Por Mario Escobar
Anoche encendí la vela para reflexionar mi silencio. Esa llamada no me la esperaba. Primero fue el mensaje. Éste vino de mi amiga. No tenía idea de qué trataba pero la urgencia de querer hablar conmigo indicaba algo. No sé. Algo. No estaba preparado para el tono triste que me decía lo siguiente: “Ha muerto Tomás”. Hubo un largo silencio de mi parte; seguido por la explosión del típico: "¡¿Cómo?!" No lo podía creer. Tomate, como lo llamábamos los más cercanos a él, ex compañero de la escuela graduada y fiel acompañante de largas noches de trago y poesía. La frase de Vane había repercutido en mi espíritu. Quise disimularlo con anécdotas del pasado y embijarme de una amarga sonrisa y hasta me puse hablar de mi siembra de chiles. “Todo va estar bien”. Eso fue lo que dije. Una mentira pues en mis adentros empecé a ver la película de aquellos momentos que Tomate y yo habíamos compartido en Tempe. Después de colgar, el viejo copiloto de noches poéticas volvió. Imágenes tras imágenes apelaban al antiguo congelado afecto que le tenía. Los recuerdos me acosaban y me exigían examinar los buenos y malos momentos que habíamos compartido. La escuela graduada y la vida nos salvaba y nos condenaba a gruñir o comportarnos como futuros académicos. Hay que ser honesto. No creo que eso cambie. Disfrutamos y lloramos juntos con la minuciosa lectura de las situaciones que afrontábamos como estudiantes de las humanidades. Felices y a ratos suplicantes porque no sabíamos qué nos deparaba el futuro. No sé cómo pero lográbamos saltar la rutina con el resorte de los libros y los tragos y soñar de que todo iba estar bien. Anoche la noticia de tu muerte comprobó las declaraciones que hacías después de patear la butaca de la tranquilidad. Cuando te ponías de pie a recitar tus poemas mientras hacías piruetas con los dedos tocando la guitarra y mirábamos cómo caía el sol y la noche derramaba su negra sangre. Ambos temíamos el aburrimiento pero teníamos trago y poesía para abandonar las exigencias académicas de nuestro querido profesor Manuel Hernández. Luego las circunstancias, sinónimo de piernas, se interpuso en nuestra amistad. Hace un mes y medio me escribiste: “Mario Escobar ya vi el mensaje que me enviaste, ¿qué onda?, ¿Cómo te va entre gabachos hermano?, ¿Cuándo vienes a hacer piruetas bajo el plenilunio de las pirámides? ¡Aquí te espero en Yucatán cabrón!” Ahora escucho tus palabras distantes como las estrellas y los momentos en Tempe tan cerca como mis pestañas. Tengo la sensación de que vamos a conversar toda la noche. No pares de hablar hermano. La vela tiene su llama, cada minuto más pequeña, distante y tan cerca, se apaga y yo aquí con la poesía jodiéndome hasta los huesos. La vela se apaga como lo han hecho tus ojos que no volverán a encenderse. Descansa hermano. Todo va estar bien. Mario Escobar 2021 RIP Tomás Ramos MARIO ESCOBAR ES POETA y activista salvadoreño radicado en California, Estados Unidos. Es catedrático y vicerrector del Departamento de Idiomas y Sociedades Globales de Los Angeles Mission College. en Los Ángeles, CA.
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Escritor invitadoEn esta sección tendremos escritores invitados que compartirán su labor literaria con nuestros lectores. Archives
July 2023
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