Por Mario Escobar
Anoche encendí la vela para reflexionar mi silencio. Esa llamada no me la esperaba. Primero fue el mensaje. Éste vino de mi amiga. No tenía idea de qué trataba pero la urgencia de querer hablar conmigo indicaba algo. No sé. Algo. No estaba preparado para el tono triste que me decía lo siguiente: “Ha muerto Tomás”. Hubo un largo silencio de mi parte; seguido por la explosión del típico: "¡¿Cómo?!" No lo podía creer. Tomate, como lo llamábamos los más cercanos a él, ex compañero de la escuela graduada y fiel acompañante de largas noches de trago y poesía. La frase de Vane había repercutido en mi espíritu. Quise disimularlo con anécdotas del pasado y embijarme de una amarga sonrisa y hasta me puse hablar de mi siembra de chiles. “Todo va estar bien”. Eso fue lo que dije. Una mentira pues en mis adentros empecé a ver la película de aquellos momentos que Tomate y yo habíamos compartido en Tempe. Después de colgar, el viejo copiloto de noches poéticas volvió. Imágenes tras imágenes apelaban al antiguo congelado afecto que le tenía. Los recuerdos me acosaban y me exigían examinar los buenos y malos momentos que habíamos compartido. La escuela graduada y la vida nos salvaba y nos condenaba a gruñir o comportarnos como futuros académicos. Hay que ser honesto. No creo que eso cambie. Disfrutamos y lloramos juntos con la minuciosa lectura de las situaciones que afrontábamos como estudiantes de las humanidades. Felices y a ratos suplicantes porque no sabíamos qué nos deparaba el futuro. No sé cómo pero lográbamos saltar la rutina con el resorte de los libros y los tragos y soñar de que todo iba estar bien. Anoche la noticia de tu muerte comprobó las declaraciones que hacías después de patear la butaca de la tranquilidad. Cuando te ponías de pie a recitar tus poemas mientras hacías piruetas con los dedos tocando la guitarra y mirábamos cómo caía el sol y la noche derramaba su negra sangre. Ambos temíamos el aburrimiento pero teníamos trago y poesía para abandonar las exigencias académicas de nuestro querido profesor Manuel Hernández. Luego las circunstancias, sinónimo de piernas, se interpuso en nuestra amistad. Hace un mes y medio me escribiste: “Mario Escobar ya vi el mensaje que me enviaste, ¿qué onda?, ¿Cómo te va entre gabachos hermano?, ¿Cuándo vienes a hacer piruetas bajo el plenilunio de las pirámides? ¡Aquí te espero en Yucatán cabrón!” Ahora escucho tus palabras distantes como las estrellas y los momentos en Tempe tan cerca como mis pestañas. Tengo la sensación de que vamos a conversar toda la noche. No pares de hablar hermano. La vela tiene su llama, cada minuto más pequeña, distante y tan cerca, se apaga y yo aquí con la poesía jodiéndome hasta los huesos. La vela se apaga como lo han hecho tus ojos que no volverán a encenderse. Descansa hermano. Todo va estar bien. Mario Escobar 2021 RIP Tomás Ramos MARIO ESCOBAR ES POETA y activista salvadoreño radicado en California, Estados Unidos. Es catedrático y vicerrector del Departamento de Idiomas y Sociedades Globales de Los Angeles Mission College. en Los Ángeles, CA.
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de Manuel de Jesús Hernández-G., Ph.D. Estudios Chicanos en Español, Spanish Program School of International Letters and Cultures Arizona State University Como un poeta que ha practicado su arte de manera paralela a la producción contemporánea de la literatura chicana—desde el Movimiento Chicano (1965-1979) hasta el establecido ingreso a la mainstream o corriente principal norteamericana—Juan Felipe Herrera (n. 1948) ha empleado los cinco lenguajes literarios chicanos identificados e ilustrados en la antología El espejo/The Mirror (de 1969 a 1972) vía sus cinco ediciones editadas por Octavio V. Romano y Herminio Ríos: el español, el inglés, el spanglish, el caló y la traducción. Al considerar los 22 libros de poesía publicados por Herrera, el crítico se entera que el poeta inició su carrera escribiendo principalmente en español como visto en su primer libro: Rebozos of Love: We Have Woven Sudor de Pueblos on Our Back (1974; Rebozos de amor: Hemos tejido el sudor de los pueblos sobre nuestra espalda). Empero, para sus siguientes dos libros, Exiles of Desire (1983) y Facegames: Poems (1987), Juan Felipe Herrera oscila hacia el inglés, y esa lengua lo llevará a conseguir el nombramiento dual de US Poet Laureate en 2015-2016 y 2016-2017. Con todo, a través de su prolífica trayectoria, Herrera ha publicado ciertos libros en español o se le han traducido al español: Rebozos of Love, Akrilica (1989), Tejedoras de rayos/Thunderweavers (2000), la antología Los vampiros de Whittier Boulevard (2009), La fábrica (2018) y una traducción suya de la obra El Crossover (2019) escrita por el poeta Kwame Alexander. Estos seis libros constituyen la cara en español de Juan Felipe Herrera. Es una cara de resistencia local panétnica y globalizada. Sigamos su desarrollo. Rebozos of Love (1974): una voz indigenista chicana emergente Juan Felipe Herrera inició su carrera como poeta al lado de uno de los fundadores de la poesía chicana contemporánea: Alberto Baltazar Urista Heredia (Alurista) (n. 1947). Entre sus varios logros, Alurista participó en escribir el Plan espiritual de Aztlán (1969), que fungió como un manifiesto socioliterario central al Movimiento Chicano (1965-1979) y al Renacimiento literario chicano; publicó la colección de poesía intitulada Floricanto (1971), que estableció la viabilidad del verso bilingüe en la poesía chicana y eulatina, y fundó y organizó los famosos festivales literarios llamados Festival Floricanto. (Eulatina = latinoestadounidense.) En los círculos literarios chicanos, a Alurista se le identificó como uno de los mayores poetas chicanos hasta 1982. Ese año publica la antología retrospectiva Return: Poems Collected and New y, de ahí en adelante, disminuye a un nivel secundario su participación en la poesía chicana y estadounidense. Por su parte, a fines de los 1960 y a principios de los 1970, a Juan Felipe Herrera se le conocía como el gran amigo y socio cultural de Alurista. Herrera participa activamente en los eventos literarios y culturales organizados por su amigo en San Diego y a través del sudoeste mexicoamericano. De hecho, Herrera publica su primer libro de poesía en 1974, Rebozos of Love, vía la editorial Toltecas en Aztlán Publications. Esta editorial forma parte del Centro Cultural de la Raza, co-fundado por Alurista. Escrita principalmente en español, la colección Rebozos of Love se puede catalogar bajo la estética indigenista hecha popular por Alurista en la poesía chicana. Queda claro que al vivir y trabajar en San Diego al lado de Alurista, Juan Felipe Herrera practica su arte bajo la sombra literaria y cultural de su gran amigo. De hecho, no logra obtener su propia persona literaria hasta que, en 1978, ingresa a la Universidad de Stanford donde estudia para una maestría en antropología y encuentra vivienda en el barrio llamado el Mission District de San Francisco. En ese barrio convive con poetas eulatinos, centroamericanos y latinoamericanos. (Eulatinos = latinoestadounidenses.) Exiles of Desire (1983): surgida la voz de resistencia local panétnica y globalizada Desde esa nueva experiencia eulatina, Herrera publica en inglés la colección Exiles of Desire (1983): vía estos versos, presenta la vida de los residentes eulatinos del barrio Mission District. Dentro de su trayectoria como escritor chicano, emana una nueva visión poética amplia y crítica. De hecho, Exiles of Desire incluye una sección nostálgica del Chicano Moratorium contra la Guerra de Vietnam, una sección de autocrítica dirigida a los activistas, y un manifiesto arraigado en su nuevo barrio: eulatino, no únicamente chicano. De su segundo libro publicado, Exiles of Desire, sobresalen los poemas “Are You Doing That New Amerikan Thing?” y “Ode to the Industrial Village of the World”. Este último poema ya exhibe la visión de resistencia local panétnica y globalizada que, a partir de 1983, va a caracterizar la poesía de Juan Felipe Herrera: This is the ode to the industrial village of the world … O village of women, children, men, animals, fishes and birds O village of Blacks, Indians, poor people, Latinos and Asians O village of borders, colonies, barrios, cells and reservations … In the village our lungs sprout cancer Asbestos in Brazil, Asbestos in Nigeria, Asbestos in the Philippines Asbestos in Taiwan, Asbestos in Venezuela, Asbestos in Colombia Asbestos in Korea, Asbestos in Jamaica, Asbestos in Guatemala Asbestos in Tunisia, Asbestos in Sri Lanka, Asbestos in Malaysia. (Herrera, Exiles 59-60) TRADUCCIÓN: Esta es la oda a la aldea industrial del mundo ... O pueblo de mujeres, niños, hombres, animales, peces y aves O pueblo de negros, indios, pobres, latinos y asiáticos O pueblo de fronteras, colonias, barrios, celdas y reservas ... En el pueblo nuestros pulmones brotan de cáncer Amianto en Brasil, Amianto en Nigeria, Amianto en Filipinas Amianto en Taiwán, Amianto en Venezuela, Amianto en Colombia Amianto en Corea, Amianto en Jamaica, Amianto en Guatemala Amianto en Túnez, Amianto en Sri Lanka, Amianto en Malasia. (Herrera, Exiles 59-60; traducción nuestra) Por su parte, “Are You Doing That New Amerikan Thing?” ofrece una acerba crítica de la nueva tendencia hacia la derecha por parte de las varias comunidades activistas de los 1970 y los 1980: entre otras, la chicana, la afroamericana, la angloamericana radical, la feminista y la queer, La visión poética herrerina presente en ambos poemas se va a erigir y a establecer como una perspectiva constante en su poesía hasta hoy en día. La experiencia como poeta laureado nacional: Reafirma la resistencia local y globalizada En el año 2018, Alan Soldofsky publica la entrevista, “A Border-Crosser’s Heteroglossia: Interview with Juan Felipe Herrera, Twenty-First Poet Laureate of the United States”, la cual refuerza la visión herreriana que los escritores chicanos y eulatinos forman parte de varias perspectivas distintas, pero sin salirse de una identidad compartida. Es decir, Herrera no cesa de llevar a cabo valiosos proyectos literarios en la comunidad chicana-eulatina. Ante la pregunta qué si ha regresado a incorporar la experiencia chicana y latina en sus poemas después de a haber tenido los puestos de poeta laureado de California y de Estados Unidos, Herrera reconoce que su lente creativo tuvo que ampliarse durante sus años de servicio como poeta laureado ya que se vio involucrado en varios proyectos que involucraban a los afroamericanos, angloamericanos y a otros grupos étnicos. Sin embargo, escribir y diseminar proyectos literarios sobre la experiencia chicana-eulatina sigue siendo algo natural a su persona como el programa Stars of Juárez Project, que centra el rol de Cuca y Eva Aguirre en el Renacimiento de Juárez de los 1930. De hecho, declara de su acumulada visión local panétnica y globalizada: But lately I’ve been talking about the Middle East in some poems, as well as writing and talking about Darfur and the Sudan in Africa. I believe in having the widest lens possible while at the same time talking about what I see taking place in the Latina/Latino community. But it’s not necessarily in a documentary approach or a “culturalist” approach. It’s more about flashes of insight that I gained at a particular moment. (cit. en Soldofsky 217) TRADUCCIÓN Pero últimamente he estado hablando del Oriente Medio en algunos poemas, así como escribiendo y hablando de Darfur y el Sudán en África. Creo tener la lente más ancha posible mientras al mismo tiempo hablo de lo que veo que ocurre en la comunidad latina. Pero no necesariamente es un enfoque documental o un enfoque “culturalista”. Se trata más bien de destellos de perspicacia que logró en un momento determinado. (cit. en Soldofsky 217) Rica a varios niveles, la entrevista continúa enfocando y detallando varios otros aspectos de la carrera de Juan Felipe Herrera como poeta. Establece conexiones culturales entre los poetas Beats y la temprana literatura chicana de los 1960. Refuerza las varias influencias en su desarrollo y obra: entre ellas, Alurista, Luis Valdez, Víctor Hernández Cruz, Ishmael Reed, Lorna Dee Cervantes, los poetas inmigrantes centroamericanos y los poetas de Fresno. Reconoce la influencia de Walt Whitman en las múltiples voces poéticas estadounidenses. Señala, además, la existencia de una nueva generación de poetas jóvenes a la cual la coloca bajo la designación de Digital Natives ya que se valen de los medios sociales digitales para escribir y diseminar sus poemas. Les aconseja que necesitan resistir las narrativas del poder hegemónico. Seis libros en español: una constante cara poética herreriana Además de fortificar la evolución poética de Juan Felipe Herrera desde el indigenismo chicano a una visión de resistencia local panétnica y globalizada, la entrevista de Soldofsky deja claro que los primeros poemas publicados por Juan Felipe Herrera fueron en español. Esto ocurre cuando cursa el onceavo grado en la secundaria, específicamente en el curso Spanish 3, bajo un maestro de apellido Nietzel: como tarea, Herrera escribió unos poemas en el estilo de Boris Pasternak-- poema corto y verso corto (cit. en Soldofsky 208). Esto explica el porqué, en medio del Movimiento Chicano, su primera colección publicada, Rebozos of Love, está escrita el 80% en español. Se debe considerar asimismo, que Herrera inicia su carrera como un poeta que escribe poesía, primero, para ser compartida de manera oral en las reuniones comunitarias y, luego, la publica para la comunidad chicana-mexicana en San Diego y el sudoeste mexicoamericano. Para Herrera, la práctica de escribir poesía en español continuó cuando se trasladó en 1977 a estudiar en la Universidad de Stanford y a vivir en el barrio eulatino Mission District. De la entrevista de Binder Wolfgang conducida en 1981 y publicada en 1985, uno se da cuenta que Herrera termina de escribir el manuscrito en español para el libro Akrilica —iniciado en San Diego— antes de que complete el manuscrito para la colección Exiles of Desire, aunque ésta se publica en 1983 y aquél en 1989. Empero, a partir de 1989, hasta 1999, Juan Felipe Herrera va a publicar ocho libros en inglés. Es en el año 2000 que Herrera vuelve a publicar un libro en español, Tejedoras de rayos. Viene acompañado de una traducción al inglés: Thunderweavers. Tejedoras de rayos dramatiza los efectos de la masacre de Acteal de 1997 sobre unos indígenas chiapanecos pacifistas. A esta obra en español le sigue la antología intitulada Los vampiros de Whittier Boulevard (2009), publicada en México D.F., la cual reúne una selección tomada de 12 libros anteriormente publicados, entre ellos, Rebozos of Love, Exiles of Desire, Night Train to Tuxtla, Love after the Riot, Border-Crosses with a Lamborghini, Notes of a Chile Verde Smuggler, 187 Reasons Mexicanos Can’t Cross the Border y Half of the World in Light. La siguiente obra en español del poeta Juan Felipe Herrera se titula La fábrica (2018) y es la traducción de la obra Notes on the Assemblage publicada en 2015, que publica el primer año de su nombramiento como el Poeta Laureado de los Estados Unidos. Traducida por Nieves García Prados, La fábrica la publica en España la editorial Valparaíso Ediciones. Supera así el silenciamiento de Herrera en la antología española Los vasos comunicantes: Antología de poesía chicana (1998) editada por Jaime B. Rosa, la cual no incluye ningún poema de Herrera. Por último, el mismo Juan Felipe se convierte en traductor y publica la obra El Crossover (2019) del poeta afroamericano Kwame Alexander (n. 1968). En su versión original en inglés, esta novela en verso, publicada en 2014, ganó el premio 2015 Newbery Medal por ser la most distinguished contribution to American literature for children, y fue una obra galardonada bajo el Premio de Honor Coretta Scott King Award (Alexander, El crossover 251). Respecto al contenido, la colección Rebozos of Love: We Have Woven Sudor de Pueblos on Our Back (1974) trata de su primer viaje de ida y vuelta desde Los Ángeles hasta Chiapas y a Veracruz. Data de la época de cuando Juan Felipe Herrera pertenecía al grupo indigenista llamado Servidores del Árbol de la Vida. A nivel de forma, Herrera experimenta con el verso libre, el haiku y el topopoema. Parte de un libro sin páginas enumeradas, los poemas no llevan título. Incluye el famoso poema intitulado “Quetzalcoatl” y un poema que toma lugar en sudoeste chicano: “Arizona”. Unos 74 poemas constituyen este libro. En comparación al libro Rebozos of Love, la colección Akrilica (1989) representa un esfuerzo mayor hacia la perfección de la forma poética ya que, vía un registro lingüístico-visual, se configura una galería de arte cuya exhibición ofrece retratos con individuos y escenas urbanas del Mission District y San Francisco. Viniendo cada poema acompañado de su propia traducción al inglés, los 39 poemas quedan situados en 165 páginas. (De los cuatro traductores, Stephen Kessler había traducido a Pablo Neruda y a Luis Cernuda.) Aparte de estar arraigada en la poesía surrealista de Federico García Lorca, la colección Akrilica muestra la influencia que ha tenido en la poesía de Juan Felipe la Galería de la Raza en San Francisco y varios pintores chicanos y eulatinos como René Yáñez. Marcado por el título Akrilica, se trata de una galería de arte compuesta con base en versos y poemas; desde esa galería, se desdoblan varios personajes y escenas que particularizan al barrio como la famosa actriz Lupe Vélez y el cliente Jesús MacDonald en un restaurante local. Los subtítulos son signos lingüísticos tomados de las artes plásticas: “Exhibiciones”, “Galerías”, “Terciopelo”, “Amarillo” y “Kosmetik”. Los únicos subtítulos no procedentes del arte, “Eras” y “América”, arraigan al barrio eulatino en el tiempo y el espacio, siendo este último las Américas. Por eso, junto a los que toman lugar en el sudoeste, los poemas llevan a la lectora o lector a Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Respecto a los temas presentes en Akrilica, éstos varían: entre ellos, unas raras calles, el consumismo, una ciudad sometida, las siempre presentes moscas, la alcaldesa distante, un futuro truncado, la soledad, el espacio invadido, los líderes dudosos, el destino marcado y un Zapata herido. Desde dentro de Akrilica no surge el indigenismo chicano; de hecho, brilla por su ausencia. Así, Juan Felipe Herrera supera la influencia de Alurista. Respecto a la lectora o lector, es testigo de un desfile urbano humano cuyas conexiones socioculturales se extienden a Centroamérica y otras partes del mundo. Tejedoras de rayos (2000): los límites de un indigenismo neoliberal Aparte de incluir algunos poemas en español salteados en ocho colecciones de poesía publicadas en inglés, que incluye dos obras con un viaje de ida y vuelta a Chiapas, Night Train to Tuxtla (1994) y Mayan Drifter: Chicano Poet in the Lowlands of America (1997), siendo ese viaje de índole indigenista como en Rebozos of Love de 1974, Juan Felipe Herrera no vuelve a publicar una libro en español hasta el año 2000: Tejedoras de rayos, que se escribe para conmemorar la masacre de unos indígenas pacifistas en Acteal. Esa masacre se llevó a cabo para suprimir al rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional cuya rebelión representa un primer esfuerzo para combatir la entrada del neoliberalismo a México. Arraigada en una visión matrilineal, la obra Tejedoras de rayos dramatiza el efecto en Chiapas de la masacre vía cuatro protagonistas: Maruch, la abuela; Pascuala, la madre; Xunka, la hija perdida, y Makal, la recién nacida. Cada protagonista narra su propia sección. La masacre fragmenta y desplaza por dondequiera a los miembros de la familia, inclusive a los hombres. Subsecuentemente, los actos exhiben los esfuerzos de cada una de las protagonistas para reunificarse con la comunidad y reafirmar su vida indígena. Al fondo de esa resistencia, se encuentra un abuelo, Caneck (39), quien es una fuente de inspiración para la lucha de las protagonistas, y la de los hombres indígenas, ante el ataque paramilitar contra Acteal. Las primeras dos secciones, “Xunka: la hija perdida” y “Pascuala: la madre entre los rayos”, detallan la violencia sufrida a causa de la masacre: naguas encendidas, mujeres desaparecidas o muertas, una madre interrogada, una Xunka muerta, una Pascuala semienterrada, las víctimas contadas, los Zapatistas enlutados y una sangre sin fronteras. De esas dos secciones, emanan algunas señas de esperanza: la resistencia urgida, la libertad llegada, unas voces protectoras y un futuro triunfo. Empero, se necesitan las siguientes dos secciones, “Maruch: la abuela de las veredas” y “Makal: la hija de los tambores”, para asegurar la sobrevivencia y superar los efectos de la masacre. Surgen varios símbolos de lucha y regeneración como una naturaleza rebelde, el abuelo Canek, un sol omnipotente, la mañana soñada, la mujer niña, los tejidos cósmicos y el viaje regenerador. De la sección intitulada “Makal: la hija de los tambores”, aparece la siguiente imagen que centra la visión matrilineal en la voz de Makal: Madre Grande, tú me enseñaste todo. Cómo envolver el vestido, cómo tejer, cómo rezan las Pasiones por cuarenta días antes del K’in nebal, el festival de las nubes. Abuela Maruch, somos tejidos del universo ronco y fugaz sobre tu pecho. Tus duras manos tan lejos de mí, suben y bajan en la noche. (Herrera, Tejedoras 61) Dentro de la trayectoria de Juan Felipe Herrera como poeta, la colección Tejedoras de rayos, que viene acompañada con su versión en inglés, Thunderweavers, representa, como observa Michael Dowdy, una desmitificación final del temprano indigenismo chicano sostenido por el poeta Herrera bajo la influencia de Alurista (74-78). Sus repetidos viajes a visitar a los indígenas mexicanos, como ilustrado en Night Train to Tuxtla y Mayan Drifter: Chicano Poet in the Lowlands of América, han llevado a Juan Felipe Herrera a comprender sus propias limitaciones culturales ya que reside dentro de la metrópoli. Mayan Drifter rememora un nuevo viaje a Chiapas para visitar a un antiguo amigo, K’ayun, a quien había conocido en 1970 durante su odisea espiritual para escribir Rebozos of Love. La pasada idealización de los indígenas mexicanos por parte del poeta chicano, como un medio para luchar contra la condición de marginado y explotado en Estados Unidos, en verdad no beneficia en mucho a los indígenas mexicanos de Chiapas. Se trata de una autocrítica. Juan Felipe Herrera mismo representa, en parte, a un Estados Unidos neoliberal. Escribir de la masacre de Acteal, aunque se conmemore la rebelión y la resistencia en Tejedoras de rayos vía las cuatro protagonistas, no deja de ser una forma de turismo cultural desde el centro hegemónico. Aun así, Tejedoras de rayos constituye una expresión de solidaridad —la parte globalizada de su resistencia— con una comunidad internacional como parte de la praxis poética del poeta chicano Herrera. Los vampiros de Whittier Boulevard (2009): el logrado amplio diálogo con México El lector de las obras de Juan Felipe Herrera escritas en español necesita ahora esperar nueve años para leer una nueva obra en esa lengua: Los vampiros de Whittier Boulevard (2009). Traducida por Santiago Román y publicada en México D.F. por la editorial Avra Ediciones, la antología está compuesta de poemas tomados de doce colecciones previamente publicadas por Juan Felipe Herrera. Entre ellas, se incluyen poemas de las siguientes: Rebozos of Love, Exiles of Desire, Night Train to Tuxtla, Love after the Riot, Border-Crosses with a Lamborghini, Notes of a Chile Verde Smuggler, 187 Reasons Mexicanos Can’t Cross the Border y Half of the World in Light. En conjunto, estas doce colecciones desplazan una trayectoria de 35 años de producción poética por parte de Herrera. Arraigado en la cultura mexicoamericana, el poeta cubre el indigenismo chicano, la convivencia con los inmigrantes centroamericanos y sudamericanos, las relaciones con los angloamericanos, otros viajes para visitar a los indígenas en Chiapas, la rebelión en Los Ángeles en ocasión del abuso policiaco de Rodney King, y la continua migración mexicana hacia el sudoeste y el resto de los Estados Unidos. Se le suma, además, a la antología un poema sobre el ataque terrorista del 9/11. Vía la antología Los vampiros de Whittier Boulevard, Juan Felipe por fin engrana un diálogo concreto y detallado con México, el país de sus padres mexicanos inmigrantes y el país del cual ha escrito en inglés para un público lector chicano y estadounidense en general. Libera así al lector mexicano de depender de los tres poemas, “Quetzalcóatl”, “Muchacha guinda” y “Cielo rojo”, incluidos en el libro Chicanos: antología histórica y literaria (1980) editado por Tino Villanueva y publicado vía el Fondo de Cultura Económica, los cuales ofrecen una trayectoria poética de Herrera muy reducida. La fábrica (2018): roto el silencio ante España Mientras que la antología Los vampiros de Whittier Boulevard avanza el diálogo entre Juan Felipe Herrera y México, la colección La fábrica (2018), que es la traducción de la colección en inglés Notes on the Assemblage (2015), inicia el diálogo con España. El poema intitulado “Apuntes sobre el ensamblaje”, por sus referencias a la pintura plástica, nos regresa a la obra Akrilica y sugiere que esta colección se escribió con la misma intención de pintar una comunidad para el lector, aunque algunos poemas, a nivel geográfico, toman lugar fuera de las Américas. Para la traducción en España, Juan Felipe optó por darle un nuevo poema titular: “La fábrica de jabón”, por lo cual ofrece una alegoría humorística sobre la explotación laboral dentro de una sociedad burguesa y neoliberal. Esa alegoría se extiende sobre toda la colección para el lector español. Dividida en seis partes, la colección La fábrica se reconecta a pasados temas e incluye algunos nuevos. La primera parte, “Ayotzinapa”, centra la desaparición de 43 estudiantes en México bajo circunstancias todavía desconocidas, pero también incluye un poema sobre el uso del choke-hold, o llave de estrangulamiento, por la policía contra los afroamericanos. La represión de los afroamericanos se examina en otros dos poemas: “Somos notablemente ruidos no enmascarados”, que enfoca los asesinatos, y “Poema por poema”, que trata la masacre de unos afroamericanos en una iglesia en la Carolina del Sur. Unos poemas describen unos viajes que llevan a varias partes del sudoeste mexicoamericano: “Mañana salgo al Paso” y “Autobús de frontera”. La fábrica incluye dos elegías y cada una se dedica a un escritor angloamericano particular: “Duros ganchos que te doblan las rodillas” es para el poeta Jack Gilbert, un amigo de Allen Ginsburg, y “Hey Phil”, se dedica Phil Levine, de Detroit y que fue poeta laureado de Estados Unidos en el término 2011-2012. La colección La fábrica ofrece también una oda al poeta chicano José Montoya. El poema “Me llamo Kenji Goto” se refiere a dos periodistas asesinados en Siria en enero de 2015: Kenji Goto y Haruwa Yukawa. Otro poema critica el uso de los drones en la guerra. Por último, el lector o lectora llega a un poema sobre la identidad chicana y a unos dos sobre el pensamiento oriental como el budismo. Como visto, vía la colección La fábrica el poeta chicano Juan Felipe Herrera sigue siendo fiel a la visión de resistencia local panétnica y globalizada como la desdobló durante sus años vividos en el Mission District y la ha desarrollado desde entonces hasta hoy en día. El crossover (2019): un diálogo con la comunidad afroamericana y un español chicano enriquecido La traducción de la novela en verso, El crossover (2019) del poeta Kwame Alexander, por Juan Felipe Herrera es algo inesperado de su parte. De 249 páginas, la novela está dividida en cuatro cuartos y un tiempo extra, como si fuera un partido de baloncesto. La trama desenvuelve la lucha entre los hermanos gemelos Josh Bell y Jordan que compiten sobre la cancha para ver quién triunfa y se gana la aprobación del padre, un ex jugador profesional de baloncesto. Esa amistosa contienda se agudiza cuando entra al colegio de los gemelos una nueva chica. Respecto al español chicano como lenguaje creativo, el poeta traductor Herrera abre un nuevo espacio lingüístico a nivel de la morfología. La lectora o el lector lee en las páginas de la novela El crossover tales palabras y frases como dunkelicioso, driblar, la mera leche, okey, la onda del juego, todo ese jazz-jazz, retontón, ese cross-over perrón nasty, el cha-cha-cha slide, rasta, bastante perro, rete-sorry, un salto fadeaway, hottie, cutie, pulquérrima, en la house, rapero, pívot de Croacia, porfa, wiri-wiri, flossiar, el más chido crossover-doble y nada little de ese muchacho. De esa manera, la innovadora traducción por parte de Herrera enriquece el lenguaje literario chicano como lo ha hecho Miguel Méndez en Peregrinos de Aztlán (1974) y Los muertos también cuentan (1995), Margarita Cota-Cárdenas en Puppet: A Chicano Novella (1985) y Saúl Cuevas en Barrioztlán (1999). Impresa por la editorial neoyorquina Houghton Mifflin Harcourt, El crossover tiene asegurada su distribución entre los hispanohablantes de los Estados Unidos. ¿Llegará a México y a España? Veremos. Aparte de los seis libros de poesía nombrados arriba y escritos por el poeta chicano laureado, Juan Felipe también ha publicado unos 10 libros para niños y adolescentes, tales como, El canto de las palomas (1995) y Desplumado (2004). De esos libros, cinco han sido traducidos al español. Empero, esas obras ameritan un estudio aparte. Conclusión A pesar de tener publicados unos 22 libros de poesía y de haber sido nombrado el Poeta Laureado de California (2012-2014) y el Poeta Laureado los Estados Unidos (2015-2017), Juan Felipe Herrera es relativamente desconocido en el mundo lector en español tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. Uno puede reclamar que inició su carrera de poeta en 1974 con su primer libro Rebozos of Love, del cual el 80 por ciento está en español, e iba a continuar escribiendo en esa lengua vía el libro Akrilica (1989), que Juan Felipe ya había iniciado antes de trasladarse en 1977 a la Universidad de Stanford y al barrio eulatino Mission District. Sin duda, ese cambio geográfico y cultural lo llevó a escribir principalmente en inglés, iniciando este proyecto con la colección Exiles of Desire (1983) y no volviendo a publicar un libro escrito en español hasta el año 2000: la colección Tejedoras de rayos. En retrospectiva, a partir del 2000, decidió aumentar y multiplicar su diálogo con el país de México, desde donde migraron su madre y su padre a Estados Unidos al inicio del siglo XX. La expresión máxima de ese diálogo chicano-mexicano lleva a la publicación de la antología Los vampiros de Whittier Boulevard (2009), que es una recopilación de poemas tomados de doce colecciones previamente publicadas. Nueve años después inicia y engrana un diálogo con España vía la colección La fábrica (2018), que es una traducción del libro en inglés Notes on the Assemblage (2015). Por último, diversifica su voz en español vía la traducción de una premiada novela en verso, El crossover (2019) escrita por el afroamericano Kwame Alexander, vía la cual expande y enriquece el español chicano al nivel del espacio morfológico y semántico. Por medio de estas seis obras, como han marcado nuestros seis breves análisis—uno de cada colección—, se ha demostrado el trabajo y el dominio no solamente de uno de los registros lingüísticos, el español, detrás la literatura chicana contemporánea, sino de los otros cuatro registros también. Asimismo, hemos sido testigo de una marcada cara de resistencia local panétnica y globalizada en español. El lector, la lectora o el crítico puede ahora afirmar que Juan Felipe Herrera tiene una voz asegurada en el mundo hispanoparlante dentro y fuera de los Estados Unidos. Obras citadas
Alexander, Kwane. El crossover. Trad. Juan Felipe Herrera. Houghton Mifflin Harcourt, 2019. Dowdy, Michael. “Molotovs and Subtleties: Juan Felipe Herrera’s Post-Movement Norteamérica.” Broken Souths: Latina/o Poetic Responses to Neoliberalism and Globalization. The University of Arizona Press, 2013, pp. 61-90 and 238-239. Herrera, Juan Felipe. Exiles of Desire. Lalo Press Publications, 1983. ________________. Tejedoras de rayos. Editorial de la Universidad de Arizona, 2000. Soldofsky, Alan. “A Border-Crosser’s Heteroglossia: Interview with Juan Felipe Herrera, Twenty-First Poet Laureate of the United States.” MELUS, vol. 43, no. 2, 2018, pp. 196-226. Obras consultadas Aldama, Frederick Luis. “[Interview:] Juan Felipe Herrera.” Spilling the Beans in Chicanolandia: Conversations with Chicano Writers and Artists. University of Texas Press, 2006, pp. 129-142. Alexander, Kwane. https://en.wikipedia.org/wiki/Kwame_Alexander. Acceso, 2 de abril de 2021. Herrera, Juan Felipe. Akrilica. Trads. Stephen Kessler, Sesshu Foster, Dolores Bravo y Magaly Fernández. Alcatraz Editions, 1989. ________________. La fábrica. Trad. Nieves García Prados. Valparaíso Ediciones, 2018. ________________. Rebozos of Love: We Have Woven Sudor de Pueblos on Our Back. Toltecas en Aztlán, 1974. ________________. Tejedoras de rayos. Editorial de la Universidad de Arizona, 2000. ________________. Los vampiros de Whittier Boulevard. Selección y prólogo de Regina Lira y Gabriela Jauregui. Trad. Santiago Román. Avra Ediciones, 2009. Romano, Octavio V., and Hermino Ríos. El Espejo / The Mirror: Selected Mexican American Literature. 5th ed. Quinto Sol Publications, 1972. Rosa, Jaime B. Los vasos comunicantes: Antología de poesía chicana. Huerga y Fierro Editores, 1998. Wolfgang, Binder. “Juan Felipe Herrera: San Francisco, California, October 6, 1981.” Partial Autobiographies: Interviews with Twenty Chicano Poets. Palm & Enke, 1985, pp. 95-108. |
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