LA TÍA TILDE Por Esteban Domínguez Hay cosas que ya no entiende una. Los pájaros vuelan con y sin acento y lo mismo pasa con búho, que me sigue mirando con esos ojotes, como si me quisiera arrancar los míos. Afortunadamente lo tengo bien disecado y de ahí no se va a mover. Yo soy la tía Tilde y aquí en mi casa no se puede entrar si no se saben usar bien los acentos. Aunque, claro, hay sus excepciones a esta regla. Se supone que mis invitados siempre traen el acento en la cabeza, donde debe estar. Aunque a veces viene él con acento y el sin su acento. ― A ver, ¿cómo está eso?- les digo, pero ellos me explican que, aunque son gemelos, él con acento tiene personalidad. Se usa cuando nos referimos a la persona, “él traía dolor de muela”, por ejemplo. Y cuando viene sin acento el, se refiere a las cosas que le acompañan, es un artículo, como “el saco de la tía tilde está roto” ¡Y claro que lo está!, como que en las bolsas ya no me caben todas la explicaciones que me dan a cada rato de sus inexplicables comportamientos mis invitados. El otro día, casi me arranco los pelos porque no sabía qué hacer con tantos invitados dobles que llegaron a mi fiesta. Estaban los más y más, tú y tu, sí y si, aún y aun, dé y de, mí y mi, sé y se, dé y de, té y te, entre otros y todos querían hablar al mismo tiempo. Pero les dije, muy seria: ― Vamos por partes, como dijo Jack el destripador, para entendernos. Y vamos a hacer un concurso. La palabra que no pueda darme una buena explicación de sus curiosos comportamientos y el de sus compañeros, ¡se va de la fiesta! ― Té, con acento se refiere a esa bebida que nuestras madres dan para aliviarnos un poco de algunas molestias como resfríos. Yo conozco los tés de manzanilla, de hierbabuena, que sirven para el estómago. Mi hermano te, sin acento, es un pronombre relativo y se usa como por ejemplo en “Ella te puso nerviosa”. ― Así me tienen todos ustedes condenados, ¡se quedan! El siguiente, a ver tú, ¿qué me dices? ― Pues tu sin acento es pronombre posesivo, o sea que se usa para indicar pertenencia de los objetos, como en este caso: “en tu fiesta hay diversión”. ― En cambio tú, se refiere a la persona, como en “tú eres mi amiga”. ― ¡Se quedan!- no faltaba más. ― Nuestro caso es más complicado, mas trataremos de explicarnos. Resulta que mas sin acento, significa “pero” o “sin embargo” como en “Te esperé, mas no llegaste”. Si le ponemos acento se vuelve un adverbio de cantidad o superlativo como en “no creo que haya un caso más complicado que el nuestro”. ― No es cierto, el nuestro es más complicado, sino ¿por qué los chamacos y personas de todas las edades se equivocan a cada rato con nosotros? ― Suelta tu explicación, que no somos tontos. ― Sí, dilo ya. ― Si no habla pronto que se vayan de la fiesta. ― Pues mi hermano y yo somos Si y Sí. Yo tengo el acento porque soy un adverbio de afirmación como en el caso: mañana le daré el sí a mi novio. Mi hermanito, no lo lleva porque es una conjunción condicional y así le digo, “doña que si no nos deja quedarnos en su fiesta me voy a poner a llorar”. ― Yo soy dé, con acento, porque soy un verbo y aparezco en oraciones como: señora, no le dé más dulces a los niños. Mi hermano de es una preposición: ayer fuimos a una fiesta de disfraces. Yo lo que creo es que sólo y solo no se van a quedar ¿cómo van a explicarse? ― Sólo eso nos faltaba, se me hace que me voy solo a mi casa. Lo que pasa es que solo, mi hermano, nunca lleva acento cuando es adjetivo: más vale solo que mal acompañado y yo sí lo llevo porque soy un adverbio y significo solamente, como en “sólo voy a tardar un momentito”. Al final, la pachanga duró toda la noche y nadie se fue. Cuento publicado en el Libro El viejo del Costal (ISC, 2013) *** Esteban Domínguez (1963). Licenciado en Letras Hispánicas (UNISON). Ganador del concurso del libro sonorense en el género de novela en el 2002. Su libro de cuentos Detrás de la barda fue seleccionado para las bibliotecas de aula de la SEP en el 2005. Ganador del Concurso del Libro sonorense, 2010 en el género cuento para niños, con el libro El viejo del costal. Fue presidente de Escritores de Sonora, A.C. y actualmente dirige la Editorial Mini libros de Sonora.
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Emma Larissa fue por agua
Por Jesús Chávez Marín Silueta hacia el pensamiento Aparece el horizonte delineado por la luz, distinto cada día; una voz discreta y clara revela misterios que me iluminan al instante o que no entiendo; se quedan grabados en la sombra y años después esparcen su lección. Esto no siempre sucede, la memoria es frágil y el ruido la avasalla. Patrimonio plural La generosidad va como el agua entre las piedras y la arena, con su discreta frescura. Es el amor y el instinto de conservación del alma colectiva. Mujer nada contemplativa Socorro tuvo un accidente en carretera y quedó en silla de ruedas; cuántas veces ha lamentado no haberse muerto, sobre todo cuando la soledad se arremolina en su agitado corazón. Ella fue toda su vida una mujer de acción, ahora recuerda vivamente cada detalle. La noche que su madre murió asfixiada con el monóxido de un calentón, cuando mataron a balazos a su padre, cuando se enamoró de Rigoberto y la llevó a vivir de esclava doméstica a la casa de sus padres donde su suegra era la bruja maldita. Aquella madrugada que decidió largarse para siempre de San Francisco del Oro y venirse a Juárez, Rigo descubrió la huida y trató de regresarla, tuvo que defenderse a pedradas y lo dejó descalabrado gritando maldiciones. Su madrina fue de verdad El Hada Madrina para ella. Era una mujer muy alegre y de gran estilo. La llevó a muchos lugares, cenas, bailes, fiestas; era para ella la hija que nunca tuvo y de verdad la quiso como a una hija. Gracias a ella conoció al ingeniero Fernández, quien habría de ser el padre de sus tres hijas. Nunca se casó con ella porque él era casado, pero la cuidó bien, le puso una casa bonita y a sus hijos nunca les faltó nada, todo un caballero. Con el tiempo, Socorro hasta se hizo amiga de la esposa del ingeniero, y los hijos, los medios hermanos, se conocieron y llevaron buena amistad. Todo bien, hasta el accidente. Allí se terminó la vida para Socorro, porque ella no nació para mujer contemplativa sino para moverse recio por la vida, pero ahora ¿cómo? (Escrito con Araceli Loya, al alimón). Agustina Mendoza, mi abuela Por la calle pasa, con las dificultades de sus rodillas casi petrificadas, una mujer cuya memoria ya le dio dos vueltas al firmamento. Adiós, Aurora Azul intenso la madrugada, colores que aparecen como pinceladas en la abstracta luz me despiden de la ciudad, de la noche. Eco sereno La humildad no pareciera tener aprecio en un siglo de propaganda y oropel; sin embargo, el equilibrado conocimiento de las propias virtudes y defectos, ejercicio de la discreción y la autocrítica, hace que el trascurso de la vida sea elegante y justo. Al amanecer Muy quieta se mira el agua; las primeras luces que en la ciudad se prenden se reflejan con esperanza y beatitud. En cada casa se agitan, sin embargo, los pensamientos con la prisa del día que inicia. Es la hora de la energía renovada. También es la que eligen entre brumas la mayoría de los suicidas para irse, sin amor ni despedidas. Una puerta En la cítrica alborada se refrescan las últimas sombras de esta noche; la aventura de los sueños no siempre ha sido afortunada, pero esta vez hallé en una de sus regiones la imagen que había olvidado, el talismán con el que se abre la plenitud del día. Castidad Castidad nombre antiguo que fusiona lealtad e higiene. Se refiere al cuidado de las personas que se aman y al refugio para los hijos en su crianza, el ambiente que los educa y nutre hasta que sean fuertes para avanzar por sus propios medios. También al respeto hacia los demás, a la pureza de todos los amores, en cualquier preferencia de pareja y de familia. Templanza La templanza se refleja en la mirada y en la acción de quienes tienen un sentido natural de la justicia; es resultado de una vasta educación, la de vivir cada día con equilibrio y sencillez. Tomar de la naturaleza los elementos necesarios para la vida, transformarlos sin hacerle daño, producir bienes con ingenio y trabajo sin acumularlos desmedidamente y sin apropiarse de los frutos del trabajo ajeno, administrar la sana y sensata economía colectiva. En una hebrita de tiempo Una ligera fragancia me trajo aroma de tu cuello, que ya casi tenía olvidado, mezcla de la piel y aquel perfume. ¿Estás aquí? O es solo el rocío, inolvidable. Arte de la fotografía Agua que se imagina en el aire y, al impulso de su acalorado pensamiento, vuela. Casas que allá lejos parecen dibujos de una niña cuidadosa y en la vida guardan las ilusiones y los amores de sus habitantes. Verde oscuro de la floresta que desprende los últimos minutos de noche, por donde camina con vigor el fotógrafo. Él, Ella, extiende el ángulo de su mirada y concentra su alma en la primera estampa del día. Filippa Ayer sábado 21 septiembre 2013 cantó en el centro de la ciudad de Chihuahua Filippa Giordano, con su voz prodigiosa. Vestida de princesa color de rosa, cantó en italiano algunas clásicas; luego fue a cambiarse y salió de señora sexi con un vestido azul rey, dotando de vida nueva algunos viejos boleros en español; por último se disfrazó de mariacha y a pesar de ello lucía bonita y graciosa, con canciones italianas y mexicanas. Su expresión corporal, en pleno dominio, fina y educada. También muy bella con un elegante vestido de noche color negro la maestra de ceremonias, la diva Yolanda Miranda. Tortugas Ninja Si camino en medio del centro comercial, un pensamiento supersticioso me lleva al pasado: mis hijos niños, dos vecinas de su edad, y nosotros dos, entramos al cine. Es el estreno de Las Tortugas Ninja. Puedo sentir tan vivaz ese acto en el cuerpo, que de pronto se esfuman 30 años y compro los 6 boletos. La voz humana Hay una sombra o un reflejo en cada historia. La hermosa montaña aparece en el agua y agrega un símbolo; la luz del alba se serena en el lago como acuarela exacta del silencio; la silueta múltiple de la ciudad se hace una sola pieza con su materia en el dintel del misterio. Con asombro antiguo, hallo claridad en la voz de mi nieta, en sus primeras palabras, moneditas de plata que se oyen tan alegres y milagrosas. El reloj Cuando una mariposa negra de viñetas doradas llegue a tu jardín, habrás de iniciar un viaje largo y lleno de acechanzas Es posible que jamás regreses, pero hallarás regiones del mundo que ni en sueños hubieras conocido si te quedas. Si te quedas, la vida pasará tranquila y tediosa, o tal vez se detendrá en un punto muerto donde nunca te darías cuenta de que el reloj dejó de circular. Madrugada Salen al alba dos luciérnagas; el sol se alza radiante y a ellas nadie las mira. Vuelan agitadas, tratan de recuperar su luz que se ha vuelto sombra en el resplandor del día. Pereza Conozco a un hombre que vive solo en una casa grande, cada cuarto huele a muebles rotos, periódicos, basura, negligencia; pero él anda como pez en el agua. O su alma es confusa y turbia, o ya perdió toda esperanza. Adiós Esteban en pleno insomnio escribía una carta de despedida. Era una noche de sueños hechos polvo en la memoria. Un dolor arrebatado le ardía en los ojos y en el incierto valle de su futuro. Edward Hace tiempo que conocí un científico que se sentía El Galán de Chihuahua. Además de abordar a todas las mujeres que hallaba en cualquier lado, buscaba amores en internet. Las prefería rusas, güeras, altas y de ojos azules. Tenía un carácter de los mil demonios, todo le parecía mal, realmente era una piedra en el zapato. El jueves pasado estaba yo en una conferencia de literatura y recibí en el celular un mensaje suyo, una frase que decía “¿Qué haces?” Discretamente le puse: “Estoy en una conferencia”. Pero no me pareció correcto seguir escribiendo ni interrumpir mí atención al interesante tema literario que se estaba exponiendo. Más tarde se comunicó muy ofendido por no haber sido invitado al evento, y lo hizo con frases groseras, maleducadas y de mal gusto. Días después me lo encontré casi de frente en el Sanborns y, para mi sorpresa, fingió que no me había visto. Ups, me fui a otra mesa. Me puse a tomar mi café muy a gusto mientras revisaba mis comunicaciones recientes; en eso se levanta de su lugar una amiga mía, que es guapísima, y vino a saludarme muy contenta. Como lo conozco bien, de reojo miré que mi amigo (o ex amigo, ya no sé) el científico se mueve con intenciones de lanzarse a que yo le presente a esa dama tan atractiva, mi conocida de muchos años. Creo que pudo más su orgullo o quizás la soberbia, pues se quedó con las ganas, como aquel niño que se le antoja la paleta y se le cayó al suelo. Cuando mi amiga se regresó con sus amigos a su mesa, pensé: Qué necesidad tengo de estar aguantando a ese tipo tan pesado, no merece que me preocupe por su amistad; él contamina con amargura y ofensas. En ocasiones hasta lástima me da. Good bye. (Escrito con Cecilia Fernández, al alimón). A la orilla En un diente de león se concentraban los ángulos de una idea, pero llegó el ruido, el viento, el tiempo. Y la memoria voló dispersa. Las medicinas Amigo de nuestra ya mítica de tan lejana infancia: No me platiques tus enfermedades ni medicamentos, batallo para no pensar tanto en los propios. Esencia de la luz Una piedra, que siglos antes existiera en huesos y en el polvo oscuro de la sangre, guarda la belleza antigua y para siempre fresca. Dibujos al amanecer Tengo una idea aproximada del sol, de su trascurso. De que aparecerá en la alborada como milagro irrepetible. Y siempre serán para mí una sorpresa los colores que se pintan en la cámara oscura. Clorofila Un perro viejo pensaba: lo que sigue es la vida lenta y buenas dosis de dolor. Pero la esplendorosa memoria y la curiosidad lo revitalizaban. La Y griega Venía una tormenta y nadie la miraba, todos seguíamos al descuido caminando como si nada; la vida no se resuelve sola, ahora lo sé. Cultivar un enfisema es algo parecido a lo que entonces sucedió: fuimos tapizando de tedio aquel amor que antes habíamos sido capaces de alzar como un hermoso arco iris; hasta que el humo cristalizó en muchas formas perniciosas, la infidelidad, el desprecio, el incipiente alcoholismo. Una placa dura y tóxica nos separó sin remedio y, antes de que el odio llegara, cada quien marchó por su lado, hacia la honda distancia. Una esfera El año va pasando y ya estamos en noviembre, cuántas alboradas he visto en la marcha, siempre distintas en lo que pareciera el mismo rumbo, la misma vida. Cada minuto la esfera va girando y los colores vuelan desde la sombra hacia el blanco absoluto de la luz. Redactar la calle A ninguna hora se detiene este río de carros, la calle. Cuántos destinos circulan y paran un minuto en las esquinas donde hay semáforos en rojo; hilos del pensamiento suceden durante las horas del día buscando su redacción, la claridad. Arco iris Anoche una gota de agua cayó del aire confundida con la nieve de diciembre; arco iris fugaz en el aura de la montaña. Emma Larissa —Emma, ¿quieres que nos vayamos cantando? —No. —¿Quieres que vayamos platicando? —No —¿Quieres algo? —No. Quiero que nos vayamos así calladitos todo el camino. Junio 2019 © Jesús Chávez Marín TESTIMONIO Y POSTMODERNIDAD: VOCES DEL MUDO EN TEJIENDO TELARAÑAS (2013) DE DAVID ALBERTO MUÑOZ6/11/2019 Beatriz Carla Rodríguez
4 de abril 2019 Beatriz Carla Rodríguez 4 de abril 2019 TESTIMONIO Y POSTMODERNIDAD: VOCES DEL MUDO EN TEJIENDO TELARAÑAS (2013) DE DAVID ALBERTO MUÑOZ Por eso canto a quien no escucha a quien no dejan escucharme a quien ya nunca me escuchó: al que su cotidiana lucha me da razones para amarle: a aquel que nadie le cantó. —Silvio Rodríguez, “Canción de navidad” La comunidad chicana como fenómeno sociohistóricos se originó a partir de la expansión norteamericana (Benavides 42). Nos referimos a la frontera más extensa del planeta, 3,000 kilómetros que no sólo separa dos países sino que marca la disparidad de todo el continente. Al sur de esa línea imaginaria se encuentra el otro lado, el tercer mundo o la América Latina. Este proceso de expansión territorial tiene sus origines en el siglo XVI cuando los españoles invadieron el Nuevo mundo e iniciaron el contacto con los amerindios en México y Latinoamerica, es en este momento que comenzó la génesis de la comunidad mexicana en norte América (Gonzales 9-11). Más tarde, con la ocupación militar del estado de Texas en 1845 por los Estados Unidos, el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) para terminar la guerra entre ambos países y el pago de 18.3 millones de dólares se iniciaría la expansión poderosa de Estados Unidos en Latinoamérica, ingresando luego a Centroamérica y al cono sur. Con dicha suma Estados Unidos compró los estados de California, Arizona, Nuevo México, Nevada y Texas y parte de Colorado, Wyoming y Utah (“Ensamblaje” 31). Asimismo desde 1848 los movimientos migratorios de los pobladores mexicanos se convierten en una constante lucha que fluctúa su severidad según los intereses económicos y políticos de la época. El carácter dominante y expansionista de los Estados Unidos ha sido atribuido a la doctrina del Destino Manifiesto[1], la cual es la creencia de los primeros colonos y granjeros de Estados Unidos de que su destino divino era expandirse hasta las costas del Pacifico. Asimismo, el modelo asimilacionista tradicional de raíz eurocentrista excluía a los mexicanos o estadounidenses de ascendencia mexicana u otras minorías raciales, creando en un ambiente de conflicto y resistencia. En este mundo contradictorio se crea una comunidad su generis como consecuencia de un contexto y proceso histórico cultural entre el anglosajón y el mexicano. mientras los que residen en Estados Unidos viven en un estado de dualismo cultural o en la frontera[2]. Según John Beverly el testimonio debe envolver una urgencia para comunicar un problema de represión, pobreza, subalternidad, encarcelamiento y supervivencia. Dicho problema queda implicado en el acto de narrar en sí. Es más, el testimonio está más interesado en la sinceridad del relato que en la literariedad, siendo su narrativa fundamentalmente democrática e igualitaria porque cualquier narración de un individuo puede tener un valor representativo (34). En este modelo teórico analizamos como texto social la narrativa Tejiendo telarañas (2013) de David Alberto Muñoz, lanzado como un manifiesto renovador y reformista donde no sólo se desmitifica ciertos conceptos tergiversados que se asumen sobre los mexicoamericanos, sino que se denuncia los problemas socioculturales que pertenecen a toda una sociedad. Asimismo se revela el conflicto hacia sus inmigrantes, siendo testigo de la violencia y abuso por parte de las fuerzas del orden. Además se afianza el discurso lingüístico desde una realidad y cosmovisión bilingüe, a la cual se le ve ahora como el centro y no la periferia, y en donde muchas veces el personaje principal no sólo es el silenciado sino el doblemente subalterno. Tejiendo telarañas pertenece al periodo de la Segunda Gran Migración (1970-presente) y consta de 21 cuentos divididos en cuatro partes: “Telarañas fronterizas”, “Telarañas familiares”, “Telarañas beatificadas” y “Telarañas carnales”, respectivamente. Son cuentos de testimonio que presenta situaciones de inmigrantes marginados que cruzaron la frontera en busca de mejorar su situación económica y tener una estabilidad laboral. El discurso en la colección se encuentra conectado a diferentes espacios de temporalidad dentro de un transnacionalismo. La telaraña no solo metaforiza la fusión de las narraciones, la unión entre ellos a través de una estructura sincrónica sino que también sirve para sugerir el atrapamiento de los personajes. Estos se encuentran aprisionados en las redes pegajosas y son víctimas de los conflictos en una sociedad postmoderna. En la narrativa se revela situaciones que representan contradicciones universales las cuales nos invitan a replantear las relaciones con Estados Unidos, en donde la población hispano-estadounidense cada día va extendiéndose y convirtiéndose en uno de los lugares de más alto porcentaje de población latinoamericana (Benavides 45). El siguiente análisis pertenece a la narrativa “Papeles”, “Diálogos fronterizos” y “Todavía no acabo” que se hallan en “Telarañas fronterizas”. El tema que me interesa tratar son las luchas, sufrimientos e injusticias cotidianas de los inmigrantes en los EE.UU. En Tejiendo telarañas los protagonistas casi no se les describe en su apariencia exterior. Es más, sus rasgos apenas se esbozan. De esta manera, se trata de una ausencia del afuera, en donde los relatos son enmarcados dentro del ámbito privado, y cuyo tema es la desgarradora sobrevivencia. “Papeles” es el primer testimonio de la colección y se trata de la tragedia que vive un niño por las leyes antimigratorias. Escrito en un tiempo pasado y presente, el pasado detalla la tragedia que el niño recuerda mientras es víctima de la violencia institucionalizada que han vivido muchos inmigrantes indocumentados en los últimos años. El presente de la víctima dramatiza la soledad del menor de edad sin su familia. Este es un proceso de invisibilización institucional que sufren los menores según Gloria Valdez-García y Oscar Rivera a partir de su pobreza y exclusión social (citado en Procesos 197). La crisis económica mundial a principios del año 2007 ha generado políticas severas y funestas para los inmigrantes así como las manifestaciones masivas de xenofobia. En “Papeles” se observa que, el policía como representante de la autoridad y las leyes del país usa la violencia pretendiendo mantener el “orden”, señala el narrador: “[…] aquella es señalada como mala cuando los oprimidos apelan a ella para cambiar una situación”. En “Papeles”, la policía irrumpe: “pistolas en mano” (13) en la casa del niño golpeando y maldiciendo. El niño se siente impotente ya que no puede hacer nada para defender a su padre contra cuatro oficiales que: “patearon a mi papá hasta el cansancio” (14). En “Papeles”, el niño no concibe el significado de dicha palabra, porque a nombre de éste las autoridades han desintegrado a su familia por la fuerza y han violado sus derechos civiles. Asimismo, la simbología del papel oficial hace memoria en la historia de los pueblos latinoamericanos: un invento burocrático para crear leyes y por tanto el poder. Unas leyes similares que fueron importadas de otro continente para posesionarse de casi todo un continente[3]. Fueron estas mismas leyes, más tarde, las que crearon fronteras y despojaron asimismo a los propios mexicanos de sus tierras vía el tratado de Guadalupe-Hidalgo 1848. El siguiente testimonio que se analiza es el quinto en la colección, “Diálogos fronterizos”. En la narrativa el autor presenta diferentes perspectivas a través de un diverso testimonio de individuos inmigrantes, en su gran mayoría estos sujetos son víctimas o testigos de asesinatos, discriminaciones, injusticias y cinismos. Los hechos mencionados son cometidos por las autoridades estadounidenses y las leyes anti inmigratorias actuales. Se observa la convergencia de relatos en forma de diálogo individual las cuales presentan diferentes posiciones políticas. No existe un narrador central, más bien coexisten diferentes signos lingüísticos y códigos sociales que componen una sociedad heterogénea. En esta instancia tenemos el diálogo interno de la trabajadora indocumentada que vive con el temor que la van a arrestar porque no tiene papeles. Ella vive con una conciencia de culpa y el miedo de que la arresten y sea forzada a dejar a sus hijos abandonados. Vive un calvario interno constante, sin un sentido claro, sintiéndose sometida a lo que le toca vivir sin poder demandar sus derechos civiles para solucionar el problema. ¿A quién podría reclamar, si ni en ningún espacio sus derechos como persona son respetados, ni en EE.UU. ni en México? En este respecto Edwin Soja en Seeking Spatial Justice, sostiene que la justicia tiene una geografía y estas diferencias en el espacio están sujetas a ventajas y desventajas las cuales pueden ser opresivas. En ese mismo contexto, se observa que la madre trabajadora vive en un espacio de injusticia de opresión. Ella vive aterrorizada por las leyes antiinmigrantes, habla: “El miedo más grande que tengo es salir a trabajar y no regresar. Tengo tres niños. Si me agarran me van a deportar” (26). Por otra parte se escucha el testimonio del hombre que dice, “¿Cómo estarán las cosas en México para que vengamos a sufrir estas condiciones, y la humillación de ser tratados como ciudadanos de segunda clase?” (29). Esta voz transnacional no sólo reclama el sistema injusto en EE.UU, sino que también manifiesta su conciencia como orfandad transnacional y ciudadano del mundo. Esta situación se hace evidente en la distribución geográfica que ha ocasionado distintos espacios de justicia a nivel global. Las configuraciones injustas de espacio fueron creadas para privilegiar el poder y son la base y causa de los conflictos y la lucha para reformular otra distribución del espacio. Por lo tanto los subalternos o los explotados económicamente y oprimidos son los que sufren los efectos de una geografía injusta, y esta lucha por la geografía puede usarse para crear unidad y solidaridad global /diversa. El mexicano o latinoamericano no cruzaría su frontera si en su país tuviera posibilidades de vivir una vida económicamente digna, si no existiera porcentajes tan alto de desempleo, si la diferencia de sueldos no fuera tan abismal o si la educación no fuera casi un imposible (“Principios” 13). En este contexto, en “Diálogos fronterizos”, se escucha la postura del chicano anónimo que sólo está informado por las campañas antiinmigratorias, las cuales se han agudizado a partir de la recesión económica desde principios del 2007. El personaje dice: “Yo creo que todos los ilegales nada más han llegado a echarnos a perder a nuestro país” (27). Luego, añade: “Este país era un país donde la ley y el orden reinaban, pero desde que empezaron a llegar los mexicanos todo se nos fue para abajo” (27). Estos coloquios se contraponen al diálogo interno de un trabajador mexicano, éste dice: “Nosotros queremos trabajar, hay compas que hasta trabajan dos trabajos, toda la semana hasta los domingos. ¿Quién anda piscando los campos? ¿Quién limpia las oficinas?”(28). Escuchamos asimismo la voz de otro inmigrante que ha vivido toda su vida en los Estados Unidos: “Yo ya estoy viejo para irme a México […] vendí todo lo que tenía cuando me vine” (30). Más tarde el mismo anciano comenta que las leyes se transforman conforme la situación económica cambia. Dice: “Era una época donde el gobierno estadounidense ofrecía que nos viniéramos a trabajar. Pero ahora hay tanto odio para con nosotros” (30). Es decir, las leyes cambian según la economía y las necesidades socio económicas que los Estados Unidos tengan en determinada época de su economía. De esta forma, la fuerza laboral es usada, en palabras de Aníbal Quijano con una distribución racista del trabajo y el modo de explotación del capitalismo colonial. Sin embargo, cuando hay bajas económicas se utiliza este grupo como chivo expiatorio para manipular y desviar el descontento colectivo de la población. Se llevan a cabo campañas inmediatas para acabar con el “problema económico”, formulando y empleando leyes para mantener el orden y la simpatía de una sociedad segregada y racista. En la narrativa, otra voz comenta: “Todo el mundo sabe que la culpa es nuestra, todo el mundo sabe que los mexicanos somos la causa del derrumbamiento social de esta nación […] ¡Chingada madre!” (31). El último testimonio que se analiza, “Todavía no acabo”, es el sexto en “Telarañas fronteriza”. Narrado en segunda persona del tú, produce un tono acusador y de reprimenda al protagonista. El sujeto de la narración se moviliza en diferentes espacios, invitando al lector a ver la perspectiva del sujeto conectado a diversos espacios. El tiempo recordado es el pasado, cuando vivía en la ciudad de México, y el tiempo presente es donde se encuentra actualmente, los Estados Unidos. El uso del tú por el escritor invita a pensar que no sólo se recrimina al personaje del relato sino también al arquetipo del hombre aculturado que el protagonista representa. El narrador relata la vida del individuo en México D.F, en una zona urbana. Remarca: “Desde la esquina de tu casa se podía ver al Popo y el Izta” (33). Enseguida puntualiza, “Es un México que ya no existe” (33). Luego su familia emigró a EE.UU. y sufrió tratando de adaptarse a su nuevo mundo. Empero evoluciona culturalmente como lo observa el narrador. Comenta: “poco a poco empezaste a cambiar. Te adaptaste al sistema. Todos los fines de semana vas con tu familia al Mall vestido de shorts bermudas con tu camiseta y tu gorrita” (35). El protagonista ha ascendido en la escala social, pero, ¿va descendiendo en la escala moral? ¿El hecho de que olvide su pasado y se asimile a una nueva sociedad hace más grande o pequeño al individuo? El personaje ya no tiene que preocuparse por lo que su angustia sería en México. El sujeto dice: “importarle en lo que tendrá que comer” (35). Hoy, como la mayoría de individuos postmodernos, él es un consumidor: ahora va al “mall” todos los fines de semana. Lo único que le importa es, “querer ser” trepar la escala socioeconómica. Es más, él ya no se acuerda de su pasado. El narrador: “Todo cambio. Incluso tu persona. Tu cultura ha ido desapareciendo poco a poco” (36). El protagonista es el arquetipo del individuo postmoderno, un ser aculturado y aburguesado que cambia y abandona sus raíces. Según Fredric Jameson el hombre postmoderno está fragmentado, desconectado de su realidad y desprovisto de su contenido histórico: In postmodernism, on the other hand, everyone has learned to consume culture through television and other mass media, so a rationale is no longer necessary. You look at advertising billboards and collages of things because they are there in external reality. (26) Ya no nos damos cuenta de lo que consumimos. Esto es la cultura de la mercancía y la obsesión por gastar. Esa es una característica muy importante del postmodernismo que explica la desaparición de las prácticas tradicionales. Desde esta perspectiva las prácticas cotidianas y el consumismo mismo son la legitimidad, mientras otros valores han decaído así como la colectividad. En Tejiendo telarañas el tú narrador le recuerda al individuo aculturado que: “todavía no acaba”. En lugar de acabo, se le recuerda su transnacional espacio, “nunca olvides tu barrio, tus raíces, el suelo que escuchó el primer llanto que brotó de tus pulmones; eres hijo de maíz” (37). En este mismo orden de cosas, Jameson nos invita a pensar en la política cultural en términos de espacio y el conflicto de éste. Ya no podemos seguir pensando en las antiguas categorías de distancia crítica sino en un nuevo camino en el cual el desheredado y el lenguaje esencial del modernismo de subversión y la negación sean concebidas diferentes. Esta estrategia de espacio o lugar que posee una visión global, viene a ser un estilo cultural global o imperialismo cultural; éste estilo se opone a las demandas concretas locales o a una situación nacional. La estrategia consiste en crear distintos paradigmas con nuevos espacios y valores los cuales defiendan las demandas de la mayoría que seria las exigencias socio económicas del subalterno. David Alberto Muñoz presenta esta dialéctica del contrapunteo, que frustra y destruye una sociedad alienada, racista y consumidora. Estas son las diversas vivencias que afianza el discurso lingüístico desde una perspectiva bilingüe, con sus diversas conciencias, estilos coloquiales, lenguas y códigos culturales que provienen de diferentes estratos socioculturales y géneros. Es un espacio que carece de límites, que afirma su transnacionalismo, que se desliza y yuxtapone a muchas voces, aquellas voces que han sido silenciadas y que son en término figurativo mudas. Voces que desmitifican nociones erradas del mexicoamericano y nos muestra su heterogeneidad y universalidad. Estas voces del inmigrante se convierten en una alternativa en este mundo postmoderno en que vivimos y proyecta distintos paradigmas con nuevos espacios y valores. Esta visión colectiva resulta de las realidades y el esfuerzo creador de los pueblos que son marginados, revitalizan nuevas circunstancias y dan un sentido universal de humanidad y fraternidad. © Beatriz Carla Rodríguez *** Soy Carla Beatriz Rodríguez, nací en Lima-Perú. Poco después que terminara la secundaria vine a California, EEUU a estudiar y trabajar. Mi bachiller es en ciencias políticas y español de la universidad de California en San Diego (UCSD). Mi maestría en Literatura Latinoamericana, de la universidad de San Diego (San Diego State University). Actualmente, acabo de doctorarme en la universidad de Arizona (Arizona State University). El tema de mi disertación es narrativa testimonial contemporánea feminista latinoamericana. Soy profesora de español, literatura y cultura latinoamericana. He enseñado en “community colleges”, universidades, colegios de secundaria, primaria, etc. También trabajé en la India, California y actualmente en Arizona. 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Seeking Spatial Justice. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2010. Impreso. [1] Termino acunado por el periodista John O’Sullivan y mejor definido por el poeta de la democracia Walt Whitman: “the great misión of peopling the New World with a noble race.” (citado en Gonzales 81). [2] A la luz del pensamiento de Gloria Anzaldua, la frontera se refiere no solo al área geográfica que no pertenece ni a Mexico ni a Estados Unidos sino tambien es la identidad de la nueva raza que no se distingue desde esa invisibilidad de la frontera. Vease Borderlands La Frontera: The New Mestiza (1987). [3] Nos referimos a la invasión y posesión de todo un continente, América Latina, por la corona española en el siglo XVI. |
Escritor invitadoEn esta sección tendremos escritores invitados que compartirán su labor literaria con nuestros lectores. Archives
July 2023
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