Confesiones de un profesor universitario
Un cuento Por David Alberto Muñoz Siempre me ha gustado enseñar. Ya tengo más de 30 años enseñando en un salón de clases, y hoy en día, con eso de los desarrollos tecnológicos, también por el Internet instruyo. Recuerdo que cuando empecé, mi mayor problema era el tener suficiente material para dar mis cátedras. Hoy en día, me sobra. Con el paso de los años he aprendido a ir mejorando mis lecciones. Las he hecho más profundas, más de pensamiento crítico. Me encanta leer y descubrir cosas nuevas sobre quizás el mismo tema que llevo enseñando por todos estos años. Me apasiona la cultura humana, las religiones, las sociedades y su comportamiento, todo esto guiado en ciertas ocasiones por ideologías que nos ha llevado a la guerra, a destruirnos unos a otros. Veo, como el ser humano ha logrado alcanzar cierta madurez en el siglo XXI, para luego desilusionarme de inmediato con los comportamientos de algún estúpido líder que se cree la mamá de Chita y simplemente comete pendejadas. Dicho siempre con el debido respeto, sin el ánimo de ofender. Recuerdo mucho a la Dra. Jordan, una mujer oriunda de Uruguay, alta, de pelo rizado, corto, con un porte de intelectual que no podía con él. Ella, a cada momento me platicaba de la mentada tragedia de Maracaná. Cómo los uruguayos les ganaron la final de fútbol a Brasil, dentro de su propia tierra. Lo decía con un orgullo increíble. La Dra. siempre nos decía: —¡Hay gente que de plano no está capacitada para estar en la universidad! Y ahora que lo pienso, creo que tenía razón. Hay cada estudiante que sale con cada cosa, y todos los años, y eso que ya tengo tiempo con esta cuestión de la enseñanza. No puede faltar el estudiante que llega a clase siempre a tiempo, pone cara de interés, para salir del salón de clases a eso de los 15 minutos, sólo Dios sabe a dónde, para después de 20 minutos, regresar, y hacer una pregunta casi al mismo tiempo de su regreso, con toda la seriedad de cualquier muchacho interesado en la materia. —¿Cómo podemos entender la división del universo para Aristóteles a diferencia de Platón? —Eso es precisamente lo que hemos estado comentando chamaco pendejo. Aclaro, que tal respuesta que le doy en vivo y a todo color, se detiene antes de la palabra disonante. Ésta, solamente la pienso. Porque no podemos los profesores reaccionar de tal manera. En este país, de supuesta democracia, debemos de darle el respeto suficiente a nuestros colegiales, aunque algunos de ellos, nunca tomen el tiempo para leer los textos, y repasar el material, lo único que desean saber, es: —¿Va a estar eso en el examen? Algunas veces, no puede faltar el iluso que no ha venido en todo el semestre, no ha entregado tareas, no tomó dos exámenes, y se aparece durante la última semana de clases, pensando que algo mágico va a suceder, y su problema de no estar pasando la clase de alguna extraña forma desaparecerá. Te pregunta: —¿No hay algo que pueda hacer para subir mi calificación? Una vez más respondo: —Debiste haber venido desde hace cuatro semanas, haber entregado tus trabajos a tiempo, y haber estado presente en los exámenes requeridos, muchacho menso—aclaro nuevamente, esta palabra que significa una persona que es tonta, boba o pesada, permanece solamente en el imaginario de mi cerebro. Cómo puede faltar aquel que se siente agredido en forma personal, porque de alguna manera el profesor no le presta atención, no le da las respuestas para el examen. Cuando lo está tomando te llama y te dice: —¿Cómo se llama la escuela que estableció Aristóteles? —Eso es precisamente lo que quiero que tú me digas—esto sí se los digo de frente--¿no tomaste nota cuando hablábamos de eso? ¡Y cómo puede faltar el sábelo todo! Aquel estudiante que cree que sabe más que tú, que te la pasaste años y años estudiando, no solamente tu materia, sino pedagogía educacional, aquel que solamente desea que cometas un error para echártelo en cara. Y lo curioso, es que todos se levantan como si fuera un motín, se sienten con la seguridad, con el derecho, porque en ocasiones lo único que sabe uno hacer es contradecirlos. ¡Chingada madre! Dicho con el debido respeto. No quiero que mal interpreten estas confesiones de un profesor universitario. Ya que siempre habrá alguien que surja de la nada, ya sea un muchacho o una muchacha, que demuestren con su trabajo y su inteligencia que sí desean aprender. Quizás uno entre cien, o mil en ocasiones, que va más allá de las expectativas que puede tener el profesor, y que te sorprende con su trabajos altamente académicos, y no sólo eso, te busca no para que le subas la calificación, sino más bien para que le compartas de lo poco o nada que has aprendido. Como dijo el sabio Sócrates: “Yo sólo sé que no sé nada”. No quiero que estas confidencias suenen como quejas, simplemente deseo expresar que, como todos los humanos, los profesores también sentimos, anhelamos, nos desilusionamos, y a veces, esperamos mucho de los alumnos. En ocasiones, nos sentimos aislados porque nadie, al menos en apariencia, nadie desea estar en el salón de clases. Todos se sientan con la cara de pocos amigos viendo el reloj cada cinco minutos mientras el susodicho educador intenta terminar de dar todo el material que demanda la materia. Sobre todo, al finalizar el semestre, mientras el profe califica, prepara exámenes finales, y trata de alguna manera de balancear las responsabilidades de la enseñanza con las expectativas de los administradores que también, en ocasiones nada más parecer querer joder. Pero ese es ya otro cuento, el estudiante parece no desear estar ya más metido en el salón de clase. Al final del día, ya cansados, con los ojos empequeñecidos de tanto leer, descubrimos una notita que alguien dejó en nuestro casillero, y que simplemente dice de una manera muy sencilla y honesta: —Muchas gracias Profe, por todo lo que enseñó este semestre. Un alumno agradecido. Siempre me ha gustado enseñar, y con todo y todo, todavía me gusta, aunque siempre nos quejemos los profesores al final de semestre. Siempre valdrá la pena… P.S. Cualquier semejanza con personas y situaciones de la vida real es pura chiripada. © David Alberto Muñoz
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Cómo duele…
Por David Alberto Muñoz El otro día me quedé en casa porque la espalda se me torció. ¡Cómo duele compadre! Es como que le están metiendo a uno un cuchillo en la mera espalda, y usted no puede hacer nada al respecto. Me estaba poniendo los pantalones de mezclilla que mi madre me había regalado en mi cumpleaños, y sin esperarlo, sentí un dolor que de plano me dobló. A mí eso me pasa de vez en cuando. ¿Se acuerda la última vez que tuve el mismo problema? Me duró por una semana. Creo que entre más viejo se pone uno, la cosa va a estar peor. Yo me hago valiente no sé crea. Me muevo e intento caminar aunque me duela. Nunca había pensado en el privilegio que es el poder agacharse compadre, lo que significa simplemente el poder caminar. Pero ni modo, tengo que esperar a veces varios días para que el mentado dolor se me vaya. Después de todo es lo único que puedo hacer. ¿No? Ni modo que nada más me la pase chillando cada vez que me tuerzo. El cuerpo humano es una maravilla compadre. El poder de recuperación, la forma en que el mismo cuerpo nos avisa que algo anda mal. Pero en fin, lo que quería platicarle es que como tuve que quedarme en casa sin poder moverme, tuve mucho tiempo para pensar. De repente me entró lo filósofo y empecé a hacer un harta de reflexiones. No se ría compadre, es en serio. Pues le cuento que mi vieja me dejó el teléfono, mi celular, la computadora y los dos controles para poder entretenerme viendo televisión o metido en el Internet, y se fue a trabajar. A veces me pregunto ¿por qué tiene que haber no sólo dos sino hasta tres o cuatro controles para prender la televisión, el cable, el satélite o el Wi-Fi? Yo me hago bolas compadre. Pues como le decía, ¡ay compadre, cómo es morbosa la gente! Y lo digo sin desear que se mal interpreten mis palabras. Y bueno, yo seré el primero en confesar mi falta, pero la mera verdad somos una bola de morbosos, cochinos mal pensados, dicho siempre con el debido respeto. No le miento, pero desde las siete de la mañana un montón de programas uno tras otro, donde muestran a personas con problemas de índole sexual. —Soy pintor y a mi esposa no le gusta que pinte mujeres desnudas…mi novio se metió con mi mamá y no sé qué hacer…no sé si mi hijo es de mi esposo o de mi mejor amigo…soy lesbiana y mi familia no me acepta porque dicen que la Biblia me condena…mi marido ya no puede hacer el amor y no quiere tomar viagra…mi esposa ya no se arregla como cuando estábamos recién casados…mi abuela anda de promiscua con un montón de muchachos, y mi abuelo no dice nada… La mera verdad me quedé mudo nada más de ver cuánto amarillismo pasan por televisión. Y no se crea que nada más en español, en inglés también, y creo que hasta en japonés, ruso y portugués. Ya me salió un verso sin esfuerzo. Pero lo peor del asunto, es que los mentados hosts, se la dan de muy sicólogos moralistas con ideales religiosos. Al final del programa emiten su juicio, y mandan a medio mundo a la chingada. ¡No hay derecho compadre! Y qué me dice del público en general, nada más le gusta juzgar y escandalizarse del prójimo. Yo creo que ese es uno de nuestros grandes problemas. No la pasamos juzgándonos unos a otros. ¿A poco no compadre? ¡No se haga! Cuando conocemos a una persona la miramos de arriba para abajo, y emitimos nuestro juicio que por regla general no es muy positivo. La verdad somos muy hipócritas en esta sociedad donde vivimos. Debo de admitir que al menos al principio pues como que le llama a uno la atención esos temas. Sobre todo si las invitadas son de buen ver, pa que más que la verdad. Pero después de un rato de ver la poca inteligencia de todos los invitados, y no que yo sea muy inteligente compadre pero óigame usted, un médico que se metía con sus clientas en el mismo consultorio. ¡No mames! Además, se da uno cuenta que lo único que desean es ser los ganadores del supuesto debate, y pues la mera verdad me enfado. Pero no dejo de preguntarme ¿en qué condiciones está nuestra sociedad? ¡No manche compadre! Ya parezco el sabio Platón, ¿no? Mire usted compadre, se habla tanto en la actualidad de valores, moralidad, familia, se dice incluso, que el reino rojo azul es una nación cristiana. ¿Cristiana? ¡Por favor! El otro día encarcelaron a dos muchachos gringitos por cierto, solamente por ayudar a trasportar a dos indocumentados que encontraron en el desierto. ¿Usted cree? Y los cargos que les van a poner, son por intento de tráfico humano de ilegales. ¡Pero eso sí! Los dos se dicen ser cristianos. Yo no entiendo a la gente que vive en este país. Y sí, ya sé que yo también vivo aquí. Pero es como que todos estamos hipnotizados, esta sociedad es la sociedad del entretenimiento. ¿Y bueno a poco a usted no le gusta pasársela suave? No, pues eso sí, a quien no le gusta pasársela a toda madre, pero por favor, después de un rato todo aburre, incluso el placer, y fíjese bien quién se lo dice compadre. ¿No estaré enfermo compadre? De la mente quiero decir, porque la verdad a veces pienso muchas cochinadas. No se burle compadre. No sé, espero que no. Pero todo se me hace tan superficial. Las mismas pláticas que tenemos a diario con la gente en el trabajo, todos hemos caído en una extraña rutina de la cual no podemos o no queremos escapar. Vamos de la casa al trabajo, del trabajo a la casa, es todo lo que hacemos: trabajar. A nadie le gusta conversar los unos con los otros, van las personas a comer y cada quien metido en su celular, con el mentado Facebook y el Twitter, y yo no sé qué más. Todo mundo quiere pretender que todo está bien, que no hay ningún problema. Incluso en los noticiaros, no se ha dado cuenta compadre, todo es puro crimen, asesinatos, madres que arrojan a sus niños desde el puente Golden Gate, violaciones, abusos sexuales de menores, pequeños poblados donde la gente toma la ley en sus propias manos. ¡Todo está muy loco compadre, pa qué más que la verdad! Ese día me la pasé entre el dolor de mi espalda y el loco panorama que tenía ante mis ojos. ¡Qué raros somos los seres humanos! A veces me gusta pensar que todos estamos locos, o como dice mi suegra: —¡Cada quién su religión! Y pues la mera verdad… es la única manera en la que no se vuelve uno loco. Cada cabeza es un mundo. Yo no sé en qué viajes se va la gente. En el trabajo por ejemplo, un día te saludan y hasta beso te dan, y el otro ni siquiera voltean a verte. No sabes si andan de buenas o de malas. Hay gente muy voluble compadre, hay gente muy amargada, pero eso sí, también hay gente a toda madre. ¡Eso qué ni qué! Tal vez es eso precisamente lo que significa estar vivo, ¿no compadre? El luchar día a día por subsistir, el intentar preparar a nuestros hijos de la mejor manera posible; el gozar de los momentos absurdos de la existencia humana, y saber llorar cuando las cosas no salen tan bien. Lo curioso es que todos estamos condenados a morir en el mismo instante de nuestro nacimiento. Y la tragedia más grande es el estar vivo…nos guste o no tenemos que vivir… ¿Usted me entiende compadre? ¿Sabe qué compadre? Gracias a Dios estamos vivos. Para bien o para mal ¿no cree usted? Lo importante es no amargarse, no ser envidiosos, porque la envidia carcome compadre. Hay que tratar de ser lo mejor que pueda uno ser ¿no? Pues yo creo que sí compadre. En fin, esos fueron los pensamientos que brotaron en mí el otro día que me torcí la pinche espalda. ¡Cómo duele compadre! Cómo duele…y no necesariamente el dolor físico, sino el malestar que todos sentimos algunas veces al estar vivos. Pero claro, no todo es tragedia, si ponemos un poquito de nuestra parte, la vida puede ser muy bonita… ¿no compadre? Pero sí…cómo duele compadre…cómo duele… © David Alberto Muñoz Tlamanaliztli[1]
Un cuento por David Alberto Muñoz Estaba sudando, las manos le temblaban, sus músculos parecían desligarse los unos de los otros. Le faltaba aire. Casi no podía mirar, sus ojos eran cubiertos por una extraña nube de polvo que apareció de la nada haciéndolo toser, y no ver. Sentía que se iba a morir, mientras que ella, ella resplandecía como un faro de luz en la noche. —¿Qué está pasando Luisa? No entiendo. —Cálmate, tranquilo, ven, acércate. Luisa era una curandera a quien Ramón había acudido debido a su estado de salud, que de acuerdo con los médicos era una cuestión mental. Lo mandaron con el psicólogo, pero él, Ramón, fue educado a la manera de pensar que los psicólogos, eran para gente que nada más andaban haciendo berrinche, y no creía en ellos. A Luisa, se la había recomendado Sara, su prima. —¡Me cae que sí primo! A mí me hizo una limpia. Y todo se arregló. Tiene mucho conocimiento de nuestros ancestros. —¿De quién? —Los aztecas, menso. Y te da a tomar algo que parece pulque y sabe a toda madre. Ve con ella. Ramón, temblando ya casi sin control, se acercó a la curandera. Era una mujer en sus treinta años, más o menos, atractiva, con rostro de estrella de cine de los años 40, maquillada cuidadosamente para hacerle ver a los clientes que ella poseía algo. Se miraba misteriosa, provocativa, podía asustar con su simple mirada, al igual que seducir no sólo a los hombres, sino también a las mujeres. —A ti, te metieron un hechizo en el cuerpo. Fue un teyollocuani, esos magos te pueden llevar a la locura. ¿Sabes lo que significa teyollocuani? Ramón negó con la cabeza y se le abrieron los ojos con mucho terror. —“Aquel que come el corazón de la gente”. En tu corazón encontramos una fuerza, teyolía, que es lo que te da la razón en tu mente. Pero alguien desea que te vuelvas loco, por eso te hechizaron. Necesito sacar esos gusanos que te hacen temblar y esa mierda que te está comiendo por dentro. La mirada de Ramón estaba clavada en los ojos de la bruja, quien de pronto parecía haber crecido en estatura y en poder. Sacó un cuchillo, y con el mismo se cortó la palma de la mano derecha, dejando derramar sangre en el rostro de Ramón. Luisa comenzó a cantar. —No nahual tezcapopoca in mani Axcan nikan niqui mani Axcan nikan niqui temo Heya heya heya he heya heya Heya heya heya he heya heya Heya heya heya he Heya heya heya he Mi espejo mágico está humeando En la noche lo veré. En la niebla me veré. Heya heya heya he heya heya Heya heya heya he heya heya Heya heya heya he Heya heya heya he Mis ancestros emplumados de negro En la noche los veré. Ahí los tengo que ver. Yo mismo soy mi propio enemigo y me tengo que vencer. —Necesitas darte cuenta Ramón. Tú eres tu propio enemigo. Deja ya tus dudas, tus temores, déjaselos a la diosa Tlazoltéotl, señora de las lujurias, de los amores ilícitos, de la carnalidad, deja tu propia alma y sacrifícala ante los dioses para que puedas tener paz interna nuevamente. Tomó su rostro y entregó su cuerpo a él. *** Sara estaba tocando la puerta de la casa de su primo Ramón. Quería preguntarle cómo le fue con Luisa, la curandera, aunque había algunos que le decían bruja, hechicera. Era una mujer muy enigmática. De pelo negro, piel morena, y labios sensuales. Finalmente, Ramón abrió. Se miraba otro completamente. Tenía un porte increíble. Su manera de moverse era totalmente distinta a la del primo nervioso, al que siempre le temblaban las manos, al que nunca estaba seguro de nada, al que todo le pasaba porque tenía la mente cegada por un hechizo oculto. —¡Qué bien te ves Ramón! ¿Qué te hiciste? ¿Es ropa nueva? No te había visto nunca esos músculos. ¿Qué pasó? Ramón, sonrió con una rara seguridad que lo sorprendía a él mismo. —Fui a ver a Luisa. La curandera que me recomendaste. —Pues te fue muy bien, porque te miras increíble. ¿Qué te hizo? —Me mostró que la mejor manera de ser es simplemente siendo tú mismo. Me enseñó a dar lo mejor de mí, por medio de ella entregándose a mí totalmente aquella tarde. —¿Te la cogiste? ¿En serio? —No Sara, no se trata de cogedera nada más, ella, entregó su cuerpo para poder calmar el mío. Los aztecas creían en el sacrificio humano. Para ellos, los dioses requerían de sangre. Y cuando llegó Cortés con sus palabras de que la sangre de Cristo te limpia de todo pecado, perturbó mucho a nuestros antepasados. Le dijo a Moctezuma, déjame poner una cruz y una imagen de la virgen en este templo sobre tus dioses… Moctezuma no pudo. Los aztecas creían que habían existido cuatro edades, o “soles”, previas a aquella en la que ellos vivían, y para evitar la muerte del Sol, realizaban constantes sacrificios humanos, ofreciendo la sangre a los dioses, porque de esa forma, esa sangre les proporcionaba la energía vital para poder existir. Cuando Luisa me entregó su cuerpo, me di cuenta. Es necesario que entreguemos nuestros cuerpos en sacrificio los unos para con los otros. *** CDMX.- Esta mañana se descubrieron los cuerpos de Ramón Martínez y su prima Sara Beltrán Martínez, dentro del apartamento propiedad del joven de apenas 27 años de edad. Ambos cuerpos mostraban señas de que alguien les sacó el corazón. El miembro vital no se pudo encontrar por ninguna parte. Una vecina de ellos, Luisa, quién no quiso dar su apellido, dijo que los jóvenes estaban obsesionados con la cultura azteca. Dentro del apartamento se descubrió infinidad de libros, videos y muestras de los sacrificios aztecas de hace mucho tiempo, dónde los seres humanos eran sacrificados a los dioses para garantizar la continua existencia. Dijo, además, que en los últimos meses habían estado muy sospechosos, y que incluso, un día trataron de invitarla a su departamento a que viera como repetían los sagrados ritos náhuatl de los aztecas. *** — Mi espejo mágico está humeando En la noche lo veré. En la niebla me veré. Mis ancestros emplumados de negro En la noche los veré. Ahí los tengo que ver. Yo mismo soy mi propio enemigo y me tengo que vencer. Heya heya heya he heya heya Heya heya heya he heya heya Heya heya heya he Heya heya heya he Era Luisa. —Descansa Ramón, junto con Sarita, ambos ahora entienden lo que es el verdadero sacrificio. © David Alberto Muñoz [1] Sacrificio u ofrenda en lengua náhuatl. La tortilla herida
A short story by David Alberto Muñoz NEW YORK — A great fight has taken place with the Indians at Wounded [Knee] Creek, and there has been much loss of life. Big Foot, having declared that he was ill, surrendered with 150 of his braves to Major Whiteside and the Seventh Cavalry. Finding, however, that the remainder of the Indians were unwilling to give up their arms, the cavalry, which was five hundred strong, surrounded them and closed on them to within gun reach. Suddenly the braves, snatching their guns from beneath their blankets, poured a concerted volley into the troops, who were taken unawares. Four or five of the United States soldiers were killed, and over forty were wounded, many of whom will die. It is computed that two hundred Indians were killed. -- The New York Herald, European Edition, Dec. 31, 1890 *** “I cannot avoid seeing a resemblance carnal.” “What do you mean?” “Have you ever heard of Wounded Knee?” “I think so, in High School some history teacher mentioned something about it. It has to do with the Native Americans right?” “Simón ese, the incident is known as the end of the Indian Wars. It took place in the Pine Indian Reservation, in southwestern South Dakota.” “What happened?” “It was a massacre, the U.S. government killed more than 200 women, children and men. Nobody knows who shoot the first bullet. Well, the press reported it differently. But it doesn’t really matter who started it. They killed a lot of innocent people.” “And what do you say it has a resemblance carnal? Resemblance to what?” “Haven’t you heard that there is a lot of Raza coming from Nicaragua or I don’t know from where to the USA?” “Órale…but… ¿y eso qué?” “Sometimes you are un verdadero pendejo carnal!” “¿Qué pasó qué pasó, vamos ahí?” “Listen loco! What I mean is that the president the other day said if anyone throws stones at the U.S. troops, that would be consider as firearms.” “¡No manches!” “No mancho, es la neta… listen man, can you see the similarities in the situation? I can only imagine all those people getting to our border, and just like in Wounded Knee, someone shooting a gun, it would be another massacre. Do you know that in 1973 they almost repeated the whole thing at Wounded Knee?” “No... are you serious?” “Yes, that year a group of approximately 200 Oglala Lakota Indians and followers of the American Indian Movement, seized and occupied the town of Wounded Knee, in South Dakota. And it almost happened again, but I am not certain what happened, they all signed a document and thought it was like a treaty, and they left the town. I remember that even federal senators went in because supposedly they had some people as hostages, but when they asked them, do you want to leave, they said, no, this is our home, we don’t want to leave!” “Órale… no ese, ¿sabes carnal? I don’t know as much as you do. But what I know is that those people are not criminals, they are families, and I say that because my cousin has a relative over there. I don’t know from where, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, it doesn’t matter. But they are fleeing away from their nation because there is a lot of crime, there are no jobs, his whole family is dying and the government doesn’t do anything about it. I am certain there must be some bad guys in there, but the majority of the people are just that, people. You know what I mean?” “What are supposed to do? We cannot continue having people coming into our nation. And I say our nation, because we are citizens of the USA just like anyone else. ¿O no loco?” “No pues simón ese, we have papers, and the real ones.” “There are too many people coming and I heard every day people just tag along. And yes, I know they might be Raza, del mismo color carnal, brown, but man, I don’t know, it is all messed up. My fear is that a Hispanic Wounded Knee might happened no so far in the future.” “Do you know what I think? I understand it is all a big mess. But when my parents came into this nation, they were welcome. There was not the anger we feel today. My grandpa was asked if he wanted to migrate into the north. He did, and here we are. Yes, I felt discriminated against, because of the color of my skin, but somehow I put that aside and just I keep going. And at least I thought, the anger was dying out. I really believe there was a possibility of finally finding the dream all the gringos talk about. But now… now all I heard is anger, blaming, all I feel is hate. I don’t think hate is going to resolve anything. We did it with the Native Americans, we did it with the Japanese, we did it with the Afro-Americans, and we have done with la Raza as well carnal. I think we all need to stop, and look at each other seriously and understand, if this is a nation of equality, opportunity, and freedom. We need to be fair to everyone. And yes, I know we cannot take the entire world in. There is a legal process we need to follow. But perhaps we can influence the world with our attitude, and instead of showing lack of humanity, we might be able to show more humanness, more misericordia carnal you know what I mean?” “I think I do ese… I think I do… But not everyone feels that way. There are people that claimed the Raza is taking away the jobs from the Americans. Do you remember when we had that huge manifestation in downtown Phoenix, with all the undocumented people asking for the pinche American opportunity? “Everyone remembers that ese.” “Shit… it is all a big mess… I just hope we have learned from the past and the mistakes we have made as a nation. I am grateful to the USA ese. I am grateful because it gave me an opportunity. And yes, I understand that at least the U.S. claims to be a nation of laws. I come from México, and over there is no law, just like it is all over Latin America. This is what we have learned in this land, the importance of the law, and although we know there will always be people breaking the laws of the land anywhere. In here, at least we try to respect it. But don’t go back and use fear to make the people angry again. Don’t blame us for every ill this nations has. Why do we have to pay for all the inequities of my fellow man. I just don’t think it’s fair.” “If it happens ese, le vamos a decir: the incident of La tortilla herida… shit…hasta sounds funny carnal…” “Yes it does… La tortilla herida… I hope not…” *** Phoenix - A great fight has taken place between the group of immigrants coming from Central America and the U.S. troops sent by the President of the United States. The whole incident has been named: La tortilla herida/The Wounded Tortilla. Film at eleven… © David Alberto Muñoz |
David Alberto MuñozSe autodefine como un cuentero, a quién le gusta reflejar "la compleja experiencia humana". Viaja entre 3 culturas, la mexicana, la chicana y la gringa. Es profesor de filosofía y estudios religiosos en Chandler-Gilbert-Community College, institución de estudios superiores. Archives
July 2021
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