Por Magali Aguilar Solorza
En el año dos mil cuatro compadre, un marzo dieciséis, dejé a mi madre. La abandoné, por un futuro izar; queriendo mejor vida al inmigrar. En mi andar presuroso; seco fue, un húmedo recuerdo que añoré. Respiro en otro cielo, sol y sombra; responsado en las púas de una alfombra. La lejanía mella a mi persona y presuroso el tiempo no perdona, me va quitando de la vida todo; a mi gente, la muerte aloja en lodo. Solloza el alma, ¡retornar quisiera! Llorando aquel baldón, que el tiempo urdiera. Me tachan de extranjera por salir de mi país y cruel es mi abatir. ¡En tierra de inmigrantes sobrevivo! Me denigra el mandato vengativo de leyes, que torturan mi estadía, pues por ser mexicana, ¡a la crujía!
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July 2023
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