Por José Ángel Vega Villalpando San José de Gracia, Mich., 5 de septiembre de 1980 Muy amados e inolvidables papás:
Tengo el gusto de saludarlos anhelando disfruten de bienestar y paz. Ante todo espero que el tiempo transcurrido desde mi partida de nuestro nidito familiar en Ciudad Morelos Baja California, nos haya ayudado a sobreponernos a la separación física que aunque dolorosa ─necesaria─para poder cumplir con mi ideal de egresado normalista de prestar mis servicios educativos donde la patria me necesite. Les escribo con la finalidad de recrear los acontecimientos ocurridos; desde el momento mismo en que –como padres amorosos–me dieron su bendición para partir a la ciudad de Mexicali a tomar el transporte público que me llevaría a mi destino. Muchas emociones inundaron mi espíritu juvenil al abordar el autobús de la línea Tres Estrellas de Oro con destino a la ciudad de Guadalajara. Para de ahí─después de toda una pesquisa investigativa─tomar el que me haría llegar a la ciudad de Morelia, Michoacán. Tuve la fortuna de localizar el domicilio de mi tía María─tu hermana papá─ quien gentilmente me brindó hospedaje, por el tiempo que me llevó hacer los trámites necesarios para recoger mis órdenes de adscripción en las oficinas de la Secretaría de Educación Pública. En esas instalaciones tuve la vivencia de escuchar a varios compañeros comentando su desagrado del lugar de asignación ya que conocían la geografía del Estado. Hecho que me hizo sentir cierto desasosiego, reconfortandome la convicción sembrada por mis mentores en la Escuela Normal Fronteriza: “muchachos donde sus servicios sean necesarios”. Al pasar a la oficina del Secretario de educación éste me cuestiona: “joven, ¿dónde desea trabajar? “En el lugar que usted me asigne” ─respondí─. Llevándose su mano derecha a la altura de la barbilla me dijo: “a usted le conviene la zona escolar sexta con cabecera en la población de Jiquilpan”, dándole la orden a su secretaria para la elaboración del oficio correspondiente. En la madrugada del día primero de septiembre de 1980 me dirigí al lugar de adscripción. Llegando a él─al asomarse el sol por encima de los techados del caserío─al bajar del camión me llevé la desagradable sorpresa de que el equipaje documentado en el maletero de la unidad de transporte había desaparecido en el trayecto. Tratando de fortalecerme me dije: “Ángel te aligeraron de equipaje”. En la supervisión escolar me fue asignada la escuela unitaria 1972 año de Juárez enclavada en la comunidad de la estancia del monte, perteneciente al municipio de Marcos Castellanos; a la cual me dirigí con ¡toda la actitud! Hice el recorrido en camión de 37 km. por carretera ─siendo de mucha ayuda las orientaciones recibidas de parte del maestro supervisor─ sobre la ubicación de la pequeña población. Establecida en las inmediaciones de arroyos de aguas cristalinas y abundantes en el temporal de lluvias, que parecen susurrar al oído de los lugareños el pronóstico de abundantes cosechas y pastizales. A la que llegué al atardecer del mismo día; la luz del sol aún bañaba el lomerío. Después de caminar aproximadamente 8.5 km. por caminos de terracería y herradura. Al término del recorrido me contactaron con el encargado del orden─máxima autoridad civil del lugar─quien me presentó ante la comunidad y firmó la documentación de toma de posesión para posteriormente hacerla llegar a la inspección escolar. Me asignaron un lugar para hospedarme en una de las casas contiguas a la escuela; ya que la utilizada para uso del maestro se encontraba muy deteriorada. Después, un despertar diferente a los acostumbrados─acompasado por el cantar de los gallos, el gorjeo de diversas aves y los sonidos emitidos por otros animales propios del campo─me preparé con entusiasmo para iniciar mi primer día de clases con alumnos que cursaban: 1°, 2°, 3° y 4° grado. Considero que todo lo bien que me trata la vida y lo que soy se los debo a ustedes: mis adorados progenitores. Pese a todas las dificultades que sobrellevaron, han cumplido a cabalidad con la misión que Dios les ha encomendado de ser padres. Como olvidar tu frase papá que te escuché desde niño “¡Ya quisieran otros pobres!” Su Ángel que los ama y llevará siempre grabados en espíritu, alma y corazón. Sobre José Ángel Vega Mi vida profesional ha estado llena de retos debido a los cambios en planes y programas de estudio, a partir de 1993 los cambios han sido más dinámicos lo que de alguna manera me estimuló a la actualización académica. Algunas de las carencias superadas son la resistencia presentada a ciertos cambios en mi quehacer docente sobre todo ahora que las nuevas tecnologías han cambiado la manera de interactuar en el espacio educativo lo que me a llevado a interiorizarme en el conocimiento y aplicación de las mismas e integrarlas a estrategias innovadoras para coadyuvar en la construcción de aprendizajes significativo. Exhorto a quienes sientan tener la vocación del magisterio a que luchen por su sueño ya que bien vale la pena el esfuerzo. A los que ya lo son a seguir sirviendo y amando a sus alumnos. Si me preguntaran ¿ Qué te gustaría ser si volvieras a nacer? Sin vacilar contestaría ¡docente!
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July 2023
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