Desconexión Sideral
Por Vanessa Fens Ayer tomaste mi mundo convertiéndolo en un instante longevo. Por las tardes fuimos pergaminos enterrados en un cuarto de hotel barato y, por las noches, discurso silencioso y papiros escritos acerca de una fábula ponzoñosa. A veces tiemblo de pánico cuando presiento el olor de las olas marchitas al final del acantilado, entorpeciendo el crepúsculo sin retroceso. Ayer hablamos de viajes lúgubres, de nuestro complot inexplicable con el eco de las sonrisas navegando en envases vacíos. Fue materia inútil junto al corazón, naturaleza selvática a golpe de luces, desatando rumorosas tormentas en tierras desconocidas, retratos imposibles de borrar, dándole vida a los muertos, llenándolos de recuerdos. Han pasado años. El encanto fulminante cayó al mar entre las redes extendidas hacia el limbo desértico. Luego todo regresó al lugar de origen, al extravío desolado del prisma amorfo, cuando las palabras furtivas irrumpen la pasividad, quiebran la armonía del resplandor semitrasparente en una desconexión sideral, cerrando las puertas de la quietud para volver a unir el eslabón de una condena impiadosa en llantos de ira constante y tronos mortales. El pasado inventaba el presente desplazando los mares de jazmines púrpura hacia el eje del tiempo real, adornando los callejones, adoquinándolos de lapislázuli y una alfombra con pétalos de rosas esparcidos de sangre. Agosto era el tiempo imaginario en los signos encendidos de la razón, transcurría lento, quemando las señales de continuidad. Suceden historias adormecidas por el soplo divino; con frecuencia arrastran a la deriva psicosis indescifrables, llevándolas a cada ángulo del cuerpo, amores punzantes con la faceta más aguda del horno indivisible en el amanecer, tragando cruelmente a cada suspiro los deseos del alma encerrados en el hospicio invisble. Quise escapar del ilusionismo estéril, separé el aroma de los potentes sueños fugitivos para entrar a la dimencion paralela del ayer bajo el paroxismo incandescente y perderme en el escondite de los sonidos clandestinos. Pero agosto es intrínsecamente violento; no pude huir de los jazmines púrpura, de las gotas ardiendo del oasis sagrado donde nace y termina el amor paradojal. Luego, todo regresa al lugar de origen, al extravío desolado del prisma amorfo. © Vanessa Fens Vanessa Fens nació en Veracruz en 1971. Poeta esencialmente, es abogada por la Universidad Veracruzana. En 1991 colaboró en el periódico universitario y publicó poemas en la Revista Brújula, en el suplemento Estela Cultural del Diario de Xalapa y en Formato 7. En 1999 se trasladó a Italia, donde vivió 14 años. Desde 2014, reside en Londres.
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Escritor invitadoEn esta sección tendremos escritores invitados que compartirán su labor literaria con nuestros lectores. Archives
November 2024
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