Mentiras…
Un cuento Por David Alberto Muñoz Esa mañana exploté como nunca lo había hecho antes. Sentía un enojo infinito que pensé jamás podría desaparecer de mis entrañas. No sé a qué echarle la culpa, si a mi carácter de toro herido, o a mis traumas que la mera verdad a mi edad ya parecen berrinches de niño chiquito. Rosaura había despertado algo tarde. La pude ver los últimos minutos antes de levantarse. Dormía de lado con la cobija que destapaba sus piernas cubiertas solamente por una camiseta que decía: SANCHA, HOMEWRECKER SERVICE. Era domingo, habíamos pensado en ir al parque, o tal vez visitar a la familia de Rodrigo que estaba de visita desde Arkansas. Siempre he pensado que ese estado es muy conservador. Cuando pienso en Arkansas pienso en el racismo de antaño, me imagino a personas siendo ahorcadas solamente porque su piel es más oscura. Aunque actualmente podríamos decir que las cosas realmente no han cambiado. En fin, aquel día Rosaura me confesó que me había sido infiel. Yo reaccioné como cualquier otro hombre lo hubiese hecho, grité, tumbé muebles, aventé platos, creo que hasta pateé al pobre perro, y ella con una serenidad que me congeló el alma. —No es para tanto Juan José. —¿Cómo qué no es para tanto? —Sí, tú también me has sido infiel más de veinte veces. —¡Estás loca! ¡Jamás de los jamases te he faltado! Ella me miró con ojos de juicio. Su tranquilidad era incomprensible. Ni un cabello fuera de lugar, sentada elegantemente en el sillón de la sala, con la pierna cruzada. Como que de repente hubiese cobrado galanura. Sus manos cruzadas una sobre la otra. Podía leer con claridad la parte inferior de su camiseta: no job too big or too small! Y su mente que era lo único que parecía trabajar en aquel preciso momento navegaba entre la construcción exacta de adjetivos, verbos, pronombres y artículos. —Mira Juan José, no te voy a echar en cara lo que tú estás pensando... ¿Cuántos años tienes de no decirme sobre las ganancias extras que tienes en el negocio? —¿Eso qué tiene que ver con el hecho de que tú te acostaste con un desgraciado? —¡Todo! ¡Absolutamente todo! —No te entiendo. —Se puede ser infiel en más de una manera. No es el acto sexual lo que hace la infidelidad, es la traición a una promesa hecha el uno con el otro. —¿De qué estás hablando mujer no comprendo? —En los últimos dos años has recibido más de siete mil dólares en ganancias extras por medio de la distribución que has estado haciendo al Caribe. ¿O no? Súbitamente mostré mi sorpresa. —¿Y? —¿Por qué no me lo has mencionado? Mientras nosotros necesitábamos dinero para elevar la producción, tú te quedaste callado porque yo no tenía contacto con la empresa en Santo Domingo. Además, Tienes más de un mes visitando el asilo de ancianos sin decirme una sola palabra. —Bueno pero tú estás loca, ¿cómo te voy a ser infiel en un asilo de ancianos? Voy a visitar a mi tía. —¡La cuestión es tu silencio, tu falta de deseo de compartir, el mentirme cuando vas a ir a ver a tu familia, y decirme solamente que tienes mucho trabajo! ¿No me entiendes? La infidelidad no es lo qué haces, sino el traicionar la confianza que siempre te he tenido. ¡El mentirme! Su voz sonaba tan segura, tan frustrada, tan innegable, que por un momento no sabía qué decir. El asombro era quizás la mayor expresión que mi rostro dejaba ver. Nunca la había visto así. De pronto, mi enojo como que desapareció. Repentinamente mi preocupación era justificar mis acciones, lo qué no le había dicho. Mis gestos cambiaron, mis palabras se volvieron de disculpa, de explicación. Instantáneamente todo había cambiado. Ya no era yo el ofendido, era ella. La podía perder, no, eso no me puede pasar. Tengo que luchar con todo lo que tengo para lograr retener a esta mujer a quien quiero con todo mi corazón. Imágenes atravesaban mi mente llenas de confusión. Ya no me importaba lo que ella hubiese hecho. Todo era distinto, mi único interés ahora era el lograr que ella no me dejara. ¿Qué estaba pasando? No podía entenderlo. —No sé Juan José. Si no puedes compartir tus secretos me estás siendo infiel. ¿Cuál es la verdadera diferencia entre acostarse con alguien y mentir sobre el dinero que uno hace? ¿O el no decir la verdad sobre lo qué uno piensa hacer? ¿No crees que sea lo mismo? Piénsalo con cuidado. No es en si el acto físico de penetrar a otro ser humano, es la traición a la promesa hecha de compartir siempre todo, el juramento de no mentir. Ahí está el asunto, el no mentir. Porque cuando mientes ya estás siendo infiel, aunque tus mentiras las consideres ser mentiritas blancas que no dañan a nadie. La miré con semblante de torpeza. Elevé mi perfil mientras mis manos descansaban sobre mi cintura. —Tal vez sea lo mismo Rosaura, pero de cualquier manera tú me traicionaste. —Tú lo has hecho ya por muchos años y yo sigo contigo. No tienes ningún derecho a juzgarme. El silencio succionaba la sangre misma de nuestros cuerpos en aquel raro santiamén. —Si quieres me voy. Total, debí de haberme ido desde hace mucho tiempo. Pasaron seis segundos con una lentitud agobiante… —No, me da hueva el pensar que tendré que empezar de nuevo…quédate por favor…prometo dejar de mentirte, y compartir mi vida contigo…pero tú… —Sí Juan José, yo dejaré de decirte mentiras también. Mentiras, mentiras y mentiras…la vida es una mentira, y lo peor es que muchos de nosotros, no la creemos… © David Alberto Muñoz
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Don Nacho
Un cuento Por David Alberto Muñoz No sé porque Don Nacho se enojó tanto la noche cuando se llevaron a Petra. Bueno…la Petrita siempre estuvo muy bonita… Todos en el pueblo estaban como locos, de por sí, cada vez que Don Nacho se iba de borrachera todo el pueblo lo seguía. Era el telegrafista de toda la comarca, aunque me dicen que hoy en día ya no hay telégrafo. Que todo se hace por computadora. A mí, me han tratado de enseñar, pero me cuesta mucho trabajo. Ya estoy viejo, además, nunca aprendí mecanografía y pues eso se necesita, ¿qué no? Aunque me dicen algunos muchachos, esos que les dicen hoy en día, los de a “mil”, que no es necesario escribir con todos los dedos, que bien puede uno utilizar dos o hasta uno, como Adrián García Cortés, el cronista de todo el estado. Pues esa noche, alguien se robó a Petrita. Dicen los chismes que todo mundo sabía que ya andaba cogiendo con Hermiliano, el hijo de los Serrano, y que todos le echaron la culpa a él. Pero cuando el mentado Serranito, porque así le dicen todos en el pueblo, aparece, y dice muy enfadado: — ¡Alguien se robó a mi Petra! Pues ya se ha de imaginar cómo reaccionó todo mundo. Una de chismes que corrieron. Nadie sabía quién había sido. Y pues la Petrita lo que sea de cada quién, estaba bien buena la chamaca. Nos traía locos a todos pa’ que más que la verdad. Los viejos cada vez que podíamos nos le acercábamos, y tratábamos al menos de hacerla reír, porque eso es algo que a las mujeres les encanta, que el hombre las haga reír. Yo recuerdo que mi madre siempre me dijo: —El motivo por el cual me casé con tu papá, fue porque fue él el único que me hacia reír a carcajadas. Y la mera verdad, mi apá era medio mamón para ser sincero, pero bueno, de alguna manera logró que mi madre se fijara en él. Eso es algo muy curioso. La gente que se fija en uno, muchas veces no son las personas que nosotros quisiéramos, es más, por regla general no va a ser así; como el pinchi Ramiro, que andaba detrás de la buenota aquella, ¿cómo se llamaba? ¡Ah sí…Brígida Nicomena! ¿Qué nombres tan raros no? Pero son los nombres que hemos tenido en este pueblo desde el principio. Y como decidió la buenota, en lugar de fijarse en Ramiro, se fijó en el doctor Sánchez, que porque era güero, y además había estudiado en la ciudad de México, pues ya sabrá…Era una carita bonita nada más, como todas las que salen en Televisa, sean hombres o mujeres, todas se parecen, son iguales. Y pos bueno, como decía, de la mentada Petrita se contaban cosas. ¿Pos de qué ha de ser?, de cogedera, ¿de qué más? Es todo lo que sabemos hacer los humanos, coger, coger y coger. Ya que estamos viejos pues ni modo, ya no podemos, aunque por ahí me dice mi compadre Víctores que ya hay una pastilla que se llama “vinagre”, o algo así, y que esa sí te lo para…Pues como se llame la pinchi pastilla, vinagre o viagro, o vete a coger a tu madre, total, el propósito es el mismo ¿qué no? Y pues yo ya tengo muchos años de vuelo, y yo prefiero no tomarme nada, porque dicen por ahí que se puede hacer uno puto, y dicho con el debido respeto porque el hijo del dueño de los Abarrotes La Cruz, la tiendita de nuestro querido pueblito, es del otro lado, y todos sabemos que en toda familia hay por lo menos uno, o una…y dicen que ese señor también batea de zurda, que nada más que se casó para ocultar su identidad sexolera, y que su mujer, la española que siempre anda pintarrajeada, anda de vieja caliente cogiendo con el mecánico, sí, con Tomás, el musculoso aquel que una vez luchó contra Black Shadow, cuando vino a hacer una lucha de exhibición al pueblo. Y pos pa’ no hacer el cuento muy largo, un día que reaparece la mentada Petrita, ¿y qué cree? ¡Pos ya estaba premiada! Todo termina igual. Cuando somos jóvenes nada más queremos andar de calenturientos cogiendo con medio mundo, seamos hombres o mujeres, no importa. Lo que pasa es que en México hemos diferenciado entre los machos y las hembras, y entre las hembras, hay las buenas mujeres y las putas. Las buenas mujeres son como mi madrecita santa, que no rompe ni una taza de plástico, y las putas, son todas esas viejas desvergonzadas que siempre andan enseñando todo y que además, se acuestan con los maridos de nuestras santas madrecitas…aunque si le yo le contara…mi abuela era bien puti…, dicho con el debido respeto, no lo digo por ofender, de verdad, pero ella siempre le dijo a mi madre: —¿Por qué si tu padre lo hace, y todos le dicen que es todo un hombre, por qué yo no puedo hacerlo? Y pos esa sí es una buena pregunta. Pero en México no queremos contestarla porque nos incomoda, sobre todo a los machos, así es…somos una bola de machos, varones, cabrones masculinos…nada más pa’ salirnos con la nuestra… Y ya que estamos confesando cosas, mis hermanas también salieron un poquito loquitas, por no decir putitas…igual que mi apá, en ese sentido de la palabra. ¿Cómo le hacemos al cuento con eso de las soflamas en nuestro país qué no? Pero total…la mera verdad a la hora de la cogedera todo es igual. No se discrimina…pero ya ve cómo somos la mentada sociedad de hipócrita. Nos encanta juzgar a los demás, pero no nos gusta que nos digan absolutamente nada…chingada madre…somos todos una bola de mentirosos, que nada más vemos la paja en el ojo ajeno y no la vigota que andamos arrastrando. Pos total, aparece la mentada Petrita, y resulta que fue el pinchi Padrecito el que se la cogió. Y hasta eso que él, no lo negó. Para cuando lo admitió ya todos sabían. Todo se sabe, por más que queramos ocultar las cosas, al final de cuentas todo sale a la luz. Y bueno, El Padre y Petrita, pos como que se casaron, y no sé si me entienda, vivían en una vida conyugal, pero como la iglesia no permite que los Padrecitos se casen, y como todos queríamos mucho al Padre, pos todos nos quedamos callados y nadie dijo nada. ¿Sí me explico? Y pos la vida sigue…llegan nuevos morros, todos quieren coger, a veces cogen con gente que sí les gusta, a veces no…total es un pinchi desmadre, pero ya que llega la vejez, como que todos se apaciguan un poco, y ya nadie quiere decir nada…es mejor eso creo yo… ¿No? Los viejos nos vamos muriendo, y los más jóvenes toman nuestro lugar…pero al final de cuentas, todo es una pinchi cogedera… Así pienso yo…me llamo Dionicio Bastet, tengo 89 años, y si pudiera, no le miento, todavía me gustaría coger…la cabeza sigue igual, es nuestro cuerpo el que se muere… ¡Ah, por cierto! Don Nacho, el señor que se enojó cuando se robaron a Petrita, el que era telegrafista, era también el Padrecito del pueblo, sí…no le estoy mintiendo…aunque él mismo nos decía: —Ya que no estemos en la iglesia, díganme Don Nacho, en lugar de Padre Ignacio. Y aclaró: —No es que no me haya arrepentido de mi pecado, sino más bien, le quise cumplir a Petrita y por eso nos juntamos… ¡Fíjese nada más que curioso...y pos en el pueblo, como todos lo queríamos mucho, nadie dijo nada! Jijijijijijijiji…chingada madre…¿qué raras pasan las cosas ¿no? © David Alberto Muñoz We want to do it again
A short story By David Alberto Muñoz Don’t you think life would be different if you guys could get pregnant? I mean that! I bet the entire sexual life of the United States of America, better yet, of the world, would change 100%. Guys don’t understand that in any relationship we have more to lose than you do. And well, we call it a relationship, you just might call it: “getting laid.” Yes, I am not trying to be the victim here. I know you are going to try to make me feel guilty about what I did, and place all the blame on me. That is what you usually do anyway. But look, I don’t believe you could carry a living entity inside your body for nine months. Then, go to the pain of having it and spend the rest of your life dealing with it. Sometimes I wonder if it’s worth it. The sex, I mean! If only there could be 50% possibilities of you guys getting pregnant, you would all be more careful. Please! Don’t tell me you would not think twice about it. Right now you don’t even entertain the notion of having a baby. Even the expression is ridiculous: “Having a baby.” We are the ones that actually have it. And it is not an “it.” No, it is a real human life. You see, the problem is when we do it, we let ourselves go. Nothing matters at that moment. You haven’t notice that? Yes, we don’t think about it. The flesh takes full control of us and that it precisely what you like. The touching, moaning, fingering, that sensation of felling you inside myself, mmm…and I have to say, I like it too! The problem is when we discovered that because of a few minutes of pleasure, we will bring a baby into the world, and that it will take all of our attention and most of our money if not all, we fell a little bit overwhelm. You never think about that. All you want is the few seconds of an orgasm because somehow that makes you feel like a real man. Please! It takes a lot more to really be a man. Most of you don’t understand that. Sometimes we make the decision of not having it, and then, it is when you guys raised hell and screamed and say: “It is my baby why didn’t you tell me?” Bla…bla…bla… I tried to tell you from the moment I knew but you didn’t listen. No, you did not pay any attention to me. It was almost as if you wanted to ignore me. It is incredible how you can pretend it didn’t happen; once you know there is a baby on the way, your attitude changes. You didn’t treat me that way when you wanted me to take my pants down. Did you? No, you were bringing me down the stars and heaven itself. You males are so predictable…all you wanted was to feel my nude body, naked, and wet, and to introduce your weapon inside of me pretending you love me...That’s it... We want to be loved. You guys don’t understand that. The sex is secondary. And please, I am not saying we don’t like it; we can have as much pleasure as you do perhaps even more, but…you just don’t understand. You never take enough time to please me, you do it fast, quick, like someone is after you, and the moment you come, immediately, you asked me for a cigarette. It doesn’t seem fair to me we have to take all the responsibility. It is my body after all…sometime we feel used by you men. Why can I have pleasure without the consequences? And why do I have to call it consequences? Oh, then those people who are always judging everybody because they are so perfect and never make a mistake come and tell you: “You are going to go to hell!” Please! Being pregnant is hell already! Have you ever felt sick to your stomach besides having a hangover? Just imagine having one for nine months! And it gets worst as time goes by. Plus, your body begins to change. You don’t feel attractive anymore. You get very emotional and all you can do is eat, eat and eat. And the guy who caused this, is going into a new bush because you are not in the mood anymore. It is not fair. Although I have to tell you, once you have the baby everything changes. Yes, it is extremely painful, but the instant they placed your baby on your arms, it all becomes a Cinderella dream. That tiny body came from your womb. The love you feel is so amazing that we are willing even to forgive you for being so stupid. It is all paradoxical. Desire, pleasure, regret, guilt, rejection, sickness, pain, lots of pain, and finally, a gift that somehow will remind you for the rest of your life what you did but it doesn’t matter, it is your kid. I think things would be different if you guys could get pregnant. Can you understand why we are so emotional? No, I didn’t think so. And the worst part is...we want to do it all again… © David Alberto Muñoz Inmigrantes, en tierras del mentado Donald Trump
Por David Alberto Muñoz Deambulando por las avenidas de Phoenix, Arizona, el individuo percibe una capital moderna, nueva, innovadora, con tendencias que van más allá de la postmodernidad. Sin embargo, también se alcanza a ver, que es una metrópoli en proceso de desarrollo. Los altos rascacielos son testigos oculares de todo lo que se lleva a cabo en esta ciudad donde el ser inmigrante hispano, puede ser el mayor crimen imaginado. Durante todo el año, cuando hace un calor de los mil demonios, y también cuando tenemos quizás el mejor clima de la nación, encuentra uno una curiosa manifestación cultural hispana: “revistas impresas de pura publicidad”. Todas son absolutamente gratis, pero leí en una de ellas donde ofrecían una recompensa de $500.00 dólares a quien reportara a personas robando revistas o racas, y que, si observábamos cualquier actividad sospechosa, la reportáramos de inmediato. Este fenómeno no es nuevo dentro del valle del sol. Hubo una época en la que al estilo Cacique, se robaban revistas para ser destruidas. Creo que esto constituye una violación a los derechos a la libre expresión, y el libre negocio que reina dentro de la cultura estadounidense. En la mayoría de estas revistas se puede leer: Tome una ¡GRATIS! Existen infinidad de publicaciones que sirven el propósito de ser un termómetro social, económico y cultural de la gente hispana viviendo en el valle del sol. Segunda mano, Latina, Somos, ¡Qué! Paisano, Somos, El Avisador, por mencionar sólo algunas. Ya que cabe mencionar el hecho de que casi cada semana surgen estas manifestaciones culturacapitalistas, que muestran cómo muchos hispanos están siendo absorbidos por el cultivo local, mientras que, de la misma manera, continúan mezclándose nuestras culturas híbridas, creando ya hasta tercera y cuarta generación de personas provenientes del sur de la frontera México-Estados Unidos. Varios aspectos llaman la atención del lector. Muchos de los negocios grandes se anuncian casi en todas. Bufetes de abogados que se especializan en aéreas distintas de la ley, inmigración por supuesto, casos familiares, DUI (manejando bajo la influencia por sus siglas en inglés), casos criminales, casos de accidente, bancarrota, incluso abogados que supuestamente ayudan a evitar el mentado foreclosure, con eso de que siempre hay una crisis de bienes y raíces. Multitud de compañías de seguro, seguro de carro, de casa, de vida. Dentistas, yerberías, médicos generales, ginecólogos, clínicas hispanas, mueblerías, restaurantes, compañías de aire acondicionado, tapicerías, llanterías o llanteras, ya ni sé cómo se dice, etc. También, encontramos muchos anuncios que venden pastillas que supuestamente ayudan a combatir la impotencia sexual, o a aumentarla de manera considerable. Productos 100% naturales que prometen erecciones de hasta 48 horas por medio de la estabilización hormonal, el aumento de la testosterona procesando de esta manera los orgasmos para que sean más sensitivos y de mayor duración. Golden 7, Erecta Porte, Pro-Sexsenxual, Blackcore Edge, Blackcore Edge MAX, nuevamente mencionando sólo algunos. No pueden faltar consultas esotéricas, lugares donde se le promete al cliente ayuda por medio de la virgen de Guadalupe y las cartas del Tarot, respuesta a los problemas de alcoholismo, suerte, prosperidad, enemigos, infidelidades, envidias, limpias, “salamientos” (de andar salado), cambios de vida. Hay infinidad de estos lugares por todo el valle del sol, Familia de la Fe, Sra. Julia, Consejera Espiritual, quien es experta en amarres, triunfa en problemas imposibles, aleja rivales, enemigos y amores no deseados entre muchas otras cosas. También tenemos al Profesor y profesora Guadalupe, expertos hechiceros y curanderos en la magia blanca y negra, quienes garantizan su trabajo 100%. Clarividentes como Alejandra, expertas en amarres con poderosos hechizos para atraer, conquistar y “dominar” al ser amado. Cura males y enfermedades desconocidos y, además, su trabajo está garantizado en su totalidad en pocos días. Cada una de estas publicaciones tiene su sección de clasificados personales, lugar donde el romance, los encuentros, el cortejo y el flirteo junto con el deseo de hallar a un ser con quien compartir la vida produce manifestaciones que bien pueden ser una disertación sociológica de qué sucede en la frontera a principios de siglo. Por ejemplo: “Hombre de 43 años, trabajador, casado, pero como si no lo fuera. Busco dama entre los 30-40 años, que no sea borracha para compartir nuestras penas”. “¡Hola soy Chuyita! Mujer blanca de ojos café claros y buen cuerpo. Busco hombre, que sea legal, que no sea problemático, ni mentiroso, ni infiel, que ofrezca una bonita relación. Llámame y a lo mejor hacemos algo”. “Sr. de 57 años, mido 5’7” y peso 200 libras. Busco dama, aunque no sea bonita no importa. Sólo alguien que desee platicar con sinceridad”. “Dama de 29 años. Sola, sólo un hijo de 17 años. No soy gorda ni flaca, no fumo ni tomo, me gusta bailar y pasarla bien. Busco a un hombre, la edad no importa, sólo que sea detallista, limpio y sincero”. Sin duda alguna nos deja un sabor un tanto amargo, cuando nos damos cuenta de que existe mucha gente viviendo en una soledad emocional. Dentro de todo este panorama, se publican en medio de miles y miles de anuncios secciones que intentan ser culturales: Un cuento corto: La cadenita, sobre un soldado que murió con una cadenita igual a la que la enfermera le dio a su hijo. Entre amigas, donde las amigas se ofrecen ayuda, críticas, y lo qué sucede cuando aparecen “cuñaditas detestables”. Una que otra biografía de página completa sobre el personaje de la semana, en este caso, fue de Facundo Cabral. Psicólogos ofreciendo consejos con secciones tituladas: Dime cómo duermes y te diré quién eres. Si alguien duerme boca abajo representa inestabilidad emocional, refleja una carencia afectiva o hipersensibilidad. Sin poder faltar amputaciones llenas de sabiduría, donde se regala la forma más sencilla de vivir: “Se tierno con la naturaleza”. “Mide tus triunfos por lo que tuviste que dar para obtenerlos”. “Abraza el cambio, pero no olvides tus valores”. “Vive una buena vida y honorable. Así, cuando llegues a viejo/a puedas recordar tu pasado y disfrutar de tu vida una segunda vez”. No faltan las iglesias protestantes que intentan cambiar la perspectiva que la gente tiene de ellas, con nombres más audaces: Iglesia de Dios, Otro nivel de Fe, Iglesia Bautista, la Verdadera, Iglesia Evangélica, la Última Oportunidad. Todo este material confronta una cuidadosa reflexión. No cabe duda que todas estas manifestaciones poseen un alto nivel de un populismo cultural. Sin embargo, la condición nuestra como grupo inmigrante está en pleno desarrollo. Hay muchos de nosotros que para bien o para mal ya hemos echado raíces en tierras rojo azul. Existen no sólo segunda, tercera y cuarta generación. Sin embargo, hace más de 30 años no existían publicaciones de esta índole. El español no se hablaba de la manera en que se habla hoy en día. Los productos mexicanos que compramos a diario no existían. Las tortillas que comíamos parecían de papel. No encontrábamos tiendas como Food City, o Ranch Market Place. La invasión hispana no se había llevado a cabo. Era relativamente fácil cruzar la frontera, y si acaso es verdad que el racismo y la discriminación siempre han existido, el ser individuos procedentes del sur de la frontera representaba todavía cierto valor folclórico, cierta condición que nos proveía de ser seres algo “curiosos” para la mentalidad anglosajona de aquella época. Actualmente las cosas han cambiado. La gente camina a mi alrededor y me mira con ojos de odio. Al ir manejando, me insultan y me dicen hasta de qué me voy a morir, solamente porque a muchos ciudadanos, no todos, aclaro, les molesta ver un hombre café, y sienten que tienen el derecho a insultarnos, porque el emperador lo ha hecho ya varias veces. No obstante, esta explosión cultural reflejada en cientos de revistas con portadas sexys para atrapar no a los lectores, pero sí a los mirones, muestran nuestra presencia ya trasformada en un capitalismo neto, donde utilizamos las mismas técnicas que hemos aprendido de los “dueños”, y que expresan ya de una manera aculturada, nuevos fenómenos que ya pueden ser considerados cultura actual, surgida del suroeste de los Estados Unidos de América. Nos guste o no aquí estamos, esta es la condición actual de nuestra cultura, de nuestra gente, que parece permanecer todavía en lo que podríamos llamar: “cultura popular”. No obstante, el proceso de desarrollo continúa. En 10 o 20 años habremos avanzado (me gusta pensar) de manera increíble, y estaremos leyendo quizás no las mismas manifestaciones, sino más bien una cultura mucho más madura, donde podamos darnos cuenta del gran valor que tenemos, y donde podamos reflexionar de manera cuidadosa sobre los elementos que nos han llevado a ser lo que seremos. Todo esto, con una verdadera apreciación de las artes, la literatura, la misma mercadotecnia que ya no nos cegara con la figura de Thalia. Más bien nos demostrará que ya hemos avanzado y que nuestro “crecer” no puede ser ya detenido. Sólo espero que el Pato Donald no nos destruya antes, dicho con el debido respeto,como él lo ha dicho. © David Alberto Muñoz |
David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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