancha fue superado por las llamas emitidas por la trovadora de ensortijada cabellera. Con enjundia que ya la quisiera para dominguear y ruego nunca abandone, paseó a los suertudos asistentes por las alturas. Cual torbellino cantó clasiquitas como Yolanda y Sombras, desfiló jocosas agudezas, mandó saludos que volaron hasta Nogalitos, su patria chica, dedicó canciones a los limpios y a los rudos, Hijos… míos; ni un pie acalambrado le impidió saludar a una chilena, y de paso, alargar el ensueño, sin dejar de trinar se sentó unos instantes, se incorporó y siguió solfeando y cuando le pidieron que pregonara una última oportunidad de satisfacer la gula, pues los taqueros estaban por cerrar,  dijo, sin perder pisada, Esa no me la sé. 

He escuchado decir a mis amigos que por los enmarañados corredores de  la música se atreven, que frente al micrófono, en rarísimas ocasiones las musas los favorecen, entran en un trance y ya eléctricos llegan a enchufarse. 

La noche de la clausura se alinearon los astros. Cobijado por la artisteada, la performance de tacos y cantante me transportó, alimentó mi alma y por una noche me alivió de achaques y demás miserias covidosas.

Esa noche: David Muñoz sonreía.

Performearon: Concepción Jiménez (voz), en el fogón Cesar y Silvia, larga vida para esta Tercia de Ases.

Foto: Mónica Vilches.
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El cuatrienio

9/1/2021

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Por Saúl Holguín Cuevas

FUE durante el cuatrienio.

     La cacería de periodistas se inició en México y en Arabia Saudí. Llegó a EE. UU. con el golpe de estado cuando los Patriotas ahorcaron al vicepresidente e incendiaron el Congreso.

      Aclaro, no soy periodista en el amplio sentido de la palabra, pero si soy escritor, que para los Patriotas es lo mismo. El problema, el gran problema es que no me puedo esconder. Ahí están al alcance de todos mis cien ensayitos que se publicaron en La Voz de Phoenix, por si fuera poco también están mis notas en el Diario de Zacatecas y en Peregrinos. Y para rematar mi atrevido libro Esclavo del American Dream. Texto prohibido en la República de Texas, en muchas municipalidades del país, bibliotecas y escuelas públicas.

      Ni siquiera lo pensé, salí huyendo. No doy los detalles para no embarrar a los que facilitaron mi huida. Uno me prestó su ardiente escondrijo en donde pasé los años paranoicos. No especificaré dónde pero, puedo decir que mi guarida estaba cerca del Río Colorado, sitio preferido de los Patriotas y de Las Juventudes Fascistas (antes Boy Scouts). Cerca había un pueblucho polvoriento, ardiente refugio de los que las guerras había dejado delirantes, iban al desierto a aislarse. Muchos tomaron parte en la toma del Congreso.

     La casucha estaba en un amplio terreno cercado, al pie de la montaña. Ondeaban las obligatorias banderas: de los veteranos de Indochina, la estrellada, la de la víbora de cascabel y la del mazo de Thor. Parecerá un chiste de mal gusto de Chesterton, dijo que el mejor lugar para esconderse es a plena luz del día, entre la muchedumbre. Yo opté por irme a la cueva del lobo, si me pescan o se enteran de quién soy, me linchan sin miramiento.

       Mis vecinos más cercanos estaban a unas cinco millas de distancia. En ese páramo se respeta, cuál sagrada, la propiedad privada, en particular las que a la entrada amenazaban con:

                                                                TRESPASSERS WILL BE SHOT
                                                                       NO WARNINGS GIVEN
                                                                                   STAY OUT.

    A menudo iba de la casucha a una trailita con un fondo falso que daba a un escondrijo subterráneo. donde pasaba las peores horas del verano. Atrás de la trailita había dos cuartitos de adobe, uno era la letrina y el otro de baño, al notar que este era más fresco, ahí pasaba noches y día calurosos, dormía sobre un colchoncito y una cobija y después sobre una bolsa de dormir.

     Un contacto de forma esporádica me acarreaba enlatados y lo más importante, libros, papel y una batería de carro en donde por las noches conectaba un radiecito para escuchar, con audífonos, noticias de la BBC. El fue la única persona con quien platiqué de forma racional por cuatro años. Con el tiempo sus visitas escasearon pero, para entonces ya había aprendido a sobrevivir en el desierto, a fabricar trampas para cazar conejos y otros animalillos y a secar la carne, a recolectar tunas, inclusive a hacer colonche (licor de tuna). Tuve mucha suerte pues el agua no me faltó. Había una noria. Por si escaseara el agua aprendí a capturarla, hice un hoyo que cubrí con arena que a menudo humedecía, y un plástico blanco, en la boca le puse un plástico negro, gracias a la condensación, de ahí obtuve mucha agua que usaba para beber y asearme.

       Empecé a notar que me deprimía en la soledad y el calorón. La desesperación me volvió más atrevido, con la barba crecida, me pinté el pelo de negro y me puse una camisa de milico. Al principio solo salía de noche a bañarme en el río. En un cuero que me colgaba en la espalda acarreaba agua a casa, la purificaba en unas botellas de un plástico especial de a litro que ponía sobre una lámina.

       Un buen día con clima benévolo, tras la larga canícula, me atreví a salir a plena luz del día. En una ventana lateral puse la bandera de la Confederación, señal que había salido, pero volvería. La bandera con la Q significaba que no volvería. Ajuste una pistola escuadra 45 al cinto y me di el lujo de salir a dar la vuelta. Para el que anda huyendo, vivir entre sociópatas tiene su ventaja, nadie se atreve por la calle. En una ocasión me encontré con otra persona montada en una moto, se detuvo a preguntarme algo, No respondí, tomé mi revólver en la mano y pretendí que de un semejante se trataba, le lancé una retahíla de sandeces a la pistola, el de la moto huyó rápido, yo seguí mi camino sin hacer caso de nada ni de nadie.

    ¿Cómo pude pasar cuatro años en esas circunstancias? Meditando, leyendo, escribiendo, cuando me sobresaltaba caminaba para tranquilizarme. Las pesadillas asaltaron mis noches, en particular cuando la BBC anunciaba que los Patriotas habían linchado a otro periodista o destruido propiedades de gente prieta, como yo.

       Cuando llegó el fin del cuatrienio me incorporé a la sociedad. Vivo de mi miserable pensión en un cuartucho, atemorizado evito a mis semejantes, sólo como enlatados, dejé de escribir, inclusive de leer y paso las noches en vela, viendo noticias en los canales de televisión y leyendo muchos diarios en el Internet que la municipalidad proporciona a todos, no me queda duda alguna de que vienen más años paranoicos.

NOTA: foto de la pintura Pilares de la Sociedad (1926), obra del alemán George Grosz.

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    Saúl Holguín Cuevas

    Brevis kurrikulum vitæ
    De Durango, Grand Chichimeca (1952) vengo.
    Gracias a la calma del Rancho (Zacatecas) y al son del arroyo ansiaba ser marinero.
    Crecí (Torreón) con un ayuno de bellas mentiras: religión, patria, patriarca; y una comilona de ilusión: circo, charla (Gualterio), música (Los Ángeles) y letras (Phoenix).
    Detallitos de lo que vi, viví, leí, me chismearon, imaginé, soñé o pesadillé, se quedaron conmigo.
    Mi escritura (40 años) es un meticuloso intento por echarlos a caminar. 


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