Ulular de un sollozo
I Poesía abre mi cuerpo de zarpazo conoce mis vertebras, olfatéame como animal. En éxtasis contémplame, anídate en el vacío de mis entrañas es preciso que me mates. Muero cuando inapelablemente me cohabitas. II Encarnizadamente vivo así comienzo la partida con el ulular de un sollozo. Es necesario destruirse es bueno ese látigo en castigo esa cara de muerte hasta encontrar un dios para hablar. ¿Cómo puedo estar sin un dios en este mundo que gime? En el lagar de las horas Ah, poesía electriza mi corazón para permanecer invicta, que mis pies son mordidos por serpientes. Reboto loca en círculos viciosos mordiéndole la cola al diablo. Yo no debiera darle importancia tomar leche y comenzar, comenzar siempre como papel en blanco. III Aquí está Sandra con pesadumbre en el aliento. Comparte sus labios malditos para los que anhelan ser consolados. Especuladora imperturbable habla de cambios radicales. A veces intenta defenderse de sus demonios. Igual los besa en la frente como aves del paraíso. Así la luz hostiga desde el refugio donde se comen avellanas. Todo es lejano como aquellos guerreros del imperio maya ahora están cerca los fantasmas adivinadores noctámbulos, ahora las trompetillas anuncian una nueva era para devolver lo pagano a la poesía. IV ¿Qué dicen los prestidigitadores de Hermosillo si ven a Sandra caminando desnuda? ¿Quién cubre su cuerpo con periódicos? ¿Quién le ama en el Cinétzon ante su catástrofe? ¿Quién le da de comer huevos frescos? Los domingos ella abre una lata de atún, envía flores imaginarias y promete una simple palabra. De cierto modo, nunca más un mecanismo mujeril se descompone por un beso crudo. Ojos genealógicos Yo la mujer, elijo mis desgracias como ave mágica el cuerpo aleteo. Empedernida sobreviviente sobre el último kilómetro. Los doce procesos biológicos, con el homicida de una serie policíaca. Voy a la muerte ahí donde la noche nos aguarda, mis sistemas son luces de faros y en mi tristeza soy el libro menos leído, el espacio, donde la soledad aconseja soledad. Fidedigna en cada verso tengo lo que la música canta, pero las películas de Pedro Infante me juegan malas pasadas. Allá por Hermosillo mi hermano tampoco me reconoce lo vi, se esconde… Si escucha los hipos de una voz llorona, mi dicción es incongruente hasta lo perfecto. Yo no pretendo que otras voces me comprendan ni bellos muchachos divirtiéndose en donde menos se espera. Sin duda en este año circulan en arterias de la verbena, tal vez los melancólicos, los de mente impenetrable o los que se detienen en túneles con orina en el año 2017. Mucho más sufren las jóvenes con acné olvidadas bajo cobijas. ¿Quién lo creería? La virginidad prevalece completamente y hay tantas virginidades visitando los trópicos del aislamiento. Me mantengo en pie con mi esqueleto dejando atrás conceptos criminales de la señora cascabel ¡Qué agotamiento! Así he de partir doy testimonio solemne, vulgar, al fin y al cabo entre la bruma no me pierdo. Llueve desbaratado en secreta transpiración purificándome y entre la irregular lluvia mi piel se eriza sin motivo aparente Yo la mujer, elijo mis desgracias. (Del poemario Monologismos publicado en febrero del 2017) Una noche conjurando el ombligo I Trémula, vociferante y un muro de turbaciones sin causa flor agujerada escudriñándose a sí misma. Por eso nunca tengo un rincón habituado al silencio digamos, aterida durante algunos años en esta habitación espaciosa ir y venir sin desbocarme curvaturas bajan en desgracia para sobrevivir durante esta protuberancia del tiempo para hablar de mi vida en un poema apócrifo para provocarte una erección como con aquella putita paramédico. II Con la última película de misterio soy un cuerpo suspendido supongo, comiéndome mi filosofía, conservo una pistola automática ah, también pasión en inicio de quincena. -¿Qué te parece este azúcar derretido?- III La soledad no es ardiente como tu nombre poeta de la casa dorada del suburbio. Tómate una cerveza mientras perturbas en los ojos entre los cabellos en las manos… IV No me beses. No me introduzcas tus dedos en el alma. . Ni siquiera lamas mi corazón… Oh, rememoro todos mis apetitos y unas cuantas castraciones ay, seré la mujer feroz ebria de sufrimiento. Esta dicho, tengo ganas de llorar pero me muero de cansancio. Poema a la cocción de unos labios Que pueda el camino subir hasta alcanzarte. Que pueda el viento soplar siempre a tu espalda. Que pueda el sol brillar cálidamente sobre tu rostro y las lluvias caer con dulzura sobre tus campos, y hasta que volvamos a encontrarnos que Dios te sostenga en la palma de su mano. Oración irlandesa A Luis Oscuridad fruto de oscuridad nosotros y nadie apedreándonos yo sobre ti, irrescatable sufro, me derramo fácilmente te miro… Y llueve de tu frente el sacrílego sudor de pronto floreces encima, adentro… fuera te unificas al silencio me encuentras avergonzándome de mujer melancólica, que soy luego mis pechos mudos para tocar la soledad de tus manos así es que, llueve desamparado como mi cuerpo violentándome con tu almíbar deshonrando el aliento de mis pulmones para obligarme a la rotación de tu ombligo para no sentirnos solos en el mundo es preciso tus desmemoriados labios a confesar contra mi nombre. Sosegadamente calla la dicha cruelísima desvencijándonos de entero viste con gladiolos la habitación los muebles de tu casa la perra que aúlla desde el temblor nocturno y con toda calma sedientos de lengüetear lágrimas mientras que llueve de verdugos con tu nombre convocando tu masturbación, tus gotas de plata. Y lo sabes bien… Agonizo. (Del poemario inédito Mujer del Sinaí) Una intensa noche de luna convertida en amapola y nunca es posible dominar a una amapola llamada Sandra Valenzuela nació en Empalme, Sonora. Licenciada en Educación, es coordinadora de eventos culturales en el estado de Sonora, colaboradora en México del proyecto literario PERVIRTUD de Ediciones Mosieur James, Quebec, Canadá, impartió talleres de creación literaria en la Escuela Normal Experimental Huajapan (ENEH) Oaxaca, en escuelas secundarias de la Mixteca y en escuelas Itamas. Coautora en antologías nacionales e internacionales, compiladora de la antología Voces que enaltecen, ha tomado diplomados de poesía, cuento, novela y terapia sistémica. Actualmente se desempeña como escritora, tallerista en creación literaria, bloguera de arte y cultura, modelo, activista social, promotora cultural, terapeuta sistémica. Autora del poemario Monologismos (prologado por Nieves Teresita Maldonado) y de los poemarios inéditos Mujer del Sinaí (prologado por Gerardo Bustamante) y Femeascención.
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Escritor invitadoEn esta sección tendremos escritores invitados que compartirán su labor literaria con nuestros lectores. Archives
July 2023
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