Apocalipsis en el cielo
Un cuento medio hereje Por David Alberto Muñoz —Yo ya no creo en Dios. —¿Por qué dices eso Jesús? —Porque todos los humanos somos una bola de miedosos. Nos sentimos inseguros cuando nos damos cuenta de que, en este mundo, no hay nada certero. Imagínate nada más cuando el ser humano era nómada, vivíamos en tribus al aire libre, de lugar en lugar, cuando no entendíamos la naturaleza cómo lo hacemos ahora, apenas saltaba un rayo y gritábamos de terror. Por eso mismo yo creo que fuimos nosotros los que creamos esa idea de que Dios y la chingada. —¡No hables así! —¿A poco tú crees que Jesucristo no dice malas palabras? —Mira Jesusito, no deberías de pensar así. Además, respétame, no dejo de ser tu madre. —¿Por qué no debo de pensar cómo pienso? ¿Por qué no Madre María? ¿Qué acaso si en realidad existe Dios, no me dio él, un cerebro para usarlo? ¿Sabes? Creo que Luzbel tenía toda la razón. —No blasfemes. Ya ves lo que le pasó a tu hermano. Por egoísta, por traicionero, por querer ser igual que tu Padre. —Debió de haberse sentido orgulloso, de que uno de sus hijos tuviese metas, objetivos. ¿No crees? —Mira Jesucristo, mejor olvídate de eso, que no sé qué comiste anoche, que despertaste diciendo pesadillas. O a lo mejor se te pasaron las copas de vino. —Mira Madre María, no hay ninguna evidencia que realmente exista del mentado todopoderoso. Muchos en el mundo dicen que sí. Unos dicen que es masculino, otros que es femenino, en incluso otros que es neutro. ¿Cuántas supuestas escrituras existen? ¿Cuántas biblias? ¿Cuántas subdivisiones dentro de las mismas religiones? No Madre Santa, Yo ya no creo en mi Padre. —¡Jesús, María y José! —¿Y oye? Esa es otra cosa. ¡Qué gacho se portaron con mi Papá José! Pobre tipo, le echaron el encarguito del todopoderoso, y además, no comió nada sino hasta ya después de mucho tiempo. Sí me entiendes ¿no? —¡Qué no seas grosero muchacho insolente! Entiende, tú fuiste elegido para ser el salvador del mundo. Tu sangre fue derramada por los pecados de toda la humanidad. Por los propios míos… —¿Pues no que a ti se te elevó igual que mí, Madre? ¿O fue puro cuento lo del embarazo? Porque con el debido respeto eso de una virgen Madre, cómo que no, ¿o sí? —Si sigues pensando así, me temo que tu Padre te va a quitar todos los privilegios que hasta este momento has tenido. —No hay necesidad de un Dios. Para ser feliz, para tener una vida con significado, de satisfacción, lo único que tenemos que hacer es vivir en paz con los demás, en armonía, sin pleitos como anda todo el mundo actualmente. Si no es por la religión, por la política, por las ideologías, por pendejada y media todo nos andamos agarrados de las greñas. —Cuando yo te llevé en mi vientre, tu Padre me dijo que serias el salvador del mundo. —Algo similar le dijeron a mi amigo Siddhartha. Que mientras él no viera la realidad tal y como es, llegaría a ser un gran rey, un gran estadista, de lo contario, sería lo que fue, un gran profeta. Pero un profeta sin condenar a nadie. —No puedo creer lo que estoy escuchando. —Ustedes me han dicho, que él que no crea en mí se va a podrir en el infierno, o quemar, si lees la Biblia literalmente, que sólo algunos escogidos serán salvos, que todo aquel que niegue mi nombre, mi Padre, lo negará, o yo lo negaré ante su presencia, total es un montón de amenazas. ¿No crees Madre Santa que por la fuerza no se consigue nada? —Así está escrito. —¿Por quién? —Por tu Padre Celestial. —Ahí está el detalle otra vez. Sólo tratan de atemorizar a las personas. Y es cierto, cuando los humanos tienen problemas, es cuando más se acercan al concepto de Dios. Diosito ayúdame, házmela buena, te juro que no vuelvo a fumar, a comer, a beber, a coger, con tal de que me cumplas ésto que necesito. —Pues te miro y te desconozco Nazareno, Jesús, hijo mío, sangre de mi sangre, Mesías enviado por tu padre para lavar los pecados del mundo. —¡Qué cada quien lave lo que tenga que lavar! —¡Jesús! ¿Estás dispuesto a defraudar a tanta gente que ha puesto su fe en ti? ¿Cómo puedes rehusar seguir adelante con la obra que te dejo tu Padre? Él es Dios, omnisciente, omnipresente, todopoderoso. —Mira Madre María, todos buscamos algo que nos llene. En medio de nuestra total incertidumbre, anhelamos quizás, cosas que nunca serán. Muchos se refugian en las iglesias, deseando tener seguridad, y se inventan un Dios que los proteja, que les de todo lo que necesiten. Hay algunos que sí les resulta, pero a otros no. Yo ya no puedo llevar a cuesta esa mentada cruz que me impusieron antes de nacer. —Por tu Madre Jesús, por tu Padre que todo lo sabe, no niegues al Señor… —Yo ya no creo en Dios…para mí, ese Dios es un niño malcriado que quiere que todo mundo haga su voluntad, y al que no la hace, lo va a castigar, por toda la eternidad. Es un dictador, es una especie de bully, que quiere que todos nada más no la pasemos adorándole y alabándole…disculpa Madre María, pero yo…yo ya no creo en ese Dios… Entonces, fue cuando llegó el Apocalipsis al cielo. © David Alberto Muñoz
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David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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